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lunes, febrero 23, 2009

Dios habita en el cerebro

Hallazgos neurocientíficos explican por qué el hombre se refugia en las religiones

JAVIER SAMPEDRO

El Dios de Abraham era justo, inapelable, incorruptible, trascendente, omnisciente, omnipotente, omnipresente y omnibenevolente. El cristianismo antiguo se centró en la pericoresis o fusión de tres personas en una sola entidad divina. Para la vía negativa de Maimónides sólo nos es dado discutir sobre lo que Dios no es. El Todo de los herméticos es más complicado que la suma de cuanto existe, y el Buda puso el énfasis en la liberación del sufrimiento en la tierra. Vista así, la religión tiene poco de universal.

Cualquier religión tiene un núcleo de creencias sobre agentes no físicos

Un espíritu es un tipo de persona, sólo que atraviesa paredes

Sagan: "El universo es mucho mayor de lo que dijeron nuestros profetas"

Los ritos se basan siempre en alguna secuencia de actos arbitraria, obligatoria

Pero los experimentos han hecho aflorar una capa subyacente más simple. Por ejemplo, los psicólogos cuentan a grupos de voluntarios una historia en la que Dios atiende a cinco problemas a la vez. Los creyentes de cualquier confesión monoteísta aceptan la narración con naturalidad, puesto que Dios tiene sobrados poderes cognitivos para ello. Pero si se les pide recordar la historia un rato después, casi todos cuentan que Dios atiende los cinco problemas uno por uno: su subconsciente ha humanizado al omnipotente Dios de la doctrina.

La investigación reciente en psicología cognitiva, neurobiología y antropología cultural ha revelado que la mayoría de los creyentes, sea cual sea su culto, tienen interiorizado un modelo extremadamente antropocéntrico de Dios. No sólo posee una figura humana, sino que utiliza los mismos procesos de percepción, razonamiento y motivación que las personas. Las creencias explícitas sobre la divinidad son muy distintas entre religiones, pero los supuestos tácitos son casi idénticos en la mayoría de las personas.

La característica central de cualquier religión es un núcleo de creencias sobre agentes no físicos. Este tipo de "conceptos sobrenaturales" -que también aparecen en la fantasía, los sueños y las supersticiones- está muy condicionado por nuestro conocimiento del mundo real. Un espíritu es un tipo de persona, sólo que atraviesa paredes. Dios comparte esas limitaciones dentro de la cabeza de los creyentes.

Más en general, las creencias subconscientes de la gente religiosa de cualquier credo son extraordinariamente parecidas: los agentes sobrenaturales ejercen una vigilancia permanente del comportamiento moral de la persona, con acceso instantáneo a sus pensamientos y deseos más íntimos. Los creyentes de cualquier culto también albergan creencias sobre la existencia y las propiedades de esos agentes sobrenaturales, y suelen guardar símbolos o amuletos que los representan, y celebrar rituales en su nombre. Cada grupo social suele atribuir a esos agentes su sistema moral, y su propia cohesión social.

Los científicos cognitivos han reunido muchas evidencias de que esta especie de religión natural se enraíza en cualidades humanas universales -como la capacidad para simular relaciones con personajes ficticios- que no son específicas de la experiencia religiosa, sino una consecuencia de tener el cerebro más desarrollado, y las estructuras sociales más complejas y estables, que han evolucionado en ninguna especie animal de este planeta.

"El pensamiento y el comportamiento religioso pueden considerarse parte de las capacidades naturales humanas, como la música, los sistemas políticos, las relaciones familiares o las coaliciones étnicas", dice Pascal Boyer, de la Universidad de Washington en Saint Louis. Boyer ha publicado en el último año dos trabajos de referencia sobre la evolución cognitiva de la religión (Nature 455:1038; Annual Review of Anthropology 37:111).

El filósofo Daniel Dennett sostiene que los cerebros animales han evolucionado a través de tres fases. El comportamiento de las criaturas darwinianas está determinado genéticamente. Las criaturas skinnerianas (por el psicólogo conductista norteamericano B. F. Skinner) disponen de una gama de comportamientos, pero despliegan uno u otro al azar. Los humanos somos criaturas popperianas (por el filósofo de la ciencia Karl Popper). Una criatura popperiana hace lo mismo que una criatura skinneriana, pero sólo dentro de su propia cabeza, como una serie de simulaciones mentales.

El ingeniero de la Universidad de Michigan John Holland, padre de los algoritmos genéticos, asegura que "la verdadera esencia de una ventaja competitiva, sea en el ajedrez o en la actividad económica, es el descubrimiento y la ejecución de jugadas en un escenario ficticio". Y entre las principales jugadas que tenemos que simular los humanos, desde la más tierna edad, están las situaciones sociales ficticias.

"Todos los niños entablan relaciones sociales importantes y duraderas con personajes de ficción, amigos imaginarios, familiares desaparecidos, héroes invisibles, novios figurados...", dice Boyer. La práctica constante con ese tipo de "agentes no físicos", de hecho, puede explicar parte de la extraordinaria destreza social de nuestra especie, muy superior a la de los demás primates. Y desde ahí, el científico de Washington sólo ve un pequeño paso hasta otros "agentes no físicos" como espíritus, dioses y demonios, "intangibles pero implicados socialmente".

Los agentes sobrenaturales son a menudo la fuente de la moral para las personas religiosas, y también sus vigilantes omniscientes, esto es, que basta con pensar en algo pecaminoso para que se den por enterados. Ésta es otra de las creencias más generales entre los fieles de cualquier culto.

La psicología experimental indica, sin embargo, que los niños comprenden los imperativos morales básicos, como los relativos al trato justo y al daño a sus semejantes, desde que están en edad preescolar. Eso es antes de que puedan comprender esos conceptos abstractos y con independencia del entorno religioso en que se obtengan los datos. La neurobiología, por otro lado, ha revelado nexos muy relevantes entre los juicios morales y algunas de las emociones humanas más básicas y universales.

Uno de los nodos centrales de la red emocional del cerebro es el córtex prefrontal ventromedial (VMPC). Los pacientes que tienen destruida esa zona del córtex muestran una disminución general en su capacidad de respuesta emocional y una marcada reducción de las emociones sociales -como la compasión, la vergüenza y la culpa que están estrechamente relacionadas con los valores morales-.

