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viernes, abril 16, 2010

Contrainsurgencia y servicios de inteligencia

Gilberto López y Rivas

Son muchas las interpretaciones sobre la maniobra mediática a que se prestó el periódico Reforma a finales de marzo, cuando publicó un documento supuestamente entregado por un desertor del EZLN, en el que se hacen revelaciones –ya dadas a conocer infinidad de veces– sobre la estructura de la organización, armamento, ubicación territorial de sus mandos y sus presuntas fuentes de financiamiento, entre las que destacaría una del País Vasco, que de forma igual de maniquea se presenta como proveniente de ETA.

Fue tan burdo todo el tinglado propagandístico montado por los llamados servicios de inteligencia, en este caso, la sección segunda del Ejército, que no tardaron los desmentidos y las refutaciones: la fotografía del supuesto subcomandante Marcos sin capucha, a quien el desertor-sin-nombre-ni-rostro debiera conocer muy bien, resultó ser la de un cooperante italiano.

Cualquier periodista medianamente informado y sin conexiones con Sedena conoce la candente polémica epistolar que protagonizaron el vocero del zapatismo y ETA al inicio de 2003, en la que esta última afirmó: Tenemos serias dudas sobre la verdadera intención de la propuesta de diálogo en la isla canaria de Lanzarote que usted hizo. Nos parece más bien que se trata de una maniobra desesperada para atraer la atención internacional instrumentalizando para ello el eco de todo lo que tiene que ver con el conflicto vasco, especialmente en el Estado español. La manera pública, sin consulta previa, en la que usted ha realizado esta propuesta refleja una profunda falta de respeto hacia el pueblo vasco y hacia todos los que desde sus organizaciones estamos luchando de una u otra forma por la libertad.

Marcos respondió: “Veo que tienen sentido del humor y que nos descubrieron: nosotros los zapatistas, que nunca hemos tenido la atención de la prensa nacional e internacional, quisimos ‘usar’ el conflicto vasco que, como es evidente, tiene buena prensa de sobra. Es más, desde el día en que nos referimos públicamente a la lucha política en Euskal Herria, los comentarios positivos sobre los zapatistas, en la calle y en la prensa nacional e internacional han ido en ascenso. Respecto a que no quieren ser parte de ningún tipo de ‘pantomima’ u ‘opereta’, lo entiendo. A vosotros os gustan más las tragedias… Además no tenemos ni los medios ni el interés ni la obligación de ‘consultar’ a ETA antes de hablar. Porque los zapatistas hemos conquistado el derecho a la palabra: a decir lo que nos venga en gana, sobre lo que nos venga en gana y cuando se nos venga en gana. Y para eso no tenemos que consultar ni pedirle permiso a nadie. Ni a Aznar ni al rey Juan Carlos ni al juez Garzón ni a ETA…

“Lo de que le hemos faltado el ‘respeto al pueblo vasco’ es algo de lo que también nos acusó Garzón (el cual, en consecuencia, debe autodeclararse ilegal, por coincidir con ETA en sus planteamientos) y toda la derecha hispana y vasca. Debe ser porque el proponer darle una oportunidad a la palabra contraviene los intereses de quienes, desde posiciones aparentemente contrarias, han hecho de la muerte de la palabra su negocio y su coartada. Porque el gobierno español mata la palabra cuando ataca al idioma vascuense euskera o lengua navarrorum, cuando hostiga y encarcela a los periodistas que ‘osan’ hablar del tema vasco incluyendo todos los puntos de vista, y cuando tortura presos para que confiesen lo que le sirva a la ‘justicia’ hispana. Y ETA mata la palabra cuando asesina a quienes la atacan con palabras, no con armas”.

Cito en extenso estas argumentaciones para calibrar la desmemoria inducida o la ignorancia política de los redactores del informe-del-desertor, que antes de conectar ambas organizaciones no hicieron su tarea para que el infundio tuviera algunos visos de realidad. Pero si los organismos de inteligencia castrenses no llevaron a cabo su trabajo, mínimamente como intentaron hacer sus pares colombianos para el caso de las computadoras milagrosas del finado Raúl Reyes, los lectores esperan que ese documento del ausente desertor, ahora encumbrado a ex dirigente, pudiera haber sido confrontado por los directivos de Reforma en cuanto a su origen real, congruencia de su argumentación, verificación de fuentes, opiniones de analistas independientes y también de los cercanos al zapatismo, etcétera; o sea, lo que es un trabajo periodístico profesional y ético, lo cual, ciertamente, es mucho pedir en estos días.

No obstante, lo importante en denunciar esta complicidad medios-servicios de inteligencia estriba en preguntar: ¿qué propósitos existen detrás de esta puesta en escena? Uno obvio y evidente es identificar al EZLN dentro de las organizaciones relacionadas con el terrorismo, y en consecuencia intensificar la guerra de desgaste contra las comunidades zapatistas enfrascadas en los procesos autonómicos de mandar obedeciendo, y particularmente, justificar políticamente incursiones militares contra la dirigencia zapatista.

Estas estratagemas mediáticas coinciden con el aumento de la acción paramilitar y de inteligencia en Chiapas, inherentes a la contrainsurgencia, y con la complicidad y protagonismo del gobierno estatal en ese acoso, denunciado innumerables veces por las autoridades autónomas zapatistas.

No se equivoquen: hoy, como ayer, los zapatistas no están solos; sobre todo en un contexto de deterioro total de las instituciones, de una presidencia usurpada y responsable de la peor crisis generalizada que haya sufrido la República desde el porfiriato; con la guerra sucia y la violencia generalizada en calles, retenes y carreteras en las que se asesina impunemente, mientras lo poco que queda de país se remata en subasta pública por los vendepatrias que afirman gobernar.

viernes, abril 09, 2010

Una obsesión llamada Marcos


Jaime Martínez Veloz

El sábado 27 de marzo Reforma publicó en su nota principal un reportaje sobre el EZLN, a partir de un supuesto documento de 83 cuartillas (sic) entregado a ese periódico por un presunto miliciano desertor.

La nota destacaba dos aspectos: la fotografía de un hombre de tez blanca, delgado y con barba, quien, según el presunto desertor, era el subcomandante Marcos sin su distintivo pasamontañas; y el supuesto financiamiento de ETA, lo que ubicaría a los zapatistas en la franja de las organizaciones terroristas. Los motivos mal escondidos de la nota buscaron golpear al zapatismo. ¿Qué tanto? No lo sé, pero si se puede deducir que esa publicación tenía las peores y más perversas intenciones del mundo. Más de 100 medios de comunicación, sin comprobación alguna y dando como ciertas las fuentes de la nota difundida, cabecearon sus publicaciones con títulos como: Exigen indagar vínculo de EZLN y ETA.

Como segundo acto de la opereta montada por el diario de marras, se entrevistó y trató de sorprender a varios senadores. Carlos Jiménez, del PRI, cayendo en el garlito, habló de la necesidad de llegar a pedir una explicación al gobierno español; el perredista Silvano Aureoles declaró que no justifica de ninguna forma la lucha armada del EZLN, y Felipe González, del PAN, más cauto, expresó su preocupación por la posibilidad de que dicha información pudiera causar represalias.

Al día siguiente, los legisladores del tricolor en la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa), Rubén Moreira y Sami David, en forma comedida pusieron en duda la información difundida que calificaron de mera especulación, lo que significó el primer tropiezo de esta nueva maquinación echada a andar en contra de los zapatistas. Aunque el corazón del escándalo buscaba introducir en el imaginario colectivo la relación ETA-EZLN, se intentó generar un gran impacto al mostrar el rostro de una persona, que, según Reforma, era el subcomandante Marcos sin su emblemático pasamontañas. En menos de una semana, el ciudadano italiano Leuccio Rizzo aclaró en una carta pública que él era el de la foto y no el dirigente zapatista. El diario, si bien mandó la aclaración a las páginas interiores, quedó evidenciado: no pudo sostener su ofensiva antizapatista y la provocación montada en contra del EZLN se desinfló en medio de un espantoso ridículo.

La tentación de vincular al EZLN con actividades de carácter terrorista ha sido derrotada una y otra vez, siendo parte de una etapa superada que sólo a un imbécil se le ocurre intentar revivir.

Quienes hemos seguido de cerca el conflicto desde 1994 hemos conocido las múltiples formas de provocación y agresión en contra de los zapatistas, cada una está consignada en las páginas de la historia de este movimiento. Esto nos ha permitido conocer algunas formas y modos de las conductas de quienes hostigan porque les molestan las causas y banderas zapatistas.

La historia y el contexto explican la trayectoria del EZLN y las acciones constructivas que ha realizado en la etapa posterior al incumplimiento de lo pactado en San Andrés. Durante 16 años ha habido una serie de iniciativas políticas de carácter nacional e internacional. Desde el cese al fuego, a principios de 1994, el EZLN no ha realizado acción militar alguna, en cambio, ha sido hostigado por grupos paramilitares, cuya expresión más cruenta y dramática fue la masacre de Acteal.

En la Sexta Declaración de la Selva Lacandona los insurgentes han definido con toda claridad su postura: El EZLN mantiene su compromiso de cese al fuego ofensivo y no hará ataque alguno contra fuerzas gubernamentales ni movimientos militares ofensivos (...) y su compromiso de insistir en la vía de la lucha política, con esta iniciativa pacífica, que ahora hacemos. Por lo tanto el EZLN seguirá en su pensamiento de no hacer ningún tipo de relación secreta con organizaciones político-militares nacionales o de otros países. La realidad es el mejor testigo del cumplimiento de esta convicción zapatista.

Las iniciativas políticas zapatistas han tenido siempre una estricta lógica política dado el vínculo y participación de sectores sociales diversos. El asunto de la paz en Chiapas tiene su origen en el incumplimiento de los acuerdos de San Andrés. A pesar del silencio gubernamental, frente a los temas de fondo que han impedido la solución justa y digna que reclaman los pueblos indios de México, el EZLN ha generado mecanismos alentadores de trabajo interno con las juntas de buen gobierno, que se han convertido en verdaderos referentes de cómo se puede gobernar obedeciendo.

La tentación de aislar y reducir al zapatismo resulta atractiva para quienes, desde adentro y fuera del gobierno, afirman que el EZLN llegará a la extinción por la vía de su agotamiento paulatino, del desgaste de su discurso y el fin de su impacto. En los hechos ha demostrado su voluntad por encontrar una solución al conflicto; por la vía política cumplió su parte, es el gobierno federal el que no ha cumplido con la suya.

