Mostrando las entradas con la etiqueta atenco terror represion. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta atenco terror represion. Mostrar todas las entradas

lunes, abril 06, 2009

Atenco: venganza de Estado

Hermann Bellinghausen

Felipe Álvarez Hernández, Héctor Galindo Gochicoa, Ignacio del Valle Medina. Tres nombres que, contra todo cálculo del poder, en vez de sepultarse bajo el olvido, cada día que pasa crecen y se graban más hondo en la conciencia colectiva, resistente pese a todo a la impúdica manipulación noticiera-telenovelera de gobiernos como el del estado de México. La brutalidad jurídica con que han sido tratados estos tres hombres no desmerece ante la brutalidad policiaca con la que fueron detenidos, ni la brutalidad mediática de las televisoras y la prensa desde antes de su aprehensión.

Hoy, cuando pasan tantas cosas feas y vergonzosas, ciuando hay grandes zonas del país en proceso agudo de descomposición social y la dictadura del consumo impone carretadas de "famosos" a modo de identidad colectiva con cero calorías, los tres presos a perpetuidad de Atenco son famosos en nuestros corazones, y mientras más permanezcan en prisión, más lo serán: su mera existencia desenmascara una miseria de México que en el extranjero llama poderosamente la atención.

En mayo de 2006, la sociedad permitió que los vejara el Estado, convertido en vengador vulgar y cínico, omiso de los mínimos derechos humanos. Las pambas, patizas, madrizas colectivas que practicaron las policías federal y mexiquense en las personas de los más de 200 detenidos pusieron en alto la "hombría" y eficacia de nuestras fuerzas del orden, que se comportaron como pandillas sin control y con permiso, como hordas montoneras protegidas, si no por la ley, por quienes la administran. Y así consumaron delitos tipificables en la legislación nacional e internacional, pero típicamente impunes.

Asesinaron niños, violaron (famosamente) mujeres y hombres, "desgüevaron" a líderes esposados y ya con el rostro reventado a puñetazos y toletazos, amenazaron de muerte a decenas de personas, realizaron actos de exhibicionismo patológico con las armas que el gobierno les dio y emplearon su miembro "viril" como otro instrumento de tortura. Al cabo, y qué.

El gobernador priísta Enrique Peña Nieto y sus jerarcas policiales y judiciales dieron una lección a los revoltosos (al gobierno federal panista, ya con sus pininos a cuestas contra los altermundistas en Guadalajara): "Así se hacen las cosas, y salen bien". Y las encuestas (oh-sí-populares) siguen premiando al gobernador de marras. Tal vez eso sea lo más alarmante del caso Atenco.

Castigando a escala estratosférica a los líderes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, a su abogado Héctor Galindo como "autor intelectual" y a los 13 últimos chivos expiatorios que tienen en común ser originarios del lugar de los hechos, el Estado usa las policías, los tribunales y las cárceles como instrumentos de venganza y escarmiento contra ciudadanos que se atrevieron a desafiarlo, no con intenciones criminales, sino por defender sus fertilísimas tierras de ser cubiertas bajo la plancha kilométrica de un aeropuerto que pudo ser el más grande de América Latina. Y eso calienta: pregúntenles si no a los Fox, los Bribiesca, los Montiel, los Peña Nieto y sus socios.

Los tres de Atenco coinciden en el horrendo penal del Altiplano con Jacobo Silva Nogales, a quien las autoridades no pudieron colgarle 67 ni más de 100 años de condena, pero sí le han hecho un infierno (calculadamente) su estadía en las instalaciones federales de alta seguridad, donde lleva más de una década. Ya debía estar libre, pero la justicia mexicana se las arregla para prolongar su cautiverio y el de Gloria Arenas Agis, en Chiconautla, confirmando su vengativa parcialidad. La tortura intracarcelaria contra Silva Nogales ha sido salvaje: 23 horas al día sin salir ni moverse; aislamiento absoluto; humillación continua de carceleros y autoridades; la prohibición formal (oficio mediante) de que pinte (que es su actividad más saludable), lea, duerma o coma dignamente.

Los "delitos" que purgan los dirigentes de Atenco (como esa aberración jurídica, aprobada por el Congreso, del "secuestro equiparado") ni siquiera hay evidencia de que los hayan cometido Felipe Álvarez, Ignacio del Valle ni Héctor Galindo. Pero, como bien enseñan los sherifes allá del norte con el caso del líder lakota Leonard Peltier, "alguien tiene que pagar". La justicia mexicana se exhibe así como revanchista, y solapa un rosario de ilegalidades y crímenes que forman parte del modus operandi del Estado.

Mientras estos prisioneros políticos sigan tras las rejas, torturados y condenados con saña (esa medida de la "justicia" neoliberal), y los traten peor que a los narcos y secuestradores con quienes se les "equipara", los mexicanos seguiremos muy avergonzados de los actuales gobernantes, los futuros candidatos y los tribunales de justicia.

miércoles, abril 01, 2009

Grenoble, Atenco y el secuestro equiparado

Carta a Eduardo Galeano

Adolfo Gilly

Querido Eduardo:

Ahora que junto con Helena estás otra vez de paso en estas tierras nuestras, quiero contarles unas historias.