El VMPC es muy conocido por los neurólogos desde el 13 de septiembre 1848, cuando una explosión accidental disparó una barra de hierro de un metro de largo y seis kilos de peso exactamente hacia esa zona del cerebro de Phineas Gage, el capataz de una cuadrilla de trabajadores del ferrocarril. Sobrevivió, y sin daños en la capacidad del lenguaje ni en otras funciones intelectuales. Pero como dijo poco después un amigo suyo: "Este hombre ya no es Phineas Gage".

Todos los graves defectos que muestran estos pacientes se refieren a la respuesta a los estímulos emocionales o a la regulación de los propios sentimientos. Sus capacidades de la inteligencia general, de razonamiento lógico y de conocimiento de las normas sociales y morales están intactas.

Según el neurólogo Antonio Damasio, premio Príncipe de Asturias, muchas reacciones morales aversivas son una combinación del visceral rechazo a ciertos actos (matar a alguien, por ejemplo) y de la compasión instintiva por otro ser humano. Damasio cree que las emociones no sólo se asocian a los juicios morales, sino que son cruciales para elaborarlos.

"Aunque los creyentes suelen atribuir su moralidad a un agente sobrenatural", dice Boyer, "los modelos cognitivos indican todo lo contrario: que nuestros sentimientos morales son reclutados para dar verosimilitud a las nociones morales de la religión".

Los ritos religiosos también parecen muy distintos entre unas culturas y otras, pero todos pertenecen a una clase de "comportamientos rituales" constantes en la especie humana. Los ritos se basan siempre en alguna secuencia de actos arbitraria, obligatoria, ejecutada en un orden rígido, desligada de un objetivo práctico obvio y repetida muchas veces. También implican a menudo el uso de números, colores llamativos y símbolos de la pureza, el orden o la simetría.

Nuevamente, estos comportamientos rituales son un tema común en el desarrollo infantil: por ejemplo, cuando un niño sólo puede andar por la acera pisando las baldosas rojas, o tiene que subir el primer peldaño de su portal antes de que se cierre la puerta de la calle. Los niños suelen asociar estos rituales a unas vagas nociones de purificación y protección del peligro. Cuando estos sistemas se pasan de revoluciones, ocurren los trastornos obsesivo-compulsivos.

"Sabemos que el cerebro humano tiene redes de seguridad y precaución dedicadas a prevenir peligros como la predación", dice Boyer. "Las aserciones religiosas sobre la pureza, la suciedad y el peligro oculto de los demonios al acecho estimulan esos mismos sistemas, y hacen que las precauciones rituales resulten intuitivamente atractivas".

La crítica científica de la religión se ha centrado hasta ahora en argumentos racionales. El astrofísico Carl Sagan, por ejemplo, escribió: "¿Cómo es que apenas ninguna religión ha mirado a la ciencia y ha concluido: '¡Esto es mejor que lo nuestro! El universo es mucho mayor de lo que dijeron nuestros profetas, más sutil y elegante?".

"Hay quien tiene un concepto tan amplio de Dios que no hay forma de evitar que lo acabe encontrando en cualquier parte", afirma Steven Weinberg, físico teórico y premio Nobel. "Si quieres decir que Dios es energía, lo puedes hallar en un montón de carbón".

sábado, noviembre 08, 2008

No pride: doctorando

Guillermo Sheridan


Tomado de la sección Saltapatrás de la revista Letras Libres.


La cantidad de doctores que producen las naciones es una medida que los organismos internacionales observan para otorgarles su diploma de competitividad. Se entiende que así sea: en teoría, expresa la seriedad que un país otorga a la educación y es algo muy fácilmente computable.


México adoptó, y adaptó, ese proceder. De pronto, el doctorado desplazó a la licenciatura como garantía de calidad académica y pedantería social. Entre funcionarios y arribistas abundan quienes en buena hora ciñen doctorado sin más sinodal que el impresor de tarjetas de visita. Otros acuden a la Universidad Pacotilla más cercana y algunos –los que toman la farsa más en serio– a la versátil Plaza de Santo Domingo, donde inscribirse y merecer el doctorado, con mención honorífica y cédula profesional incluidas, toma unas cuantas horas.


Sí, muchos se doctoran en serio, redactan tesis originales con tutores exigentes, realizan exámenes arduos y aumentan la inteligencia científica del país. Entre 1990 y 1999 se otorgaron en México 5 mil 200 doctorados1 (curioso, pues coincide con el colapso de la calidad educativa en los niveles inferiores). Pasamos de tener 2.5 doctores por millón de habitantes en 1990 a 8.6 en 1999 (cuando Francia tenía 180 y Brasil 18). Esto se debió a que en 1993 el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) convirtió la posesión del doctorado en sinónimo de excelencia y le condicionó el ingreso o la renovación (algo más entendible en las ciencias duras que en las humanidades, a las que aludo en este escrito).


Los adjetivos excelente, extraordinario y sobresaliente abundan en las convocatorias, pero sólo tienen sentido si culminan en estadísticas. Se puede ser un investigador excelente, pero si no alimenta la cadena del proceso doctoral, ya no lo es tanto. Impartir cursos vale, pero dirigir tesis cuenta, aunque la excelencia de la tesis esté por verse. Los trabajos de un investigador son su voluntad y responsabilidad exclusiva, pero cuentan lo mismo que dirigir una tesis que depende sólo de la voluntad del tesista. Si tres tutores distintos trabajasen con el mismo buen candidato, la diferencia en calidad sería mínima; con uno malo, el desastre sería idéntico. En ambos casos el mérito del tutor es vicario, pero es premiable en ambos, pues lo excelente es doctorar, no lo doctorado. Y las comisiones –en las que un arquitecto o un antropólogo “evalúan”, digamos, a un filósofo– saldrán del problema palomeando requisitos, a nombre de la excelencia, sin leer una línea. Doctorar se ha convertido en unidad contable obligatoria del trueque académico: le otorga “puntos” a toda la cadena de la rendición de cuentas, desde el pasante, el tutor y los jurados hasta los funcionarios y directivos que procesan las estadísticas.


