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lunes, abril 04, 2011

El maíz criollo en la cultura mexicana

Iván Restrepo

Amado Ramírez Leyva es oaxaqueño, agrónomo egresado de la Universidad Autónoma Chapingo y con posgrado en Alemania. Su esposa, Gabriela Fernández Orantes, es oriunda de Chiapas e ingeniera bioquímica del Tecnológico de Monterrey. Él se dedicaba a producir semillas de maíz criollo; ella a la acuacultura. A los pocos años de casarse iniciaron en la ciudad de Oaxaca la tarea de divulgar los conocimientos sobre el cultivo y uso del maíz. Lo hacen por medio de los platillos que elaboran y venden en un sencillo restaurante anexo a su expendio de tortillas. Hoy el lugar goza de fama internacional por su original menú y por recrear la historia e importancia del maíz criollo en la cultura mexicana. Como seguramente no se enseña en las escuelas, hace muchos años, en un tiempo en que faltaban alimentos, la hormiga roja confesó a Quetzalcóatl el secreto de la solución, y él se transformó en hormiga negra, fue al monte de los sustentos y trajo a la tierra de la vida el más valioso de los alimentos: los maíces.

Todo comenzó el año en que Amado tuvo una elevada producción de maíces y resolvió elaborar tortillas. Supo entonces que cada grano, según su procedencia (la Mixteca, los Valles Centrales, la Mixteca Alta, la zona Mije, la Costa o el Istmo), tiene diferente sabor, olor, color y propiedades nutritivas: el amarillo, negro, blanco, rojo, pinto, moradito, naranja, belatove, huitzo, tuxpeño, hoja morada, zapalote, bolita, conejito, tehua, tepezintle, comiteco, conuco, marelo, tabloncillo. En fin, el arcoiris. Igualmente comprobó que las tortillas saben distinto según su nixtamalización (proceso en que el grano se cuece con agua y cal) y cocción en comal de barro.

Comenzaron a venderlas por colores, según la clase de maíz, para que la gente apreciara la diferencia. Igualaron su precio al de las tortillas procedentes de los alrededores de Oaxaca que las indígenas venden de casa en casa. Pronto la clientela les pidió que elaboraran también algunos guisos. Así lo hicieron. Fue tal la demanda que ampliaron la tortillería y abrieron en 2001 un original y sencillo restaurante, el Itanoni, en la colonia Reforma, donde los visitantes pueden degustar quesadillas, tetelas, tacos y memelas de frijol con chile y hoja de aguacate, hoja santa, flor de calabaza, epazote, queso, quesillo y crema. Agregaron al menú atole de maíz (con piloncillo o chocolate) y tascalate (bebida de origen chiapaneco a base de maíz tostado, cacao, canela y axiote). De entrada ofrecen tostadas de cuatro variedades de maíz criollo para que los comensales noten la diferencia.

Los Ramírez Fernández forman parte de los defensores de la tradición maicera de México. Lo siembran en coparticipación con indígenas que sólo utilizan fertilizantes naturales. En el proceso los productores refrendan la importancia de conservar las semillas criollas por ser mejores y por ser eje espiritual y cultural de comunidades y consumidores.

La elaboración de la masa de maíz y los platillos de Itanoni sobresalen por su autenticidad y sencillez. La idea central es que la gente consuma alimentos de calidad y se rencuentre con lo auténtico, con sus raíces. Recientemente comenzaron a hacer tostaditas con diferentes clases de ese cereal. Cada bolsa lleva seis unidades, que la regalan a los niños que van al restaurante.

Es una respuesta a la comida chatarra, a las botanas que hacen daño y que hoy, con el patrocinio de las autoridades, siguen vendiéndose en las escuelas. Si los titulares de las secretarías de Salud y Educación Pública visitan Oaxaca, les recomiendo vayan a almorzar a Itanoni y rematen con las tostaditas de maíz criollo. Verán que saben mucho mejor, nutren y cuestan menos que los productos que tanto publicitan las grandes empresas trasnacionales y locales, que engordan y afectan la salud.

También conviene que vayan los funcionarios empeñados en imponer el maíz transgénico y convertirlo en la base de la alimentación nacional. Verán cuánta razón asiste a quienes defienden los maíces criollos y exigen un cambio de rumbo en la política agrícola a fin de lograr nuevamente la autosuficiencia alimentaria. Y algo no menos importante: atacar efectivamente la pobreza rural.

viernes, diciembre 31, 2010

Huapango

El huapango es un género musical mexicano basado en compás ternario, interpretado en diversas formas, las más conocidas son tres variantes: el huapango típico o son huasteco, interpretado por el trio huasteco; el huapango norteño, interpretado por conjunto norteño; y el huapango de mariachi. De acuerdo a la Real Académia de la Lengua Española, la palabra huapango se deriva del vocablo náhuatl huapanco, que literalmente significa sobre la tarima ("huapantli", tabla de madera; "pantli", hilera, fila; y "co", en).

