sábado, enero 16, 2010

En torno a la remoción de Székely

Enrique Calderón

A nueve meses de haber asumido el cargo como titular de Educación, la ineptitud de Alonso Lujambio, su falta de visión, de compromiso con la educación y sobre todo con el país han ido revelándose por igual en sus declaraciones como en las descalificaciones de quienes tienen una visión diferente a la suya; a ello se suman decisiones a cual más desafortunadas en el nombramiento de cuanto funcionario ha ido metiendo a su equipo de colaboradores. La remoción que hizo esta semana de Miguel Székely como subsecretario de Educación Media Superior para nombrar en su lugar a un elemento más de los personajes ligados a El Yunque habla por sí sola de la pobreza de sus objetivos y de sus limitaciones políticas.

Ciertamente Székely no debe ser un hombre fácil; sin embargo, en los tres años que se desempeñó como subsecretario había dejado claro que era el mejor de los funcionarios del equipo que llevó Josefina Vázquez Mota a la SEP. En estos años él tuvo que hacer frente a uno de los problemas más graves de la educación nacional, representado por un conjunto totalmente desarticulado de sistemas educativos, con diferencias sustantivas en planes de estudio, de enfoques, de objetivos, de niveles de calidad y desde luego de inequidades en la distribución de recursos para cumplir sus tareas.

El problema, existente desde siempre, había sido resultado de que, al no ser incluido en la educación obligatoria, no era parte de las responsabilidades que la Constitución asignaba al gobierno en materia educativa, por lo que dicha función fue asumida por las instituciones de educación superior, incluyendo la Universidad Nacional Autónoma de México, el Instituto Politécnico Nacional y los institutos tecnológicos. Ello hizo que cada universidad contara con su propio sistema de bachillerato y que luego otros sistemas, más o menos autónomos, se fueran creando para satisfacer la demanda creciente de la población escolar que, al terminar la educación secundaria, aspiraba a continuar sus estudios.

El Sistema de Educación Media Superior experimentó así, a partir de 1990, un aumento desmedido respecto de los sistemas de educación primaria y secundaria, cuyo incremento en décadas anteriores había logrado alcanzar los ritmos de crecimiento de la población. Para atender a los millares de jóvenes que salían de las secundarias en todo el país y sin contar con los recursos necesarios para enfrentar el problema, las autoridades optaron por abrir más escuelas y ampliar la cobertura de la Educación Media Superior, sin que importara mucho la calidad de la instrucción que ofrecían, pero creando una bomba de tiempo, porque luego habría que corregir todo lo que se hubiese hecho mal.

Este fue el problema que debía enfrentar la presente administración le gustase o no; su seriedad y dimensión se entiende cuando se comprende la crisis por la que cada niño o niña atraviesa al llegar a la adolescencia. Cuando los sistemas de bachillerato eran reducidos y selectivos, el asunto era asequible para las universidades que lo integraban a las actividades propias de la educación superior, pero cuando se habla de los millones de estudiantes actuales, los problemas se multiplican y agravan, haciendo crisis en todo lo que antes eran situaciones relativamente manejables.

Pongo como ejemplo el hecho de que mientras una primaria en un poblado de 10 mil o 15 mil estudiantes puede ser creada y operada sin mayor problema con una planta de siete a 10 docentes, un bachillerato en ese mismo poblado puede requerir una planta de más de 20 maestros, que además cuente con un grado de especialización en diversas disciplinas, por el nivel de conocimientos que esos profesores deben tener en cada una de ellas; sin embargo, difícilmente esos maestros pueden tener un empleo de más de seis u ocho horas por semana, ya que ese es el tiempo que son requeridos para dar las materias que ellos pueden impartir. En otras palabras, una escuela de bachillerato difícilmente es financiable en un poblado pequeño; no obstante, en ese lugar existen niños que ya terminaron la primaria y la secundaria y demandan ahora bachillerato.

En tres años de trabajo, Székely instrumentó un proyecto para estructurar la Educación Media Superior en un esquema homogéneo y compatible, definió e impulsó una reforma para mejorar la calidad de la educación que se ofrece y para reorientarla a las necesidades actuales y futuras del país. Su mayor logro fue el establecimiento de un sistema de evaluación que había dado sus primeros frutos. Fue muchísimo lo que no pudo hacer, seguramente más de lo que hizo, pero tenía un equipo de trabajo y un proyecto que estaba mostrando resultados, contrastando con lo que sucede en otras partes de la SEP. Su remoción indica que mucho de este proyecto se perderá, todo ello en virtud de la incapacidad del secretario para entender las dimensiones de su propia responsabilidad.

El proceso está envuelto en uno de mayor dimensión: la lucha por el poder, y no sólo del poder que persigue Lujambio, al tratar de colocarse como uno de los líderes futuros de las fuerzas reaccionarias de este país, sino el enfrentamiento de dos visiones, una que busca cómo enfrentar los desafíos del mundo actual con todos sus intereses, competencias, desequilibrios y cambios tecnológicos, y otra que pretende que la gente lo haga acercándose a la religión, la obediencia y las buenas costumbres, un retorno completo a los escenarios anteriores a las leyes de Reforma de siglo y medio atrás, porque en los hechos éste parece ser el proyecto que Calderón y su grupo tienen para el país, ignorando en su soberbia la lección de la historia.

viernes, enero 15, 2010

“ Machetearte se ha Ganado un Buen Lugar en la Sociedad”: Maruca

Por Melchor López Hernández

En silencio. Sola frente a la computadora en la mesa de redacción donde se produce Machetearte y se selecciona textos para la Agencia Periodística de Información Alternativa (APIA) en la Internet. Ahí está ella. A un lado de la compu , el teléfono donde entran múltiples llamadas para solicitar datos o pedir información; ella contesta amable/gentil. La oficina está en el centro de la ciudad de México. Desde ahí ella sabe de la importancia de los medios de comunicación que están navegando en la red.

Ella desde temprano inicia su labor. Se informa. Checa el dato. Escucha por la mañana un connotado noticiario radiofónico. Ella, si tiene a alguien enfrente, comenta la nota de la radio, la nota que leyó en la red, el acontecimiento, el escrito o comunicado que le mandaron a su correo electrónico. Lee correos/escritos/colaboraciones que puede ser de cualquier parte del mundo donde están los corresponsales de APIA: Cuba, Argentina, Brasil, Suiza, Venezuela, o de Oaxaca, México.

APIA, recuerda nuestra entrevistada, nace en la década de los 80. La fundó Leo Gabriel, integrante de CLETA. Por aquellos años APIA “era un referente informativo de la guerra en Centroamérica. Tenía mucha credibilidad. Actualmente tiene buen nivel de consulta”, rememora.

Experimentada en este campo, afirma que: “En esos países tenemos corresponsales”. Y suelta algunos nombres que colaboran permanentemente con APIA: Sergio Ferrari de Berna, Nino Gallegos, Roger Valle, Douglas Zabala, Dagoberto Márquez, Alberto Híjar, Javier Peñoñori, Reinaldo Morales Campos. No perder de vista que este tipo de equipo de trabajo lo quisiera tener cualquier medio de información alternativo.

A ella le gusta la polémica, más cuando no está de acuerdo en algún comentario. En silencio y con eventuales sonrisas, trabaja incansablemente. “Es una guerrera”, dijo alguna vez una de sus compañeras de la organización. Ella se llama Maruca González. Y es un artífice de Machetearte . Actualmente es la responsable de Machetearte virtual y de APIA, entre otras actividades en la OPC-CLETA.

“ Machetearte se ha ganado un buen lugar en la sociedad”, asegura con el respaldo que le da el ser protagonista en la construcción de este medio de información y análisis. Maruca González está impregnada de constancia. Esa es su principal credencial/legitimidad para afirmar que “en este año Machetearte debe llegar al interior de los estados”. Recuerda que cuando apareció este medio “armábamos 30 o 40 paquetes y los enviábamos a toda la república”. Se tiene “que salir del Distrito Federal”.

Agrega/critica: “Al equipo de medios de la OPC-CLETA le falta reuniones, discusión/análisis, ser más propositivos. Nos come la dinámica, la rutina”. Para ella, en el mundo virtual de los medios de comunicación más connotados de México y del mundo, Machetearte y APIA tienen un lugar importante. Ella sabe que la importancia radica en la “gran cantidad de información que allí existe y de número de gente que la consulta en muchos países”.

Recuerda que Machetearte apareció en la red en 2001. Desde entonces Maruca tiene en su poder un archivo que cualquier investigador/tesista puede consultar. Y, contenta, narra que estar en la red cotidianamente le da “mucha información”. Se desplaya: “la gente debe tener visión política. Si va a leer un artículo de alza de precio tiene que entender que lo que se dice repercute en ella, en su vida”.

--Y para este año que inicia, ¿cuál es el objetivo?

--Tenemos que superar lo que hemos hecho.

--¿Qué le hace falta a APIA y a Machetearte ?

--Gente.

--¿Quieres agregar algo? -Es padre cuando llegan correos para felicitarte por los contenidos. También si solicitan autorización para copiar artículos. Y nos critican. Pero la crítica es muy buena-, finaliza Maruca, alejada del estrellato, pero convencida de la labor imprescindible en APIA y Machetearte, que celebra en este mes su aniversario 11 y su edición impresa 1500. Brindemos.

www.machetearte.com

Los daños de Sempra a Baja California

Jaime Martínez Veloz

Ante la Comisión Federal Reguladora de Energía de Estados Unidos (FERC, por sus siglas en inglés), Sempra de San Diego reconoció que durante el periodo de crisis energética (2000-2001) manipuló el suministro de electricidad, dirigiendo el flujo a otros estados, para luego revenderlo a mayor precio en California.

El método consistía en saturar el mercado eléctrico de California, vaciarlo cuando las autoridades estatales pedían detener el flujo, enviarlo a intermediarias de Oregon, esperar que California decretara la emergencia y vender la energía con precios de hasta 300 por ciento más caros.