Esta mañana, allá en Grenoble, Francia, los trabajadores de Caterpillar, empresa estadunidense que fabrica máquinas para construcción, retuvieron en las oficinas a cinco ejecutivos: el director general, Nicolas Poulnik, el de recursos humanos y tres cuadros más. La empresa ha decidido despedir a 733 trabajadores (sobre un total de 2 mil 500). El sindicato pide reanudar la negociación interrumpida por la empresa. "No puedo negociar mientras no tenga libertad de movimientos", declaró a la prensa el director. "Tendrá libertad si acepta reabrir la negociación. Lo retenemos para discutir, sólo pedimos desbloquear las tratativas", dice el delegado sindical de la Confederación General del Trabajo.

Así se están poniendo las cosas en Europa y en Francia, y no sólo en Grenoble.

Una retención similar de algunas horas, recurso poco habitual pero extremo cuando la desidia, la burla y la prepotencia de quienes tratan con el pueblo rebasan todo límite, según la reciente legislación penal mexicana y los jueces que la aplican es un secuestro, equiparable al secuestro de persona con fines de extorsión monetaria. La ley penal lo llama "secuestro equiparado".

Nuestro colega (tuyo y mío) Miguel Ángel Granados Chapa dice que esa figura penal es "una infamia". En Proceso, 8 marzo 2009, la describió así: "Se le diseñó para castigar con fiereza a activistas solicitantes, gente con derechos a salvo, en suma ciudadanos en movimiento que, colmada su paciencia al exigir servicios o medidas que la ley les provee y al calor propio de las discusiones con funcionarios, los retienen por horas en sus propias oficinas o en locales donde se ventilaban asuntos de competencia de los retenidos". A quienes con verdad o sin ella resultan acusados de acciones de ese tipo, agrega Miguel Ángel, "se les asestan castigos semejantes o aún mayores que los del secuestro mercenario".

*

Dos historias entonces te cuento.

Una

La señora Jacinta Francisco Marcial, indígena del estado de Querétaro, ñahñú, apresada el 26 de marzo de 2006 durante un asalto brutal y pretextuoso de la policía contra los puestos de las vendedoras del mercado de Santiago Mexquititlán, ha sido condenada a 21 años de cárcel después de un proceso de tres años en el cual no contó siquiera con traductor a su idioma, el otomí. La señora Jacinta tiene 42 años de edad. Cometió, dice el juez, un "secuestro equiparado", cuando ni siquiera participó en los hechos sino que sólo fue su víctima. Pero alguien tiene que pagárnoslas, dicen la policía y la justicia.

Dos

El 3 de mayo de 2006, rompiendo un acuerdo previo, el gobierno municipal de Texcoco impidió con su policía que los floristas del mercado local vendieran sus flores en lugares especiales en esa fecha, Día de la Santa Cruz, cuando los trabajadores de la construcción celebran y hacen bendecir sus trabajos. El Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT), que años antes (2001) había frenado con su movilización la expropiación a precio vil de sus tierras en San Salvador Atenco para construir un nuevo aeropuerto (y frustrado así un gigantesco negocio de funcionarios y desarrolladores), se movilizó ese día en apoyo de los floristas. Unos funcionarios del municipio, en el forcejeo, fueron retenidos breves horas.

El gobernador del estado de México (Enrique Peña Nieto) y el gobierno federal (Vicente Fox) lanzaron entonces, el 4 de mayo de 2006, un operativo policial conjunto sobre el pueblo de San Salvador Atenco. Detuvieron a 207 personas con golpizas, fracturas, violencia de todo tipo, vejaciones y humillaciones. Entraron en las casas, rompieron los enseres y los recuerdos, mataron a dos muchachos, cometieron violación sexual en los camiones policiales que llevaban mujeres y hombres apresados, todo esto documentado con creces por organismos de defensa de los derechos humanos, internacionales y nacionales. Nadie fue castigado por estos delitos.

*

Hoy, Eduardo, tres años después, 12 de aquellas personas siguen presas, acusadas de secuestro equiparado. Algunos son miembros del FPDT, otros simples pobladores de la zona que no habían participado en ningún movimiento social o político. Pero hay que hacer un escarmiento.

Nueve han sido condenados a 31 años de prisión. Están en la cárcel de Molino de Flores, en el estado de México. Los otros tres: Ignacio del Valle, Héctor Galindo y Felipe Álvarez, están en un penal de alta seguridad (para narcotraficantes y especies símiles) en el Altiplano, bajo condiciones de prisión mucho más rigurosas. Ignacio del Valle tiene una condena de 112 años; los otros dos, nomás 67 años cada uno.

Ninguno de los 12 cometió delito alguno. Son presos políticos, es decir, están encarcelados por motivos puramente políticos. En una recta aplicación de justicia deberían salir ahora mismo. Y deberían ser procesados los funcionarios mandantes y los policías ejecutantes de las golpizas, las violaciones, las muertes y los destrozos de viviendas del 4 de mayo de 2006 en el poblado de San Salvador Atenco.