Doctorar en serio es meritorio, pero hacerlo imperativo conlleva el riesgo de abaratar la mercancía: dirigir la tesis cuenta más que el valor intrínseco de la tesis. Cuando un procedimiento rinde más beneficio que su resultado, se ha burocratizado. Los casi 15 mil miembros del SNI deberán dirigir por lo menos una tesis cada tres años en promedio: algo con tal demanda se presta a todo tipo de intereses. Y más en México, donde todo requisito incluye la forma de sesgarlo: que las instituciones exijan productividad está bien; que atenúen las exigencias para reconocerla, es fatal. Ya es lo normal brincar de una licenciatura sin tesis a un doctorado al vapor o a la medida; la maestría ya es una especie en extinción. La urgencia suaviza el camino para que todos los involucrados merezcan su palomita. Ya hay candidatos que venden su “uso y costumbre” de elegir al director de tesis. Ya no sólo se venden tesis (plagiadas) en línea desde Estados Unidos:2 me consta que en México las de doctorado andan por los 20 mil pesos, listas para imprenta. A este paso –insisto: sobre todo en las carreras humanísticas– doctorarse en México en 2010 puede acabar siendo tan irrelevante como obtener “mención honorífica”.


Darle seriedad a los títulos supone agregarles dificultad. Hay que restarles ceremonial bobo, sumarles carácter de verdadera prueba, agregarles el riesgo de reprobar. Y las instituciones deben reglamentar con rigor implacable los procesos de titulación. Las comisiones que aceptan el tema de tesis, nombran al director y al jurado, deben excluir la voluntad o el capricho del pasante. Ya no puede tolerarse que el director de tesis funja además como presidente del jurado: que se siente junto a su pupilo y se someta a examen con él, y si este reprueba, que se le llame a cuentas y se le resten puntos.


Quizás el SNI podría tener una responsabilidad más acentuada. Si ya tiene atributos como ponderar la categoría de las publicaciones académicas o calificar el nivel de excelencia de las instituciones que otorgan títulos profesionales, podría supervisar la seriedad de sus reglamentos para doctorar con “evaluadores acreditados”. El riesgo es que las agencias foráneas de evaluación terminen por diferenciar al mexicano de un doctorado del primer mundo (como, de hecho, ya se hace en México, donde se aprecia más el conseguido en el extranjero). Y que aun los doctorados rigurosos carguen con el marchamo de ser considerados excelentes, pero mediocres.

_____________________

1. Según la International Foundation for Science: http://www.ifs.se/Publications/Mesia/MESIA—3—IFS—Impact—Mexico.pdf / Estados Unidos doctora entre 40 y 45 mil personas al año: http://www.norc.org/projects/survey+of+earned+doctorates.htm

2. Véase por ejemplo: http://tomiesmith.wordpress.com/2008/07/10/custom-thesis-and-dissertations-for-sale/

martes, octubre 23, 2007

Sistemas sociales: naturaleza humana, poder y justicia

Michel Foucault y Noam Chomsky (Parte 1)



Michel Foucault y Noam Chomsky (Parte 2)

viernes, agosto 24, 2007

Dos notas sobre Cuba

La primera

Clichés anticubanos
Gilberto López y Rivas

Recientemente polemicé en un canal televisivo nacional sobre el tema de Cuba. Durante el ríspido debate salieron a relucir los viejos y conocidos mitos y prejuicios, alimentados durante décadas de ataques permanentes a la Revolución, a sus dirigentes y al régimen socialista establecido por el pueblo cubano en ejercicio de su soberanía y el derecho a la autodeterminación consagrado en los documentos fundacionales de la Organización de Naciones Unidas.

Mi oponente esbozó una empobrecida realidad cubana, regida por un "Estado policiaco" en el que se impone una dictadura ideológica en la educación, formación e información de las masas inertes de infantes y ciudadanos que bajo el control riguroso del Partido Comunista hacen del desayuno, comida y cena su principal preocupación cotidiana.

¿Cómo compaginar esta perspectiva de un país en el que impera -según esta visión empañada- la desnutrición, la sobrevivencia, la represión y el temor, con los grandes logros alcanzados por Cuba en los terrenos de la cultura, la educación, el deporte, la salud y otros indicadores sociales? ¿Es posible que bajo el terror de un Estado omnipresente prosperen la literatura, el arte, la música, la danza, las ciencias médicas, la biotecnología, la computación, la antropología, el alto nivel de sus delegados en cuanta reunión científica internacional hay en el ámbito local y mundial? ¿Cómo hacer coincidir esta lúgubre descripción de la patria de Martí, con ese gigante de la solidaridad internacionalista que derrotó en Angola al ejército racista de Sudáfrica, creando las condiciones para la debacle del apartheid? Que envía médicos, educadores y personal de apoyo a los más apartados y necesitados lugares del planeta, y que es capaz, incluso, de ofrecer generosamente a su archienemigo estadunidense ayuda médica inmediata ante la tragedia de Nuevo Orleáns en 2005. Donde el porcentaje de profesionales y técnicos mujeres es mayor al de los varones.

¿Cómo explicar las tasas cubanas de escolaridad de 100 por ciento en primaria y secundaria, sus rendimientos escolares en matemáticas, mayores a los de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Irlanda, Portugal y Noruega? ¿Los alumnos por aula (20) en enseñanza primaria, menores que en estos países, además de España, Francia y Japón? La tasa de mortalidad infantil de Cuba en menores de cinco años es de ocho infantes por cada mil nacidos vivos, mientras en América Latina es de 37 y 81 a escala mundial, contando además con 100 por ciento de niños inmunizados. La esperanza de vida al nacer es de 74 años, mientras en el mundo es de 66 años. Hay en la isla 590 médicos por cada 100 mil habitantes, en comparación con 160 en América Latina; en Cuba se tienen 631 camas hospitalarias por cada 100 mil habitantes, mientras en América Latina sólo 220. La Revolución ha hecho posible que Cuba sea una potencia biomédica y científica mundial que pone al alcance de los países pobres sus vacunas, tratamientos innovadores y medicinas.

Mi oponente en el programa enfatizó lo limitado de la oferta disponible en periódicos y en revistas para los lectores cubanos, cuando se tienen registrados 577 publicaciones periódicas y 128 editoriales, decenas de publicaciones por Internet, 382 bibliotecas públicas, 57 teatros, 135 galerías de arte, 302 casas de cultura, 265 museos, 406 cines, 364 librerías. "Según datos de la UNESCO en el periodo 1989-1994, en el número de obras que poseen las bibliotecas públicas por cada 100 habitantes, Cuba superaba con 48 títulos a México (36), Perú (25), Costa Rica (10), Chile (5) e igualaba a Italia con la misma cifra." (Alfonso Sastre, et al. Cuba 2005. Editorial Hiru.)