Dicha crisis especulativa le causó al estado de California pérdidas por 9 mil millones de dólares y fue la causa principal de la caída del gobernador Gray Davis.

Esta misma trasnacional, que reconoció ante las autoridades californianas ser la responsable de uno de la mayores fraudes energéticos, fue arropada, protegida y mimada por los gobiernos panistas de Baja California y de México.

Para documentar la "enorme confianza" que le dispensan los gobiernos panistas, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) le otorgó a la fraudulenta empresa trasnacional un contrato para suministro de gas natural por 15 años por mil 400 millones de dólares.

Se habla de un parentesco político entre el director de CFE Alfredo Elías Ayub y el chairman de Sempra, Donald Felsinger. ¿Será? ¿Y Cristina Kessel, representante legal de Sempra Energy, no tiene ningún parentesco con Georgina Kessel, secretaria de Energía del gobierno federal?

Durante el sexenio de Vicente Fox, sus visitas a Baja California tenían como propósito principal supervisar la instalación de las plantas de generación de energía eléctrica de exportación y la terminal de gas licuado que convirtieron al estado en el sótano de máquinas del sur de Estados Unidos.

El ingreso a Mexicali le regala al viajero una vista panorámica, pletórica de gases y plantas de producción energética cuyo destino es Estados Unidos, al estilo de la escenografía de las películas de Mad Max, que en los meses de verano se le adiciona la temperatura necesaria para suponer que el destino ya nos alcanzó.

Por el lado de la costa de Baja California, en el municipio de Ensenada se construyó una terminal de almacenamiento de gas natural licuado, propiedad de Sempra, donde sobra decir las complicidades que se produjeron entre las autoridades de los gobiernos federal, estatal y municipal de cuño panista.

La regasificadora se edificó a pesar de las muchas protestas ciudadanas; los intereses políticos y económicos prevalecieron sobre la vida de los ciudadanos y de las especies animales, sobre todo marítimas, comprometiendo el desarrollo sustentable de las siguientes generaciones.

Cabe mencionar que una parte de los terrenos en los que se encuentra la citada planta regasificadora se encuentra aún en disputa legal, debido a una demanda en contra de la empresa por parte de un particular, quien la acusa de despojo, realizado con la complicidad de las autoridades estatales de aquel entonces, mismas que hoy son empleados de dicha trasnacional. ¿Simple coincidencia? El terreno en disputa se ubica en lo que sería el "área de amortiguamiento" del impacto ambiental de la planta.

En el sitio en que se construyó la regasificadora había una zona con vestigios arqueológicos, de los cuales se rescataron por el INAH algunas piezas, por lo que el daño al patrimonio de la nación es doble.

La manifestación de impacto ambiental que presentó Sempra a las autoridades para su aprobación, en forma dolosa omitió el hecho de que el proceso de regasificación se haría calentando el gas líquido con el agua de mar, haciendo suponer que su proceso no tendría injerencia con medio oceánico, ya que se regasificaría utilizando la combustión de su propio gas (ese es el método limpio, que se aplica en las naciones con conciencia ecológica y ciudadana, ya que las plantas que regasifican con agua de mar, según la OCDE se encuentran instaladas en los países con mayor índice de corrupción).

Omitieron señalar que su proceso enfriaría el agua los grados suficientes para provocar la alteración mortal del entorno, para los seres vivos que en ella han habitado, e igualmente omitieron señalar que el cloro contenido en el agua que retorna al mar después de su proceso de regasificación es en realidad un veneno que acabara, por si el frío no lo hace, con las especies de ese hábitat tan rico y tan variado, que constituye un verdadero bastión de la diversidad en esa zona de México y del mundo.

La península de Baja California alberga un patrimonio natural único en el mundo, con reservas de la biosfera y áreas de protección de flora y fauna que constituyen santuarios de diversas especies, incluyendo tortugas, hoy seriamente amenazadas por las gaseras.

Las aguas aledañas a la planta son ricas en alimento para especies protegidas como la ballena gris, misma que tiene en esa región un santuario excepcional para su reproducción. Además, en el contorno habitan una importante cantidad de especies de mamíferos y aves marinas, y las aguas marinas poseen una gran fuente de recursos pesqueros. Todo lo anterior, de no tomarse medidas inmediatas, está condenado a desaparecer, transformándose la belleza hoy existente en desolación y contaminación.

La aprobación de esta manifestación de impacto ambiental implica violaciones graves a la normatividad ambiental y hechos delictivos que tienen una consecuencia penal, si es que en este país existiera justicia.

Urgencia por frenar a las derechas

Raúl Zibechi

Una de las mayores dificultades para frenar la ofensiva de las derechas latinoamericanas es la fragilidad política e ideológica del progresismo. En los próximos años podemos asistir a un hecho paradójico: que la retirada del imperio en la región vaya de la mano del ascenso de nuevas derechas, en algunos casos de carácter empresarial y en otros vinculadas al progresismo gobernante.

Estos días se desarrollan debates y batallas políticas en el Cono Sur del continente que ponen de relieve ese crecimiento del derechismo. En Chile este domingo la derecha puede volver a La Moneda, pero si lo hace será porque el progresismo presentó al peor candidato posible, Eduardo Frei, quien para muchos chilenos presenta pocas diferencias con Sebastián Piñera, al punto que no pudo siquiera cosechar la mitad de las simpatías con que cuenta la presidenta Michelle Bachelet.

En Argentina la derecha se enfiló detrás del presidente del Banco Central, Martín Redrado, quien se negó a seguir las órdenes de la Casa Rosada de pagar parte de los vencimientos de la deuda externa con reservas monetarias. Una vez más el gobierno de Cristina Fernández aparece jaqueado desde dentro, como sucedió hace casi dos años cuando el vicepresidente Julio Cobos se pasó a la oposición ante el conflicto entre el gobierno y las gremiales rurales. Por bochornosas que puedan ser estas actitudes, no debe olvidarse que fue el oficialismo quien los colocó en los cargos que ocupan, aun sabiendo que el actual presidente del Banco Central es un hombre cercano al ex ministro de Economía de Carlos Menem, Domingo Cavallo.

En Brasil, Lula está dando marcha atrás en su Programa Nacional de Derechos Humanos ante la andanada de críticas de los medios, los militares, la Iglesia y la oposición. La tercera edición de este programa contempla la creación de una comisión de la verdad para desvelar los crímenes de la dictadura militar (1964-1985), revisar la Ley de Amnistía de 1979, promover la despenalización del aborto y dar carácter legal a la unión civil entre personas del mismo sexo, así como varias iniciativas de carácter social. Aunque los movimientos sociales y sindicales apoyan el programa, el presidente se mostró dispuesto a congelarlo para no perjudicar a la candidata del PT y actual ministra de la Casa Civil, Dilma Rousseff, en las elecciones presidenciales de octubre.

En los tres casos mencionados las ofensivas de las respectivas derechas, siempre apoyadas por los grandes medios, pueden prosperar solamente por las tibias y frágiles respuestas del progresismo. Sin embargo la ofensiva derechista menos conocida es la que estos días tiene lugar en Uruguay, en Punta del Este, en plena temporada turística. Una juez de Maldonado, capital del departamento donde está el balneario, decidió aplicar el polémico Código de Procedimiento Policial para expulsar del balneario a "inminentes delincuentes", o sea personas con antecedentes penales o "sospechosas", aunque no estuvieran cometiendo ningún delito. En pocos días fueron expulsadas 28 personas.

Como señaló el semanario Brecha, la derecha y los empresarios de Punta del Este vienen exigiendo que se establezca algo así como una "zona libre de sucios, pobres y feos", que en los hechos es un castigo a los trabajadores pobres que acuden a esos sitios en busca de empleos temporales. Aunque algunos magistrados condenaron la decisión de la justicia por considerarla inconstitucional, mientras los empresarios y los policías la aplauden, lo sorprendente es la reacción de una parte de la izquierda. Eduardo Bonomi, tupamaro y futuro ministro del Interior cuando asuma la presidencia José Mujica el 1º de marzo, se mostró partidario de la mano dura y aseguró que "en la propia izquierda hay un proceso de aprendizaje" en temas como seguridad y delincuencia.

Un hombre como Bonomi, que estuvo años preso por haber tomado las armas en nombre de la revolución, dijo a un semanario de la derecha justo lo que ese sector quiere escuchar: llegó a justificar que se proceda contra los chicos que limpian los parabrisas en los semáforos o piden dinero en la calle. En su opinión, la finalidad de la policía es "detectar a los eventuales delincuentes antes de que cometan el delito". Esta actitud "preventiva" implica una suerte de criminalización de la pobreza y va de la mano de la militarización de los barrios periféricos y otras zonas "calientes". Ha sido, siempre, el discurso de la derecha que apela a la seguridad ciudadana como forma de control de los de abajo.

El caso uruguayo es grave porque en este país nunca se había llegado tan lejos en el "combate a la delincuencia". Pero, sobre todo, porque la izquierda acaba de ganar las elecciones con holgura y no hay ningún riesgo de que la derecha desplace del poder al Frente Amplio. Las opiniones del futuro ministro del Interior revelan un viraje de largo aliento que es similar al que se está produciendo en otros progresismos del continente. Quiero decir que no estamos ante un repliegue táctico sino ante la adopción de aspectos centrales de la ideología de la derecha.