Ya sé, Eduardo, no te estoy contando nada nuevo. Pero sucede que hace más de 40 años, allá por 1966, yo era preso político en la cárcel de Lecumberri (en condiciones más liberales que los de Atenco, debo decirlo, aunque el presidente fuera Gustavo Díaz Ordaz, en cuya alma anidaba ya –lo prueban los archivos– el Tlatelolco de 1968). Entonces un día me llevaron al Polígono, la torre central desde donde se vigilaban todas las crujías del viejo panóptico (modelo Jeremy Bentham, ¿recuerdas?). Y en el Polígono me esperabas tú, que andabas por México y las autoridades de Lecumberri te habían dado permiso para visitarme. Allí estuvimos un buen rato conversando, supongo que de modo no muy diferente de como ahora en libertad sería, incluso en el hecho de que tú te ibas y yo me quedaba. Me quedaba, sí, pero con el recuerdo imborrable, ya otra vez te lo he dicho, de que extranjero y todo habías venido a verme a la cárcel, jóvenes ambos entonces y compañeros de oficio y otros afanes en aquellas dos invenciones montevideanas: el semanario Marcha, de don Carlos Quijano, y el diario Época, tuyo.

*

No digas nada ahora, Eduardo, porque estos gobernantes que hoy nos tocan son conservadores ultramontanos y andan nerviosos, tanto que hasta querían echar de México a Manu Chao por defender a los presos de Atenco.

Pero allá, en nuestra la más hermosa ciudad del río de la Plata, Montevideo, cuéntales a todas y también a todos que aquí, en México, hay muchos presos políticos, en Molino de Flores, en el Altiplano, en Chiapas, en Querétaro, en Guerrero, en Jalisco, en toda la República. Cuéntales, hermano, que viniste a México y, con otros nombres de cárceles, de presos y de gobernantes, volviste a topar con la misma historia.

Diles además que a todos estos también los vamos a sacar, con la ayuda de ustedes, los montevideanos, y de los trabajadores de Caterpillar, los del "secuestro equiparado" de Grenoble.

Un abrazo y un feliz regreso para Helena y para vos.

Adolfo

31 marzo 2009

jueves, marzo 12, 2009

Yo soy Atenco

Richard Roch

Es un crimen de Estado. Y no hablo sólo de la muerte de los jóvenes Javier Cortés Santiago y Ollin Alexis Benhumea a manos de los policías en mayo de 2006. Ni siquiera de los allanamientos ilegales, las persecuciones perrunas hasta las azoteas, las golpizas profesionales y luego las vejaciones a los hombres y las violaciones a las mujeres. Me refiero, sobre todo, a los 13 presos políticos de Atenco que están sufriendo penas de 32, 67 y hasta 112 años de prisión.

Ni los más repugnantes asesinos, ni los despiadados secuestradores mochaorejas, ni los narcotraficantes envenenadores de cuerpos y almas, ni los más voraces estafadores de cuello blanco. Nadie en este país ha recibido condenas más brutales, más inhumanas: Ignacio del Valle Medina, Felipe Álvarez Hernández, Héctor Galindo Gochicoa, Jorge Alberto y Román Adán Ordóñez Romero, Pedro Reyes Flores, Alejandro Pilón Zacate, Juan Carlos Estrada Cruces, Julio César Espinoza Ramos, Inés Rodolfo Cuéllar Rivera, Édgar Eduardo Morales, Óscar Hernández Pacheco y Narciso Arellano Hernández no son una estadística o un número: se trata de seres humanos sometidos a un castigo peor que la muerte; aun el más joven de ellos habrá de pasar 30 o 60 años encerrado el resto de su existencia; a otros no les alcanzará la vida para pagar una pena no sólo cruel, sino absolutamente injusta. Impuesta, desde el poder, para pagar por tres pecados imperdonables para los regímenes represores: ser pobre, ser indígena y alzar la voz frente a las injusticias.

Por eso Atenco es un punto de quiebre para el país. Si permitimos esta infamia, renunciaremos a las libertades que tanta sangre nos han costado en el pasado. Y viviremos de rodillas en el futuro.

Porque, hay que decirlo con todas sus letras, los de Atenco han sido condenados no por haber cometido delito alguno sino por haberse opuesto a la construcción del nuevo aeropuerto en 2001. Se negaron a entregar su territorio y a desaparecer como comunidad con siglos de historia. El problema es que les tumbaron el gran negocio a los corruptos de Fox y Montiel, que respondieron como mercachifles afectados, con un rencor que todavía no se acaba.

Así que el Estado se equivocó al optar por la violencia ante una problemática eminentemente social que gestó el Frente de Pueblos Unidos en Defensa de la Tierra. Una vez más los gobiernos federal y estatal se decidieron por la misma y cavernaria respuesta de quienes tienen la fuerza, mas no la razón: la criminalización de la protesta social. Como si este no fuera un derecho constitucional a la vez que instrumento fundamental para oponerse pacífica, pero decididamente, a los abusos de los poderes temporales que intentan aplastar los valores universales.

Un dato importante es que uno de los perseguidos y exiliados de Atenco, Bernardino Cruz Cardona, acaba de ganar un amparo que le ha permitido regresar a su pueblo sin la amenaza de ser aprehendido. Sin duda un referente legal que lo exonera del delito de “secuestro equiparado”, el mismo por el que están acusados los presos de Atenco. El caso es que se ha formado el Comité Libertad y Justicia para Atenco que reúne a un connotado grupo de intelectuales, artistas, activistas y organismos civiles que pugnan por la libertad de los 13 presos políticos de Atenco. Los gobiernos volverán a equivocarse si menosprecian este indignado esfuerzo.