He podido observar y constatar directamente el nivel de información sociopolítica de los estudiantes en todos los niveles de la enseñanza, o el de un telespectador a través de noticieros, cursos y programas especiales como las Mesas Redondas en las que frecuentemente se tocan temas de actualidad por dos horas, con expertos, testigos y analistas de primera calidad, sin cortes comerciales ni intereses corporativos que dicten la línea política de los participantes.

¿Cuba, Estado policiaco? Un país que no registra ejecuciones extrajudiciales como las de la guerra sucia del Estado mexicano contra la izquierda desde los años 50 del siglo pasado, con los cientos de desaparecidos políticos, asesinados y torturados; donde durante todos estos años desde el triunfo de la Revolución en 1959 nunca se ha utilizado a las fuerzas armadas para reprimir y masacrar a manifestantes indefensos, como sí ha ocurrido en México (1959, 1968, 2006); donde no hay grupos paramilitares como la Brigada Blanca, el Batallón Olimpia, Halcones y los más de una docena que operan en Chiapas; donde la incidencia de homicidios y delitos de sangre es de las más bajas del orbe; donde no hay secuestros de personas ni actúan las diversas mafias del crimen organizado con las secuelas de cientos de ejecutados (más de mil durante los pocos meses del gobierno espurio de Felipe Calderón); donde no hay autoridades policiales y militares penetradas por el narcotráfico; esto es, donde impera un Estado de derecho en el que la justicia no está en venta ni brinda impunidad para ricos, poderosos y politiquillos.

La mayor conquista de la Revolución cubana está a la vista: un pueblo instruido y noble que ha logrado resistir con éxito el más feroz de los bloqueos y la permanente hostilidad militar y guerra encubierta de Estados Unidos, construyendo un socialismo que no exento de carencias, errores y deficiencias constituye una alternativa de vida digna para los seres humanos en el océano de muerte y destrucción del capitalismo mundial.

La segunda

El canto del Burr
ócrata
Jean Francois Fogel

Eliades Acosta Matos es un burrócrata (con dos «r», sí, como burro), uno de estos que pro
duce el socialismo cubano. Su posición es la de Jefe del Departamento de Cultura del Comité Central del Partido Comunista de Cuba. No hay que dar muchas vueltas para entenderlo: Acosta Matos finge ser escritor; en realidad es un comisario político; vigila a los escritores y artistas cubanos. Acaba de dar una entrevista al diario Granma (órgano del partido único de Cuba) sobre “la guerra cultural”, cuyo contenido es un síntoma del malestar de las autoridades de La Habana frente a todo lo que tiene que ver con los procesos autónomos de creación.

Claro que como buen miembro del Partido Comunista, este hombre domina los matices de la comunicación ideológica. Lastima el “ignominioso fin del socialismo en Europa del Este y la URSS” y se identifica con la Revolución cubana (nació en el 1959) hasta negar su existencia propia: “mi historia personal y la historia más reciente del pueblo cubano son la misma historia”.

Ahora bien, en su entrevista, este señorito -perdón, compañero– se pronuncia sobre los puntos sobresalientes del momento en el área de la cultura:

1. Habla de la “buena salud” de la literatura cubana aunque, dice, “en el exterior los resultados están marcados por la impronta política, o sea, tanto hablas tanto recibes”. No da prueba ninguna de lo que afirma pero, con suma hipocresía, propone dos nombres, Amir Valle Ojeda y Zoé Valdés, antes de añadir que “en realidad esos nombres no merecen más comentarios”. Entendemos: se hace un comentario sobre supuestos mercenarios del anticastrismo que cobrarían por hablar, antes de decir que no merecen comentarios.

Traducción mía: estamos resentidos frente al éxito y a la influencia de estos autores.

2. Nota la incipiente “lucha por los archivos”, es decir por escribir la historia de la cultura cubana. No es un fenómeno “casual”, afirma el pobre funcionario, otra vez sin más pruebas. Y sobre todo, sin decir que intenta de esta manera responder a la publicación, por parte de la Revista "Encuentro de la cultura cubana", de documentos sobre el famoso encuentro entre Fidel y los intelectuales. La verdadera historia no pertenece al partido que reescribe su historia, sabiendo -como lo mostró Orwell- que se necesita el control del pasado para controlar el presente.

Traducción mía: no conviene a las autoridades de La Habana oír el lema de su política hacia los intelectuales tal como fue definido por Fidel, “dentro de la revolución, todo; contra la Revolución, nada”.

3. Denuncia la existencia del blog Muñequitos rusos como “una especie de revisión de la etapa soviética”. Aquí tocamos al colmo del ridículo: se trata de un blog del exilio cubano dedicado a la nostalgia de los dibujos animados presentados hace veinte años en la televisión cubana. Denunciarlo es como dejar en ridículo a Proust por su afición a las magdalenas.

Traducción mía: duele a la cúpula superior del poder recordar de qué manera una revolución soberana recibía limoná de Moscú.

4. Lástima las nuevas tecnologías, “un factor esencial” en un proceso de monitoreo y ataques a Cuba. En la isla, a través del control de los servidores, se consigue censurar a Internet. Pero afuera no hay como callar la voz de los que se preocupan por Cuba.

Traducción mía: el trabajo de la propaganda cubana no sabe cómo enfrentarse con el pluralismo en la Red.

Palabra por palabra –la manera de hablar en la primera persona del plural como si todos los cubanos se expresaran a través de Acosta Matos, la manera de pintar la isla como el baluarte de una resistencia hacia el exterior cuando es un lugar de represión interna, la manera de repetir la eterna promesa de “crear conciencia en la sociedad cubana”-, la entrevista es una muestra perfecta de la jerga burocrática cubana que se nombra teke-teke en la isla. Y, como siempre, está la torpeza, el dato estúpido que pinta muy mal a la Revolución y que se entrega de manera, esta vez sí, casual: reconocer que entre 1959 y ahora, La Habana perdió “1.750 espacios de música bailable”.