La expresión más diáfana de los errores de las diferentes instancias políticas del gobierno mexicano ha sido la constante obsesión por conocer o descubrir el rostro de Marcos, en lugar de hacer un compromiso de fondo para atender las causas estructurales que originan el rostro de la pobreza que lacera a millones de familias en nuestro país.

martes, febrero 16, 2010

Los acuerdos de San Andrés bajo la sombra de la razón de Estado


Magdalena Gómez

A 14 años de una negociación inédita en que el movimiento indígena nacional participó activamente por decisión del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), es importante recordar algunos momentos claves que marcaron el proceso donde se fraguó la razón de Estado para que los tres poderes dieran el portazo a las demandas indígenas y descarrilaran el curso del diálogo. Y no se trata sólo de un afán de numeralia; la cuestión es que el complejo proceso de resistencia que definió el movimiento indígena de cumplir en los hechos los acuerdos de San Andrés y construir autonomías tiene hoy día puntos de quiebre en expresiones del movimiento, que sin ser explícitos parecieran subestimar el alcance de la posición de Estado que se tomó en 2001.

La mañana del 16 de febrero de 1996, la delegación gubernamental para el Diálogo y Negociación con el EZLN recibió la noticia de que la comandancia firmaría los acuerdos sobre Derecho y Cultura Indígenas en su salón de trabajo y no en el de plenarias. Se negaba con ello a otorgar la foto conjunta, pues solamente era el primer paso de la agenda y aún había desconfianza zapatista e indígena fundada sobre el rumbo que tomaría el proceso. No se equivocaron los zapatistas, pues lo que fue la mesa uno se convirtió en la mesa única. Siete meses después, ante el sabotaje oficial a la mesa sobre Democracia y Justicia, el EZLN suspendería el diálogo.

Los años siguientes estuvieron marcados por el violento acoso del gobernador Albores, cuyo propósito de desmantelar los municipios autónomos zapatistas fracasó gracias a la fuerza del zapatismo y a la activa solidaridad nacional e internacional. Pese a ello, el ambiente en Chiapas era tenso por el accionar de grupos paramilitares que finalmente desencadenaron la masacre de Acteal a finales de 1997. El cumplimiento a los acuerdos de San Andrés estaba en el limbo y en 1998 el Senado formuló una propuesta reduccionista de reforma constitucional que fue activamente cuestionada y se guardó en la congeladora.

La Comisión de Concordia y Pacificación previamente había logrado que el EZLN aceptara una propuesta de reforma que si bien acotaba algunos aspectos de los acuerdos mantenía un perfil aceptable; el gobierno federal no la aceptó. Así quedó la conocida propuesta Cocopa hasta el año 2000, cuando Vicente Fox tomó posesión y el EZLN fijó condiciones para reanudar el diálogo y realizó los primeros meses de 2001 la Marcha del Color de la Tierra, que significó la ratificación de los acuerdos de San Andrés y cerró en un Zócalo pletórico de presencia indígena de todo el país y de sectores sociales democráticos que apoyaban activamente ese movimiento.

En ese contexto se logró, no sin polémica, la histórica presencia de la comandancia indígena zapatista y el Congreso Nacional Indígena en San Lázaro; luego vino el dictamen unánime del Senado que diseñó la llamada contrarreforma indígena, cuya publicación en el Diario Oficial el 14 de agosto de 2001 fue precedida de la votación de los diputados del PRD en contra, pese a que sus senadores votaron a favor; del rechazo en las legislaturas locales de las entidades de mayor presencia indígena, la movilización indígena en todas esas regiones y la postura tajante del EZLN y del CNI en contra. Las distorsiones de fondo se concretaron en el acceso al uso y disfrute de recursos naturales en sus tierras y territorios, la autonomía en los diferentes niveles y ámbitos, las comunidades como entidades de derecho público, entre otras. La Suprema Corte hizo lo suyo al declarar improcedentes las 330 controversias indígenas. Para el calderonismo el tema de la autonomía y libre determinación indígena está resuelto con la reforma de 2001, y sobre el EZLN y los acuerdos de San Andrés, ni hablar.

Así las cosas, los encuentros por la rearticulación del movimiento indígena plantean en su agenda junto a otros temas: El derecho a la consulta y la necesidad de una nueva reforma constitucional en el país y asumen, como dice su convocatoria de Páracho, Michoacán, del 12 y 13 de este mes: es una reunión de alto nivel, de ámbito nacional, que desde 2001 no se realizaba con estas características.

Basta recordar que el ex diputado Marcos Matías intentó, sin resultados en el anterior periodo legislativo, que se dictaminara una propuesta de nueva reforma constitucional que retomaba parcialmente algunos aspectos distorsionados en 2001, sin la fuerza que entonces se tuvo y atenido en gran parte a las negociaciones interpartidarias.

La otra cara de los acuerdos de San Andrés está en los procesos en curso: las juntas de buen gobierno en Chiapas, hoy asediadas fuertemente; la policía comunitaria, en Guerrero; el municipio autónomo de San Juan Copala, que enfrenta un entorno de violencia tan cargado de impunidad, y en las comunidades en todo el país que resisten a su modo.

martes, diciembre 08, 2009

Chiapas: las vías de la contrainsurgencia

Magdalena Gómez

Trece años atrás el interés de amplios sectores sociales nacionales e internacionales estaba centrado en acompañar el proceso de diálogo y negociación entre el EZLN y el gobierno federal. Tras el sabotaje del diálogo por parte del Estado mexicano y la cadena de decisiones tomadas para "derogar", en los hechos, la Ley para el Diálogo, la Negociación y la Paz Digna en Chiapas, nos encontramos con las vías de la contrainsurgencia claramente delineadas. Por una parte, se consolidó la presencia militar en la región, cuyas actividades y retenes no merecen informe oficial alguno; su presencia ya no sólo busca cercar e intimidar a las bases zapatistas, sino que se despliega hacia otros objetivos, conectando con la "justificación" que el Ejecutivo federal ha definido para todo el país. ¿De dónde y con qué fines se alimentó la campaña de rumores sobre la supuesta inminencia de un "estallido" en Chiapas cerca del 20 de noviembre?

La estrategia se dirigió también al corazón del proyecto zapatista representado en las juntas de buen gobierno, emblemáticas dentro de las experiencias de autonomía en nuestro país y en América Latina, y cuya base jurídica está plenamente respaldada en la Declaración de Naciones Unidas sobre Derechos de los Pueblos Indígenas y el convenio 169 de la OIT.

De pronto y por los mismos días, el 19 de noviembre resultó que el pleno de la 63 Legislatura chiapaneca aprobó "la creación de la comisión especial ante la realidad de las juntas de buen gobierno, a propuesta de la Junta de Coordinación Política", con base en la "solicitud" de unos "representantes y habitantes de las juntas de buen gobierno" en la que habrían señalado: "ante la espera e incumplimiento de los acuerdos de San Andrés, hemos acordado como mexicanos que el ejecutivo de Chiapas retome y cumpla los puntos que le competen de dichos convenios en el ámbito de sus atribuciones constitucionales".

Incluyeron, asimismo, "la elaboración de reglamentos comunitarios, compatibles con las legislaciones nacional y estatal", así como "la definición de estrategias para la satisfacción de las necesidades humanas más fundamentales de los pueblos autónomos, mediante la aprobación de un presupuesto digno, establecido como ley ante el Congreso local, el cual sería otorgado a la estructura organizativa de cada junta y administrado por la misma de acuerdo con sus usos y costumbres".

Todos los elementos anotados encierran la intención de intervenir "legal" y abiertamente en las juntas, dado el fracaso de la estrategia gubernamental federal y local para vencerlas y dividirlas con recursos públicos. No ha sido fácil avanzar en ese contexto y el costo ha sido alto, porque en estricto sentido esas comunidades indígenas zapatistas, como los pueblos de todo el país, tienen derecho a recibir recursos públicos.

Recordemos que ése era el sentido de la propuesta de la Cocopa, mutilada en la contrarreforma de 2001: reconocer a las comunidades como instancias de derecho público. Sin embargo, dado el contexto de suspensión del diálogo y el evidente propósito del Estado de vaciar de sentido al EZLN, éste mantiene su distancia absoluta con los gobiernos federal y local, mientras construye su autonomía en los hechos.

Por ello, y con justa razón, las cinco juntas de buen gobierno zapatistas desmintieron y desautorizaron la supuesta petición de "reconocimiento constitucional" de personas que no los representan , y señalaron: "no necesitamos que nos reconozcan los malos gobiernos, que no son del pueblo; ya somos reconocidos por nuestros pueblos que nos eligieron y por muchísimos pueblos a nivel nacional e internacional", y agregaron que en su momento exigieron "a los tres poderes de México que se haga ley sobre nuestros derechos y cultura indígenas; esos tres poderes nos mandaron a la basura. No sabemos bien leer ni escribir, pero sí tenemos memoria" (La Jornada, 27/11/09).

La enérgica respuesta zapatista y sus elecciones próximas desarticularon esta iniciativa, e inclusive hasta el gobernador Juan Sabines se deslindó, no obstante que es poco creíble que fuera ajeno.

Lejos estamos de que existan las condiciones para retomar el camino del diálogo del EZLN con el Estado mexicano. Persiste la hegemonía política de quienes optaron por la contrarreforma indígena en 2001, porque alcanzar la paz al costo de otorgar poder real a los pueblos indígenas era contrario al sentido del proyecto neoliberal asumido.

En correspondencia con esta decisión de Estado se mantiene la ficción de la vigencia de la estructura de un diálogo suspendido indefinidamente mientras se aplican las muy viejas recetas de contrainsurgencia. De ellas forman parte los actuales remedos de políticas indigenistas banales para evadir el sentido original de los acuerdos de San Andrés sobre derechos de los pueblos indígenas, que requerían la reforma en serio del Estado como condición para la autonomía.

viernes, septiembre 25, 2009

¿A quién le interesa provocar al EZLN?

Jaime Martínez Veloz

Viernes 18 de septiembre. 15.45 horas del Pacífico. Suena el teléfono de la casa.

–¿Quién habla?

–Soy tu sobrino, el que vive en el otro lado. Ya te tengo los tambos de efedrina, los kilos de cocaína y los cuernos de chivo para Marcos.

Frunzo el ceño: Y este güey, ¿quién es?, me pregunto.

El bandido vuelve a repetir para que quede grabado con todas sus letras.

–Tengo los tambos de efedrina, los kilos de cocaína y los cuernos de chivo para Marcos, te los voy a llevar a tu dirección– y la dice de corrido y cuelga. Era evidente que leía un "guión" previamente preparado.