Por cierto, a riesgo de ser ingenuo, si Calderón y Peña Nieto aspiran de verdad a la grandeza debían decidir a conciencia y retirar los cargos. Sería una luz en medio de la tormenta. Sí, sí, ya dije que soy ingenuo.

miércoles, septiembre 24, 2008

Atenco y Acteal, miseria de la justicia

Ojarasca

Las nuevas sentencias impuestas por los jueces a los prisioneros de Atenco han puesto en la picota, como ningún otro “caso” reciente, el nivel ético del sistema judicial mexicano, al exhibir ahora su absoluta subordinación al antojo escarmentador de un gobernador, el del Estado de México, Enrique Peña Nieto. Lo alarmante es que este vengador de la clase empresarial y política, punta del iceberg corporativo-delincuencial del nuevo PRI tenga aspiraciones y posibilidades de llegar a la presidencia y restaurar al tricolor y cosas peores.

Cómo estarán las cosas en la República que interesan más los contratos sentimentales de los políticos con estrellas del espectáculo que el escándalo, verdadera vergüenza, de condenar a más de un siglo en cárceles de alta seguridad a un luchador campesino que no mató a nadie ni se robó nada. Ignacio del Valle, con Héctor Galindo y Felipe Álvarez, recibe un escarmiento ejemplar por atreverse a defender sus tierras generosas y cargadas de historia. Lo mismo los diez campesinos inocentes que purgan 31 años de prisión condenados por “secuestro equiparado” en la modalidad de flagrante mentira y ausencia de testimonios, pero bajo consigna política. Alguien tenía que pagar la alevosía de 2002 contra el promisorio aeropuerto de Fox y compañía.

Esto, en un país sometido a matanzas cotidianas, secuestros violentos y avariciosos de todo tipo, feminicidios, criminalización del descontento social, fascistización mediática, militarización. Donde ningún “mochaorejas” o capo de alto calibre recibe el maltrato ni las condenas obsequiadas por los magistrados a los dignos dirigentes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra.

El silencio de la opinión pública es más ensordecedor aun que el dedicado a la violencia e injusticia en comunidades y territorios indígenas y campesinos del país, barrios urbanos, universidades, fronteras.

La impunidad militar quedó garantizada en Zongolica, y está en vías de serlo en Lachivía, Oaxaca, pues resulta que los soldados que ejecutaron a dos indígenas por la espalda (ver Ojarasca, núm 136, agosto de 2008) según sus mandos “repelieron un ataque” de los campesinos zapotecas, del cual no existe ninguna evidencia pues nunca ocurrió.

En este contexto se anunció que la Suprema Corte de Justicia de la Nación atraerá el caso de Acteal, para revisar como asunto de gran prioridad los expedientes de los paramilitares tzotziles sentenciados por la masacre de diciembre de 1997. La decisión fue precedida por una conmovedora campaña de revisionismo histórico de “intelectuales mediáticos” y centros académicos afines a la derecha, preocupados ante la posibilidad de que algunos de esos indígenas hayan sido sentenciados injustamente.

Su preocupación es plausible. Nadie debe estar preso injustamente. Llaman la atención sus énfasis y preferencias. Invocando un humanismo que ellos mismo no siempre dan muestras de digerir, debatieron y televisaron y se entrevistaron entre sí para subrayar el punto.

Cuánto se agradecería que mostraran alguna vez la mitad de esa atención humanitaria para los centenares de indígenas en todo México encarcelados sin razón por delitos inventados y venganzas políticas. Nada más en Chiapas, durante 2008 el gobierno debió liberar a 40 presos políticos tras una dolorosa y nada secreta huelga de hambre, movilizaciones y sólidas argumentaciones jurídicas. Pero estos intelectuales nunca se hicieron oír al respecto, siendo que se hubieran dado el gusto de ser todavía más humanitarios y coincidir con una causa que demostró ser justa. Pero nada. Su capacidad de “justicia para indios” es limitada, selectiva, ideológica, mercenaria.

Es a ellos que hicieron caso los jueces federales, y de salirse con la suya, los paramilitares de Acteal serían la excepción que confirma la regla. Por lo demás, aquí el que paga es el indio (el campesino, obrero inconforme, luchador social y hasta los chivos expiatorios que nada más venían por la calle y el ministerio público pasó a torcer para complacer al jefe).

Otra cara del terrorismo de Estado.

viernes, mayo 02, 2008

Atenco, dos años después

Julio Hernández López
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx

El primer ensayo de represión federal a gran escala y con garantía de impunidad de las tres décadas y media recientes se produjo dos años atrás, con Vicente Fox como presidente y Enrique Peña Nieto como gobernador del estado de México. Durante dos días, el 3 y el 4 de mayo de 2006 (dos meses antes del fraude electoral calderónico), se aplicó en Texcoco y en San Salvador Atenco una estrategia de ejemplarizante agresión desde el poder a grupos sociales insumisos. La ruptura del estilo socarrón con que Fox había sobrellevado las luchas sociales durante su mandato tuvo como ingrediente fundamental al entonces secretario de Gobernación, Carlos Abascal, político de extrema derecha que alentó la guerra laboral contra el cacique minero Napoleón Gómez Urrutia (y desenlaces violentos como el de Ciudad Lázaro Cárdenas, con muertos y heridos) y el empleo de grupos federales de elite, conminados a violar y arrasar a los herejes izquierdistas, contra movimientos como los de Atenco y Oaxaca.