“Nuestras orquestas no tocan en La Habana, prefieren irse un fin de semana a cualquier sitio fuera del país”, reconoce el burrócrata. ¡Vaya música!


domingo, agosto 19, 2007

Ce que sera la responsabilité des intellectuels

Pierre Assouline

Faisons un rêve : les chercheurs en sciences humaines et les experts en sciences dites “dures” travailleraient la main dans la main, cette collaboration permettrait ainsi à l’intelligence collective (voir sa définition) d’accomplir enfin le grand bond que laisse espérer la construction technologique d’une nouvelle matrice culturelle et les intellectuels les y aideraient… Ce rêve, qui n’est pas un voeu pieux, est au centre d’un article très stimulant pour un esprit porté un tant soit peu sur le futur immédiat, intitulé “Nouvelle responsabilité des intellectuels” et publié dans Le Monde diplomatique (Août 2007). Il est signé de Pierre Lévy, directeur de la chaire de recherches en intelligence collective à l’université d’Ottawa et auteur il y a quelques années d’un ouvrage qui fit débat Cyberdémocratie.

Avant toutes choses, il prend soin de rappeler ce qu’il tient pour la fonction de l’intellectuel, spécialement dans la société de communication : c’est celui qui étudie les systèmes symboliques avec lesquels les hommes vivent à peu près harmonieusement et qui veille sans cesse à améliorer leur fonctionnement. Le moins qu’on puisse dire est que ce devoir, si il n’est pas nouveau, est rarement redimensionné en fonction de l’évolution des outils technologiques comme le fait Pierre Lévy. D’autant qu’il ne voit guère que trois lieux où se recrutent les intellectuels : chez les chercheurs en sciences sociales, chez ceux qui travaillent sur les sciences de l’information et chez les passeurs d’héritages culturels. Ceci posé, Pierre Lévy définit le défi qu’ils auront à affronter au début du XXIème siècle comme l’art et la manière d’exploiter l’intelligence collective. Quels sont les obstacles à ce travail en commun ? D’abord la diversité des langues et la variété des intruments de classement ; ensuite l’aspect encore primaire des moteurs de recherche, qui nous semblent bien performants alors qu’ils se contentent d’un algorithme permettant une reconnaissance visuelle d’une chaine de caractères (p.e.r.r.o.q.u.e.t. par exemple) et non de concepts (”inconscient” par exemple et non i.n.c.o.n.s.c.i.e.n.t.). Lévy est convaincu qu’à ce jour, l’algorithme ignore la complexité, lacune qui est sa grande limite, comme toute automatisation des opérations logiques.

L’intelligence collective en ligne fera un bond considérable pour le savoir, la connaissance, la pensée lorsqu’elle sera pleinement capable de travailler sur le sens et non plus seulement sur les signes. Il y a là une terra incognita dont la perspective donne le vertige mais dont on n’apercevra les contours que lorsque seront levées les barrières matérielles et sémantiques qui cloisonnent encore les chercheurs. “Les intellectuels du XXIème siècle sont donc confrontés au problème d’inventer, d’adapter et de perfectionner une nouvelle génération de systèmes symboliques qui soit au diapason de la puissance de traitement désormais disponible” écrit Pierre Lévy. Pour l’heure, les chercheurs des différents domaines étant à peine capables de se mettre d’accord sur la nature de leurs désaccords, leur regroupement dans une commune “noosphère” paraît relever de l’utopie. En attendant, déplore-t-il en conclusion, les connaissances des chercheurs en sciences humaines demeurent enfermées dans le cadre étroit de leur discipline. Elles ne sont pas partageables faute d’un outil commun permettant une plus large exploitation. Aux intellectuels incombe la responsabilité de forcer les barrières. On peut rêver, n’est-ce pas ainsi que l’humanité a toujours avancé ?

P.S. Le Monde diplomatique ne met pas en ligne en libre accès l’article en question mais uniquement le débat qu’il suscite avec d’autres articles sur les mutations dans la communication.

miércoles, enero 31, 2007

La frontera entre la influencia y la originalidad

Gustavo escribió:

O. Paz en su libro: Los privilegios de la vista, relata brevemente el descubrimiento de la escultura de la diosa Coatlicue, “la de la falda de serpientes”.

Pues resulta que sucede que en 1790, mientras unos trabajadores realizaban unas obras municipales, al remover el piso de la Plaza Mayor descubrieron la colosal escultura. El Virrey Revillagigedo [1] ordenó que la llevaran a la Real y Pontificia Universidad de México. La escultura fue colocada al lado de unas copias de obras grecorromanas donadas por Carlos III. Pocos meses después, los académicos optaron por volverla a enterrar en el mismo lugar en donde la encontraron. “La imagen azteca no sólo podía avivar entre los indios la memoria de sus antiguas creencias sino que la presencia en los claustros era una afrenta a la idea misma de belleza”. Pero por ahí un erudito de nombre Antonio de León y Gama se dio la oportunidad de realizar una descripción de la escultura y “de otra piedra que había sido encontrada cerca de ella: el Calendario Azteca”. Gracias a esas notas publicadas en 1804 en Roma, el sabio Humboldt pudo leerlas y en su estancia en México pidió que lo dejaran examinarla. Las autoridades aceptaron su petición pero cuando el sabio sació su curiosidad la volvieron a enterrar.

Fue hasta después de la Independencia que la sacaron recorriendo varios lugares de la Universidad Primero la arrumbaron en un patio, luego en un pasillo, y ahora ocupa un lugar privilegiado en el Museo Nacional de Antropología.

Esto no es más que el reflejo de las paradojas con nuestra identidad, que en sus inicios fue un misterio teológico para los misioneros españoles. En el siglo XVIII la Coatlicue Mayor abandonó el espacio sobrenatural. En el siglo XX ingresó al terreno de la especulación estética y antropológica. “Deja el templo por el museo, cambia de naturaleza y no de apariencia”.

Para los europeos el descubrimiento de América fue la aparición de otra realidad. América no cabía en la visión tradicional del mundo ya que no estaba regida por “el principio trinitario” sino por la cifra cuatro: cuatro destinos, cuatro dioses, cuatro colores, cuatro eras, cuatro trasmundos, etc. El cuarto continente fue como la Coatlicue, la revelación visible y tangible de una historia.

