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jueves, julio 09, 2009

La cruda… realidad

Alejandro Gertz Manero

Si algún partido se siente triunfador frente al 63% de los ciudadanos de este país que no votó o anuló el sufragio, su caso debe ser llevado a algún siquiatra o cuando menos a un doctor brujo para que le explique lo que es una catástrofe política y las consecuencias que evidentemente habrá de tener este fenómeno que ahora pretenden disfrazarlo como éxito, cuando la mayoría abrumadora de los votantes expresó su repudio a un sistema oligopólico sustentado en acarreos, compra de votos, publicidades desmesuradas para partidos sostenidos únicamente por impactos mediáticos y telenoveleros, mientras los caminos para los ciudadanos son cada vez más estrechos y más difíciles de transitar.

En esta masacre política, el primer gran perdedor es evidentemente el gobierno federal y su partido, que no pudieron aterrorizar suficientemente a la ciudadanía con el truculento voto del miedo que tanto promueven los “asesores publicitarios” españoles como fórmulas supuestamente infalibles para abrumar a la borregada, que en esta ocasión no se dejó amedrentar, saliendo a expresar su repudio expreso o tácito de una manera que no deja lugar a dudas sobre el fracaso gubernamental.

Una economía en que la Presidencia del empleo suena verdaderamente a broma de pésimo gusto, cuando más de un millón de puestos de trabajo se han perdido, más los que se acumulen a diario durante los próximos años, es otro de los factores que están demoliendo el apoyo de los mexicanos a su gobierno; y por ello, creer que el triunfo aplastante del PRI es un signo positivo para ese partido es no entender las características de un “voto de castigo” que es el verdadero mensaje de lo que ocurrió en las urnas el pasado domingo.

Las vendettas implacables dentro de las filas de la “izquierda mexicana” han sido otro ejemplo demoledor de la falta de una verdadera ideología nacionalista y progresista, que le es ajena a esas feroces tribus de trepadores y oportunistas montados en ideologías que ni creen ni viven, ya que en el fondo y en la forma no son más que adoradores del poder, de la corrupción y del dinero fácil, sustentado todo ello en la manipulación de los grupos clientelares del comercio informal, el transporte irregular, la manipulación de la basura, la invasión de predios, la operación de giros negros y toda la gama de delitos y trinquetes, que hasta donde todos entendemos no tienen ni color ni ideología, y solamente cuentan para los efectos del botín y el latrocinio.

Las posibilidades de los grupos ciudadanos han quedado prácticamente reducidas a un mínimo simbólico, y por ello se expresó de alguna manera el rechazo de grupos intelectuales a esta cerrazón a través del voto nulo, que en la ciudad de México llegó a casi 11% y en el resto del país a poco más de 6%, lo cual no es nada desdeñable si se le agrega a la enorme abstención que se expresó en las urnas.

Si algún alma inocente piensa que los tiburones del poder van a entender los mensajes de repudio de la inmensa mayoría de los mexicanos, esa fantasía se va a enfrentar a una realidad desgarradora en los próximos meses y años, cuando veamos que no hay ni la menor intención de tocar los cimientos de la dictadura perfecta, que lo mismo puede ser de derecha que de izquierda o de todo lo contrario, mientras haya algún territorio de abuso y de enriquecimiento ilícito que pueda ser fruto para esos “próceres” de la vida pública.

La única opción real que existe en nuestro país es que la ineptitud y la corrupción de este sistema político se amalgamen a la crisis económica más grave que ha enfrentado México en los últimos 70 años, para que así los dueños del botín nacional tengan que ceder sus territorios de abuso infinito en la misma forma que ocurrió en los países de la cortina de hierro, cuando los gobiernos de la Unión Soviética y sus satélites quebraron estrepitosamente en su modelo económico y tuvieron que devolverle a la sociedad civil y a la ciudadanía los ámbitos de libertad económica y política que les habían arrebatado.

Esperemos que esa situación llegue lo más pronto posible para que el daño al país y a los mexicanos sea el menor.

editorial2003@terra.com.mx

jueves, enero 08, 2009

La vida narca

Alejandro Gertz Manero

La corrupción de muchas autoridades en el combate al narcotráfico o a cualquier organización criminal, grande o pequeña, es una historia tan vieja como el país, sobre todo durante el siglo XX; y a quienes tenemos la edad para hacer comparaciones entre el presente y el pasado no nos sorprende la colusión de policías o funcionarios con los delincuentes, ya que ello ha sido una realidad permanente que el país ha sobrellevado, adaptándose, consintiéndola o encubriéndola, porque no había otra opción, ya que el sistema político mexicano siempre ha tenido como uno de sus componentes esenciales la corrupción, que vive esperando a que llegue el ansiado botín para que “la Revolución le haga justicia”.