No hay duda: no es equivocación ni broma de mal gusto, no buscaba dejar el mensaje en otro lado, la dirección es la mía, no hay vuelta de hoja. De un momento a otro te ves de nuevo en medio de una provocación burda y asquerosa.

El coraje y la indignación no me nublan la mente. Escribo tres cartas con un viejo amigo mío de la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa): una para el gobernador de Chiapas, otra para el de Baja California, y otra para Los Pinos. Preciso los detalles: hora, lugar y teléfono con la esperanza de que se investigue. Mando copia de esta carta a mis familiares por cualquier cosa que pueda suceder.

Luis Felipe Bravo Mena, secretario del Ejecutivo y miembro de la Cocopa original, me manda decir qué dependencia llevará a cabo la investigación. Conoce a fondo el tema zapatista y enfrentó junto con todos los integrantes de la Cocopa el burdo montaje de Ernesto Zedillo contra la comandancia zapatista el 9 de febrero de 1995.

Reviso con detenimiento cada palabra, la actitud del cobarde personero que llamó; reviso antecedentes en Internet sobre extorsiones y amenazas telefónicas, pero, salvo el dato del "sobrino del otro lado", no encuentro similitudes.

Los grupos del crimen organizado en Tijuana no avisan, arrasan; no se ha sabido que recurran a esta clase de llamadas. Su "negocio" no es la política, no todavía.

En la llamada no hubo reclamo económico ni amenaza, pero sí la intención de que quede claro la vinculación efedrina-cocaína-cuernos de chivo- Marcos. Lo repite como si fuera una gracia y no un delito. Es obvio que la información que dieron al prostituido para hablar anda como a 20 cuadras del desfile. A Marcos no lo veo desde 2006, cuando andaba por Ensenada en la otra campaña. Como dirían los viejos merolicos: "¡Ay, hijito de mi vida, en lo pendejo te pareces a tu padre!"

Tengo 15 años atendiendo las tareas de pacificación en Chiapas, he sido miembro de la Cocopa en cuatro ocasiones y realizo mis tareas con discreción y lealtad. Aún tengo en la memoria la justificación de Zedillo el día que giró las órdenes de aprehensión contra la dirigencia zapatista el 9 de febrero: “El día de ayer la Procuraduría General de la República descubrió dos resguardos clandestinos del EZLN, en la ciudad de México y en el estado de Veracruz. En ellos se logró detener a un grupo de personas pertenecientes al propio EZLN, en posesión de un arsenal de armas de alto poder, granadas de mano, cabezas de mortero y explosivos. Las averiguaciones iniciadas indican que el EZLN estaba a punto de emprender nuevos actos de violencia… Estos hechos y la evidencia descubierta permiten establecer que lejos de prepararse para el diálogo y la negociación, la estrategia del EZLN era ganar tiempo para pertrecharse y extenderse a fin de realizar más actos de violencia”…

La historia ha sepultado todas estas mentiras. No ha sido el EZLN el que ha disparado un solo tiro ni el que ha realizado actos de violencia; al contrario, los zapatistas han sido víctimas de la violencia paramilitar y en el incumplimiento de lo pactado. Pretender vincular al EZLN con el narco es una canallada.

Por ser en Baja California donde se produjo este hecho, no descarto la intromisión de alguna trasnacional afectada por mis opiniones. Llegan a mis manos notas, facturas, cheques e informes de acciones de Sempra Energy que vulneran la soberanía nacional. No tienen recato: desde California se contratan servicios de espionaje a instituciones y ciudadanos mexicanos. Tengo pruebas que he hecho llegar a manos de legisladores amigos. Sería gravísimo que una empresa de esa envergadura se viera involucrada en una acción de provocación antizapatista. No puedo afirmar que fue ella, mas no lo descarto. Lo que sí puedo decir es que hago responsable a Sempra Energy, a sus lacayos y empleados Eugenio Elorduy y Bernardo Martínez de cualquier cosa que le suceda a mi familia.

En tanto tenga vida y salud seguiré luchando por el cumplimiento de los acuerdos de San Andrés y por evitar que las trasnacionales sigan convirtiendo a Baja California en el cuarto de máquinas de Estados Unidos. Es responsabilidad del Estado averiguar e investigar este hecho y dar una explicación convincente. Mientras tanto, nadie debe bajar la guardia.

miércoles, agosto 05, 2009

Los desenterradores de Acteal


Hermann Bellinghausen

Terminaron las deliciosas y muy merecidas vacaciones de los magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y se inicia la nueva temporada de caza. En un país en el que no se castiga nunca la responsabilidad gubernamental, por criminal que esta sea (lo que va del 68 a la guardería ABC de Hermosillo y la violencia institucional hoy contra el narco y los migrantes y, de paso, los legítimos movimientos sociales que protestan), un grupo de intelectuales y abogados se han dado a la noble tarea de abogar por unos indígenas de Chiapas que, consideran, están presos indebidamente, como culpables fabricados. Se trata de los paramilitares sentenciados por la masacre de Acteal en 1997. Pues una cosa es cierta: todos los presos eran paramilitares. El grupo al que pertenecían debe no sólo las vidas de Acteal, sino muchas otras en los meses anteriores a la masacre.

Esta salvación de los presos por Acteal ya fue intentada en 2007 por los mismos que lo hacen ahora. En los mismos medios, con los mismos argumentos elaborados desde 2006 por el departamento jurídico del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y abogados evangélicos. Ahora podrían salirse con la suya.

Habiendo tanto indígena preso injustamente en todo México (por no hablar de los muertos, desplazados, despojados, mujeres violadas), qué notable afán por tomar precisamente a ‘estos’ para probar que la justicia mexicana es fallida y convenenciera.

O era, como sugiere Ana Laura Magaloni, quien, en un alarde de benevolencia, considera que ya estamos en la democracia, los gobiernos priístas son el viejo régimen y este encarcelamiento irregular de indígenas es una rémora de un México que ya no existe. Cosas que ocurrían durante los años del autoritarismo mexicano (Reforma, primero de agosto).

Uno pensaría que gente como esta investigadora lee algo más que los periódicos para enterarse. O cuando menos los periódicos. En el país militarizado de hoy, el autoritarismo no existe, por lo visto. Y la justicia es prístina y equilibrada, sin ninguna carga política, verdaderamente independiente. Ya se verá cuando salgan algunos de estos paramilitares: será un triunfo de la justicia en la democracia.

Sus motivos tendrán estos abogados y abogadores. Hacen una elaboración meticulosa e imaginativa. Sobre todo en ciertos episodios de su reconstrucción, ya descrita a fines de 2007 por Ricardo Raphael en El Universal; Héctor Aguilar Camín, en Nexos, así como Magaloni y otros investigadores y columnistas. Un ejemplo sería la fantástica batalla de Acteal (Nexos, diciembre de 2007). Otro, la aprehensión de 24 paramilitares durante el cortejo fúnebre de Las Abejas y bases de apoyo del EZLN en dirección a Acteal, el 24 de diciembre de 1997.

Según Aguilar Camín (Milenio, 4 de agosto), aquella Navidad, la PGR detuvo a dichas personas de la siguiente manera: “Mientras el cortejo fúnebre de los deudos de Acteal marchaba por la carretera, una camioneta de redilas llevaba a la cabecera del municipio de Chenalhó a distintos personajes de las comunidades, convocados por el alcalde para una reunión.

“Eran todos antizapatistas, del bando contrario a los dolientes. La camioneta fue obstruida en su paso por el cortejo, al que por razones de seguridad vigilaban agentes de la PGR. Unas mujeres gritaron, señalando a los que viajaban en la camioneta: ‘Ellos son los asesinos. Ellos son’. La PGR detuvo a 24 viajantes, sin más prueba que el señalamiento de los deudos del cortejo”.

Al igual que muchos testigos más, el autor del presente artículo estuvo allí. El momento está filmado. Quien resguardaba el cortejo eran centenares de zapatistas encapuchados, no la PGR y acompañaba a los difuntos el obispo Samuel Ruiz García. El dolor y el horror de los presentes era inmenso. En esas, con sospechosa precisión, llegó en dirección opuesta un camión de redilas lleno de campesinos, escoltados por la policía municipal de Chenalhó. Literalmente, se topó con los muertos de Acteal, en Acteal. Y con los sobrevivientes.

De inmediato salieron voces, un clamor, no sólo de mujeres por cierto. Los dolientes los identificaron como paramilitares. Un momento de insoportable tensión. Nunca he dejado de pensar que alguien puso la mesa para un linchamiento ready made. Con perversión cronométrica. Mas no era una marcha violenta, y no lo iba a ser. Un cordón de zapatistas encapuchados rodeó el camión, con disciplina y eficacia, para impedir que la multitud tuviera acceso a los pasajeros de las redilas, y Samuel Ruiz intervino para calmar el ánimo de los deudos.

Ninguno de los paramilitares negó serlo en ese momento. Su reacción fue de culpables, y de miedo. Agacharon la cabeza. ¿Por qué ninguno dijo yo no fui? Uno, cuando menos. ¿No sería lo normal? No, sólo descubrieron que habían sido engañados. Usados.

Por lo demás, no fue la PGR la que los rescató de una potencial turba. Simplemente, a los ojos del mundo y de las víctimas vivas, la policía federal se vio obligada a cumplir con su deber. ¿Cualquier camión con pasajeros visibles hubiera despertado esa denuncia inmediata y dolorosísima? Estoy seguro que no.

No es el único episodio inexacto en las reconstrucciones del revisionismo histórico de los autoasumidos desenterradores de Acteal. Igual sus versiones de la violencia en la gravera de Majomut meses atrás, y la batalla de Acteal donde un presunto (e indemostrable) fuego cruzado habría liquidado a 45 personas que estaban en medio, de rodillas, rezando.

En una entrevista aún inédita, filmada este año, Aguilar Camín elabora ampliamente su versión de todo aquello, con aplomo de historiador convencido de sus fuentes. Y para ejemplificar la tesis de que los malos no eran los malos, y los buenos tampoco eran tan buenos, cita con regocijo que Las Abejas de Acteal, son abejas de día, y alimañas de noche (donde alimaña equivale a zapatistas armados, según alcancé a entender).

El lenguaje no perdona.

martes, agosto 04, 2009

La autonomía indígena y la impunidad del Estado


Magdalena Gómez

Hoy día existe en el país una amplia gama de experiencias autonómicas de los pueblos indígenas que van desde las muy emblemáticas juntas de buen gobierno zapatistas, a la policía comunitaria en Guerrero y al municipio autónomo de San Juan Copala, en Oaxaca, entre muchas otras que se ejercen en los hechos. Todas ellas entrañan un amplio esfuerzo organizativo y han cobrado carta de legitimidad, porque legalidad la tienen y sobrada.