Como relata O. Paz, “a diferencia de lo que ocurría con los persas, egipcios o babilonios, las civilizaciones de América no eran más antiguas que la europea: eran radicalmente diferentes, una otredad”.

El aislamiento fue la causa de su originalidad. Por más aisladas que hayan estado las otras civilizaciones del Mediterráneo, Cercano Oriente, la India, el Extremo Oriente, podemos constatar que los persas y los europeos pasaron por la India, que el budismo indio penetró en China, Corea y Japón, etc. Para no variar el proceder occidental, por supuesto que existieron muchas tentativas para eliminar ciertas diferencias como por ejemplo aquella que sostuvo el jesuita Kircher que por sus pirámides la civilización de México era una versión ultramarina de la de Egipto, cuando sabemos que las primeras eran templos sagrados para venerar a sus dioses y las segundas tumbas para enterrar a sus faraones. Otro ejemplo más actual, fue el de Toynbee que reducía a seis las civilizaciones realmente originales: la egipcia, la sumeria, la sínica, la minoica, la maya y la andina [2]. Como menciona Paz, “las cuatro primeras pronto entraron en relación. Sería enorme el catálogo de lo que deben los griegos a los egipcios, los chinos a los indios, etc. En cambio las civilizaciones de los Andes y Mesoamericana que Toynbee llama con inexactitud maya, nacieron solas y solas crecieron. Los antiguos mexicanos no tuvieron más remedio que inventarlo todo, desde la agricultura, las armas, la escritura, los dioses y la astronomía. Inclusive el maíz, base de nuestra alimentación, no es una planta silvestre sino un híbrido, producto del ingenio humano. Nada más legítimo que hacer del maíz una divinidad: arquetipo de las creaciones humanas. Los mayas concibieron una religión que también era astronomía”. En fin existen arqueólogos, etnólogos, antropólogos y demás que han profundizado en el estudio del origen del hombre americano y en sus semejanzas con otras civilizaciones como la china [3]. Sin embargo, la diferencia reaparece, la otredad fue y es irreductible.

Nota: cuando Gibran pregunta ¿qué hay de indígena en cada uno de nosotros? Sin el afán de simplificar, algo que se me ocurre es precisamente el maíz. Francamente, no imagino a un mexicano que no se sienta identificado con él.

En la construcción de nuestra identidad se han conjugado dos rupturas: la Conquista y la Independencia. La primera con el indígena, la segunda con el novohispano. Y fue precisamente la Revolución Mexicana una tentativa por reanudar esos dos lazos rotos. Y es por eso que considero que el zapatismo está más vivo que nunca. Inclusive el mismo zapatismo ha sido victima de las reducciones y mal entendidos. Ya lo han tratado de etiquetar, en el mejor de los casos, de marxismo-leninismo o de castrismo-guevarismo, cuando es un movimiento original en su totalidad. Sus principios no se pueden explicar fuera de nuestra historia. Pero bueno, pienso dedicarle un escrito únicamente a ese tema junto con la Otra Campaña.

Siguiendo el enfoque de O. Paz con respecto a la modernidad (que no necesariamente comparto del todo). Dijo que era una enfermedad inevitable. O sea, necesitamos modernizarnos pero con la condición de adoptar y adaptar [4]. Este precepto es muy importante y de sumo cuidado porque se adoptará la modernidad siempre y cuando se adapte al genio de nuestro pueblo. Un claro ejemplo artístico fue el barroco de la Nueva España en donde no sólo lo adoptamos sino lo adaptamos, lo hicimos nuestro y posiblemente hasta lo mejoramos en relación al Español [5]. La problemática ahora es que la modernidad, que lleva en su vientre el culto al progreso, ya vimos que no nos lleva a ningún lugar. Estamos desmentidos. Entonces ¿Para qué adoptarla? Claro, pareciera como si estuviese hablado hace más de 20 años atrás ya que desde De la Madrid y más con el salinismo pasamos a ser el ejemplo prematuro del país neoliberal para todo el planeta!

[1] Presenta el Museo de Arte Popular la muestra: Muerte sin fin... una cotidianeidad. Ubicado en un magnífico edificio de Independencia y Revillagigedo.
[2] Un artículo relacionado:
http://www.proceso.com.mx/revistaint.html?arv=139449&sec=10
[3] La pensée cosmologique des anciens mexicains de Jacques Soustelle.
[4] Une planète et quatre ou cinq monde de O. Paz
[5] Sor Juana Inés de la Cruz o Las trampas de la fe de O. Paz

Pedro escribió:

Sobre lo comentado por Gustavo en relación a los templos mesoamericanos y egipcios.

“Las primeras eran templos sagrados para venerar a sus dioses, y las segundas eran tumbas para enterrar a sus faraones”

Considero que este argumento no es válido en todos los casos para la arqueología de nuestros días. Hoy sabemos que existen varias pirámides mesoamericanas que funcionaron como tumbas reales o incluso sacerdotales. Los ejemplos más famosos son el Templo de las Inscripciones en Palenque, Chiapas. Este fabuloso edificio cuya cámara funeraria puede ser visitada fue la tumba del gobernante Pakal II. Otro ejemplo lo encontramos en Teotihuacan. En la llamada Ciudadela, dentro del templo de Quetzalcóatl fueron encontrados alrededor de 20 cuerpos ricamente ataviados, lo que hace pensar a los arqueólogos que se trató de sacerdotes que probablemente habían sido sacrificados. Por otro lado, según los más recientes trabajos de los arqueólogos Rubén Cabrera Castro del INAH y Saburo Sugiyama de la Universidad Prefectual de Aichi, Japón, se han descubierto entierros en el interior de la pirámide de la Luna. A la fecha las investigaciones continúan y mediante un interesante sistema de emisiones de onda se están tratando de encontrar cámaras funerarias en la Pirámide del Sol también.

No creo conveniente entrar en detalles en relación con las diferencias evidentes entre la cultura egipcia y la mesoamericana. Simplemente resultan interesantes las grandes similitudes, lo que nos habla de la unidad en la especie humana, identidad que va más allá de los nacionalismos.

Comentario a lo escrito por Paz.