La única diferencia entre lo ocurrido y lo que acontece se halla en razón del volumen inmenso de dinero que ahora fluye, al multiplicarse exponencialmente el número de adictos en todo el país, sobre todo los jóvenes que demandan a diario drogas, naturales o sintéticas, y cuando cada calle, cada escuela, cada centro de reunión o unidad habitacional son territorios de disputa que generan riquezas enormes, disparando la corrupción y la violencia a niveles nunca vistos, mientras los pocos proyectos que se han intentado y los esfuerzos esporádicos que alcanzaron algunos logros invariablemente fueron rechazados y desestimados por el sistema, para que el botín pudiera seguir fluyendo.

Esta corrupción galopante ha provocado una catástrofe social que ahora nadie puede ni quiere combatir a fondo, ya que su precio es el de la muerte, porque los barones del delito y sus socios gubernamentales están incrustados en todos lados, convirtiendo al país en una gran colusión delincuencial, en la que la sociedad civil no tiene más remedio que pagar el precio brutal del delito y del chantaje generalizado de ese inmenso y omnipresente poder criminal.

En tal ámbito, nuestras nuevas generaciones van cayendo en la fantasía de la “la vida narca”, con sus reinas de belleza, sus excesos y locuras de exhibicionismo y derroche, en la que las Hummer, las trocas lujosas y los desenfrenos seducen a una juventud que ve en ese mundo los paradigmas del poder y del placer, que se expresan en el “destrampe” sin límites, los narcocorridos, “la santa muerte” y los cánones siniestros de su locura autodestructiva.

Esa es la vorágine que tendremos que enfrentar en 2009, porque el doble lenguaje, la farsa mediática y el escándalo cotidiano no van a poder encubrir este hundimiento.

editorial2003@terra.com.mx

jueves, mayo 15, 2008

Petróleo y hambruna

Alejandro Gertz Manero

El clamor y la violencia mundiales se multiplican ante la escalada brutal en los precios y ante la escasez de los alimentos, ya que en el último año el trigo ha incrementado su valor en 100%, y desde enero hasta la fecha el arroz dio un salto de 141% (datos de The Economist), todo lo cual ha traído como consecuencia el empobrecimiento y la angustia de los más necesitados en el mundo.

En Perú la semana pasada un grupo de mujeres indignadas increpó a su presidente, que tuvo que ordenarle al ejército que repartiera raciones de emergencia, mientras en el Cairo multitudes enardecidas asaltaban panaderías, y frente a ello el gobierno ordenó al ejército que produjera pan al costo; en Afganistán, en Haití, en Somalia y en Filipinas estos hechos se repiten, y se están promulgando leyes de emergencia para castigar con cárcel el ocultamiento de cualquier insumo alimenticio. En Camerún 24 personas murieron en revueltas callejeras propiciadas por el hambre, y en Estados Unidos se raciona el arroz en los supermercados.

Este fenómeno mundial es consecuencia de las alzas desmesuradas e injustificadas en los precios del petróleo y de todos sus derivados, que en cinco años se han multiplicado casi 1000%, sin que la demanda hubiera tenido ni con mucho un crecimiento semejante; y esta especulación despiadada se ha valido de guerras, de fraudes financieros, de petrodólares falsos, de quiebras bancarias y bursátiles fenomenales para ir trepando sobre todos estos cadáveres económicos y humanos, en su afán desmedido e implacable por lucrar con un producto que cuesta dos dólares extraerlo y lo están vendiendo en 120, lo cual es inadmisible y socialmente criminal, ya que estos precios son el detonador de alzas desmesuradas en el costo de los fertilizantes, el diesel agrícola, las tarifas de transportación de carga y de toda la cadena productiva alimentaria.

Por otra parte, la necesidad de buscar alternativas en combustibles ha multiplicado el uso del maíz para producir etanol, lo que también ha redundado en una notable escasez de este grano, mientras los especuladores de las comodities hacen su agosto en las bolsas de valores medrando con el hambre del mundo entero.