Dos años después de que el país entero vio a través de medios de comunicación electrónica el tamaño de la barbarie cometida contra habitantes de pueblos en defensa de sus tierras, la situación de los agraviados es peor. En una nación con sus calles llenas de funcionarios corruptos sin castigo y de delincuentes de altos vuelos (no explícitamente gubernamentales) intencionalmente mal procesados para que sus caros abogados los puedan liberar, tres dirigentes del movimiento con sede en San Salvador Atenco han sido condenados a 67 años y medio de cárcel y 13 de sus compañeros también están en prisión. El grueso expediente de violaciones y delitos cometidos por policías federales y estatales no ha servido para que esos delincuentes con uniforme o placa sean castigados más que en mínima dosis y por infracciones menores, apenas para dar apariencia de que algo se castiga en ese ámbito oficial.

Los responsables intelectuales también gozan de impunidad. Vicente Fox y su esposa Marta pasean por el mundo su condición de nuevos ricos e incluso se esmeran en días recientes en dar muestra de una vida aparentemente despreocupada, entre actos de caridad –migajas del enorme pastel que se llevaron– y preparación de cursos en el monumento a la corrupción llamado Centro Fox. Peña Nieto sigue despilfarrando el dinero del estado de México en formas de promoción personal con miras a la elección presidencial de 2012, ya que cree posible que la desmemoria abonada a golpe de espots televisivos le permita llevar a Los Pinos la escuela de depredación y frivolidad de la que proviene, que es la de Arturo Montiel, otro saqueador sin castigo.

Para recordar lo que ha sucedido en estos tiempos de oprobio, y para reavivar la llama de esperanza y lucha por la justicia, se realizará una jornada la cual se ha denominado “por los presos y perseguidos políticos de Atenco y de todo el país”. Mañana, a las 10 de la mañana, se colocará en Atenco una ofrenda en recuerdo de Alexis Benhumea, el estudiante caído dos años atrás, y del adolescente Francisco Javier Cortés, y a partir de las 12 horas se realizará un acto político cultural en el que habrá presencias solidarias provenientes de diversas partes del país (en su condición personal y solitaria de tecleador astillado, el autor de estas líneas también participará con la emisión de algunas palabras). Luego, el domingo 4, se realizará la Marcha por la libertad, que saldrá a las 7 de Atenco hasta la autopista Peñón-Texcoco y, en autobuses, llegará al Ángel de la Independencia para caminar desde allí hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación donde, más o menos a la una de la tarde, se realizará un mitin final. ¡Ah, por cierto, la Suprema Corte de Justicia de la Nación está por decir algo sobre lo sucedido en Atenco: en una de esas establece que siempre sí hubo delitos sin castigo y da un plazo perentorio –unos 150 años, por ejemplo– para que se castigue a altos funcionarios involucrados en esos hechos!

martes, noviembre 20, 2007

Magdalena García Durán: la justicia secuestrada por las mafias

Hermann Bellinghausen
En memoria de Miguel Luna

La mejor manera de celebrar la liberación de la comerciante y dirigente mazahua Magdalena García Durán es señalando que las autoridades federales y del Estado de México cometieron con ella una grave injusticia, y más, un delito tipificable, al mantenerla en prisión un año y medio sin más motivo que la venganza política y el “escarmiento” autoritario contra una mujer, para colmo indígena, quien contra toda disuasión violenta se sostuvo del lado de la libertad fiel a su lucha, que no es personal sino colectiva. Nacional.

El gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto, temprano aspirante a la presidencia de la República, enseñó de qué está hecho. No sus millonarias campañas de autopromoción, ni su nexo con peligrosas mafias en la política y la economía. Su mejor retrato es la “decisión de Estado” de escarmentar a doña Magdalena, y enviar un amenazador mensaje al pueblo mazahua: “fuera de mi control, nadie se mueve”. Claro, por encima de aquella acción particular, el mandatario priísta quiso castigar al pueblo de San Salvador Atenco y a quienes se atrevieron a apoyarlo en mayo de 2006.

En confabulación con los gobiernos federales de Vicente Fox y Felipe Calderón, el gobernador de marras y el sistema judicial del Estado de México en su conjunto hicieron golpear y amenazar de muerte a Magdalena; tras vejarla, la procesaron con un desaseado uso de la ley y el orden para “castigarla” sin existir delito alguno, y por sus pistolas le robaron 18 meses de su libertad. De poco sirvió que el mundo entero los viera y supiera. A estos políticos del poder ni esos ojos, ni los mexicanos en particular, les importamos.

Los policías que la patearon y humillaron sin motivo siguen impunes. Como los fiscales y jueces que primero ofendieron la verdad, y luego los amparos y demostraciones de inocencia que se levantaron en defensa de la comerciante originaria de Patria Nueva. En términos judiciales, Magdalena debió salir en noviembre del año pasado. Pero la consigna era castigarla. Así de proporcionalmente absurdos son los procesos que siguen más de cien personas, y las penas de cárcel a los dirigentes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, literalmente secuestrados en un penal para criminales de altísima peligrosidad (y para algunos otros reos políticos similarmente despreciables para los mandones).