Mucho más allá de lo que suceda este domingo en Chile, y del modo como se resuelva la crisis argentina, es cada vez más evidente que el progresismo, o sea una cierta izquierda de clases medias y profesionales, ha tocado techo y ya no es capaz de producir algo que la diferencie verdaderamente de las derechas. Estamos ante una fractura social sin paliativos, provocada por el neoliberalismo pero que el modelo extractivista en curso sigue profundizando, donde las clases medias y los trabajadores con empleo formal están cada vez más alejados –cultural y socialmente– de los pobres de las periferias urbanas. En la medida que los pobres salen de sus guetos son visualizados como peligrosos y se los acusa de delincuentes o de narcos. Sólo en la Bolivia de Evo Morales el gobierno acepta que los de "más abajo" puedan ser sujetos políticos. En el resto del continente, aun cuando se organizan en movimientos, se los busca distraer con programas sociales o se les envía la policía.

jueves, enero 14, 2010

La ley, el cardenal y sus cómplices

Octavio Rodríguez Araujo

Si les das el pie agarran la mano. Esto es lo que han hecho las iglesias que han dicho que sólo obedecen a Dios. El documento leído en nombre de Norberto Rivera es realmente una pieza de antología (mal redactada) que parece rescatada de la Edad Media. Dice así en una de sus partes: "Nosotros, pastores del pueblo de Dios, tampoco podemos obedecer primero a los hombres y sus leyes antes que a Dios; toda ley humana que se le contraponga será inmoral y perversa, pues al ir contra su voluntad termina por llevar a la sociedad a la degradación moral y a su ruina" (La Jornada, 11/01/10)

Las implicaciones del texto citado son realmente una regresión a tiempos que todos, ilusamente, creímos superados hace mucho tiempo. Lo que sugiere la cita es que dichos "pastores" se han declarado en rebeldía ante las leyes que nos hemos dado, en este caso, los mexicanos. Según ese documento nuestras leyes no tienen validez alguna si se contraponen a Dios, cualquier cosa que esto signifique. Y digo esto último no por falta de respeto a quienes son religiosos, sino porque la voluntad de Dios, si acaso existe, depende de quienes dicen conocerla y que se consideran sus representantes y voceros nada más porque sí, porque ellos se asumen como tales sin sentirse obligados a demostrarlo.

A estos curas atrasados, a la vez que prepotentes y soberbios, se les hace muy fácil descalificar nuestras leyes y, no conformes con ello, llamar a desobedecerlas. Si el gobierno tuviera los pantalones que dice tener para acabar con el narcotráfico ya habría usado la ley contra ellos, traficantes de la supuesta voluntad de Dios por el simple hecho de que no están de acuerdo con los matrimonios entre personas del mismo sexo ni con el aborto. Por lo pronto, el artículo 130 constitucional establece que “las iglesias y demás agrupaciones religiosas se sujetarán a la ley”. En el inciso e de este artículo se dice: “Tampoco podrán en reunión pública, en actos del culto o de propaganda religiosa, ni en publicaciones de carácter religioso, oponerse a las leyes del país o a sus instituciones, ni agraviar, de cualquier forma, los símbolos patrios.” (Las cursivas son mías.)

Lo dicho en nombre del cardenal Rivera es suficiente para que se les cancele su agrupación religiosa y todas aquellas que dicen o digan que anteponen la supuesta voluntad de Dios, del dios que sea, a nuestras leyes vigentes. ¿Se valdrá, por ejemplo, que en mi automóvil me pase los altos porque Dios no me dijo que los respetara?

Subordinar o querer subordinar la Constitución general al catecismo Ripalda o a la Biblia o al Corán o lo que sea que represente un texto denominado sagrado, es una violación de dicha Constitución y del Estado laico que nos hemos dado los mexicanos (y que quieren revertir los curas). ¿No dice nuestra Constitución que en México hay libertad de cultos y de creencias? Esto quiere decir que cada quien cree en lo que le da la gana, o no cree y, por lo tanto, observa o no los valores de su iglesia, si la tiene, siempre y cuando se someta, como ciudadano, a las leyes vigentes en el país. Los curas quisieron tener derechos, y los tienen gracias a Carlos Salinas y sus reformas legislativas, pero al lograrlos también adquirieron obligaciones, como individuos y como organizaciones. Y una de estas obligaciones es acatar la legislación y no llamar a desobedecerla sin caer en subversión y, eventualmente, en asociación delictuosa. En caso de que esto suceda, y ya sucedió con el texto leído en la Catedral Metropolitana el domingo pasado, que les caiga el peso de la ley, comenzando por Rivera Carrera y sus cómplices ortodoxos y evangélicos que hicieron causa común con dicho propósito. Si los grupos guerrilleros que actúan al margen de la ley y llaman a proceder en contra de las instituciones de la República son perseguidos y acosados por las "fuerzas del orden", ¿qué espera la Secretaría de Gobernación para hacer lo mismo con estos sedicentes "pastores del pueblo de Dios" alebrestados, que expresamente llaman a no respetar la ley y las instituciones? ¿O la ley es para unos pero no para todos?

Si los "pastores del pueblo de Dios" están en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo, que no los casen; nada los obliga. Gracias a hombres de visión moderna y no a curas oscurantistas, desde la Reforma existe, como matrimonio, la unión que se establece en nuestras leyes y que lleva a cabo un representante del Estado. En el caso de la Iglesia católica ni siquiera tendrían que preocuparse pues sus sacerdotes deben ser célibes, sean o no homosexuales e incluso pederastas. En referencia al aborto, tampoco tienen problema, que excomulguen a las mujeres católicas que lo practiquen y ya. ¿Dónde está la dificultad?

El matrimonio es una institución obsoleta y crecientemente en desuso. ¿Por qué se necesitaría que un funcionario civil sancione la unión de dos personas? ¿Tiene más validez que el simple deseo de una unión para hacer vida en común y, eventualmente, tener hijos propios o adoptados? Unirse ante Dios es todavía peor, pues primero habría que probar su existencia o, en caso de existir, que ese dios instituyó el matrimonio y no los hombres que hablan en su nombre sin carta poder. Entiendo que los homosexuales y las lesbianas quieran ganar el derecho al matrimonio y a adoptar hijos, es una estrategia para ser reconocidos ante la ley (que ya lo son según el artículo primero constitucional), pero en realidad no necesitan sanción alguna de un funcionario del Estado o de un ministro de cualquier culto religioso. La unión libre, denominada concubinato, también está reconocida por la ley, en este caso en el Código Civil federal. El concubinato, si bien se ve el asunto, es la forma más avanzada de unión entre dos personas que quieren constituir un hogar o una familia, puesto que es libre y sin necesidad de sanción por parte de persona ajena a la pareja. Pero este es otro asunto.

El valor en un país desfondado

Javier Sicilia


MÉXICO, D.F., 13 de enero.- Abrimos 2010 con acontecimientos que no sólo sobrepasan, sino que han desfondado la vida política entendida en su sentido de bien y sentido común. Diversos en su expresión –aumentos en los impuestos y los productos, desempleo, narcotráfico, criminalidad, violencia, descontento–, dichos acontecimientos guardan, sin embargo, un mismo fondo: la perversión de todo en valor. Esta palabra, usada irresponsablemente por todo tipo de consultores, sacerdotes, moralistas y políticos liberales –“hay que educar en valores”, dicen con una irresponsabilidad aterradora–, es, en su fondo, la base sobre la que se asientan la destrucción de la vida política y los grandes males que nos aquejan.

Es verdad que en la Antigüedad el valor tenía un sentido moral, que aún puede rastrearse en las acepciones de los diccionarios. Aunque, como decía Voltaire, no es “una virtud, sino una cualidad que comparten los bribones y los grandes hombres” –se puede, como un terrorista, ser cruel y valiente a la vez–, el valor –que sólo se hace virtud si se pone al servicio de otro o de una causa general y generosa– es un ingrediente fundamental de la moral. Alguien temeroso jamás puede ejercer su deber –el miedo es egoísta; la cobardía y la mentira lo son también–. El valor está, en este sentido, muy próximo a la dignidad, indica algo que moralmente es precioso y magnífico.

Por desgracia, desde inicios del siglo XVII el término comenzó a designar lo que es deseable, útil e incluso lo que se debía, para convertirse, durante el siglo XVIII, con el liberalismo económico, en el precio de venta de los objetos que se volvieron bienes. Lo que antes era la sustancia de una virtud, tocado por el mercantilismo se transformó en una realidad medible, manipulable y maximizable.

Nada, desde entonces, más contrario al bien que el valor, y, sin embargo, nada, hoy en día, más relacionado con el bien que ese mismo principio. En ética y en política, el valor ha invadido todo lo que tiene que ver con el bien, al grado de que el dinero, que tasa todos los valores, se ha convertido en el símbolo de los bienes.

Desde el momento en que es posible tasar cualquier cosa como valor y “bien” –la integridad de un ser humano, la sexualidad, el trabajo, los sacramentos, la vida política, la educación, la medicina, una botella de refresco o de agua–, la vida política se ha ido desfondando, al grado de que entramos en 2010 en una lucha intestina por el dinero que nos permite adquirir valores. Nadie, ni el presidente ni los secretarios ni las cámaras ni los partidos ni la ciudadanía –sometida a dosis tributarias y de encarecimiento de los “bienes”–, está interesado en el bien común, es decir, en la vida buena y en el valor en el sentido antiguo y moral de la palabra, sino en la búsqueda de valores que permitan obtener dinero. De allí la violencia, tanto del crimen organizado como del gobierno y de los criminales de cuello blanco; de allí la indignación de los ciudadanos, que se ven día con día despojados de su capacidad para adquirir valores; de allí también la incapacidad e insensibilidad del presidente, de su equipo, de las Cámaras y de los partidos para comprender el sentido de lo que el bien significa.

Todos, sometidos al principio del valor moderno, buscan dinero de cualquier forma para generar y obtener más valores, ya sean positivos o negativos. No importa que, contraviniendo el sentido antiguo y moral del valor, se dañe a otros. Lo que importa es hacerse de ellos. Para muestra baste ver a Calderón, al “góber precioso”, a Ulises Ruiz, a Peña Nieto, a la policía y al Ejército vulnerados por el dinero de los narcos; a Slim, a Azcárraga, a Salinas Pliego, a Elba Esther, a Esparza, a la mancuerna López Obrador-Juanito, a Onésimo Cepeda, a Norberto Rivera, las innaturales alianzas entre la Iglesia y el Estado, las componendas de los partidos, los sindicalismos corporativistas, las complicidades entre mafias legales y no legales, etcétera.