En México esta situación está empezando a impactar en la inflación, que ya casi alcanza 5% anualizado, lo que implica una amenaza para la estabilidad económica del país, ya que importamos casi 13 mil millones de dólares en alimentos, de los cuales mil 800 millones son de maíz, 947 de trigo, 284 de arroz y 269 de sorgo; la soya, la carne y otros alimentos suman otros 5 mil 400 millones de dólares.

Hasta ahora el país no ha resentido escasez porque nuestras reservas en dólares nos permiten entrar al mercado internacional de alimentos en forma prioritaria, pero esta situación, que seguirá agravándose, nos puede llevar a una crisis social de consecuencias gravísimas, si no entendemos que la independencia alimentaria, que perdimos por el derroche de la corrupción y por el neoliberalismo apátrida debe recuperarse con urgencia y eficacia antes de que sea demasiado tarde y nos hallemos en la situación que están padeciendo muchos países hermanos.

editorial2003@terra.com.mx

jueves, abril 17, 2008

¿Somos o nos hacemos?

Alejandro Gertz Manero
editorial2003@terra.com.mx

El poder público y los políticos de este país suelen ser muy cambiantes, contradictorios y casi siempre indescifrables, lo cual nos deja a los miembros del inmenso infelizaje nacional en un permanente estado de confusión y abandono; situación que se está repitiendo a niveles de histerismo mediático en los últimos días, con motivo de la discusión sobre el proyecto legislativo en materia petrolera.

Para ilustrar esta crisis pendular es necesario remontarnos a unas décadas atrás, cuando el discurso oficial, el dogma y la religión de la política mexicana no permitían ni la menor duda sobre las bondades, maravillas y resultados extraordinarios del poder público en cualquier actividad. En ese entonces la iniciativa privada debía ocultarse vergonzante y culpígena mientras amasaba sus fortunas en contubernio secreto con los mismos políticos que eran dueños del petróleo, la electricidad, los bancos, las fábricas, las tiendas y, si nos descuidábamos, hasta del aire contaminado que pudiéramos respirar; y de esa manera, las glorias del Gran Púas Echeverría llegaron a su apogeo, mientras el Estado mexicano construía bicicletas y triciclos, administraba cabarets y era el amo y señor de todos los rubros de la productividad nacional.

Después de esa apoteosis vino el caos, y entonces comenzaron las nacionalizaciones, las privatizaciones, el Fobaproa, las quiebras, los inmensos trinquetes que se organizaron con motivo de la venta o entrega de las grandes empresas públicas a los “cuates”; y de ese modo las carreteras, los aeropuertos, las comunicaciones y las líneas aéreas han ido oscilando de un extremo al otro, entre el dogma público y la religión privatizante; todo ello en medio de más quiebras sangrientas, escándalos financieros de nota roja, ridículos inconmensurables, fabulosas fortunas personales y toda la gama de desaciertos, latrocinios y fracasos que nos han dejado a todos los mexicanos atónitos y sin saber en quién creer, porque tal parece que nuestros dioses se han vuelto locos.

Ante esa inmensa confusión y para salir del tsunami financiero del petróleo, si hiciéramos un acto de contrición y humildad, y aceptáramos que sería muy útil reconocer el porqué del “cochinero” en que se ha convertido Pemex, quizá nos encontraríamos con una serie de claroscuros que nos darían la pauta para encontrar soluciones lógicas y elementales frente a los esfuerzos de miles de técnicos y trabajadores, y los abismos de corrupción en todos los niveles, desde el más elemental hasta el más alto; en laberintos donde nos habremos de encontrar muchas caras conocidas, apellidos ilustres, personajes secretos, hombres y mujeres de paja, pícaros autóctonos y globalizados y una anarquía que sería insostenible si no existieran los ríos de petróleo y los intereses que sostienen la marcha de esa institución para convertirla en un enorme botín.

Frente ese panorama, ¿podríamos aspirar a tener una reacción madura, para antes que nada limpiar esa casa que está hecha un asco, cortando uñas, garras y colmillos? Puesto que una ley no podrá resolver lo que nosotros mismos, a diario, no queramos comprometernos seriamente a realizar.