“Los antiguos mexicanos no tuvieron más remedio que inventarlo todo desde la agricultura, la escritura, los dioses y la astronomía “

Sin tener preparación como etnólogo o antropólogo para negar tajantemente esta aseveración, puedo afirmar que hasta hoy en día existe un violento conflicto entre los estudiosos de este campo. Se discuten dos teorías diametralmente opuestas: el paralelismo (similar a lo planteado por Paz) o la difusión. El primero nos habla de un desarrollo independiente de las culturas del Nuevo Mundo con respecto a Eurasia; la segunda defiende la posibilidad de transmisión de cultura por medio del contacto entre grupos migratorios provenientes de Asia a través del Pacífico. Un defensor de la teoría sobre el paralelismo fue por ejemplo A.V. Kidder quien aseguró que “el ser humano posee un impulso innato para dar ciertos pasos definitivos hacia lo que nosotros llamamos civilización”

El punto de vista contrario por ejemplo, fue adoptado por Leo Frobenius, quien defendía que las aldeas plantadoras de la América ecuatorial eran una prolongación de un estilo cultural que ya había encontrado desde Sudán hasta la isla de Pascua. Por otro lado sostuvo que los grupos de cazadores provenientes de Asia y que cruzaron por el estrecho de Bering viajando por América verticalmente hacia el sur se encontraron en algún momento de la historia con un eje horizontal de migraciones marítimas provenientes de Polinesia que tenían prácticas agrícolas. El resto son estudios de Carbono 14 que todavía son discutidos por los antropólogos para determinar qué tan tardío fue el supuesto contacto entre aquellas migraciones provenientes de Oceanía con respecto a las culturas de América. En este debate interdisciplinario han participado desde botánicos, antropólogos, etnólogos, paleontólogos e incluso filólogos, dadas algunas semejanzas interesantes entre vocablos del sureste asiático y sudamérica (por ejemplo, la batata o papa dulce se llama en los dialectos locales kumar en Perú y kumara en Polinesia).

Sobre el origen del maíz (si he seguido correctamente la cita, esto también fue escrito por Paz).

“Inclusive el maíz, base de nuestra alimentación, no es una planta silvestre, sino un híbrido, producto del ingenio humano”

Efectivamente el maíz, como lo conocemos actualmente es producto del ingenio humano al ser resultado de una domesticación. Simplemente mencionaré que en un reciente estudio efectuado por el antropólogo Arturo Warman y publicado en su libro Historia de un bastardo, maíz y capitalismo, se expresa otro debate presente en nuestros días: el todavía misterioso origen del maíz. Apoyado en los métodos del naturalista suizo Alphonse de Candolle, Warman se mantiene afirmando que el maíz es una especie originaria de América, afirmación basada en estudios que nuevamente van de lo lingüístico a lo botánico. En el caso del maíz, la teoría del difusionismo antes mencionada parece derrumbarse ante la evidencia de una planta y la cultura de su domesticación que no aparecieron en el Viejo Mundo hasta después de la conquista. Como dato adicional Warman menciona el curioso descubrimiento que se hizo durante las excavaciones para la construcción de la Torre Latinoamericana en el Centro de la Ciudad de México. Al realizar los trabajos de cimentación del edificio se encontró polen de maíz o de su ancestro silvestre, polémica que todavía persiste.
El polen fue fechado unos 80,000 años atrás, mucho antes de la ocupación del hombre en América. Esto ha desatado cualquier cantidad de controversias, pero da cuenta del lugar geográfico en donde posiblemente el maíz fue domesticado a partir de un ancestro silvestre: el centro-sur de México.

Sobre el zapatismo y sus principios.

Gustavo comenta:
“El zapatismo es un movimiento original en su totalidad”
“Los principios del zapatismo no se pueden explicar fuera de nuestra historia”

Sobre estos comentarios, haré referencia al aparato intelectual detrás del movimiento de Emiliano Zapata, en el que tengo entendido se inspira el zapatismo de Marcos.

Sin quitar mérito al movimiento de Zapata, vale la pena citar brevemente algunas de las ideas de las cuáles el movimiento se alimentó. Si bien las raíces de su ideario, expresado en el Plan de Ayala, pueden encontrarse desde el sistema social y económico presente entre el México prehispánico (en los calpullis, por ejemplo), el zapatismo tiene también una honda relación con el anarquismo, movimiento que tiene su origen en la Europa de finales del siglo XIX. Este vínculo no responde a una coincidencia histórica, sino a una profunda confluencia de ideas. El antropólogo Eric Wolf ha expresado que “Los campesinos rebeldes son anarquistas naturales. La utopía de los campesinos es la aldea libre: para el campesino el Estado es algo negativo, un mal que debe reemplazarse lo más pronto posible por su propio orden social de carácter doméstico” El anarquismo en este sentido agrario defiende a lo rural con respecto a lo urbano, a lo “doméstico” o “local” con respecto a lo “nacional”.

Como lo han expresado algunos historiadores del zapatismo como el ya clásico John Womack, el tan conocido lema “ Tierra y libertad “ fue tomado por Zapata de Regeneración, la edición publicada por Ricardo Flores Magón el 19 de Noviembre de 1910. A su vez, Flores Magón tomó este lema de Alexander Herzen, escritor y teórico político ruso opuesto al régimen zarista. Por otro lado, el propio Zapata leyó, por consejo de Andrés Molina Enríquez, obras de Alexeivich Kropotkin, revolucionario ruso y teórico del anarquismo, dando una fuerte influencia al ideario social del Plan de Ayala. Por último vale la pena mencionar que en el movimiento zapatista participaron otros intelectuales como fue el caso de Antonio Díaz Soto y Gama, anarquista cristiano que se integró al movimiento en abril de 1914.

Desde mi punto de vista el gran asunto ideológico por resolver del zapatismo actual se encuentra en la fuerza y debilidad de su propia referencia histórica: Zapata. La siempre presente paradoja anarquista a resolver: si la revolución zapatista atacaba la “conquista de ilusorios derechos políticos”, entonces ¿quién tendría en sus manos el mejoramiento en la economía de los mexicanos?, ¿ no es acaso la idea de “el poder para todos “ una utopía que va en contra de la misma naturaleza humana y su lucha por el poder ? La no resolución de esta paradoja trajo como consecuencia el natural aislamiento del zapatismo y la derrota que significó no haberse convertido en un proyecto para todo el país. Fue el choque inminente entre la lucha de la aldea contra el proyecto Nación. En la resolución de este conflicto está el éxito de nuestra economía agraria y las manos que la trabajan.