Recordemos el debate en torno a la organización de municipios autónomos que vivió en 1998 una fuerte crisis por el intento del gobierno chiapaneco de desmantelarlos, lo que se tradujo en hechos de violencia y una campaña de supuesto contenido jurídico para descalificarlos. Se cuestionó entonces su validez jurídica rechazando que el núcleo esencial de la creación jurídico-política de un municipio reside en la decisión mayoritaria de los habitantes del territorio correspondiente a partir de los artículos 39, 40, 41 y 115 y demás relativos en la Constitución general.

Es claro que en el marco del federalismo constitucional se pueden encontrar espacios de confluencia para la identidad pluricultural de la nación. La Constitución otorga facultad al Congreso de la Unión para admitir nuevos estados a la Unión Federal (artículo 73, fracción I), formar nuevos estados dentro de los límites de los existentes (artículo 73, fracción III), para arreglar definitivamente los límites de los estados, determinando las diferencias que entre ellos se susciten sobre las demarcaciones de sus respectivos territorios”. También encontramos que las constituciones locales establecen la posibilidad y el procedimiento de la remunicipalización.

De parte oficial, el entonces coordinador para el diálogo Emilio Rabasa presentó a la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa) un informe en estos términos: Las autoridades espurias de los municipios autónomos, además de violar la Constitución estatal y la general de la República, han caído en el delito de usurpación de funciones al realizar actos de carácter público como son los de registro civil, cobro de derechos o cualquier otro, por el que podrían tener una sanción de seis meses a cinco años de prisión y multa de 20 a 60 días de salario mínimo. En cuanto a las normas estatales, tanto la creación como la supresión de los municipios es competencia del Congreso del estado según el artículo 29 de la Constitución chiapaneca, en tanto que la incorporación o segregación en o entre los municipios no podrá hacerse sin la aprobación de la mayoría de los ayuntamientos, y en materia federal, según el 115, la integración de los ayuntamientos deberá hacerse mediante elección popular o, de lo contrario, cualquier acto de creación o desconocimiento de ayuntamientos y municipios será violatorio del voto popular ejercitado en la elección de las autoridades municipales, como lo establece el 116 constitucional, se configura una violación de la garantía constitucional que establece que los ayuntamientos serán electos mediante el sufragio universal, libre, secreto y directo. También afirmó que la ley para el diálogo no impedía el ejercicio de las facultades otorgadas a las autoridades y fuerzas de seguridad pública para que cumplan con su responsabilidad de garantizar la seguridad interior y la procuración de justicia (La Jornada, 11/5/98, nota de José Gil Olmos).

El proceso avanzó y el 9 de agosto de 2003 se instalaron formalmente las juntas de buen gobierno en Oventic, Chiapas, que en seis años han logrado construir y mantener un proyecto realmente autónomo, pese al descarrilamiento del proceso de diálogo impulsado conscientemente por el conjunto de la clase política, reivindicando la razón de Estado para impedir la concreción de la prometida nueva relación con los pueblos indígenas.

Ante el portazo de los tres poderes en que se organiza el Estado, decidieron continuar con la aplicación unilateral de los acuerdos de San Andrés en el marco del convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo para lograr el fortalecimiento de su autonomía, aun en medio de tensiones y enfrentamientos. Sólo baste recordar cómo se ha pretendido golpear a las juntas en Chiapas, maniobrando con los exiguos fondos públicos para mostrar divisiones en el seno del zapatismo. Ni qué decir de las ofertas a la policía comunitaria para convertirla en policía estatal o la complicidad de las autoridades oaxaqueñas frente a las violaciones de derechos humanos en la región triqui.

Al Estado le está resultando más cómodo diseñar sus políticas y programas con toda discrecionalidad y evadir impunemente sus responsabilidades con los pueblos indígenas, provenientes tanto del orden interno como del derecho internacional. De alguna manera se beneficia con la autonomía de estos pueblos que cubren funciones que deberían financiarse con recursos públicos. En contraste, para los pueblos la autonomía es la vía para defender su existencia y garantizar su dignidad.

viernes, julio 31, 2009

EZLN: primer sexenio de las juntas de buen gobierno


Jaime Martínez Veloz

Después que el gobierno incumplió los acuerdos de San Andrés, los zapatistas debieron replantear su esquema táctico y formularon una propuesta de trabajo que fortaleciera sus estructuras organizativas, permitiera procesar las naturales diferencias, pero sobre todo que pudiera responder a las necesidades de las bases sociales que componen el zapatismo. De esta manera, hace seis años, decidieron conformar las juntas de buen gobierno (JBG), único sitio del territorio mexicano exento de narcos.

El gobierno federal acusó a los zapatistas de pretender fragmentar o balcanizar el país y fortaleció el cuerpo militar de elite llamado Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (Gafes) para combatir al EZLN. Ahora muchos de esos elementos se han unido a bandas criminales o creado las propias, controlando franjas de territorio mexicano mediante la extorsión, el secuestro y el tráfico de estupefacientes. Paradojas de la vida: el gobierno federal combatió la balcanización, fortaleciendo a los balcanizadores.

Mientras el Estado mexicano se militarizaba, y con sus políticas erráticas y la complicidad de mandos superiores del gobierno se fortalecía el crimen organizado, el EZLN se echó a cuestas la consolidación de formas y procedimientos de carácter político, contexto en el cual nacen las JBG.

La tarea para el EZLN no ha sido fácil ni sencilla: ha tenido que remar a contracorriente, enfrentando políticas de contrainsurgencia, descalificaciones gubernamentales, pero también el olvido y la incomprensión. Los señalamientos que hizo el EZLN a algunos personajes de la izquierda nacional no son casuales, tienen una historia, pero, como dice El Púas Olivares, esa es otra historia.

Las JBG son un ejemplo de lo que puede hacer el pueblo organizado. Con raquíticos recursos, pero una enorme creatividad y esfuerzo, son hoy la expresión más sólida de que los resultados que arrojan son mejores de los que conocemos en la política tradicional. Los textos de Gloria Muñoz Ramírez nos dan un panorama de lo que ha logrado el zapatismo.

En el terreno de la salud, cientos de promotores y promotoras se preparan en anatomía, fisiología y sintomatología, en tratamientos y, sobre todo, en medicina preventiva y colectiva. Hay talleres de vacunación que atienden enfermedades parasitarias y respiratorias; casas de salud comunitarias provistas de botiquines con las medicinas básicas, tanto de patente como herbolaria. Existe una clínica-hospital con quirófano, consultorio dental, laboratorio de análisis clínicos, un área de oftalmología y otra de ginecología, laboratorio de herbolaria, farmacia y cuartos de hospitalización. También están las clínicas municipales –una con consultorio dental, laboratorio de análisis clínicos y ambulancia– que ofrecen consulta gratuita y, cuando hay, la medicina también es gratis. Cuentan con un laboratorio de herbolaria y casa de alimentos conservados, para mujeres yerberas, hueseras y parteras capacitadas.

En el campo de la educación, cientos de delegados y promotores y promotoras de educación, en centros de capacitación, donde se estudia producción, educación política, artística, cultura, lecto-escritura, salud, deportes, matemáticas, historia e idiomas (español y lengua indígena materna), materias elaboradas por educadores y educadoras de los municipios autónomos rebeldes zapatistas (Marez), más de 200 escuelas comunitarias en resistencia; más de 10 secundarias, donde se estudia lenguaje y comunicación, matemáticas, ciencias sociales, ciencias naturales, humanismo (filosofía del zapatismo), lengua materna y producción, y como parte de la graduación se hacen tareas de agroecología, educación en primarias, apoyo a oficinas de comercialización, trabajo en farmacias.

En el área productiva se crearon bodegas de abastecimiento que atienden cientos de tienditas comunitarias, zapatistas y no zapatistas; cooperativas autónomas de café orgánico, bordados, artesanías; talleres de tecnología en zapatería; se creó una casa editorial: Ediciones Autónomas en Rebeldía, con publicaciones propias; un sistema de medios de comunicación autónomo, con estación de radio regional transmitiendo en la frecuencia de 6.0 megahertz en la banda de los 49 metros de onda corta, Radio Insurgente, la voz de los sin voz. Voz oficial del EZLN, cuya programación abarca temas de salud, educación autónoma, derechos y trabajo colectivo de las mujeres, cuentos para niñas y niños, campañas contra el alcoholismo, comunicados del EZLN, audioteatros sobre la resistencia y la autonomía, barra de noticias que se escucha en Guatemala, el Salvador, Nicaragua y el resto de Centroamérica.

En territorio zapatista mucho falta por hacer, pero mucho se ha hecho, a pesar de los modestos recursos con que se cuenta, por ello lo logrado tiene un valor muy superior y merece el mayor de los reconocimientos. ¡Felicidades a las Juntas de Buen Gobierno en sus primeros seis años de existencia!

miércoles, enero 28, 2009

Bajo un dulce cielo de rabia azul metálica

Hermann Bellinghausen

No sé cuántos de los presentes sepan quién fue Luis Cardoza y Aragón, o hayan tenido el privilegio de leerlo. Dicho lo más brevemente posible, es el poeta más grande de Guatemala, y uno de los poetas mayores del siglo XX en nuestra lengua.

Guatemalteco y mexicano a la vez, y ambos intensamente. Una combinación peculiar y menos común de lo que pudiera pensarse. Guatemala, país doliente, luchador, maya y a mucha honra, queda bastante cerca de aquí, pocos kilómetros al sureste de las montañas de Chiapas. Parece lejos, pero es aquí mismo.

Nacido en Antigua, al pie del Volcán de Agua, vivió la mayor parte de su larga vida en nuestro país. Primero como periodista y editor cultural comprometido con el cardenismo de los años treinta, junto al joven Fernando Benítez en el entonces joven y progresista diario El Nacional. Cuando en Guatemala ocurrió una revolución en 1948, cruzó la frontera hacia su tierra (eso lo relata en Guatemala: las líneas de su mano, uno de sus libros cardinales), y durante los únicos ocho años de democracia popular que ha tenido esa nación, la representó en la Unión Soviética, Noruega y Suecia.

En 1954, el gobierno de Estados Unidos (directamente la CIA) “montó” un golpe militar para defender a la transnacional United Fruit Company de la reforma agraria emprendida por la llamada Revolución de Octubre, y Cardoza se exiló en México, donde moriría cuatro décadas después sin haber regresado nunca más a Guatemala.