Esa es la gran pregunta que seguramente caerá en el vacío que ha dejado la batahola de emos y punks legislativos que hoy estamos sufriendo.

jueves, marzo 20, 2008

Al que obra mal…

Alejandro Gertz Manero
editorial2003@terra.com.mx

Los “genios” de la política autóctona que creyeron que el sistema se iba a perpetuar si nos daban a los mexicanos nomás una “probadita” de democracia, concediéndonos la “gracia” de votar por quien ellos escogieran; lo que sí lograron fue crear y alimentar al monstruo de la contradicción, de la simulación y de la confrontación que ahora estamos sufriendo, ya que la hipótesis de la transparencia electoral ha acabado convertida en una realidad ácida, pletórica de controversias y descalificaciones que nos han conducido al extremo de una escisión y una fractura en los componentes sociales del país, que al ser tan disímbolos y tan injustos ahora ya tienen lo que les faltaba, que es el detonador que está radicalizando a los ricos contra los pobres, a los desvalidos frente a los privilegiados, a los trinqueteros sobre los explotados y a todos contra todos, para de esa manera acabar de arruinar las expectativas de unidad, de crecimiento, transparencia y rendición de cuentas que han quedado hundidas en los más profundos pozos de corrupción de ambiciones personales y de tráfico de influencias, como lo demuestran en cada ocasión en que hay algún tipo de “sufragio”.

De esa manera, los detentadores de los “carros completos” de la renaciente dictadura perfecta ahora se agandallan todo lo que les cae entre manos, sin admitir rendición alguna de cuentas, para así reafirmar sus poderes medievales y su impunidad infinita, que aderezan a diario con la payasada cotidiana, porque ellos sí, ni la burla nos perdonan.

Para esos caciques vernáculos es “tabú” cualquier tema que les implique alguna responsabilidad frente a sus pobres “gobernados”, que no sea el de hacerse propaganda y autoelogios, sin que asuman responsabilidad alguna de lo que falla, sale mal o se les “enreda”.

A diferencia de este rotundo fracaso “democrático” y este retroceso ciudadano, producto de un “gatopardismo” equívoco y contradictorio, hay que reconocer que el sistema político que fue creado por Plutarco Elías Calles con el apoyo indudable de Emilio Portes Gil y la inspiración petrolera de Dwight D. Morrow fue un verdadero portento de lógica y congruencia, que se adecuó a la perfección a las características sociales del país y a las ferocidades caciquiles de sus dirigentes, al establecer una estructura que fue auténticamente ejemplar en su cinismo y desvergüenza porque pudo combinar la corrupción con la eficacia y el control con el crecimiento, dándole al país más de 50 años de bonanza, hasta que los arrogantes burócratas que heredaron ese botín, que parecía inagotable, se propusieron asesinar a “la gallina de los huevos de oro” o venderla al mejor postor, y en medio del derroche más despiadado y de la insensibilidad y la estupidez más profundas nos llevaron a esta balcanización, que por un lado magnifica los defectos del “viejo régimen” y, por el otro, “no da una”, mientras las bombas les explotan en las manos de algún sicario.

Mientras todo esto nos ocurre, “la reforma del Estado”, al darse cuenta del “cochinero”, mejor se regresó al “país del nunca jamás”.

jueves, febrero 21, 2008

El maleficio mediático

Alejandro Gertz Manero
editorial2003@terra.com.mx

La adicción incontrolable por las telenovelas ha enrolado a millones de paisanos, sujetándolos a una fantasía que penetra como una droga que los atornilla a poltronas y sillones donde se refocilan en un placer voyerista y pasivo que les permite gozar de las emociones más excitantes de un mundo mágico donde los malos son pésimos, las buenas, buenísimas, la ternura llega a punto de melcocha y la crueldad a extremos que ni los caníbales de la izquierda partidista se atreverían a ejercer, reflejando también los dengues y las pataletas histéricas de las nuevas generaciones, con sus chicas doradas, moradas o apambazadas, y sus chicos de gel, de calvicie prematura y de ambiciones demenciales, todo lo cual sacude y hace vibrar cotidianamente al “respetable”.

Ese universo telenovelero de ficción y escapismo, que tanto éxito ha tenido en las tareas de adormecer y distraer a la gran masa, ha sido clonado por el sistema político que lo ha hecho suyo para crear un mundo en el que todo está resuelto o en vías de que eso ocurra, mientras se trata de ocultar cualquier problema que no pueda resolverse o los tropiezos que es menester disimular, y para lograr esos propósitos el escándalo de hoy habrá de ser sustituido por el de mañana y así hasta el infinito.