Adondequiera que volvamos el rostro, el valor prima sobre el bien y sobre el sentido de la proporción y de la vida buena. En un mundo así, ya no se trata de elecciones morales, sino de soluciones a problemas en donde no sólo los lenguajes, sino las maneras de pensar propias de los militares entran en el campo de las relaciones humanas. Así, las estrategias “purifican” el valor filtrando en él la noción de “oportunidad” y eliminando el bien de la ética.

Por ello, a inicios de 2010 el país está desfondado.

Volver al valor en su sentido antiguo y crearle de ese modo un fondo, un suelo al país, implicaría volver a la palabra gratuidad –una palabra que el cultivo de los valores desprecia–, es decir, a esos actos que carecen de utilidad objetiva o de interés, y que se realizan porque son buenos y bellos –en el sentido moral y no estético del término–. Cuando alguien da de comer a otro; cuando otro, sin interés alguno, va en su ayuda, esos actos, a diferencia de los que se gestan en los valores, no están orientados hacia nada. Son, por el contrario, pura gratuidad, pura bondad, pura vida política en su sentido original, puro sentido común. Aristóteles lo dijo mejor: un hombre de valor es aquel que actúa “por la belleza del acto (...) por amor al bien”.

Además opino que hay que respetar los Acuerdos de San Andrés, liberar a todos los zapatistas presos, derruir el Costco-CM del Casino de la Selva, esclarecer los crímenes de las asesinadas de Juárez, sacar a la Minera San Xavier del Cerro de San Pedro, liberar a los presos de Atenco y de la APPO, y hacer que Ulises Ruiz salga de Oaxaca.

www.proceso.com.mx

¿Y El Chapo?

José Gil Olmos


MEXICO, D.F., 13 de enero (apro).- En un reciente artículo el diario inglés The Economist hace un análisis del combate al narcotráfico en México por parte del gobierno de Felipe Calderón, y al revisar los operativos y detenciones que han realizado, da cuenta que al grupo de El Chapo Guzmán poco se le ha tocado, dando lugar a las sospechas de que es favorecido por el gobierno del PAN.

La versión de la protección gubernamental hacia el grupo de narcotraficantes de Sinaloa comandado por El Chapo no es nueva.

Desde que Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, se escapó de la cárcel de alta seguridad de Puente Grande Jalisco, el 21 de enero de 2001, en pleno gobierno de Fox y a los pocos días de la inspección al penal que hiciera Jorge Tello Peón, entonces subsecretario de Seguridad Pública y actual secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, esta sospecha de protección oficial ha ido creciendo.

Y es que, según reportes federales, al momento de su escape se dijo que El Chapo salió de su dormitorio, cruzó la terraza, el área de gobierno, la aduana y la zona restringida hasta la zona de ingreso al penal, sin que nadie lo viera. Supuestamente salió en un vehículo que nadie revisó.

Fue tan increíble el escape que hasta un corrido le hizo Valentín Elizalde – muerto por una ejecución del narco--, en el que cuenta que hasta un avión tenía preparado para llevarlo a Sinaloa.

La buena suerte ha estado desde entonces con la familia Guzmán. En junio de 2005, el magistrado Jesús Guadalupe Luna Altamirano, titular del Tercer Tribunal Unitario del Distrito Federal, negó a la PGR al menos 12 órdenes de aprehensión contra igual número de familiares y amigos de Joaquín El Chapo Guzmán.

Ese mismo juez ordenó la liberación de Iván Archivaldo Guzmán en abril de 2008, luego de que detenido el 14 de febrero del 2005 acusado de lavado de dinero. También liberó a su prima Claudia Adriana Elenes Salazar, a quien se le imputaron diversos delitos, entre ellos narcotráfico.

A pesar de la recompensa de cinco millones de dólares que el gobierno de Estados Unidos puso a la cabeza de El Chapo, el jefe del cartel de Sinaloa ha vivido relativamente en calma en estos años. Tanto que el 2 de julio de 2007 se casó en el municipio de Canelas, Durango, con una joven de 18 años, Emma Coronel Aizpuru, reina de la belleza de la región.

La boda fue todo un acontecimiento. Mucha gente lo supo, y difícilmente las autoridades hicieron algo para detenerlo. Feliz, El Chapo se casó y ha estado deambulando por diversas regiones de ese estado y en otras partes del país.

El 17de abril de 2009, el arzobispo de la arquidiócesis de Durango, Héctor González Martinez, declaró a diversos medios de esa entidad, entre ellos al diario Análisis Político, que el jefe del narco sinaloense estaba en el municipio de Guanaceví. "El Chapo vive más adelante de Guanaceví, por ahí vive, todos lo sabemos menos la autoridad", dijo.

Ha sido tan evidente el halo protector del gobierno hacia Joaquín Guzmán que, a fines del año pasado, el presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal, José Antonio Ortega Sánchez, denunció públicamente que el cártel de Sinaloa, que encabeza El Chapo, recibe protección del secretario de Seguridad Pública federal, Genaro García Luna.

El periódico británico hace alusión a la sospecha que circula, de que el gobierno de Felipe Calderón no jala parejo en su guerra contra los grupos del narcotráfico y que algunos de ellos, incluso, estarían siendo beneficiados, el de El Chapo, principalmente.

En su artículo cita un dato revelador proporcionado por el especialista Edgardo Buscaglia, quien ha sido asesor en la ONU. Según el profesor del ITAM, el cartel encabezado por El Chapo maneja el 45 por ciento del comercio de la droga en México y sólo 941 personas detenidas de las 53 mil 174 vinculadas con el narcotráfico es gente de El Chapo.

Aún más, los golpes más fuertes al narcotráfico mexicano han sido a las organizaciones adversas al cartel de Sinaloa. Esto es, a La Familia de Michoacán, los Arellano de Baja California, los Beltrán Leya del cartel de Juárez y Los Zetas.

“En el juego de la suma de cero del comercio de la droga, una pérdida representa una ganancia para el otro”, concluye el diario inglés, al hacer una observación nítida de la idea popular mexicana de que cada gobierno tiene a su cartel favorito y que en el caso de los gobiernos panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón, El Chapo es el beneficiado.

miércoles, enero 13, 2010

Devaluacion en Venezuela (Pros y contras)

Parte 1


Parte 2

Arzobispo integrista

Carlos Martínez García

En congruencia con la doctrina de la Iglesia católica, el arzobispo Norberto Rivera exige lo imposible. Para el catolicismo romano las leyes del Estado deben reflejar las enseñanzas éticas de la institución encabezada por el obispo de Roma, es decir el Papa. La creencia se desprende de la interpretación que la jerarquía católica ha hecho históricamente de los textos bíblicos, a los que le ha sumado la tradición teológica de dos milenios.

Desde la óptica anterior, el cardenal Rivera Carrera demanda que las legislaciones nacional y locales expresen a cabalidad lo que él entiende por "las leyes de Dios". En esto no deberían sorprenderse quienes piden al jerarca que le baje al tono de sus airados reclamos por la modificación legal que hace posible, en la ciudad de México, el matrimonio homosexual y la posibilidad de que los así vinculados adopten infantes. Norberto Rivera reclama con estridencia la derogación de la nueva legislación, porque va a contracorriente de la concepción católica del orden social. La organización social, legal y política del país, Norberto dixit, debe ser modelada por los ordenamientos doctrinales católicos romanos. Estamos, ni más ni menos, ante el integrismo.

El integrismo sanciona cada pensamiento y conducta de acuerdo con un canon bien asentado por los intérpretes de los textos sagrados, sean religiosos y/o políticos. En el corazón del integrista se localiza el deseo de imponer a los demás sus convicciones. No existe, para él, la diferenciación entre dentro y fuera de su ideología parroquial. Todo debe ceñirse a los ordenamientos que tiene por divinos. El integrista es adversario histórico del Estado laico.

Muchas veces hay confusión entre fundamentalismo e integrismo, y se les toma por sinónimos. La precisión de Umberto Eco clarifica el malentendido semántico: "Por integrismo entendemos una posición religiosa y política, a la vez, que persigue hacer de ciertos principios religiosos un modelo de vida política y la fuente de las leyes del Estado" ("Definiciones lexicológicas", en La intolerancia, varios autores, Ediciones Granica, 2002). En este sentido son integristas organizaciones católicas como El Yunque, en México, Osama Bin Laden y sus huestes, la Christian Coalition, organismo evangélico conservador estadunidense, y un muy amplio abanico de agrupaciones que buscan imponer mediante las estructuras de poder sus convicciones religiosas a toda la sociedad. Todo integrista es fundamentalista, pero no todo fundamentalista es integrista. La que hacemos puede parecer una diferenciación ociosa, de tintes academicistas, pero en el matiz hay una distancia que es importante tener en cuenta al momento de los análisis que conforman nuestras decisiones y actitudes.

Aunque nunca se fueron del todo, en las últimas décadas del siglo XX vimos la resurrección de los integrismos. Mientras parecía constante el avance del Estado laico, con distintos ritmos, por todo el orbe, imperceptiblemente, se iban fortaleciendo los gurús, profetas, iluminados y santones que prometían llegar al cielo por asalto e instaurarlo como realidad factible en las sociedades terrenales. Para ellos, quienes duden de la promesa, la critiquen o desdeñen son infieles a quienes no vale la pena convencer, sino que es necesario someter. En dicha acción todos los medios son válidos. Contra los herejes, sentencian iracundos, cualquier recurso es útil dado el tamaño de su contumacia y peligrosidad.

Norberto Rivera Carrera, como buen integrista que es, seguirá lanzando anatemas contra sus adversarios. Va a continuar escudándose en la libertad de expresión, que, por otro lado, niega al interior de la Iglesia católica. Frente a tal conducta los funcionarios gubernamentales de un Estado, que inicia su proceso de laicización hace 150 años, tienen la obligación de recordarle al arzobispo que tiene todo el derecho de adoctrinar a sus feligreses, pero que se equivoca rotundamente cuando busca imponer su ideal teocrático a una sociedad cada vez más lejana de las directrices católicas romanas.