Desde aquí, fue líder moral de la disidencia guatemalteca, que bajo la dictadura derivó en una guerra revolucionaria de treinta años, sangrienta, dolorosa, llena de errores y heroísmo, y también de sueños que hoy, tras la paz insatisfactoria y las traiciones, siguen vivos.

Aunque siempre les resultó incómodos a los comunistas (hasta quisieron liquidarlo por “trotskista”, según recuerda su amigo Pablo González Casanova), Octavio Paz, quien lo envidiaba a su pesar y profundamente, lo acusaba de “estalinista”. Bueno, fue embajador de un gobierno democrático ante el de Stalin, pero nunca trabajó para los marchantes de Televisa a cambio de “reconocimiento”.

Como Pablo Neruda o Miguel Hernández, es uno de los nuestros. Y al menos no le escribió odas al dictador y “padrecito”. En ocasiones quizás Cardoza se equivocó, quién que es no se equivoca, pero murió en la raya, íntegro a los noventa años y siendo, él mismo, un revolucionario. No fue ajeno, ciertamente, a las otras revoluciones centroamericanas en El Salvador y sobre todo Nicaragua. Nunca fue ajeno a nada que fuera importante para los pueblos de nuestros países.

Momento, dirán ustedes. ¿A qué viene todo eso de un poeta barroco, surrealista y ya muerto, en un festival de digna rabia en el siglo XXI? La verdad, no sé. Tal vez porque se describía a sí mismo “a la deriva en un país verde de pequeños hombres de lava oscura, más oscura contra aquel verde de variadas voces, sol rechinante y espeso y dulce cielo de rabia azul metálica”.

Tal vez porque esa tierra verde es la misma que ésta de Chiapas, donde los hombres de maíz y el color de la tierra son hermanos de los mayas color de lava y rodeados de volcanes. “Un pueblo pedernal y una tierra demasiado tristes, demasiado transidos de congoja y de color, sobre los cuales se unta la serpiente emplumada” (Dibujos de ciego, 1969).

O tal vez porque Cardoza es de esos intelectuales que ya no hay. Con genio solar y cosmopolita, fue el máximo crítico de pintura en nuestra lengua (lo que hoy es John Berger en la suya), para otro motivo de envidia de Octavio Paz.

Hizo periodismo cultural toda su vida. Reunió en la sala de su casa en Coyoacán a los líderes de los grupos revolucionarios guatemaltecos que habían perdido la brújula. Fue el primero en dar asilo a una muchacha perseguida llamada Rigoberta Menchú. (De lo que ella haya hecho como figura mundial no podemos culpar a don Luis.) Medio en broma, llegó a ser considerado el “presidente honorario” de la Guatemala rebelde. Él que nunca quiso poder.

No lo tuvo. Ni lo necesitó.

En ese ejercicio inútil del “si hubiera”, muchos nos hemos preguntado qué hubieran dicho Julio Cortázar o Luis Cardoza de los zapatistas de Chiapas. Digo, además de sorprenderse de su inesperada existencia.

Cardoza y Aragón era profundamente mexicano. Más que muchos que nacieron aquí. Maestro e investigador en la unam, convivió con los intelectuales comprometidos de su tiempo y siempre supo ver y animar el arte revolucionario mexicano. Un maestro del ver (otra vez, como John Berger). Educado en su amistad con Pablo Picasso, Federico García Lorca y Antonin Artaud, entendió la revolución cubana sin que eso le impidiera jamás dialogar a fondo con la poesía de José Lezama Lima, el barroco latinoamericano mayor. Fue amigo de los “incorrectísimos”Contemporéaneos, como Villaurrutia.

Otra vez, ¿a qué viene todo esto?

Veamos el panorama actual de la intelectualidad y los artistas en México, extensible a casi cualquier parte del mundo capitalista y “socialista” (el neoliberalismo con fallido rostro humano de los Miterrand y Zapatero, tan funcional al capital imperialista y tan decepcionante siempre). Apagaditos y bien becados por herencia salinista, los intelectuales y artistas mexicanos guardan silencio en un país que hierve y grita por transformaciones, se autohomenajean millonariamente, se reparten elogios y coleccionan premios.

Algunos, más “políticos” y “mediáticos”, bien pagados, sirven de “valientes” espadachines del poder, y sobre todo de la ideología capitalista. Endosan la represión, apóstoles que son de la “seguridad” y el miedo.

Odian y temen al pobrerío: estudiantes de las escuelas públicas, maestros ídem, campesinos tan “impresentables” como los “macheteros” de Atenco, indígenas de donde sea. En sintonía con los noticieros televisivos, pueden dedicar con aplicado esfuerzo sus revistas y simposios a insultar a Hugo Chávez, Fidel Castro y hasta Andrés Manuel López Obrador, sin recordar siquiera que hay gente mucho peor como Bush, Cheney, Uribe o Calderón, o los padrinos y madrinas priístas y panistas que hacen todo por pudrir nuestro país. No los desvelan el capitalismo voraz que aniquila el planeta, ni las guerras infames como las de Medio Oriente: Palestina, Irak, Afganistán.

Se dirá, y con razón: tenemos otros intelectuales, otros artistas, que no se venden al dinero, la “fama” y el roce con el poder. Algunos de ellos están hoy aquí. Pero son pocos, con todo respeto y lamentablemente. Necesitamos más.

Y como el rock también es cultura, hay roqueros chidos, del lado del pueblo y todo eso. Pero el roquito actual en México es en su mayoría un desperdicio, un vacío que vende bien, una güeva.

La onda es quedar bien. Rifar para los galardones, los homenajes nacionales, la venta millonaria de canciones sin originalidad, vil bubble-gum. Hacer arte plástico para epatar al burgués y abrirse paso a la colección Jumex o las arcas de Carlos Slim. Tener ojos para sí mismos, no para lo que sucede a su alrededor. A fin de cuentas, no tienen nada qué decir.

Pero en tiempos de cambio y definiciones inevitables es particularmente grave y hasta criminal que se pongan al servicio, o al menos a la sombra, de ese poder.

Las décadas de la revolución zapatista son también las del despertar impredicho del México profundo. Esa intelectualidad “dominante” no se ha enterado de que los pueblos indígenas conquistaron ya muchas cosas, entre otras el derecho a ser poetas, pintores, académicos, comandantes de la liberación nacional, ingenieros, médicos, abogados, historiadores, camarógrafos de cine, reporteros radiales.

Los hombres de lava, del color de la tierra, han vuelto a ser sabios y libres. Allí hay algo que apenas comienza. Y no sólo en México y Guatemala. También Bolivia, Ecuador, Chile, Perú, Colombia.

Julio Cortázar, Luis Cardoza y Aragón o Guillermo Bonfil estarían aplaudiendo. Hablándonos. En el mundo tenemos por fortuna a los Eduardo Galeano, Juan Gelman, José Saramago, Arundathi Roy, Nadine Gordimer, Howard Zinn. Pero requerimos de más. Y sobre todo, deben dejar de importarnos e importunarnos los intelectuales y artistas “dominantes”, inútiles globos inflados que acaparan los medios y las ediciones. Éstos, en su arrogante suficiencia, nos regalan consejos de “cómo debería ser la izquierda”, y nos recitan paternalista e hipócritamente recetas para ser “modernos”, “civilizados” y “democráticos”. Qué saben ellos de democracia.

Tienen un retrato hablado de la izquierda “deseable”, que será dócil al capitalismo, “realista” y gourmet. Su retrato no incluye al pueblo (esa “abstracción”), ni a los indios, ni a los jóvenes con el talón en el asfalto, ni a los campesinos que han decidido salvar las semillas y recuperar los ríos y la tierra, ni a las madres dignas de presos y desaparecidos.

En hora de inminentes cambios, no necesariamente buenos, y no pocas intifadas, la cultura viva está en otra parte. Allí donde se está creando una vida nueva, bajo el americano y dulce cielo de rabia azul metálica.

viernes, enero 16, 2009

A 15 años del levantamiento zapatista

Jaime Martínez Veloz

Hace 15 años la nación mexicana se cimbró ante la noticia de un levantamiento armado en diferentes municipios del estado de Chiapas. La acción llevada a cabo por las fuerzas insurgentes se caracterizó por su sincronía, disciplina y la eficacia de sus propósitos.

Después de los primeros días de combate, la sociedad mexicana exigió el cese de las hostilidades y obligó a las partes en conflicto a buscar una salida negociada que atendiera los justos reclamos que enarbolaba el zapatismo. Los procesos subsiguientes de negociación resultaron complejos, pero se produjeron a pesar de las evidentes manifestaciones de provocación promovidas por quienes desde dentro del Estado han resultado beneficiados por las confrontaciones sociales. Para ellos la guerra es negocio, la paz nunca lo será.

En este contexto, se formó una comisión legislativa paritaria, que después sería conocida como la Comisión de Concordia y Pacificación, a la cual me correspondió pertenecer. La decisión para integrarme a la misma no fue sencilla: en aquel tiempo era diputado federal por Tijuana e involucrarme en un tema distante en términos geográficos no resultaba una tarea sencilla. Sin embargo, las características y el alcance nacional de las reivindicaciones zapatistas constituyen un acercamiento a uno de los temas del México profundo todavía irresuelto.

Este hecho me ha permitido desde entonces conocer de cerca una realidad compleja, inédita y día a día renovada por hechos y nuevas circunstancias. Chiapas es, en sí, una universidad de la vida.

La construcción de puentes entre el gobierno y el zapatismo, durante las primeras etapas del proceso de negociación, realizado al amparo de la Ley para el Diálogo, la Negociación y la Paz Digna en Chiapas, no estuvo exenta de actitudes hostiles, o cuando menos escépticas, de quienes desde las instituciones del Estado se han negado de siempre a reconocer la existencia de un país que no ha concluido su etapa de consolidación democrática. El EZLN, a través de su lucha, ha demostrado que las instituciones de nuestro país no incluyen a amplios sectores de la sociedad mexicana, entre ellos, y en forma destacada, a los indígenas mexicanos.

El Chiapas de hoy es muy diferente al que existía al inicio del conflicto. El estado cuenta con una infraestructura vial, portuaria y aeroportuaria que puede estimular el desarrollo y el crecimiento; se ha producido una redistribución del poder político; se terminaron los tiempos del partido único. Sin embargo, los rezagos sociales, principalmente en las comunidades indígenas, siguen presentes. El reto es enorme.

Al margen de la solución de fondo que requiere la agenda nacional planteada por el zapatismo, cuyo desahogo dependerá de una nueva correlación de fuerzas en el Congreso de la Unión y una renovada actitud del Ejecutivo federal frente a esta problemática, es indispensable la puesta en marcha de una serie de medidas que eviten tensiones innecesarias y reduzcan al mínimo cualquier acción de confrontación.