Las penas de más de 60 años contra Ignacio del Valle y sus compañeros resultarían risibles de no ser trágicas. Y el fiscal mexiquense todavía quiere más. Cuando vemos las penas impuestas a asesinos seriales, secuestradores, capos del narco y defraudadores de la Nación, con frecuencia no llegan ni a la mitad. En México, son reos de cadena perpetua los luchadores sociales que no se dejan aplastar. Los medios impresos y electrónicos no pestañean para difamar a estos ciudadanos ejemplares y generosos con selectividad cómplice. Y de clase.

Indios, campesinos, estudiantes, guerrilleros con causa. Todos gente pobre, de abajo, que defienden su terruño y así defienden nuestra Nación. Ellos son el “enemigo” que justifica la excepción: represiones brutales, persecución en su vida privada, encarcelamientos sin fundamento, desaparición. Lo estamos viendo hoy mismo en Oaxaca, Chiapas, Veracruz, Yucatán, Michoacán, San Luis Potosí, Tabasco, Sonora. La neo “celebración” de la masacre de Acteal por parte de la intectualidad burguesa (disculpe el lector lo arcaico del término, pero no hay otro) respira el mismo aire de aplastamiento y arrogancia.

Plumas hay que se burlan con regocijo escatológico de “la viejita de Zongolica” o los “tzotziles alborotados y primitivos” de Chenalhó. Son incapaces de sentir esas muertes; no las conocen, ni comprenden, ni respetan. Al contrario: las desprecian. Y llegan más lejos. Con tal de quitar la responsabilidad de las instituciones en sus muertes y las condiciones que condujeron a ellas, culpan a los pueblos de donde son estas personas, y a las propias víctimas. Ellos, y nadie más, labraron su desgracia, nos quieren decir.

Los sectores encumbrados de la intelectualidad mexicana actúan como partícipes de una guerra de baja intensidad que no quieren ver. Pertenecen a las mismas mafias del poder. De su teta se atascan, en sus aventuras se embarcan. El pueblo mexicano no merece esas élites, como no merece a los gobernantes y los criminales que tienen al país agarrado por la garganta. Tienen miedo. Lo seguirán teniendo.

domingo, julio 22, 2007

Quelques mots depuis Chiapas

Nous sommes au Mexique depuis une semaine maintenant.

Dimanche dernier, nous avons passé la journée à Atenco, préparé et partagé le repas avec les membres du FPDT qui se trouvaient au local. Parmi eux Trini, la compagne de Nacho Del Valle, et Saúl, qui était parmi nous en février dernier. Les condamnations à 67 ans et demi, le maintien en taule de presque une trentaine d'entre eux, les exigences des juges, qui ont la prétention de refaire payer une caution (14 000 pesos, soit près de 1000 euros) à chacun-e des 140 "libéré-e-s", plus les rumeurs qui circulent sur une relance du projet d'aéroport (cette fois "seulement sur des terres fédérales", leur stratégie s'est affinée), plus également une certaine démobilisation, liée autant à la répression qu'aux multiples et permanentes pressions d'un système qui "déruralise" à tour de bras, et à laquelle il faut ajouter des divisions internes palpables, tout cela donne un tableau un peu sombre de leur situation actuelle. Ils et elles sont pourtant là, prêts à poursuivre la résistance. Leur rendre visite quand cela est possible, leur écrire et envisager avec eux des échanges et des collaborations autour de nos projets respectifs, à propos de l'idée de défense de la terre et de la recherche d'un maximum d'autonomie dans le domaine de l'alimentation, la solidarité, le logement, la transmission intergénérationnelle, la culture et la santé, voilà des propositions que cette brève visite (nous la renouvellerons sur le chemin du retour) nous amène à soumettre à votre réflexion.

Lundi soir il y avait à l'ENAH (Ecole Nationale d'Anthropologie et d'Histoire) une table ronde sur les résistances en Amérique Latine, avec le "sup" Marcos parmi les intervenants. Impossible d'entrer dans l'amphi, qui craquait de partout, et les organisateurs n'avaient pas été fichus de prévoir des hauts-parleurs... Mais on a rencontré plein de monde, depuis les membres de la "Guillotina", le collectif qui publie l'excellente revue du même nom, aux copains d'Unión Hidalgo, en passant par des "compas" du Chiapas (parmi lesquels un membre de la coopérative de café Yach'il Xojobal Ch'ul chan) un étudiant franco-mexicain de Toulouse, et deux membres du collectif Chiapas de Marseille.

Mercredi matin nous sommes arrivés à San Cristóbal, après une longue nuit mouillée (il pleuvait sur ma place dans le bus), et avons filé sur Oventik, pour remettre tout ce on nous avait chargé, et rendre visite aux promoteurs (et promotrices) de santé de la clinique La Guadalupana, ainsi qu'aux promoteurs (et promotrices, bien sûr) d´éducation de l'école secondaire. Le projet d'une coopération avec la clinique, prévu pour l'été prochain, avance.