Mientras ese show interminable se refrenda, la realidad camina por su lado y por su cuenta complicándonos la existencia, mientras el dinero y el trabajo son cada día más escasos, y las pirámides construidas con tarjetas de crédito se desploman, porque ya son impagables, en tanto el asalto nuestro de cada día se sigue multiplicando cobijado por el anonimato y el disimulo.

En ese mundo de verdad, los malos, malos, malos, que seguramente inspiraron a muchos personajes de la telenovela Nada personal, traen de cabeza a los buenos, buenos, buenos, que a veces no son tan buenos, sobre todo cuando se traicionan los unos a los otros, hasta que los ejecutan por millares, en el ejercicio de esa brutal “justicia del hampa” que sólo tiene una sanción, que es la muerte.

En esa realidad cotidiana no hay sector del que nos podamos sentir orgullosos, o cuando menos satisfechos, y lo que nos espera habrá de superar con mucho el dramatismo de cualquier fantasía televisiva, cuando tengamos que enfrentarnos a las perspectivas negras y amargas de la recesión del país del norte, que nos tendrá que arrastrar sin lugar a dudas, porque nuestra calidad de satélite económico no nos permite otra alternativa, dejando también en la absoluta indefensión a millones de nuestros migrantes, que ya están a punto de ser sacrificados por esa crisis.

En tales circunstancias, el Congreso de la Unión, que es la original y auténtica Cuna de lobos, negocia, corrompe y transa para generar esperanzas legislativas que nada habrán de resolver, y alianzas que solamente fortalecen los cacicazgos de una democracia fallida que se quedó nonata y que nos manipula con su frivolidad mediática que seguirá derrochando su capacidad publicitaria y telenovelesca, para inflar cada día una nueva burbuja de fantasía que, como tantas otras, tendrá que explotar en el vacío, porque al fin y al cabo está hueca como todas.

Si los mexicanos no logramos superar ese “maleficio” telenovelero y afrontar la verdad de un país que está pletórico de asechanzas y de enemigos de verdad, a los que hay que derrotar con hechos reales y tangibles, lo único que habremos de obtener será el fracaso y la regresión, de “a de veras”.

jueves, febrero 07, 2008

Vergüenza electoral

Alejandro Gertz Manero
editorial2003@terra.com.mx

Es muy lamentable el espectáculo que nos han dado los “políticos” que organizaron las elecciones locales de Baja California Sur y Quintana Roo, donde más de la mitad de los ciudadanos se negaron a acudir a las urnas para sufragar, mientras el peso de los votos quedó en manos del acarreo, los intereses corporativos y la corrupción política tradicional, que lleva a votar en masa a los locatarios de los mercados, a los ambulantes protegidos por el poder público, a los sindicatos corporativos que medran bajo la tutela de esos gobiernos estatales; a todos los concesionarios de servicios urbanos que mantienen una dependencia con las autoridades, que toleran sus abusos y sus monopolios ilegales y, como “pilón”, a los grupos marginados a quienes les compran sus votos mediante un costal de cemento, una lámina o una torta.

Pensar que este es el resultado de las reformas de 1996 y de todas las esperanzas que cifró el país para obtener su mayoría de edad política es realmente descorazonante, ya que el “carro completo” que hoy hemos visto en esos dos estados, como también lo observamos en Puebla y en Oaxaca, en que los cacicazgos locales impusieron cínicamente a sus incondicionales, independientemente de sus escándalos, espectáculos bochornosos y antecedentes cuestionables, ratifica las conductas retrógradas de un sistema político unipartidista, que creímos que podía ser superado, y que ahora, al quedar descabezado en la Presidencia de la República, se ha clonado en 32 monstruos estatales, con sus pequeños “presidentitos”, que ejercen las funciones autoritarias y corruptas que antes se le imputaban a la presidencia imperial, y que ahora se repiten en estados y municipios donde dictadorzuelos del viejo cuño se apoderan del sistema electoral, de los presupuestos y de la vida pública, propiciando la inseguridad y el narcotráfico, sin rendir cuenta alguna, pero eso sí, exigiendo cada vez más y más dinero.

Este panorama tan desolador se está ratificando en la nueva reforma electoral, que deja incólumes los poderes absolutos de los caciques locales y de sus partidos, para que sigan imponiendo a sus incondicionales mediante el contubernio entre la corrupción de la autoridad y los grupos a los que compra o protege, lo cual aleja y segrega a los votantes independientes y refrenda las peores prácticas políticas del pasado.