No podemos dejar pasar el tono y modos con que el obispo Rivera Carrera ha externado su descalificación de la modificación legal que amplía los derechos de los integrantes de la comunidad homosexual que quieran ejercerlos. Ya sea por lo que él directamente expresa, o a través de su vocero Hugo Valdemar, corroboramos que hace uso de ofensas y sentencias que deben ser aceptadas nada más porque las expone un llamado "príncipe de la Iglesia (católica)", ya que es cardenal.

Cabe destacar que, entre las maniobras para hacer creer a la opinión pública que respaldan plenamente a Norberto Rivera Carrera líderes religiosos que no son católicos, sus allegados (¿por instrucciones de él?) no vacilan en manipular la información. Por ejemplo, a los reporteros de la fuente que el domingo pasado cubrieron la misa, al distribuirles el texto de la homilía del cardenal Rivera se les aseguró que en la celebración religiosa estuvieron presentes, para respaldar la postura del jerarca, líderes evangélicos, como Arturo Farela, de la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristinas Evangélicas. La afirmación fue tajantemente negada por el mismo pastor Farela (ver El Correo Ilustrado de ayer). Cosas del obispo Rivera Carrera y su oficina de prensa.

El nuevo Estado laico

Sabina Berman


MÉXICO, D.F., 12 de enero.- 1. Para finales del siglo XIX México estaba al frente de la evolución cultural, con las naciones que habían separado a su Estado de la Iglesia. La Iglesia católica, protestante o islámica, según el país.

Durante el siglo XX, México iría desarrollando las benéficas consecuencias de ese Estado laico. Una educación común para todos con la ciencia como norte, que fundaría una nueva identidad nacional. La no injerencia de los sacerdotes en la política y en el proyecto de salud pública. Y una libertad de cultos real.

Tal fue el Estado laico que heredamos l@s mexican@s que hoy vivimos los inicios del siglo XXI.

El nuevo Estado laico que avanza en Europa desde hace dos décadas, y que apenas los defeños empezamos a conocer los últimos tres años, nos es sin embargo intuible porque se deriva del cruce de dos ideales incorporados a nuestra cultura mexicana. El ideal de la democracia y el ideal de la libertad individual.

Ampliación del ya conocido Estado laico, el nuevo Estado laico en efecto busca aterrizar en la vida diaria de los ciudadanos la libertad y se expresa en nuevas leyes que comprometen al Estado a proteger, e incluso a alentar, esa libertad.

Estas son algunas de las libertades del nuevo Estado laico.

La libertad a no ser discriminado por el género, la raza o la preferencia sexual. La libertad de elegir el espaciamiento y número de hijos, lo que implica uso de medios anticonceptivos y abortivos. La libertad de que la reproducción pueda realizarse fuera del cuerpo de la madre biológica. La libertad para elegir el propio género sexual. La libertad para casarse con la persona que uno desee, sin importar su género. La libertad para morir como uno mejor pueda.

En una frase, la libertad para vivir como cada uno mejor pueda y desee.

2.

No es casual: cada una de las libertades antes escritas han sido legalizadas o están en vías de legalizarse en la capital de la República; y cada una de ellas ha sido vetada o está en vías de ser vetada en el resto del país.

No es casual: el PRD que gobierna el Distrito Federal y domina su Congreso, por fin se ha propuesto ejercer como una izquierda contemporánea y aterrizar el nuevo Estado laico en la capital de la República; y como reacción el PAN, que tras algunos escarceos con el liberalismo se ha redescubierto como el viejo súbdito de la Iglesia vaticana, se ha propuesto blindar la República al cambio.

Y el PRI, heredero directo de los presidentes que en el siglo XX dieron contenidos reales al Estado laico, ha hecho algo muy torpe o muy despreciable, según se le mire con laxitud moral o con dureza. Se ha desheredado a sí mismo y ha elegido figurar en este cambio como mercenario: se ha unido por inciertos cálculos electorales a la reacción.

Nada está escrito sobre el porvenir del nuevo Estado laico en México. Una parte de los priistas podría releer su acta fundacional, insubordinarse a su dirigencia y recapturar su vocación laica. Lo que impediría la intención del PAN de blindar la República a las nuevas leyes.

O un ala del PAN podría cansarse de representar al siglo XIX en la contienda, lo que es improbable. No se vislumbra por el panismo ninguna filosofía que contraste con el poco agraciado papel.

O un movimiento ciudadano y nacional, y posiblemente repleto de jóvenes, podría organizarse en pro de las nuevas libertades y podría crecer amplificado por los medios de comunicación, cambiando precisamente su valor electoral.

Lo que sí es más adivinable es el futuro inmediato. Para los siguientes tres años la Ciudad de México será una isla. Una isla de libertades en el centro de un país de prohibiciones. Será el siglo XXI europeo en el centro del siglo XIX prejuarista.

Será la isla a la que las mujeres que deseen interrumpir un embarazo accidental vengan a ser asistidas en hospitales públicos y gratuitos. Será la isla a la que l@s homosexuales enamorad@s vengan a casarse ante un juez civil y/o se enlisten en las agencias estatales para adoptar un hijo. Será el refugio para los enfermos terminales que quieran elegir un buen morir. Será el lugar para intentar fertilizaciones in vitro.

A cada prohibición en los estados del país se añadirá otro atractivo de la capital.

No está nada mal para la imagen de Marcelo Ebrard, jefe de Gobierno capitalino. Ha demostrado que puede conducir a la izquierda mexicana, del autoritarismo anticuado a la modernidad democrática. Y está mostrando, en la maqueta de la Ciudad de México, lo que pasaría si un gobierno sin terror a la libertad individual gobernara al país.

www.proceso.com.mx

Demand for ethical routes to profits

Diana Middleton

DURING his MBA studies at the University of California, Berkeley, Jeff Denby told everyone his ultimate career goal: to start an underwear company.

Soon, professors and classmates at the Haas School of Business began to call him "the underwear guy".

But Denby, who had previously worked in industrial design and went to business school interested in supply-chain management, decided early in his program that he wanted to create a company that was about more than just boxers or briefs. In his view, it was critical to create a product that was environmentally friendly and sustainable, and whose sales could help support good causes.

This type of social entrepreneurship is becoming increasingly attractive to would-be business founders. The idea is to make money while directly benefiting consumers with its services or funnelling a portion of profits to charities. Often, these companies employ people or source resources from economically depressed areas of the world that then also benefit from the charitable donations from the profits.

With an increased interest in socially responsible money-making, business schools have been pushed to create courses and study tracks to help MBA students sort out the best way to pull it off. The University of Oxford, Cornell University in New York and Dartmouth College in New Hampshire have all experienced increased demand for instruction in social entrepreneurship. Some administrators say it's a generational progression of business school students who have grown up more socially aware.

Others say a lack of traditional jobs has spurred an interest in entrepreneurial ventures and the focus on societal effect is partly a matter of trying to escape the stigma of the "greedy MBA".

"I think the interest in entrepreneurial ventures with social value [is about] more than the fact that people can't get jobs as easily," says Colin Mayer, dean of Oxford's Said Business School. "There's also a sort of underlying sense of guilt about what happened during the crisis."

For his part, Denby, who graduated in May last year, has long wanted to use his business skills for good. Before he co-launched PACT Organic Underwear as an online-only company in August, he researched all aspects of manufacturing and distribution to make sure his products would be legitimately sustainable, from the labour he employed to the inks used in the garment dye. Then he decided to pair each intricate pattern used on the underwear with a themed charity.

For example, 10 per cent of the proceeds from one blue pattern inspired by a Japanese woodcut go to a marine conservation group.

Denby says his entrepreneurial spirit was fostered by Berkeley's curriculum.

At the Said Business School, students use the Skoll Centre for Social Entrepreneurship to insert socially responsible concepts into their business plans. Recent projects include building water purifying systems in Africa and developing internet banking systems in regions without significant technology infrastructure.

The school also provides a venture fund that students can tap to fund worthy projects. In those cases, the school has a stake in the company and its success, Mayer says, adding that the increased focus among students stems from the dearth of traditional jobs in finance and accounting, as well as the malaise surrounding the economic collapse.

"There is a real sense that doing good business can promote real change in economically depressed regions," he says.

What's more, a for-profit enterprise with a socially responsible backbone is more attractive to nervous investors during economic turbulence than traditional business plans, argues Gregg Fairbrothers, director of Dartmouth College's Entrepreneurial Network at the Tuck School of Business. "Financing is tough for start-ups," he says. "For investors to take a risk with you, it helps to have tangible social good coming from it."

Mac Dougherty, a June Dartmouth grad, joined forces with two computer science and neuroscience professors to market the services provided by a microprocessor that powers computer servers. The technology uses significantly less energy than its competitors. Not only would the technology be greener, he says, it could also be useful for countries where energy shortages are the norm.

Dougherty credits Dartmouth with providing ample resources to pursue social entrepreneurship. He homed in on the concept during his first-year project course, made good use of the resources at the Dartmouth Entrepreneurial Network and landed a fellowship with the Allwin Initiative for Corporate Citizenship, a centre that aims to instil ethics and a social conscience in students.

The technology company, called Cognitive Electronics, is still in its planning phase but will eventually be marketed to government firms and defence agencies. It is conducting research for the US Navy, which is partially funding the operation. The technology uses only 1 per cent of the energy that comparable products use but performs as well. But that won't be its only impact. Dougherty also wants to take the company and its products to sub-Saharan Africa where mobile technology exists but is not being fully used.

"We could get all this technology into the hands of people, and unlock a lot of potential," Dougherty says.

Business school administrators say such start-ups can do more than just help alumni launch sustainable businesses, they can also help rebuild businesspeople's credibility on a larger scale, says Joe Thomas, dean of Cornell's Johnson School, home of a Centre for Sustainable Enterprise.