Jeudi soir, au CIDECI (je vous reparlerai de ce centre de formation, que nous avions visité avec Alain de Toulouse, il y a trois ans), s'est tenue une très riche table ronde, avec la participation de représentant-e-s d'organisations paysannes de Corée, d'Inde, du Brésil (le MST), des USA, membres ou non de "Via Campesina", et d'un collectif indigène du Vénézuela (des Wayus de la côte), qui a dénoncé la complicité de l'Etat et du gouvernement de Chavez dans les spoliations dont ils sont victimes de la part des compagnies minières. Nous avons pris rendez-vous avec eux, ils vont rester quelque temps chez les zapatistes, et vous raconterons plus en détail cette affaire, que les admirateurs de la "révolution bolivarienne" de chez nous devraient étudier d'un peu près.

Vendredi, inauguration à Oventik de la "Deuxième Rencontre entre les peuples zapatistes et les peuples du monde". Beaucoup de monde en provenance du reste du Mexique et d'une bonne trentaine de pays. Une impressionnante présence des "bases d'appui", hommes, femmes et enfants venus de tous les "Altos", et qui s'abritent des averses monumentales sous des centaines de tentes de fortune. Les zapatistes veulent présenter un bilan de ces dernières années de construction de leur autonomie. Celui-ci est réellement imposant, même si dans certains domaines (l'éducation dans les "Altos", les Hautes Terres tsotsil notamment) les discours restent un peu "langue de bois" (les difficultés, doutes et critiques ne sont pas reflétées dans l'analyse qui nous est servie, alors que c'est justement de cela dont nous avons besoin ; de même, et sans vouloir sous-estimer l'importance considérable de l'entreprise consistant à mettre en place un système éducatif complètement indépendant de l'Etat, certains éléments dans l'intervention, touchant à l'instauration de programmes et activités "uniques" et "homogènes" sur la région, font quelque peu tousser l'ex-syndicaliste enseignant qui sommeille lourdement en moi. Dans la forêt lacandone le discours est plus autonome, la place et le rôle des parents et des anciens sont davantage mis en avant. Même si de belles choses sont dites sur l'évaluation et la sélection, les relations enseignant-e-s/enseigné-e-s, les diplômes et autres sanctions de la soumission au pouvoir et à sa culture, on sent une survalorisation du rôle de l'école dans la définition et la transmission des savoirs et du sens de la vie... Nous avons raté l'exposé sur la santé, alors que de l'avis de gens pourtant très critiques c'était un vrai bonheur que de l'écouter. A cause d'une réunion avec les membres des collectifs français de solidarité, provoquée pour essayer de nous mettre d'accord sur d' éventuelles interventions communes sur le thème de la terre et du territoire, et que la pluie a pratiquement diluée. Pour ma part, n'ayant aucun mandat, je ne dirai rien qu'à titre personnel...

Ces rencontres se poursuivent aujourd'hui (A. y est partie, personnellement je sèche, notamment pour écrire ces quelques compte-rendus, et pourtant il y aura des interventions sur le fonctionnement concret des "municipios" autonomes, les différents travaux collectifs, la justice, etc), et continueront toute la semaine prochaine, dans deux des autres "caracols", ceux de Morelia et de la Realidad. Nous y serons.

La semaine suivante, nous participerons à une brigade d'observation dans une des communautés affectées par les menaces des paramilitaires de l'OPPDIC (organisation manipulée par des latifundistes et les dirigeants du parti de Lopez Obrador, le PRD, qui gouverne l'Etat du Chiapas). Puis nous passerons quelques jours avec les tsotsil de Huitepec, harcelés par les autorités parce qu'ils prétendent cultiver des potagers dans cette "réserve botanique et touristique".

Enfin, quelques mots sur les coopératives de café, puisque c'est ce que vous attendez certainement avec le plus d'impatience. Eh bien, la situation à Mut Vitz n'est pas brillante. Le gouvernement (centre gauche, désolé de le répéter aussi grossièrement, pour les ami-e-s du réseau qui nourrissent des illusions sur ce genre d'options, et pensent que c'est "toujours moins pire") du Chiapas a fait geler leur compte en banque, prenant le prétexte d'erreurs commises par le comptable de la coopérative (il a déclaré des ventes à l'exportation comme ventes sur le marché national, mettant la coopérative dans l'illégalité par rapport aux impôts, qui exigent maintenant des arriérés et une amende exorbitante): Tout celà, alors que la coopérative venait de faire l'acquisition d'une machine à décortiquer... Gros problèmes, donc, pour recevoir les paiements des acheteurs étrangers, menaces de saisie du matériel, que les coopérateurs ne laisseront probablement pas faire... Avant de lancer une campagne de dénonciation, nous attendons le feu vert des zapatistes: Ceux-ci sont prudents parce que sur le plan légal la coopérative est en tort, et qu'ils craignent des répercutions au niveau des exportations.

Mais tout de même, comme nous sommes loin en arrière (ou devant, si cela peut faire plaisir à quelqu'un) des zapatistes, avec notre "PNB", notre électronique embarquée et notre sidérante absence de prise sur tout ce qui concerne ce qui est pourtant vital : notre bouffe, notre travail, notre temps, notre environnement naturel et social, et les décisions qui concernent tout cela, de près ou de loin, au quotidien comme dans le plus lointain !