Mientras este oligopolio partidista continúe apoderado del sistema, nada habrá cambiado en el país; como lo muestran las “concertasesiones” para “nombrar” o imponer al presidente y a los consejeros del IFE, para que queden “a modo” de los intereses partidistas, que someten a todos los mexicanos a sus designios, sin derecho ni al “pataleo”.

Estas reflexiones, que son obvias y evidentes, se habrán de resbalar, como siempre, en los grandes caparazones del cinismo político y partidista, que se carcajea de su desprestigio y del rechazo generalizado, ya que su anonimato en los cientos de congresistas y la fuerza que les da la estructura jurídica que los protege y privilegia, más los subsidios multimillonarios que reciben, les compensa cualquier crítica y descalificación, que finalmente no tendrá para ellos consecuencia alguna.

En tales circunstancias, sólo nos queda esperar que estas prácticas políticas los lleven a resultados tan críticos, que finalmente la presión de su fracaso los obligue a someterse a nuevas reglas cuando el daño que ya hayan causado sea irreparable y se tenga que construir una nueva estructura democrática que nos permita sobrevivir frente a estos “representantes populares” locales y sus partidos, que sólo obedecen al mandato del cinismo, de la corrupción, del abuso y de los intereses creados.

jueves, enero 24, 2008

Engrudo y petróleo

Alejandro Gertz Manero
editorial2003@terra.com.mx

Parece que se nos está haciendo “bolas el engrudo” en el tema petrolero, que va en ruta de colisión en la vida pública del país, dado que las posturas ideológicas y políticas chocan a diario con los intereses económicos, públicos y privados, en una danza macabra en la que todos quieren tener la razón, llevando a la inmensa mayoría de los mexicanos a una confusión que polariza al país y que bien poco va a ayudar a solucionar el problema.

Este asunto me recuerda la crisis del Seguro Social, que culminó con una serie de enfrentamientos, cambios legislativos y procedimientos financieros, que en su momento también llevaron a los participantes a asumir posiciones extremas en las que todo era o perfecto o catastrófico, sin poder llegar, en razón de los intereses que ahí se disputaban, a un diagnóstico razonable y a una solución lógica.

El resultado lo estamos enfrentando ahora, cuando las propias autoridades del Seguro Social reconocen que dicha institución se haya en una crisis financiera aún más profunda, y la reforma legislativa y financiera lo único que logró fue mandar los fondos de retiro a instituciones de la banca privada, que ojalá no vayan a quebrar, como ya está ocurriendo con los grandes bancos internacionales, que están hundiendo a la economía mundial.

Ahora en el petróleo el centro del debate está en privatizar y dar apertura aún más a la inversión en ese rubro, ya que con ello, supuestamente, llegarán los recursos necesarios para incrementar la extracción y refinación de ese energético, lo cual será posible siempre y cuando aquellos que inviertan tengan la certeza de obtener la amortización de su capital y ganancias suficientes, ya que lo único que mueve a los inversionistas en cualquier rubro económico son sus intereses.

También es evidente que Pemex actualmente es un mosaico de conductas y resultados donde hay de todo, desde la más cínica corrupción hasta los esfuerzos laborales y productivos más encomiables; mientras dicha institución es “la madre de todas las madres”, que produce y propicia los fondos y los recursos con los que está sobreviviendo penosamente nuestro país, ya que 40% del presupuesto nacional se nutre de ellos; razón por la cual la nación y todos los mexicanos dependemos totalmente de esa riqueza, que si se reduce por cualquier circunstancia habrá de generar una catástrofe financiera y social de consecuencias impensables.

En razón de lo anterior, es necesario plantearnos lo siguiente:

1. En el tema fundamental, que es el de los recursos presupuestales que Pemex le proporciona al país, la privatización puede garantizar que éstos continuarán, y aun así obtener ganancias suficientes; y ¿cómo habrá de realizar ese milagro?

2. La inversión privada nacional y extranjera en Pemex logrará lo que ningún gobierno ha alcanzado y derrotará a la corrupción en esa empresa, o ¿continuará coludiéndose con dicha corrupción como lo ha hecho hasta ahora?

3. ¿Se ha diseñado una estrategia nacional en este proyecto de privatización que permita enfrentar la necesaria baja en los precios del petróleo, que en su incremento desmesurado ya reventaron a la economía mundial?

4. ¿Podremos entender que la privatización y la globalización no darán fruto alguno, mientras no se resuelvan la corrupción, la ineficiencia y la impunidad que privan en todos los rubros del país, incluido prioritariamente el petróleo?