www.wikipedia.org

Miguel Aceves Mejia - La noche y tu


Pedro Infante - Deja que salga la luna


Inti Illimani - La Petenera


Carmel High School Symphony Orchestra - Huapango de Moncayo


David Zaizar - El Sueño

martes, mayo 19, 2009

Three souls in my mind - El Tri (parte 1)

Que viva el rock and roll


Abuso de autoridad


Chavo de onda


Perro negro y callejero


Presta

miércoles, noviembre 26, 2008

Presenta Quino en México 48 tiras inéditas de Mafalda

No significa solamente un homenaje a la verdad histórica de Mafalda, "sino también un llamado a la reflexión sobre casi una década de la historia local y mundial", aseguró Joaquín Salvador Lavado Tejón en la presentación del libro.

Notimex / La Jornada On Line

México, DF. El argentino Joaquín Salvador Lavado Tejón, mejor conocido como "Quino", presentó este miércoles aquí su más reciente libro Mafalda inédita, no obstante que en 1973 decidió no crear más de esas tiras cómicas para no caer en repeticiones.

En conferencia de prensa, "Quino" recordó que la trayectoria de su personaje cubre el periodo entre los años 1964 y 1973, cuando dejó de existir.

Dijo que a diferencia de otros colegas suyos, como Schultz, creador de "Peanuts", que han hecho perdurar las tiras apoyándose en un equipo de guionistas y dibujantes, "yo no quise, nunca, perder el contacto personal con mi personaje `Mafalda'".

En ese sentido, fustigó la actitud de ese caricaturista colega suyo y, en cambio, manifestó que el mexicano Rius, creador de series como "Los agachados", "debería hacer una recopilación de su trabajo para presentarlo a los jóvenes del mundo de hoy".

Explicó luego que, antes de que nadie pudiera percibirlo, supo que "Mafalda" había cumplido su cometido y que él se encontraba agotado, pero, sobre todo, sin deseos de repetirse. "Después de todo, esa niña me había acompañado casi 10 años".

En ese periodo, finiquitado en 1973, creó 12 tomos recopilatorios. Sin embargo, éstos tampoco reúnen la totalidad de las aventuras de Mafalda por razones políticas, temporales "o porque las encontraba, sencillamente, malas", agregó Quino.

Llegó a pensar, reconoció, que tenían, tanto él como el personaje, mucho que decir a los lectores y fanáticos de la precoz niña. Mafalda inédita incluye 48 tiras nunca antes recopiladas, aunque ya publicadas en Primera Plana.

Desde su punto de vista, el libro, que ya fue presentado hace algún tiempo en Argentina, cuando la chica cumplió 25 años, ofrece un concienzudo recorrido por la trayectoria de esta historieta y, de esa forma, ahora los mexicanos conocerán la travesía completa.

Según el caricaturista, la historia de Mafalda se puede dividir en tres publicaciones: Primera Plana, El Mundo y Siete Días Ilustrados. Antes de la despedida oficial de la tira, en junio de 1973, Quino se había dado cuenta de que se encontraba agotado y que no podía insistir sin repetirse.

Reiteró que a diferencia de otros dibujantes como Schultz, se resistió siempre a perder el contacto personal con su creación. Jamás quiso adoptar esta modalidad de trabajo por considerarla inadecuada a su estilo.

"Yo fui el primero en darme cuenta de que Mafalda había cumplido su cometido". Las tiras que integran este nuevo libro fueron, en muchos casos, deliberadamente omitidas de los libros precedentes, de acuerdo con el mismo autor.

Los libros editados no recogen las andanzas del personaje que Umberto Eco definió como "heroína iracunda que rechaza al mundo tal cual es reivindicando su derecho a seguir siendo una niña que no quiere hacerse cargo del universo adulterado por los padres".

La decisión de darlas a conocer a través de una nueva edición significa no solamente un homenaje a la verdad histórica de Mafalda, subrayó Quino, "sino también un llamado a la reflexión sobre casi una década de la historia local y mundial", concluyó.

martes, noviembre 25, 2008

Lo que sé

Por Gore Vidal

El otro día vino un tipo de la BBC. Es raro conocer a un hombre mayor que te dice: “Te he leído toda mi vida”. Te da un escalofrío.

Dios ha sido expulsado. Y creo que sabe cuándo le toca una mano perdedora.

Me metí en un oficio en el que los celos son el sentimiento principal entre colegas. Yo nunca los sentí, porque no tuve necesidad. Pero siempre fui consciente de los celos ajenos, y siempre me pareció una falla lamentable en ellos.