Vous recevrez un peu plus d'informations là dessus à notre retour des deux caracols de Morelia et La Realidad.
JPPG

PS Nous étions chargés, entre autres choses, de ramener quelques infos par rapport à ce que signifie ce que l'on appelle le tourisme écologique. Je suis allé voir à San Cristóbal l'agence Nichim ("fleur" en tseltal ou en tsotsil). Ils proposent des visites de 4 jours à la Laguna Miramar. Une merveille, sauf que tout cela passe par un programme de l'Etat et la participation des autorités priistes de la communauté Emiliano Zapata, qui cherchent à monopoliser l'exploitation de cette "ressource". L'an dernier déjà, ils tentaient de mettre en place un droit de péage, qu'ils voulaient imposer y compris aux habitants des communautés zapatistes voisines. C'est une sérieuse source de tensions et d'affrontements à venir, et une porte ouverte à des entreprises et de logiques qui n'ont bien évidemment que le profit financier en tête, et qui transformeront les habitants des communautés qui se laisseront prendre à ce piège en larbins des touristes, voire en ours de foire (pardon pour les copains ariégeois). Les zapatistes, qui ne sont pas hostiles aux visites d'étrangers -et le montrent en ce moment, disent que c'est de la terre qu'ils entendent vivre, et non de l'argent.

Nichim "offre" également de "découvrir" Aguas Azules, là où la police déloge les communautés zapatistes qui elles aussi s'obstinent à vouloir vivre de l'agriculture...

Sur les "Guacamayas", cette "communauté" fondée de toute pièces par Silvia Carabias, l'ex ministre de l'environnement d'Ernesto Zedillo, le président qui a institué la guerre de basse intensité comme réponse aux revendications zapatistes, d'accord, c'est chic, et ça peut rendre service à ces jolis oiseaux (à ce propos, le commandant zapatiste Tacho rappelait l'autre soir au CIDECI que les indigènes n'ont jamais procédé à des destructions significatives de l'environnement) en voie d'extinction, mais on est dans la vitrine et le commerce. Tout cela alors qu'un conflit majeur se déroule à quelques pas.

Des discussions vont avoir lieu avec les zapatistes sur cette épineuse question du tourisme. Nous essaierons d'en avoir des échos fiables.

jueves, mayo 24, 2007

Simple pesadilla por Atenco

Saúl Ibargoyen

Al pueblo de San Salvador Atenco,
brutalmente asaltado por "las fuerzas del orden" en mayo 2006

1.

El hombre Juan miró el fragor de aquel cielo:
caudas de aire azul sucio expulsaban sus pálidos ojos.

Las nubes eran ubres de piedra opacada
con estrías de súbitos blancores:
no había jinetes sobre caballos oscurecidos
en medio del simple amanecer:

no había ruidos de dientes petrificándose
ni vísceras de flores descompuestas:

nada había
más que un cúmulo de sombras
y desaseadas transparencias
con sus pelos mojados
como raíces de negror insuficiente:

nada más que fragmentos de otras bocas
no palabras ni estallantes sílabas
entre melodías putrefactas:

ni olores a ombligo partido
ni excitados cuchillos hurgando
vientres desprotegidos y de ácido temblor.

Nada ni palos o garrotes
ni escudos de turbia cristalería
o gritos como coágulos chorreando
brutales sustancias en calles y banquetas.

Ni carros de guerra entre moscas de metal delirante
lastimando el humo desayunero
la grasa alimentaria el primer sudor:

violentando maderas y almohadas
y asesinando huesos ventanas cortinas.

El hombre Juan miró
hacia la cáscara renegrida de aquel cielo:
harapos de luz se descolgaban
como banderas de sangre resurrecta.


2.

Un hombre Juan
estuvo en un sitio aplastado
por las cenizas de aquel cielo negro:
ya no mira lo que miró.

Otro un hombre Pedro
levanta un pie como un garrote
como un hacha de tela de cuero de fierro de hule:

cae la pierna en seguimiento
del inicio agresivo:
cae golpea machaca castiga
lastima lesiona quebranta
dulces entrepiernas torsos dormidos
narices sorprendidas omóplatos fatigados
tenues cartílagos
pelos de arriba y pelos de abajo
secretas verrugas lunares ofuscados
y tripas y cacas expulsadas
de íntimas camisas y pantalones desmadrándose.

El otro un hombre Pedro
contempla el sembradío de fuego
la milpa de humos y gases oxidados
el movimiento de un caudal
de sangre endureciéndose:

contempla el simple hueco
de la bala enterrada
el cráneo entreabierto
con sus cremas grises y sus babas.

Voces sin aire llegan
gestos en cristales muertos
voznadas de sórdida energía
pútrido silencio donde los dioses naufragan
palabras en lenguas polvorientas
mensajes de corrupta paz
y estandartes mancillados.

Un hombre Pedro
limpia con sus manos y sus trapos
la bragueta de sémenes triunfantes
las botas ennegrecidas de jóvenes sangrazas
los palos destructores de cabezas
las armas de extranjero metal
hediondas y asesinas:

un hombre Pedro multiplicado
en tres mil Pedros tal vez
y en Vicentes Wilfridos Davides
Alejandros Enriques Ardelios:

todos sí ahora mirando mirándose
en el cumplido sueño de la bestia peor.

domingo, mayo 13, 2007

domingo, agosto 20, 2006