Last year, Cornell began offering a four-credit course that focuses on the best practices for social change for its MBAs.

"A few years ago, students came to business school thinking they would get rich right away," Dartmouth's Fairbrothers says. "But now I think students are trying to focus on doing reasonably well while doing some good."

http://www.theaustralian.com.au

martes, enero 12, 2010

Entre el sueño y la realidad


Tiene razón Calderón, los mexicanos no debemos hablar mal de nuestro país, ni podemos, ya que está claro que las estrategias para convertir a México en un país modelo se han planeado cuidadosamente en estos primeros tres años de su gestión. Por lo menos eso fue lo que viví en un sueño que tuve recientemente. Resulta pues que ese 32.6 por ciento de la PEA que estaba conformada por ambulantes y trabajadoras domésticas se redujo a sólo 2.6 por ciento, ya que casi todos los ambulantes lograron tener un trabajo digno, con sueldo digno en florecientes empresas mexicanas, y las trabajadoras domésticas pudieron regresar a su propio hogar para atender a sus hijos, y las que no, se convirtieron en institutrices y/o cocineras con todos los derechos laborales que la ley requiere. Las empresas que acogieron a los ambulantes y otros individuos de la sociedad lo pudieron hacer gracias a una visionaria estrategia gubernamental que generó una ayuda sin precedente y sin burocracia a las pequeñas y medianas empresas, que a su vez incorporaron las tecnologías más avanzadas para generar productos con valor agregado altamente competitivo que empezaron a inundar los mercados internacionales, en particular el chino, donde sus ambulantes, que aumentaron, vendían muchos productos hechos en México.

A raíz del inusitado aumento de empleo bien remunerado, ocurrieron varios fenómenos. La inseguridad y la criminalidad bajaron de manera sorprendente; el narcotráfico y la violencia asociada disminuyeron drásticamente, los secuestros casi desaparecieron y la calidad de vida de los mexicanos subió muchísimo. Desde luego, México se plantó entre los primeros 20 países en competitividad y el peso se fortaleció enormemente, aunque todavía había espacio para mejorar.

Gracias a un dinámico programa de fortalecimiento del agro, México empezó a ser cada vez más autosuficiente en su alimentación, ya que al pequeño agricultor se le enseñó a usar las nuevas técnicas de biotecnología, anularon a los intermediarios y éste sector logró aumentarse en forma geométrica y ellos empezaron a convertirse en pequeños empresarios que vendían a través de cooperativas bien manejadas directamente a los grandes centros de distribución. El nivel de vida del campesino cambió radicalmente y se disminuyó dramáticamente el flujo de ilegales a Estados Unidos. Esto llegó a tal grado, que el gobierno de Washington solicitaba urgentemente un plan de contratación para trabajadores mexicanos con todos sus derechos laborales. Por primera vez México controlaba una palanca de poder hacia los gringos.

Desde luego, con una visión extraordinaria del gobierno de Calderón, éste impulsó el desarrollo de la farmacéutica mexicana, con lo cual se generaron tres beneficios para nuestro país: el control sobre la salud de los mexicanos era mucho menos dependiente del exterior, se generaron muchos empleos con altos niveles de educación y se abarataron los medicamentos, lo cual permitió que el sector salud pudiera invertir sus recursos en dar mejor servicio y con mayor tecnología.

Desde luego, otra vez con gran visión, el gobierno aumentó significativamente el presupuesto a la educación pública, hizo desaparecer el sindicato, aumentó los salarios a los profesores y dio un decisivo impulso a las universidades públicas, con lo cual la matrícula se duplicó y así se aseguró el futuro del país a largo plazo, pues tendría una fuerza laboral educada y capacitada para enfrentar los retos de la nación. Acompañado a esto, se le dio un decisivo empujón a la ciencia y la tecnología, creciendo así el sistema científico nacional en forma espectacular, logrando vincularse exitosamente con el sector productivo que creció en forma impresionante, razón por la cual aumentó el empleo bien remunerado.

Asimismo, gracias a una reforma del Estado, que redujo drásticamente el control corrupto e ineficiente de los partidos políticos, se logró desvanecer a los eternos vividores de la política mexicana y sustituirlos por ciudadanos respetables e interesados en el futuro del país. Gracias a esto se logró desaparecer el financiamiento hacia los partidos políticos, se redujeron drásticamente los ingresos insultantes que tenían los políticos y se otorgaron sueldos más respetables. Con éstas y otras acciones se pudieron invertir más recursos en carreteras, ferrocarriles y medios de comunicación más efectivos y el sureste mexicano empezó a florecer, homogeneizando mejor al país entero.

Ciertamente, en el extranjero se empezó a hablar bien de México y floreció el turismo y, en lugar de tener sólo 22 millones de visitantes, se llegó a tener cerca de 50 millones; con esto se incrementaron drásticamente el empleo de servidores turísticos y los negocios asociados a esta importante industria mexicana.

México, sin dejar de tener problemas como todas las naciones, empezó a colocarse entre las naciones más respetadas, y la vida de la gran mayoría de los mexicanos se convirtió en un ejemplo para muchos otros ciudadanos de otros países que visitaban México. Con eso la vida cotidiana se enriqueció, dada la enorme interacción que los mexicanos podían tener con culturas, costumbres y formas de pensar provenientes de otras culturas y países. México se convirtió en un país digno de respeto y admiración y su población era siempre bienvenida donde fuera que estuviera.

En eso me desperté y en la transición entre el sueño y el despertar, pensé que efectivamente Calderón tenía razón, no podíamos hablar mal de México, hasta que me desperté completamente y me di cuenta de que todo era un sueño y que la realidad era otra totalmente diferente. Así que es difícil no quejarse y criticar a México y esta administración.

Chivocomentario: Primero, no se trata de desaparecer el SNTE, se trata de que deje de ser una mafia al servicio de elba esther gordillo y realmente vele por los intereses de los trabajadores de la educacion. Segundo, realmente hace falta un estadista en la presidencia con vision de futuro para que los suenos de Rene Ducker se hagan realidad.

¡Qué asco me dan los gays!

Marta Lamas

MÉXICO, D.F., 11 de enero.- La legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo, junto con el derecho a que adopten criaturas, ha desatado una andanada de respuestas críticas entre las que sobresalen las campañas de odio homofóbicas. Lo de los obispos era previsible, aunque no en ese nivel (el obispo de Aguascalientes, ignorando a Darwin, dijo: “Ni siquiera los perros hacen sexo con perros de su mismo sexo”). En la Ciudad de México, por lo que muestran las encuestas y la red de conversaciones, se ha alcanzado un nivel civilizatorio muy aceptable aunque no faltan los que sueltan frases del tipo de: “Yo estoy a favor de que las parejas homosexuales tengan derechos, ¡pero la verdad me da asco pensar lo que hacen en la cama!”

Hace tiempo la antropóloga británica Mary Douglas explicó, en su famoso libro Pureza o peligro, que el asco no sólo es una reacción biológica, sino que básicamente es una construcción humana: lo que nos da asco depende de nuestra percepción de las reglas sociales, o sea, de nuestra cultura. La homofobia es una combinación de asco, miedo y odio, pero como no es políticamente correcto sentir odio por los homosexuales, y como nadie acepta tener miedo (¿a la atracción?), el asco resulta ser el sentimiento que se manifiesta más frecuentemente. Se siente asco por aquellas personas a las que se desprecia (en ocasiones también lo provocan los políticos). El asco es el sentimiento despectivo cuya siguiente etapa es un rechazo muy activo.

El problema político con el discurso del asco es que deriva en prácticas excluyentes, incluso, represivas. La antropóloga peruana Rocío Silva considera que el asco es una forma de construir una “otredad”. Las fronteras entre lo que aceptamos y lo que nos da asco crean una división entre “nosotros” y los “otros”. Silva llama basurización simbólica a una forma de organizar al otro como elemento sobrante de un sistema simbólico. La Iglesia católica acepta únicamente la heterosexualidad reproductiva, y condena la homosexualidad como motivo de abominación. Así, el dogma católico, entretejido en la cultura mexicana, alienta la basurización simbólica de las personas homosexuales. Este tipo de asco “ideológico” genera no sólo rechazo a la otredad, sino también miedo teatral a la contaminación. Por eso, además de ver a lesbianas y gays como seres degenerados o anormales, se les considera peligrosos y se teme que “corrompan” a los demás.

Los seguidores del Vaticano no se preguntan por qué varios países han borrado toda referencia al sexo en los contratos matrimoniales ni indagan por qué se permite a parejas del mismo sexo adoptar. Desconocen que sociedades preocupadas por hacer efectivo el principio de no discriminación encontraron lo negativo que era normar la ciudadanía a partir de la vida sexual, y eso condujo a cambios legales para dar igualdad jurídica a la diversidad sexual. Contar con una legislación que explícitamente vea en la homosexualidad una conducta lícita ha sido un avance democrático indudable, aunque, como bien nos explicó el obispo Lozano Barragán, esa forma de amar impide llegar al cielo.

Ahora bien, la basurización simbólica que en nuestro país se hace de las lesbianas y los gays se apoya en la ignorancia cerril de quienes desconocen los planteamientos éticos y políticos, psicoanalíticos y antropológicos que han llevado a reformular el estatuto social y jurídico de la homosexualidad. En México amplios sectores de la población aún ven en la homosexualidad una degeneración asociada con pedofilia, pederastia y prostitución. Las patéticas muestras de intolerancia de los funcionarios del Vaticano en nuestro país y el asco “moral” que expresan algunos sectores de la población hablan no sólo del desprecio por los otros, sino también de su autocomplacencia: “Te agradezco, Señor, que no me gusten los vecinos o mis acólitos”, algo no pronunciado por Marcial Maciel.