Antes escribía de una manera más fluida. Al quedarme sin contemporáneos, ya no puedo decir: “Bueno, a Fulano le va a gustar esto”. Ya no hay más Fulanos. Uno es su propio Fulano.

Todo el tiempo se escucha el lamento “¿Dónde están nuestros grandes escritores?”. A veces me pregunto: “¿Y dónde están los lectores?”.

Todo está mal en Wikipedia.

Mi respuesta a haber ido a un colegio de pupilos es: cualquier cosa con tal de alejarme de mi madre. Era un monstruo.

Unos viejos compañeros de mi padre en West Point, un día, le preguntaron cómo yo había salido tan bien, cuál era el secreto de su crianza. El les respondió: “Nunca le di un consejo, y nunca lo pidió”. Nunca estuvimos de acuerdo en nada, pero tampoco peleamos ni una sola vez.

Todos los idiotas que conocía habían ido a la universidad. Yo no lo consideré necesario. Había visto los resultados.

Cuando era joven, fui deseado por otros hasta el cansancio. Hoy no me miro más al espejo.

Viví con Howard cincuenta años. Pero lo que tuvimos no fue un amor romántico, ni un amor apasionado. Y ciertamente no fue asexuado. Traten de explicarles eso a los maricas.

A determinada edad, ya hay que vivir cerca de un buen centro de atención médica. Eso, claro, si uno pretende seguir. Siempre existe la opción de no seguir, y a veces es la opción más noble.

La hipocondría aguda tiene sus goces.

Cuando uno se enfrenta a una enfermedad hereditaria, toma conciencia de que es parte de algo. No importa cuánto haya intentado ser uno mismo, uno terminará siendo como sus padres.

El patriotismo es algo tan enfermizo hoy como lo fue siempre. Estaba viendo el noticiero hace un rato: cubrían los problemas en Kosovo, y mostraban a un grupo de personas quemando la bandera norteamericana. El presentador se quebró y se le llenaron los ojos de sangre: “Me hace (solloza) sentir mal, cuando veo (solloza) una bandera americana ardiendo”. Y yo pensé: “Pedazo de pendejo. ¿En qué se convirtieron los noticieros?”.

Cuando se postuló para el Senado la primera vez, los asesores de Hillary descubrieron que el grupo electoral que realmente la odiaba era el de los hombres blancos de mediana edad y alto poder adquisitivo. Ella lo entendió enseguida: “Les recuerdo a su primera mujer”, me dijo.

“Usted que conoció a todos... Jackie Kennedy, William Burroughs.” La gente siempre me formula esa frase exactamente al revés de como debería. ¿Por qué no decir la verdad? Toda esa gente me quiso conocer a mí. Porque si no, parece que me pasé la vida tratando de conocer personas. Conocí mucha gente, pero no podría decir que los conocí realmente.

La gente en mi posición termina leyendo sobre sí misma, lo quiera o no. Y en general, lo que dicen está mal. O demasiado simplificado.

Para un escritor, la memoria es todo. Pero después hay que ponerla a prueba: ¿cuán buena es? Aunque a esta altura, me da lo mismo. Es lo que es. Como decía Norman Mailer: es existencial. Se murió sin saber lo que esa palabra significaba.

Yo era el chico más malo de la cuadra.

Somos una nación de esclavos. La timidez moral del norteamericano es notable. Todos están aterrados de que los consideren diferentes del resto.

Desháganse de la religión. No les hará ningún bien.

Como creían los griegos, si llegaras a conocerte, habrás penetrado tanto en el misterio humano como cualquiera podrá o necesitará.

Yo no fui como los demás. Lo que los demás hacían, yo estaba seguro de que no iba a hacerlo.

Estas son las respuestas que Gore Vidal dio a Mike Sager para la sección Lo que sé de la revista norteamericana Esquire

jueves, febrero 28, 2008

Folklor de México

Ballet folklórico de Amalia Hernández - Sones jarochos, Veracruz


Guelaguetza - La danza de la piña, Tuxtepec Oaxaca


Ballet folklórico de Amalia Hernández - La danza del venado, Sonora

lunes, febrero 04, 2008

domingo, diciembre 09, 2007

El sustento de la vida

Somos hombres de maíz, pueblos nacidos de la mazorca. En el germinar del grano, en el brote de la nueva milpa, en la aventura del sacrificio y la resurrección de Cintéotl, que moría para convertirse en alimento, que se sacrificaba para sostener a la humanidad, está una de las claves más valiosas de nuestra identidad.

Para los pueblos nahuas, el origen del maíz está en el cuerpo de un dios: Cintéotl (el dios de la mazorca), hijo de Piltzintecuhtli y de Xochipilli. El grano, su más importante creación, nació de sus uñas.