La tentación de algunos mandos castrenses, mediante una interpretación sesgada de la Iniciativa Mérida, firmada por México con el gobierno estadunidense, para intervenir en territorio zapatista sobre la base de supuestas acciones en contra de la siembra de enervantes, debe ser desechada por carecer de la mínima veracidad y por significar una grave y peligrosa provocación.

En un país que ha permitido que muchas de sus instituciones hayan sido penetradas por el narcotráfico, la única región que ha impedido la presencia de este flagelo ha sido el territorio donde se asienta el zapatismo.

La realización del Festival de la Digna Rabia fue el lugar de encuentro de múltiples voces de países y realidades distintas unidas en un mismo propósito de cambiar las injustas condiciones de vida de millones de ciudadanos de México y del mundo. La organización del encuentro fue una nueva demostración de la capacidad creativa del zapatismo, la vigencia de sus demandas y la expresión de un movimiento que, a pesar de los años, permanece con una estructura y una capacidad que no pueden ser menospreciadas.

Se puede estar o no de acuerdo con lo expresado por los zapatistas, pero nadie puede negar la justeza de sus demandas y la capacidad de mantener en alto los sueños, anhelos e ideales de los integrantes y simpatizantes del zapatismo, en un momento en que la sociedad mexicana es asediada por el consumismo, la narcocultura y los nuevos estereotipos surgidos de un modelo que pretende convertir en mercancía todo lo que toca. Por ello tiene un alto valor lo realizado por los zapatistas en medio de múltiples carencias económicas y un contexto dominado por el consumismo y la frivolidad.

Por ello, la capacidad de soñar, de criticar, de decir su verdad a su modo y su estilo, ojalá siga siendo la constante en los decires y haberes de los zapatistas. Hay quienes se incomodan, incluso algunos que se presumen de izquierda quisieran el silencio permanente del zapatismo. Hay a quienes les incomodan los argumentos del EZLN, pero poco hacen por construir una salida al conflicto. Coinciden con la derecha en la estrategia de que “el conflicto terminará por el desgaste o la extenuación del zapatismo; por lo tanto, entre menos se haga o se diga del tema, será mejor”. Nada más alejado de la verdad. La firmeza, la capacidad organizativa, el espíritu de combate y la vigencia de sus demandas están presentes hoy más que nunca.

Enhorabuena por los15 años de la aparición pública de EZLN y los 25 de haberse formalizado como organización combatiente.

lunes, enero 05, 2009

La digna rabia y la otra política

Marcos Roitman Rosenmann / II

Tener dignidad, rabia acumulada, conciencia y un proyecto de futuro a los señores del dinero les molesta, agobia y pone en evidencia. Los estremece saber que hay personas que no se venden, que luchan contra la explotación que abren brecha, que se organizan desde abajo, democráticamente, sin lugar para la resignación y el conformismo. Allí donde el proyecto emancipador de la condición humana es un mandar obedeciendo, ellos abandonan. Donde los principios de justicia social e igualdad se practican, ellos atacan hostigando las juntas del buen gobierno y los caracoles. No lo conseguirán. Tratan de justificar una ruptura del alto al fuego. Tienen el dinero y creen poder hacer todo o casi todo. Compran voluntades, practican la extorsión, la corrupción y el cohecho. Miles, cientos o millones es el lenguaje para obtener un acuerdo. Al fin y al cabo la democracia, se dicen, consiste en elegir una elite para encauzar los beneficios económicos del capital. Hoy los bancos, las grandes empresas y monopolios se quedan con el Estado. Lo privatizan. ¿Quién era el ingenuo que planteaba que el Estado no tenía un carácter de clase?

No pensarían ustedes que los explotados, los trabajadores, los pensionistas, los sin tierra, los campesinos, los pueblos indios serían, en esta crisis, los beneficiarios del crédito de cientos de millones de dólares y euros a fondo perdido. Los únicos agasajados son los mismos que robaron. Banqueros y financistas. Las reglas del juego son las del mercado, es decir, la del más fuerte, competitivo y contumaz. No importa que se termine en un desastre mayor. El resultado es administrar la crisis en tiempos del capital. Más despidos, miseria, muerte por hambre, desempleo y concentración de la riqueza. ¿Alguien se pregunta quién tiene los millones que dicen haber perdido todos? ¿Se han esfumado? Es sólo una gran operación de ingeniería financiera. Si economistas, políticos, historiadores, sociólogos, antropólogos y demás cuerpo técnico del establishment no han sido capaces de dar una salida a la crisis, tal vez el problema consista en presentar una alternativa al capitalismo. Y el EZLN propone y es alternativa, por ello es un peligro.

Por el contrario, el capitalismo no tiene salida. Sin embargo, es necesario administrar su fracaso. Por eso es obligado tener políticos capaces de entender y manejarse en sus redes. Para tal efecto, hay que educarlos, formarlos. Se les puede cooptar desde la izquierda; provenir de las guerrillas, entre más revolucionario se haya sido en el pasado mejor, otorga credibilidad ante las cámaras de televisión. El clásico “yo fui” pero ahora “ya no” es un antídoto para no caer en voluntarismos. Es parte del manual. Socialdemócrata, liberal, conservador o nueva izquierda, todos son cortados bajo el mismo patrón. Los únicos díscolos son aquellos que plantean la crítica abierta. Contra ellos se unen todos. No hay fisuras. Se les expulsa. Son los detractores, los anticapitalistas, los socialistas y los humanistas, hay que perseguirlos, encarcelarlos, ponerles grilletes, eliminarlos. Tienen conciencia y dignidad y no forman parte del juego.

De esta guisa, llegar a ocupar un cargo público supone invertir millones en campañas electorales y deshacerse de molestos precandidatos por el mecanismo más expedito. Si es el asesinato o la injuria da lo mismo que da igual. Todo vale en esta guerra sucia. La financiación, legal o ilegal, de las grandes compañías multinacionales apoyando a unos y dejando en ascuas a otros; la publicidad engañosa, clave en la formación de la imagen pública de los candidatos, y por último la participación activa de los ideólogos del sistema que dan el visto bueno con sus mensajes en los medios de comunicación social: todo está planificado. Nada excede el ritmo de los acontecimientos. No hay desborde. En este plano, sus hacedores se sienten orgullosos de hacer país, forman una cofradía. Se comunican sus secretos y conocen los trapos sucios del contrincante. Navegan por las cloacas del sistema comprando y vendiendo voluntades. No se dan cuartel. No importa cambiarse de chaqueta. El travestismo político es parte de su existencia.

Por lo enunciado, los candidatos, futuros miembros honorables de las cámaras de diputados, senadores, concejales, alcaldes, gobernadores o jueces han pagado peaje, salvo honrosas excepciones. Muchos son analfabetos funcionales. Todos contratan asesores, una especie de fenicio que acaba, la mayoría de las veces decidiendo, la trayectoria política de su asesorado. Incluso hoy licenciados en ciencias políticas y sociología, aspiran a ser “asesores políticos”. Profesionales de medio pelo, aceitados por el sistema. Los mueven la codicia y el consumismo. Escriben discursos ramplones y tienen un vocabulario propio de las ciencias políticas estadunidenses. Gobernanza, gobernabilidad, globalización, desarrollo endógeno, sociedad de la comunicación, desregulación, privatización, etcétera, su diccionario político no contempla conceptos como clases sociales, autodeterminación, soberanía, dignidad, explotación, alienación, socialismo o igualdad social. Ellos son igualmente víctimas, marionetas en manos de un reducido club de grandes banqueros y de una elite de la clase dominante que prefiere manejar los hilos tras bambalinas.

La lucha es hoy, como apunta la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, “hacer un acuerdo con las personas y organizaciones mero de izquierda, porque pensamos que es en la izquierda política donde está la idea de resistirse contra la globalización neoliberal, y de hacer un país donde haya, para todos, justicia, democracia y libertad. No como ahorita que sólo hay justicia para los ricos, sólo libertad para sus grandes negocios y sólo hay democracia para pintar las bardas con propaganda electoral. Y porque pensamos que sólo de la izquierda puede salir un plan de lucha para nuestra patria, que es México, no se muere”.

El noble camino elegido por el EZLN define la diferencia. Presupone sentirse parte de la condición humana, donde se respetan y ejercen las libertades y se reconocen en igualdad para todos. Es otra manera de entender y hacer política. Conlleva el retorno de la ética. Es abrir caminos de dignidad, espacios transitados desde perspectivas no hegemónicas, no coloniales, que rompen la dinámica del capital y el neoliberalismo. Éste ha sido el sendero por donde discurre el hacer del EZLN y ello tiene el valor de arriesgar propuestas y convivir con la incertidumbre de ver plasmado el proyecto. Por esta razón hay tanto que perder si no llega a realizarse. Sus enemigos son muchos y acechan en cada esquina, su forma es variada, acá sólo se visualiza la del dinero y sus cómplices. Como señaló Pablo González Casanova, el levantamiento de Chiapas el 1º de enero de 1994 no fue última revolución del siglo XX, sino la primera del siglo XXI. Su triunfo no es cuestión de marketing electoral, sino de articular conciencias y dignidad, y ello se ha producido. Ahora es cuestión de perseverar y no dejarse avasallar por el poder del dinero ni por el canto de sirenas de la sociedad de consumo.

viernes, diciembre 05, 2008

El EZLN y la Cocopa

Jaime Martínez Veloz

Hoy que las agendas nacionales se entrecruzan con paradigmas hasta hace poco insospechados y la aparición de nuevos conflictos desplazan muchos de los temas de fondo que hace tiempo deberían haber sido abordados y resueltos, convendría que la clase política gobernante no olvidara el compromiso que contrajo el Estado con los pueblos indígenas de Mexico vía los acuerdos de San Andrés. La apuesta del sistema político mexicano ha sido la minimización del tema indígena. En el mejor de los casos, los acuerdos de San Andrés surgen como promesa de campaña sólo en tiempos electorales. El discurso oficial frente al zapatismo ha consistido en eludir cualquier mención al EZLN, en un vano intento de minimizar sus demandas o en una apuesta ladina, de suponer que con el tiempo se desvanecerán sus causas y demandas.

El incumplimiento del gobierno de los compromisos pactados con los indígenas vino acompañado de una mayor presencia militar en la zona de conflicto. El Estado mexicano ha optado por el acotamiento militar en lugar de buscar opciones políticas para la solución del conflicto, como pudiera ser la reposición del procedimiento legislativo para la aprobación de la iniciativa de ley que en 1996 fue aceptada por el EZLN.