Con base en esto, se puede concluir que todo estudio de los principios contenidos en un movimiento social o político no solamente deben explicarse partiendo del contexto local de nuestra historia, sino a través de una perspectiva que incluya a todas las corrientes ideológicas del mundo y su paso por nuestra aldea mexicana. Como diría alguna vez Gaudí: “La originalidad es volver al origen”

Bibliografía:
A.V. Kidder. Proceedings of the American Philosophical Society.
Campbell, Joseph. The masks of god.
Krauze, Enrique. El amor a la tierra: Emiliano Zapata. Biografía del poder. FCE.
Warman, Arturo. Historia de un bastardo, maíz y capitalismo.

Gustavo escribió:

Quiero hacerle justicia a varios puntos, a mí parecer interesantes, que ha expuesto Pedro.

Entre la influencia y la originalidad
1.- Escribí en relación a los templos mesoamericanos y egipcios:
“Las primeras eran templos sagrados para venerar a sus dioses, y las segundas eran tumbas para enterrar a sus faraones”
Luego Pedro mostró con varios ejemplos que no es válido el argumento que escribí y terminó con el siguiente comentario:

“No creo conveniente entrar en detalles en relación con las diferencias evidentes entre la cultura egipcia y la mesoamericana. Simplemente resultan interesantes las grandes similitudes, lo que nos habla de la unidad en la especie humana, identidad que va más allá de los nacionalismos.”

Con el fin de pasar un poquito de información reciente al respecto, les envío la liga a un artículo de El Universal que habla sobre el monolito encontrado por los arqueólogos del Programa de Arqueología Urbana frente al Templo Mayor de Tenochtitlan que representa a Tlaltecuhtli. Se plantea la hipótesis de que el monolito pudiera ser una lápida mortuoria en honor de Ahuízotl, octavo rey de Tenochtitlan, quien gobernó los destinos de la Triple Alianza entre 1486 y 1502 d.C: http://www.eluniversal.com.mx/cultura/50565.html

2.- Escribí algo que Octavio Paz había escrito

“Los antiguos mexicanos no tuvieron más remedio que inventarlo todo desde la agricultura, la escritura, los dioses y la astronomía“

Después Pedro comentó que lo anterior sigue siendo un tema de investigación y que ha sido abordado por, al menos, dos enfoques: el paralelismo y la difusión.

Ahora mi comentario va con la intención de reivindicar la postura de Paz. Esto lo hago porque en el mismo libro de donde lo tomé también dice lo siguiente:

“La civilización del México antiguo no fue enteramente original: ningún especialista niega las relaciones e influencias entre las culturas de Norte, Sur y Mesoamérica. Por otra parte, el hombre americano es de origen asiático. Los primeros inmigrantes, que deben haber llegado a Norteamérica hacia el fin del pleistoceno, sin duda traían ya con ellos los rudimentos de una cultura [...] El origen asiático de los americanos explica tal vez las numerosas similitudes entre la China pre-confuciana y las civilizaciones americanas [...] mencionadas por Miguel Covarrubias...”

Entre las similitudes de las que habla Paz, me parecen interesantes las del simbolismo cosmogónico: el dualismo del yin y yang entre los chinos y la divinidad dual en México, el monstruo de la tierra, la serpiente o el dragón emplumados, el calendario astrológico. Y como lo había mencionado, una referencia es: La pensée consmologique des anciens mexicains de Jacques Soustelle. Allí se presentan cuadros comparativos. Paz comenta que también el antropólogo estructuralista Levi-Strauss destaca esta concepción dualista entre los chinos y las tribus de Amazonia. Sin embargo, en palabras de Paz, “toda esa lista de semejanzas o analogías no significan forzosamente que haya habido influencia directa de la civilización china en América”.

Una postura distinta es la del profesor alemán Walter Krickeberg que dice que las culturas de América aparecieron bruscamente. El profesor habla de la cultura Olmeca y la del Chavín en los Andes.

Una vez descartada la influencia Occidental, los ojos de los investigadores voltearon hacia Asia. Paz construye una serie de argumentos que invalidan de alguna manera la hipótesis sobre Asia: “La teoría asiática no me convence pero me impresiona. Si la reprueba mi razón, mi sensibilidad la acoge...”

Me encantaría escribir todo lo que dice Paz, al fin y al cabo es un poeta. Sin embargo, sólo voy a escribir otra partecita que está bien chida (o sea, interesante en este contexto) y en la que noto una influencia de Levi-Strauss (a lo mejor me equivoco):

“Los genetistas piensan que la evolución no es gradual sino por mutaciones más o menos bruscas. Lo mismo sucede en la prehistoria y en la historia: la revolución del neolítico fue un salto y otro salto fue la irrupción de las grandes civilizaciones urbanas en Sumeria, Egipto, y el valle del Indo. La lingüística y la antropología confirman que el tránsito de lo simple a lo complejo no es un hecho constante: las lenguas de los llamados primitivos no son menos complejas que las de los civilizados...”

En fin, Paz concluye más o menos diciendo que si existen civilizaciones originarias entonces esas son las de Mesoamérica.

Para terminar, me gustaría escribir algo de lo que menciona uno de nuestros estudiosos del pensamiento y desarrollo de nuestra civilización originaria: Miguel León-Portilla. Bueno, lo que menciona es sobre los orígenes del cosmos.

“Según el pensamiento indígena, el mundo había existido no una, sino varias veces. Habían existido ya cuatro soles y cuatro tierras anteriores a la época presente. En estas edades, había tenido lugar cierta evolución en espiral, con la aparición de formas cada vez más perfectas de seres humanos, plantas y alimentos. Cuatro fuerzas primordiales: agua, tierra, fuego y viento. Curiosa coincidencia con el pensamiento clásico de Occidente y del Asia.”

Como ejemplo a lo que comenta León-Portilla, en los celtas, que llegaron de Galicia a Irlanda, la práctica de los cultos al aire libre a lo largo del año agrícola estaban motivados por las divinidades que simbolizaban las fuerzas de la naturaleza: el viento, la tierra, el agua y el fuego.

3.- Sobre el origen del maíz, le transfiero el micrófono a Gibran para que nos hable acerca de “sin maíz no hay país”.

4.- Sobre el zapatismo y sus principios, mando mis comentarios por separado (apachúrrale aquí).