Otros pueblos tienen otros mitos. En todos, sin embargo, es común encontrar que el maíz no es sólo sustento de las personas, sino que fue quien creó a los seres humanos. En él está la clave de nuestra paternidad. Es nuestra sangre y nuestra carne.

El maíz es una invención humana colectiva iniciada en Mesoamérica. Sin la mano del hombre, sin su capacidad creativa, no existiría. Es producto del conocimiento, el trabajo, la pasión y la curiosidad de millones de productores. Según Octavio Paz, “el invento del maíz por los mexicanos, sólo es comparable con el invento del fuego por el hombre”.

El vocablo proviene de la lengua Taina de las Antillas. Significa “lo que sustenta la vida”. Alimenta pueblos. En nuestro país se consume 23 veces más que el arroz, nueve más que el frijol y tres veces más que el trigo.

El maíz es diversidad. Hay granos blancos, amarillos, rojos, morados y pintos. La riqueza del lenguaje regional describe la multiplicidad de la cultura local. Un campesino de Tecpan usa siete nombres distintos para identificar las diferentes variedades de maíz criollo que se siembran, y que un poblador urbano difícilmente sabría distinguir.

Sólo están seguros de lo incierto

Cada una de esas semillas se siembra en condiciones específicas, dependiendo de la humedad, el tipo de terreno o el objeto de la siembra. El maíz zapatalote se usa cuando se necesita tener mazorcas rápido, al igual que el maíz conejo y el cuarenteño. El olotillo se cosecha para que su delgado olote sirva de tapón a los bules en los que se transporta el agua para beber. El grano del maíz grande es especial para hacer tostadas.

Los campesinos sólo pueden estar seguros de la inseguridad. La lluvia, el mal tiempo, las plagas, los mercados, son todos inciertos. La uniformidad productiva, la desaparición de las semillas criollas, el olvido de lo propio limitan el abanico de opciones con las que cuentan para hacer frente a la incertidumbre que rodea su producción material. Ignazio Bautira, poeta siciliano, decía que “un pueblo es empobrecido y esclavizado cuando le han robado la lengua que sus ancestros le dejaron; entonces, está perdido para siempre”. Lo mismo puede decirse de su comida, sus semillas, sus raíces rurales.

Los rituales para preparar la siembra y la cosecha resumen sabidurías ancestrales. Detrás de la devoción se agrupa la comunidad para enfrentar la inseguridad y la adversidad. Con los ritos se refuerza la identidad colectiva. Esos ceremoniales acompañan actividades básicas como el rastrojeo y el chaponeo. Los labriegos, recuerda Salomón García, rastrojean la tierra cuando amontonan y queman la basura de un predio, que previamente han recogido con unas horquetas de madera. Chaponean, es decir cortan hierbas y matorrales, para preparar la siembra, utilizando un chapón, esto es, un machete suriano de doble filo.

José Carlo González ha captado esa vivencia ceremonial en una comunidad productora de maíz de Guerrero. Su cámara nos permite aproximarnos a los rituales en los que se celebran los conocimientos locales para obtener una cosecha abundante. Sus hermosas imágenes son testimonio apasionado de un milagro: el de la sobrevivencia ancestral de la cultura del maíz en un país ahogado por las importaciones masivas del cereal.

Abrazan, mecen los granos

En la Danza de las Milpas, del pueblo nahua de Chiepetepec, las mujeres, símbolo de fertilidad, agradecen al santo del pueblo, San Miguel Arcángel, las cosechas. Con esta ceremonia se “espanta el hambre”, se despiden de las lluvias y comienza el periodo de pizca del descendiente del Teocintle. Representa el triunfo del maíz sobre el hambre del pueblo.

El día de San Miguel, las mujeres, desde temprano, preparan los alimentos para las ofrendas: café, mole, caldo de res, nejos y pollo cocido. Luego parten en procesión desde la iglesia y suben el “cerro de la adoración”. Abrazan los mejores maíces del pueblo, de granos color blanco, amarillo, rojo y negro, elegidos el día anterior, los envuelven en coloridos rebozos y los mecen como si los arrullaran. Avanzan con paso lento, al ritmo de la banda de música.

La resistencia rural, nos recuerda José Carlo a través de sus fotos, existe y persiste. Y si el maíz es la columna vertebral de la producción campesina, la pervivencia de su siembra y de sus usos culinarios dan cuenta de que la defensa de la identidad campesina es también el resguardo del sustento de la vida.


Luis Hernández Navarro

viernes, julio 27, 2007

Viernes grupero!!!

Marco Antonio Solis - Si no te hubieras ido


Intocable - El poder de tus manos


Los (incansables) Tigres del Norte - José Pérez Leon


K-Paz de la Sierra - Volveré


Horoscopos de Durango - Dos locos


Banda El Recodo - Y llegaste tu