El dramatismo de los acontecimientos de los últimos años, donde el crimen organizado, con vastas zonas de influencia y control territorial, así como la creación de estructuras financieras, judiciales, policiacas, políticas e incluso hasta culturales; ha demostrado la actitud falaz y cuentachiles que el gobierno mexicano ha mantenido frente al zapatismo. Para decirlo en otras palabras, mientras a los criminales les permitió la entrada hasta la cocina, a los zapatistas les dio con la puerta en la cara.

Ante la polarización social, promovida por un modelo económico que a nivel mundial ha demostrado su fracaso y la polarizacion política promovida y prohijada desde todos los ámbitos de la política mexicana, sería conveniente recordar el trabajo realizado por los miembros de la primera Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa), cuya capacidad para procesar sus naturales y explicables diferencias les permitieron construir la iniciativa de ley en materia de derechos y cultura indígenas, derivada del compromiso pactado entre el gobierno federal y el EZLN, a través de lo que hoy conocemos como los acuerdos de San Andrés Larráinzar.

Éste no es un asunto de nostalgia, sino el ejercicio sobre un método de trabajo y compromiso para abordar las tareas que en ese tiempo la República nos encomendó y que realizamos en forma responsable, atendiendo los propósitos y los objetivos que nos fueron encomendados y que hoy se requiere sean recuperados, antes de que otra cosa suceda.

La primera ocasión que nos entrevistamos ante la comandancia indígena del EZLN, en la comunidad de La Realidad, municipio de Las Margaritas, sin habernos puesto de acuerdo, cada legislador se presentó sin hacer alusión al partido que pertenecía, lo cual fue ponderado por el subcomandante Marcos. Los miembros de aquella comisión legislativa pusimos por encima de los intereses partidarios el objetivo de la paz y en ése nos mantuvimos en todo momento. Fueron condiciones ajenas a sus integrantes las que impidieron la concreción de lo acordado.

La presencia y empuje de los senadores Heberto Castillo y Luis H. Álvarez constituyeron la piedra angular que permitió a la Cocopa encarar los momentos difíciles por los que transitamos. Los senadores del PAN Luis Felipe Bravo Mena y Benigno Aladro desempeñaron su trabajo con seriedad, acompañados del empuje de Rodolfo Elizondo Torres, Alejandro González Alcocer y Fernando Pérez Noriega. Del lado del PRD, Juan Guerra y César Chávez le imprimieron una dosis de activismo y reflexión desde una óptica de los movimientos sociales mexicanos. El senador Guillermo del Río Ortegón, a pesar de un estado de salud precario, se constituyó en un apoyo importante en las tareas legislativas. Del PRI, los senadores Óscar López Velarde y Pablo Salazar Mendiguchía aportaban elementos jurídicos y políticos que le brindaban orden y método a la discusión sobre los quehaceres de la comisión. A Marco Antonio Michael y al que esto escribe nos correspondió aguantar los vendavales oficiales por no plegarnos a la política gubernamental del desconocimiento de los acuerdos pactados. Del Partido del Trabajo, Óscar González Yáñez y José Narro Céspedes le imprimieron un gran compromiso a sus tareas. Juan Roque Flores, representante del Congreso del estado, Roberto Domínguez y Juan Carlos Gómez Aranda, representantes del gobierno del estado, le brindaron a la comisión las necesarias definiciones locales, así como el apoyo y la logística para la realización de las tareas legislativas.

El trabajo colectivo que realizamos quienes integramos esa comisión nos dejó marcados para siempre y, a pesar de no concretar lo que nos propusimos, desde nuestras trincheras hicimos hasta lo imposible por lograrlo sin importar el partido al que pertenecíamos.

Hace 12 años casi todos los aquí mencionados nos reunimos en San Cristóbal de las Casas y elaboramos la iniciativa de ley en materia de derechos y cultura indígenas, conocida como ley Cocopa, la cual fue aceptada por los zapatistas y rechazada por un gobierno que faltó a su palabra y a los compromisos contraídos durante el proceso de negociación. Esa iniciativa de ley es hoy una de las pocas posibilidades de rencauzar lo que todo predice será una nueva etapa de movilizaciones a lo largo y ancho del país.

lunes, noviembre 24, 2008

Oficial: Pemex explorará y extraerá crudo en la selva Lacandona, afirma Kessel

Hermann Bellinghausen y Ángeles Mariscal (Enviado y corresponsal)

San Cristóbal de las Casas, Chis., 23 de noviembre. Por primera vez de manera oficial, mediante la secretaria de Energía, Georgina Kessel Martínez, el gobierno federal anunció que Petróleos Mexicanos (Pemex) iniciará en fecha próxima la exploración y extracción de crudo en la selva Lacandona, como parte de la que llama “cuenca del sureste”. La funcionaria participó este jueves en el Consejo Consultivo de la Comisión Federal de Electricidad en Tuxtla Gutiérrez y luego se reunió con representantes del gobierno estatal.

En entrevista, Kessel dijo que “hay varias cuencas que se van a estar explotando en los próximos años. Básicamente las más grandes, que se encuentran Chincontepec (Veracruz), las del sureste y las aguas profundas del Golfo de México”.

Declaró que a finales de 2009 se iniciará la licitación para empresas privadas interesadas en prestar bienes y servicios a la paraestatal. En la cuenca del sureste, reconoció, se ubican los yacimientos de la selva Lacandona. “Hay campos donde se podría estar generando nueva producción de crudos.” Citó un análisis de Pemex de dicha cuenca, a partir del cual se estima que para 2021 se estarían generando alrededor de 500 mil barriles diarios.

La página electrónica de la paraestatal informa que, “considerando el desarrollo de Chicontepec y de los recursos prospectivos de las cuencas del sureste, entre 2008 y 2021 se requerirá perforar más de 17 mil pozos, número similar al que Pemex ha perforado a lo largo de toda su historia, pero en una tercera parte del tiempo”.

Cabe recordar que luego del alzamiento del EZLN, en 1994, los propios indígenas de la selva Lacandona, sobre todo en las cañadas de Ocosingo, testimoniaron que hacia 1993 (y antes), grupos de prospección y exploración, al parecer extranjeros, se habían internado en la zona, confirmando la existencia de yacimientos petrolíferos. En medio de una bruma declarativa del gobierno, quedaron abandonados “pozos” como los de Nazareth, cerca del actual caracol zapatista de La Garrucha, y otros más adentro, en las cañadas.

Durante su visita, la secretaria de Energía se reunió con el gobernador Juan Sabines Guerrero, ante quien destacó la importancia de la instalación aquí de una planta de biocombustibles con tecnología colombiana, “una oportunidad de crecimiento en materia de bioenergéticos para el estado”. Afirmó que Chiapas es “un lugar estratégico” para la puesta en marcha de esta planta.

Kessel Martínez consideró que la entidad tiene “vocación” para producir la materia prima de biocombustibles, y habrá “ingresos adicionales en beneficio de la economía de la población”. Esto lo expuso en una reunión de trabajo en torno al plan de desarrollo regional entre México, Colombia y Centroamérica conocido como Proyecto Mesoamérica (antes Plan Puebla-Panamá).

El pasado 11 de noviembre, los gobiernos de México y Colombia habían difundido el avance de las gestiones para instalar en Chiapas una planta de biocombustibles con tecnología colombiana. En conferencia conjunta con el presidente Álvaro Uribe, el presidente Felipe Calderón confió en que el proyecto impulsará “la relación energética entre los dos países”.

Para ese biocombustible se empleará una maleza (jatrofa), que según las versiones presidenciales no competirá con la producción de alimentos. Algo que especialistas y activistas ambientales ponen en duda, pues dichos recursos biológicos evidentemente competirán por los suelos, la mano de obra y el agua. Por su parte, Kessel Martínez mencionó que las plantaciones del monocultivo se harán por “módulos” con un costo aproximado de un millón de dólares cada uno.

Y no quedó ahí. La secretaria también adelantó la intención de generar energía eólica en la entidad. La implementación de planes similares en el istmo de Tehuantepec (Oaxaca) por parte de empresas trasnacionales españolas ha generado problemas ambientales y el rechazo de las comunidades en esa región.

Ante la contradicción del discurso oficial, que por un lado proclama la protección ambiental y de recursos bióticos como prioridad en la selva Lacandona y Montes Azules, y por el otro promueve la explotación de energéticos, la funcionaria descartó que se vayan a causar perjuicios. Argumentó que la reciente “reforma” legal de Pemex “asegura la protección y restauración de ecosistemas”. Por lo pronto, la selva sí va al mercado petrolero.


martes, noviembre 18, 2008

El camino de la autonomía

Teniente Coronel Insurgente Moisés

Antes de la llegada de los compañeros insurgentes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), en todas las comunidades se estaba viviendo muy difícil: explotados, humillados, pisoteados y saqueados.

Les estoy hablando ahora de las tierras recuperadas, que eran de los latifundistas. Ahí, nuestros abuelos y abuelas lo vivieron. Y desde muchos más años atrás. Veían que los patrones son los mandones. Y veían, nuestros abuelos y abuelas, que son igual los malos gobiernos.

Cuando llega el ezln empezó el trabajo en los pueblos, a hablar pues de la explotación. Nuestros abuelos y abuelas, nuestros papás y mamás, entendieron la necesidad de organizarse. Porque ya veían de lo que le estaba pasando, de lo que le estaba sucediendo.

Ya había idea de que hay que organizarse, de que hay que unirse, de que así tenemos fuerza. Pero en aquellos tiempos no se podía, porque los patrones y el mal gobierno no permitían. Y había otras historias largas ahí. Porque nos decía el mal gobierno que hay que entrarse en las organizaciones oficiales, como la CNC, y luego la CTM.

Nuestros papás y abuelos participaron en esas organizaciones legales, que dice el mal gobierno que ahí se va a resolver las necesidades, las demandas. Lo probaron y no se resolvió nada. Se vino la idea de que hay que organizarse independiente, lo probaron y no se resolvió nada. Puras persecuciones, encarcelamiento, desaparición.

Cuando llega el EZLN se empezaron a organizarse nuestros pueblos. Se hizo la aparición pública y ahí se decidió pues, en el 94, que tenemos que gobernarnos nosotros. Entonces, nos organizamos, al principio, en los municipios autónomos. Así se llamó: “autónomo”.

Pero nosotros los campesinos, tzeltales, tojolabales, choles, zoques, mames, no entendemos qué significa la palabra “autonomía”. Poco a poco fuimos entendiendo que la autonomía era de por sí lo que estábamos haciendo. Que nos preguntábamos lo que vamos a hacer. Que discutíamos en las reuniones y en las asambleas y, luego, decidimos los pueblos. Hasta ahorita podemos explicar ya lo que es la autonomía que se está haciendo con nuestros Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas.