La reciente reforma en el Distrito Federal, concebida como una acción antidiscriminatoria, no va a impulsar por sí sola una mejor comprensión sobre la sexualidad humana ni tampoco va a esclarecer cómo se construye la orientación sexual. Si bien la estricta aplicación del principio de igualdad obliga al debate público sobre el tema, es muy probable que la carencia de información científica al respecto haga que se ventilen prejuicios y opiniones personales.

Como las fuerzas conservadoras van a impugnar la decisión de la mayoría de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, no estaría de más una discusión pública sobre el asco, la basurización simbólica, la discriminación y el principio de igualdad. Eso sí, habría que compartir un piso mínimo de conocimiento con una serie de lecturas básicas; por ejemplo, la de Mary Douglas. Ella explica que en muchas culturas lo situado en lugares inadecuados provoca asco. ¿Será por eso que las personas que piensan que las lesbianas y los gays que quieren casarse y tener una familia están “fuera de lugar” también suelen sentir asco?

¿Qué es lo opuesto al asco? ¿El amor, el respeto, la indiferencia? ¿Por qué hay gente capaz de decir: “Yo respeto que cada quién haga de su vida un papalote, pero me da asco pensar en dos hombres o dos mujeres ayuntándose”? No da asco lo que se respeta. Hay mucho sobre lo cual reflexionar y seguiré en mis próximas colaboraciones.

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domingo, enero 10, 2010

Doce gubernaturas, dos coaliciones

MÉXICO, D.F., 10 de enero.- Con la modificación del calendario electoral en Hidalgo y Quintana Roo, suma una docena el número de entidades donde se elegirá gobernador en este año, que por ello resultará fragoroso en la política formal, además de los restantes frentes de combate social. Aguascalientes, Chihuahua, Durango, Oaxaca, Puebla, Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas tenían prevista de antemano la renovación de su correspondiente Poder Ejecutivo. De modo que, si contamos la población concernida, cerca de la mitad del total de ciudadanos de la República estarán implicados en intensos procesos durante el semestre que ahora comienza.

Conforme se aproxime el primer domingo de julio, día de la megajornada electoral local, examinaremos las condiciones de cada caso. Hoy haremos el primer acercamiento a dos de ellos, el de Oaxaca y el de Hidalgo, peculiares porque es probable que se generen coaliciones opositoras para desplazar al PRI del Poder Ejecutivo estatal. O era posible antes del 15 de diciembre. Aunque para entonces la alianza oaxaqueña estaba ya pactada, y hasta se avizoraba la candidatura en torno de la cual giraría, la presentación del proyecto de reforma política, y no digamos su debate y eventual aprobación, podrían afectarla adversamente. Con mayor razón podría causarse tal efecto en la todavía no formalizada coalición hidalguense, donde ya se barruntaban de antemano intereses encontrados de los partidos que se aliarían, dificultad que por aquella causa se erizaría.

Aun el análisis de esas situaciones particulares ha de contar con el curso que cobre en su conjunto la reforma política propuesta por el presidente Felipe Calderón, o algunos de sus puntos. Y es que varios de ellos inciden en la relación de los partidos entre sí.

Por ejemplo, la iniciativa de elevar en ciento por ciento la cota que haga posible la permanencia de un partido en la contienda electoral (4% en vez de 2% de la votación total) puede ser un factor disruptivo en la situación partidaria. Porque tres organizaciones quedarían en riesgo de perder su registro con ese requisito y, por lo tanto, se opondrían a la reforma y verían lastimado su vínculo con los partidos de mayor tamaño que la patrocinarían, con los que, en consecuencia, se dificultaría coaligarse aunque fuera en ámbitos puramente locales.

Esos tres partidos son el del Trabajo, Convergencia y Nueva Alianza. El primero ha solido bordear el porcentaje de votos necesarios para participar en elecciones y contar con representación parlamentaria, y hasta ya perdió su registro una vez por no haber satisfecho esa condición. Si en las elecciones de julio pasado no estuvo en ese riesgo fue debido al efecto López Obrador. Con menos reticencias que ninguno, incluido el propio PRD al que pertenece el exjefe de gobierno capitalino, el PT apostó a favor de las capacidades de movilización de su candidato presidencial, se unió incondicionalmente a su proyecto electoral y ganó la apuesta: reunió más votos que nunca, un porcentaje mayor aun al que en 1994, con la candidatura presidencial de Cecilia Soto, le fue dable sumar. De haber estado vigente el porcentaje de 4% ahora propuesto lo hubiera alcanzado con holgura, sin problema alguno.

En cambio, Convergencia y el Panal, los partidos a los que cabe atribuir un liderazgo más allá del formal e identificarlos como el de Dante Delgado y el de Elba Esther Gordillo, hubieran sido despedidos de la contienda porque hace seis meses apenas se aproximaron al 4%. De aprobarse la reforma, el primero necesitaría de nuevo contar en 2012 con un factor favorable como el que le hizo aumentar su cuota electoral (el apoyo recíproco de y a López Obrador), por lo cual es comprensible que sienta el proyecto de reforma como una amenaza a su existencia y, por lo tanto, se entenderá que se oponga a ella e inste a su aliado mayor, el PRD, a no sumarse a la iniciativa excluyente. Lo mismo tendría que hacer el Panal, al que los dos partidos entre los que reparte sus favores, el PRI y el PAN, podrían hacerle la mala obra de legislar en su contra.

El que se consumara la reforma federal probablemente agrediría a la coalición oaxaqueña, que incluye a dos de los partidos con capacidad de decidir la enmienda constitucional, PAN y PRD, y a dos que la resentirían, Convergencia y el PT. Por añadidura, la pertenencia del senador Gabino Cué Monteagudo a uno de los partidos afectados, el de Dante Delgado, dificultaría que su candidatura común progresara y eso frustraría el propósito de sustituir al partido de Ulises Ruiz, pues que lo venza un solo partido parece improbable. Priista hasta 2001, Cué Monteagudo se adhirió a Convergencia y con esa marca fue elegido alcalde de la capital oaxaqueña, posición desde la que partió para alcanzar la candidatura común que ahora se busca reproducir. La alianza en torno suyo libró una batalla frontal –y acaso exitosa, aunque el Tribunal Electoral federal determinara lo contrario– contra el esfuerzo conjunto de José Murat y Ulises Ruiz, que no pudo impedir el ascenso del segundo al lugar que dejó libre el primero. Cué Monteagudo se situó, sin embargo, en una posición eminente que ha reforzado mediante un equilibrio difícil pero fructífero en su caso, entre su proximidad con López Obrador y la lucha popular de la APPO, y su comportamiento institucional dentro del Senado y de Convergencia, que lo hace confiable a las más diversas tendencias opositoras al PRI.

En Hidalgo los partidos de oposición han declarado su voluntad de marchar juntos en pos de la gubernatura. Pero no han acordado a quién postular, y posiblemente su propósito aliancista dure hasta la definición de la candidatura. La aspiración que cuadra mejor con las necesidades de la sociedad, especial pero no únicamente de sus segmentos menesterosos, es la de Xóchitl Gálvez. No es militante partidista, y ello evitará que la alianza se convierta en mera adhesión de otros secundarios a un partido principal. Pero amén de su popularidad personal contaría con el apoyo del PAN, por haber servido eficazmente en la administración de Vicente Fox, al frente de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, donde realizó innumerables tareas perdurables y útiles, a partir de su tenacidad personal, su desenvoltura frente a los mecanismos institucionales –a los que se atuvo responsablemente pero entre cuyos resquicios no se dejó atrapar– y sus convicciones de servicio. Más allá de la función pública, ha concretado esas convicciones en la Fundación Alberto, que auspicia proyectos de desarrollo entre comunidades de habla hñahñu en el Valle del Mezquital.

El gran obstáculo a su postulación aliancista son los intereses del senador José Guadarrama y la corriente dominante en el PRD, Nueva Izquierda. En vez de atenerse a la sabiduría pueblerina que ordena tomar asiento al que ya bailó, Guadarrama insiste en su añejo propósito de ser gobernador de su estado, posición que le ha resultado huidiza. Por lo menos una vez formalmente, en 1998, no alcanzó la candidatura del PRI, al que pertenecía y por el cual había sido alcalde, diputado, senador y secretario de gobierno. Seis años después, postulado por el PRD, perdió las elecciones frente al actual gobernador Miguel Ángel Osorio Chong. El fenómeno se repetiría si es presentado de nuevo por ese partido, pues no es verdad, como el propio Guadarrama alega, que esté en mejor posición que nunca para obtener la victoria. Es cierto que hace tres años ganó con gran ventaja la senaduría que ahora ostenta, pero a todos queda claro que no fue un triunfo suyo, sino de López Obrador, de la gran atracción que provocó a favor de los candidatos de la coalición Por el Bien de Todos. Ni remotamente Guadarrama a solas lograría siquiera la mitad de los votos obtenidos en 2006.

López Obrador cometió el error de apoyar su candidatura en 2005 y en 2006. Se equivocará de nuevo, con perjuicio de los hidalguenses, si persiste en su vinculación con el expriista. Importantes sectores de la base perredista se ausentarían de la contienda y eventualmente hasta de la militancia en ese partido –donde representan y organizan la causa del propio excandidato presidencial– si el senador jacalense estorba la coalición y con ello favorece al partido que le dio todo y cuyo modo de proceder lleva impreso de modo indeleble.

Un adorno inesperado

Néstor de Buen

En estos días se ha puesto de moda el viejo problema de la cada vez más intensa participación de la Iglesia católica en la vida política. No le perdonan al PRD ni, por tanto, a la Asamblea del Distrito Federal ni al jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, que se haya aprobado la ley que regula la relación entre personas del mismo sexo.

Mi vieja experiencia española hace que eso me recuerde los tiempos previos a la Guerra Civil y, por supuesto, toda la época del franquismo en que la Iglesia se desempeñaba con total descaro en la vida política. Uno de los motivos por los que Pío XII me cayó siempre mal fue porque bendijo una espada para Franco. Claro que en tiempos de Juan XXIII y su encíclica social Mater et Magistra mi visión de la Iglesia necesariamente cambió.