Lo que pensábamos, lo que imaginábamos antes, ahora está confirmado. Que nosotros los indígenas somos los más olvidados. Pero también sabemos que la libertad, la justicia, y la democracia también las necesitan los que no son indígenas.

El trabajo de los municipios autónomos ahora se ha consolidado más. Nuestros compañeros y compañeras han entendido más, y ahora se dan cuenta que así debería ser en todo México. Donde el pueblo manda y el que está gobernando debe obedecer. Es así como trabajan ahora nuestras compañeras y compañeros.

En todas las áreas de lo que se está construyendo. Hablando de salud, de educación y de otros trabajos colectivos, es discutido, analizado pues, en los pueblos, y luego la decisión general es la que se viene para construir. Se han dado cuenta nuestros compañeros y compañeras que sí se pueden hacerlo. Han aprendido más con los compañeros y compañeras de las Juntas de Buen Gobierno (JBG). Y una cosa tan importante que también nuestros compañeros están descubriendo cada vez más: la participación de las compañeras en los distintos cargos en la construcción de la autonomía, que no pueden quedar solas las compañeras.

Claro, nos ha costado mucho. Porque hay un problema desde antes, que nuestras compañeras se habían quedado como si fuera un objeto que está aparte. Descubrimos ahí, en aquel tiempo de los patrones, eran maltratadas, violadas nuestras compañeras, nuestras abuelas.

Con esta construcción de la autonomía que estamos haciendo, hemos descubierto que ya no podemos seguir como antes, que estaban a un lado las compañeras. Es como ahora: las compañeras en los pueblos se ayudan con los compañeros a resolver los distintos problemas, a planear y discutir, sacar propuestas para en las asambleas de los municipios autónomos, o en las asambleas generales que hace la JBG.

¿Dónde está la escuela, dónde está el aprendizaje? Aquí mismo, adentro de las comunidades. En ese tipo de construcción de la autonomía, nuestros pueblos, hombres y mujeres, son los exigentes y exigentas de que se debe cumplir los siete principios del mandar obedeciendo. Donde dicen pues así nuestros compañeros y compañeras: si existiera en México un gobierno que obedece, México sería diferente.

Cuando discutimos con nuestros compañeros autoridades, o sea los comisariados, comisariadas, agentes y agentas, hablan lo que en México se habla y se dice que es el Congreso de la Unión, que son los diputados y senadores que dicen que son los representantes del pueblo, y esas compañeras y compañeros autoridades se hacen la pregunta: ¿cuándo nos han consultado de las leyes que hacen? Se hacen la pregunta, por ejemplo, cuando Carlos Salinas de Gortari cambió el Artículo 27, de lo que nuestro general Emiliano Zapata logró meterlo en la ley constitucional de que la tierra no se vende ni se renta. Salinas, junto con los senadores y diputados cambiaron ese artículo, donde diga que la tierra se van a hacer propietarios, se van a hacer dueños, y que pueden decidir lo que quieren hacer con la tierra. Diciendo así que ya se puede vender y rentar.

La pregunta que se hacen nuestros compañeros y compañeras autoridades: ¿cuándo nos preguntaron eso? Es ahí donde dicen: no sirven para nada esos diputados, diputadas, senadores o senadoras que están ahí. No representan al pueblo de México porque nunca nos preguntan, nunca nos consultan. No creemos que los obreros también les consultan la ley que necesitan.

Hablar de la autonomía parece sencillo, pero no es cierto. Los discursos se escuchan muy bonito, en la práctica es otra cosa. Es como, por ejemplo, hay muchos escritores, intelectuales, como dicen —o se dicen—, hay libros que tiene escrito sobre autonomía. Quién sabe, a lo mejor tienen el 2 o el 5 por ciento de lo que más o menos se toca ahí sobre autonomía. El 95 por ciento les falta.

Para poder hablar de autonomía, hay que vivir en donde se está haciendo. Para descubrir, para ver y conocer más cómo es esto. Porque van a ver cómo es que va y viene de la forma, de cómo se hace en práctica lo que es la democracia, la decisión que se toma.

Cómo empezó todo

Subcomandante Insurgente Marcos

Hace 25 años llegó un pequeño grupo de urbanos, o de ciudadanos como les decimos nosotros, no a esta parte de la selva, sino mucho más adentro, lo que ahora se conoce como la Reserva de Montes Azules. En esa zona no había nada, mas que animales salvajes de cuatro patas y animales salvajes de dos patas que éramos nosotros. Y la concepción de ese pequeño grupo —estoy hablando de 1983-1984— era la tradicional de los movimientos de liberación en América Latina: un pequeño grupo de iluminados que se alza en armas contra el gobierno. Y eso provoca que mucha gente los siga, se levante, se tumbe al gobierno y se instale un gobierno socialista. Estoy siendo muy esquemático, pero básicamente es lo que se conoce como la teoría del “foco guerrillero”.

Ese pequeño grupo, de los que quedamos entonces, tenía esa concepción tradicional, clásica u ortodoxa, pero también una carga ética y moral que no tenía precedentes en los movimientos guerrilleros o armados en América Latina. Esta herencia venía de otros compañeros que ya habían muerto, enfrentándose al Ejército federal y a la policía secreta del gobierno mexicano.

Lo que lo hizo sobrevivir fueron dos elementos. Uno, era la necedad o la terquedad que, probablemente, esa gente traía en el adn. Y la otra fue la carga moral y ética que había heredado de los compañeros y compañeras que habían sido asesinados por el Ejército, en estas montañas precisamente. Las cosas se hubieran quedado ahí, con dos opciones: Un pequeño grupo que pasa décadas encerrado en la montaña, esperando algún momento que pasa algo y puede actuar dentro de la realidad social. O terminar, como alguna parte de la izquierda radical en México entonces, como diputados, senadores, o presidentes legítimos de la izquierda institucional.

Lo que pasó entonces es que ese planteamiento fue derrotado a la hora que confrontamos a las comunidades y nos dimos cuenta, no sólo que no nos entendían, sino que su propuesta era mejor.

Algo había pasado en todos los años previos, décadas previas, siglos anteriores. Nos estábamos enfrentando a un movimiento de vida que había logrado sobrevivir a los intentos de conquista de España, Francia, Inglaterra, Estados Unidos, y de todas las potencias europeas, incluyendo la Alemania nazi. Lo que había hecho resistir a esta gente había sido un apego a la vida que tenía que ver mucho con la carga cultural. La lengua y la forma de relacionarse con la naturaleza presentaban una alternativa no sólo de vida, sino de lucha. No les estábamos enseñando a nadie a resistir. Nos estábamos convirtiendo en alumnos de esa escuela de resistencia de alguien que llevaba cinco siglos haciéndolo.

Los que venían a salvar a las comunidades indígenas fueron salvados por ellas. Y encontramos rumbo, destino, camino, compañía y velocidad para nuestro paso. Lo que llamamos “la velocidad de nuestro sueño”.

En el momento en que el pequeño grupo guerrillero hace contacto con los pueblos, hay un problema y una lucha. Yo tengo una verdad —yo, el grupo guerrillero—, y tú eres un ignorante, te voy a enseñar, te voy a adoctrinar. Error y derrota.

A la hora que se empieza a construir el puente del lenguaje, y empezamos a modificar nuestra forma de hablar, modificamos nuestra forma de pensarnos a nosotros mismos y de pensar el lugar que teníamos en un proceso: servir.

De un movimiento que se planteaba servirse de las masas, los proletarios, los campesinos, los estudiantes, para llegar al poder y dirigirlos a la felicidad suprema, nos estábamos convirtiendo, paulatinamente, en un ejército que tenía que servir a las comunidades. En este caso, las comunidades tzeltales, que fueron las primeras donde nos instalamos. El contacto con los pueblos significó un proceso de reeducación más fuerte y más terrible que los electroshocks que acostumbran en las clínicas siquiátricas.

¿Qué pasó después? El EZLN se convierte en un ejército de indígenas, al servicio de los indígenas, y pasa de los seis con que empezamos el EZLN, a más de seis mil combatientes. ¿Qué es lo que detona el alzamiento? ¿Por qué decidimos alzarnos en armas? La respuesta está en los niños y las niñas. No fue un análisis de la coyuntura internacional. No era propicia para un alzamiento armado. El campo socialista había sido derrotado, el movimiento de izquierda en América Latina estaba en una etapa de repliegue. En México, la izquierda lloraba la derrota después de que Salinas de Gortari no sólo había hecho un fraude, sino había comprado a buena parte de la conciencia crítica de la izquierda.

Por diversas partes empezó a surgir esta inquietud. Vamos a decirlo por su nombre: esta rebeldía, en las mujeres zapatistas, que había que hacer algo. Nosotros hicimos lo que teníamos que hacer, entonces, que era preguntar a todos qué íbamos a hacer. Hubo en 1992 una consulta, y pueblo por pueblo se realizaron asambleas. Se planteaba el problema. La disyuntiva era muy sencilla: si nos alzamos en armas, nos van a derrotar, pero va a llamar la atención y van a mejorar las condiciones de los indígenas. Si no nos alzamos en armas, vamos a sobrevivir, pero vamos a desaparecer como pueblos indios. La lógica de muerte es cuando nosotros decimos: no nos dejaron otra opción. Ahora, los que llevamos más tiempo aquí decimos: qué bueno que no teníamos otra opción.

Los pueblos dijeron: para eso estás, pelea con nosotros. No se trataba sólo de una relación formal, de mando. Porque formalmente era al revés: el EZLN era el mando y los pueblos eran los subordinados. Pero en los hechos era al contrario: los pueblos sostenían, cuidaban y hacían crecer al EZLN. Fue importante también la participación de un compañero mestizo, de la ciudad, el Subcomandante Insurgente Pedro, que cae combatiendo el primero de enero de 1994.

Pasó lo que pasó. Se abre una etapa de resistencia donde se pasa de la lucha armada a la organización de la resistencia civil y pacífica. En este proceso cambió la posición del EZLN respecto al problema del poder. Y esta definición es la que va a marcar de manera más honda la huella en el camino zapatista. Nosotros nos habíamos dado cuenta —y en el no­sotros ya van incluidas las comunidades, no sólo el primer grupo— que las soluciones, como todo en este mundo, se construyen desde abajo hacia arriba. Y nuestra propuesta anterior, y toda la propuesta de la izquierda ortodoxa hasta entonces, era al revés: desde arriba se solucionan las cosas para abajo.