Entre uno de los muchos motivos por los que admiro a Benito Juárez se encuentran, desde luego, las Leyes de Reforma que sirvieron para caracterizar a México como un Estado laico. Pasada la guerra cristera, de ingrata memoria, la Iglesia mexicana se había mantenido en un nivel hasta cierto punto discreto, sin olvidar la importancia de un personaje como el obispo Samuel Ruiz cuya intervención con motivo del conflicto en Chiapas promovido por los zapatistas del subcomandante Marcos, siempre ha merecido todo mi respeto.

Los tiempos de la política han cambiado ciertamente. El gobierno panista propicia un renacimiento de la Iglesia que se hace cada vez más evidente. Pero hasta ahora el laicismo ha conservado su papel en el gobierno, un poco más que en la época de Vicente Fox.

Por ello mismo no me ha dejado de asombrar algo que no vi sino hace unos pocos días. Asuntos profesionales me llevaron al edificio de Reforma 476, sede del Instituto Mexicano del Seguro Social, lugar por el que tengo una especial admiración, tanto por su función social fundamental en nuestro país como por el hecho de que trabajé allí durante veintiocho años como abogado litigante. Hoy soy un empleado jubilado, lo que evidentemente no me hace rico pero mantiene los derechos de Nona, mi esposa, y los míos, para recibir atención médica de alta calidad en caso necesario.

Al bajar del automóvil y tratar de ingresar al IMSS me encontré con la sorpresa del siglo. Mi antiguo edificio se había transformado en un templo católico con adornos muy costosos que representan a la virgen María, a San José, al niño Jesús, que por cierto les quedó bastante feo, y a los Santos Reyes o Reyes Magos, como aprendí a calificarlos cuando de chico esperaba sus regalos la noche del 5 al 6 de enero.

Dudé de la prudencia del señor director del IMSS e imaginé, no lo conozco, que era producto de alguno de los muchos centros de estudio nacidos al calor de la Iglesia católica y, por supuesto, de una familia profundamente religiosa.

Para mi tranquilidad relativa, fui informado de que el propio director se llevó un disgusto cuando algún funcionario menor, tal vez no tan menor, le presentó orgulloso su pretendida obra de arte, en el fondo una faceta política que no tiene por qué representar nuestro instituto. Por lo menos en la Ley del Seguro Social no hay disposición alguna que autorice ese exhibicionismo.

Podría yo también criticar, dicho sea de paso, ese adefesio que pretende ser el árbol de Navidad más grande del mundo y que ha sido durante todo este invierno un grave obstáculo para la visibilidad del Paseo de la Reforma. Lo que ocurre es que esa hermosa avenida tiene hoy la tendencia a convertirse en la expresión popular de muchas cosas, entre otras, la satisfacción de nuestra gente que invade el Ángel de la Independencia para festejar algún éxito nacional en el futbol.

Escribo el jueves 7 por la noche y confío que cuando ustedes lean estas líneas el próximo domingo, la fachada del IMSS haya recuperado su dignidad, los caballeros que ingresan no tengan que quitarse el sombrero (lo que sería un acto muy raro porque ya no se usan) y las damas colocarse discretamente un velo, antes de iniciar cualquier trámite que tenga que ver con aseguramientos, pensiones, cuestiones médicas o registro de empresas. De otro modo el espíritu de Benito Juárez protestará enérgicamente porque se hagan esas cosas en el Paseo de su Reforma.

Preocupaciones estadunidenses: ¿primero Alemania, ahora Japón?

Immanuel Wallerstein

La estrategia geopolítica de Estados Unidos después de 1945 se basaba en lo que parecía rocas sólidas: controlar a sus dos enemigos derrotados en la Segunda Guerra Mundial, Alemania y Japón. Por largo tiempo, cada país estuvo gobernado por un solo partido conservador —la Unión Demócrata Cristiana (CDU), en Alemania, y el Partido Liberal Demócrata (LDP), en Japón. Ambos partidos impulsaron una política de alianza cercana con Estados Unidos, y de respaldo fiel a sus posiciones geopolíticas.

Este inquebrantable respaldo empezó a romperse primero en Alemania. La CDU comenzó a alternar el poder en 1969 con el Partido Socialdemócrata, cuyo canciller, Willy Brandt, lanzó la Ostpolitik, buscando alguna suerte de tregua con la Unión Soviética. El debilitamiento de los vínculos alemanes con Estados Unidos progresó lentamente hasta el quiebre significativo en 2003 cuando Alemania se alió con Francia y Rusia para derrotar la resolución que apoyaba Estados Unidos en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y que habría constituido una legitimación a la invasión estadunidense de Irak.

Nada similar ocurrió por mucho tiempo en Japón, hasta el 31 de agosto de 2009, cuando el Partido Demócrata de Japón (DPJ), encabezado por Yukio Hatoyama, barrió al LDP del cargo a partir de una plataforma que incluía repensar la relación "subordinada" de Japón con Estados Unidos. En 1996 Hatoyama publicó un artículo donde describía el tratado de seguridad Japón-Estados Unidos como “reliquia de la guerra fría” y llamaba a Japón a "destetarse" de su "excesiva dependencia" hacia Estados Unidos.

Hacía mucho tiempo que había un asunto contencioso en las relaciones Estados Unidos-Japón: la existencia de bases militares estadunidenses en Okinawa y sus condiciones de gobierno. Para aminorar el desacuerdo, Estados Unidos estaba negociando un nuevo arreglo con el gobierno previo (del LDP) que pudiera transferir algunas tropas (no todas) de la isla de Okinawa a Guam, y reubicar la base militar existente a un área más remota de Okinawa. Hatoyama, sin embargo, parecía querer que las tropas estadunidenses abandonaran la isla por completo. Éste era el punto de vista de uno de los socios de la coalición del DPJ, el Partido Socialdemócrata, proferido en voz fuerte.

Había una complicación adicional. Justo en ese momento, salió a la luz un acuerdo secreto entre Estados Unidos y Japón. Okinawa había sido ocupada por Estados Unidos desde 1945, bajo su control total. Estados Unidos accedió entonces a "revertir" la isla a Japón en 1972, pero manteniendo su base. Pero había un problema. Estados Unidos tenía armas nucleares en Okinawa. Japón mantenía la política oficial de "los tres principios de los no nucleares" (no poseer, no producir y no permitir la entrada de armamentos nucleares a Japón). Supuestamente, estos principios gobernarían ahora la base estadunidense. Sin embargo, parece que el presidente Nixon y el primer ministro japonés Eisaku Sato firmaron un acuerdo en 1969 que permitía que Estados Unidos reingresara sus armamentos nucleares en Okinawa en caso de "emergencia". Dado que ésta era una violación directa de la política oficial japonesa, se mantuvo en secreto y era sabido por muy pocas personas en Japón.

Además, tras asumir el cargo, Hatoyama añadió combustible al fuego haciendo un llamado público a la creación de la Comunidad de Asia Oriental, abrazando a China, Corea del Sur y Japón, pero sin incluir a Estados Unidos.

La reacción inicial de Estados Unidos a todos estos eventos fue considerar la posición de Hatoyama como la retórica de un gobierno "populista y sin experiencia", y que no debía ser tomada muy en serio. Pero conforme Hatoyama continuó vacilando acerca la propuesta del nuevo acuerdo de Okinawa, el gobierno estadunidense desconfió más y más de él y se preocupó por las implicaciones de largo plazo de lo que parecía un nuevo giro en la estrategia geopolítica japonesa. A finales de diciembre, la secretaria de Estado estadunidense, Hillary Clinton, convocó al embajador japonés para decirle tajantemente que Estados Unidos no se movería de los términos del propuesto nuevo acuerdo acerca de la base militar. El Washington Post informa ahora que Estados Unidos está "molesto" con Hatoyama, y considera la posición japonesa como tal vez más "problemática" de lo que habría pensado con anterioridad.

Es cierto que los dos periódicos principales de Japón, el Asahi Shimbun y el Yomiuri Shimbun, han escrito editoriales y artículos de opinión este último mes advirtiendo cautela contra este quiebre con Estados Unidos. Pero también lo hicieron los periódicos conservadores en Alemania conforme se apartó del alineamiento total con Estados Unidos. No obstante, Hatoyama se haya bajo presión política para disminuir el paso en el distanciamiento hacia Estados Unidos, y como tal él vacila. Pero vacilar no es lo mismo que restaurar lazos cercanos con cualquier aliado que previamente no necesitaba preocuparse acerca de la lealtad de sus "rocas sólidas".

Actualmente se piensa que el gobierno conservador de Corea del Sur comparte el punto de vista estadunidense hacia Japón. Sin embargo, el propio distanciamiento de Corea del Sur con respecto de Estados Unidos comenzó hace mucho, e inicialmente ocurrió bajo el liderazgo del mismo partido conservador que ahora está de nuevo en el poder. En 2003, el gobierno sudcoreano admitió que había estado enriqueciendo uranio y plutonio en secreto por 20 años. El proceso fue mucho más allá de cualquier cosa que Irán haya sido acusado de hacer, crear armas nucleares en violación al Acuerdo de Salvaguarda. Esto nunca lo remitió al Consejo de Seguridad de la ONU la Agencia Internacional de Energía Atómica, pero revela el grado de autonomía del gobierno sudcoreano con respecto la dependencia con Estados Unidos.

Si uno combina lo que está ocurriendo en Japón y Corea del Sur, con la creciente reafirmación geopolítica de China, parece bastante probable que la siguiente década presenciemos considerable movimiento encaminado a crear la Comunidad de Asia Oriental propuesta por Hatoyama. Y mientras Alemania y Francia se acercan a Rusia, y Japón y Corea del Sur se acercan más a China, Estados Unidos ya no puede contar, de ningún modo, con las dos rocas sólidas sobre las cuales construyó su estrategia geopolítica como potencia (alguna vez) hegemónica del sistema-mundo.

Traducción: Ramón Vera Herrera

© Immanuel Wallerstein