5. ¿Tendremos todos los mexicanos acceso a la información que es indispensable para unirnos a un gran proyecto nacional, como es el petróleo, o nos ocurrirá lo que ya pasó en el caso del Seguro Social?

jueves, noviembre 29, 2007

Nacidos para perder

Alejandro Gertz Manero

Es vergonzoso lo que nos ha ocurrido con Pemex, que se ha hundido en el deterioro, la descapitalización y la crisis recurrente en el mismo lapso en que las ganancias de la industria petrolera mundial han sido las más grandes de su historia.

Mientras eso ocurre, en México los ductos y las plataformas marinas de extracción están convertidos en el símbolo del abandono, la ineficiencia y el descontrol de operación, dejando un rastro de muerte y de contaminación que no se ha podido contener. Mientras, las acusaciones de corrupción aderezan ese enorme pastel de vergüenza, en el que los escándalos por tráfico de influencias y los abusos sin fin no han dejado títere con cabeza, dando así una muestra degradante y absurda de la incapacidad de nuestro país para poder administrar la veta más productiva y enriquecedora de las últimas décadas.

En ese entorno, hay que tener presente que los precios internacionales del petróleo pasaron de 15 dólares a casi 100, mientras el costo de extracción del crudo en promedio mundial no llega a los tres dólares, lo que es ejemplo descarnado del capitalismo salvaje y del lucro criminal sin paralelo.

Ni con esos privilegios pudimos salir adelante, y los ingresos petroleros de nuestro país, que se quintuplicaron, no fueron aprovechados ni para infraestructura ni para el futuro. Toda esa riqueza se nos escurrió de las manos para irse al caño de la corrupción, de los subsidios y del derroche presupuestal, originando esta “cruda” realidad que hoy enfrentamos, con una economía que prácticamente no creció, mientras Pemex se ha hundido cada día más en la quiebra y en la nota roja, a causa de los desastres en que se han visto involucrado.

En este momento, casi 40% de las gasolinas que consumimos tiene que importarse de China y Estados Unidos, porque no pudimos construir ni una sola refinería, mientras las que ya existen agonizan por su obsolescencia y abandono. Y el implacable saqueo de productos petroleros, que le cuesta al país decenas de miles de millones de pesos anualmente, continúa en todo su apogeo, sin que haya nadie que lo impida.

En este entorno, los ingresos petroleros significan para México 40% del presupuesto nacional. Con esos dólares sostenemos la moneda, mantenemos las reservas y se fondean los subsidios y la viabilidad del gasto público, que puede derrumbarse y llevarnos a la bancarrota si nuestra producción sigue bajando o si a partir de 2009 caen los precios, lo cual es previsible.

Esta historia no es nueva para México. La misma locura y dispendio petroleros los vivimos durante la década de 1970, para que después se precipitara el país hacia una quiebra profunda y dolorosa, sin que ello haya movido a las siguientes generaciones en el poder a escarmentar en cabeza ajena, ya que los espejismos del botín petrolero obnubilan y enloquecen a todos los que se topan con ellos.

Ahora la disyuntiva se reduce a las siguientes opciones: dejar todo como está y encomendarse a Dios; o meter orden en Pemex, salvándolo de su abismal corrupción e ineficiencia. Esto obliga a una lucha heroica contra la inmoralidad a nivel nacional y en todos los ámbitos. También se puede repetir la fórmula de los bancos, las telecomunicaciones, las carreteras y el resto de los grandes sectores económicos del país, que luego del saqueo han sido entregados a quienes sí saben administrarlos, pero siempre en beneficio propio, a costa de todos los mexicanos. ¡Así están las cosas!

miércoles, diciembre 20, 2006

Universidades ´patito´

Alejandro Gertz Manero

En 1994 la SEP autorizó 424 programas para diversas carreras, denominados Reconocimiento de Validez Oficial de Estudios (RVOES), y de esa fecha al 2005 multiplicó el número de dichos reconocimientos, hasta llegar a 4 mil 389, mientras en los estados de la República los gobernadores acogidos a la facultad omnímoda que les da la "federalización" de la ley educativa, junto con algunas universidades "autónomas" estatales, han concedido un número desmesurado de autorizaciones e incorporaciones que nadie sabe hasta dónde llegan; todo lo cual catapultó el fenómeno de las universidades patito , que son la versión educativa del ambulantaje y de la informalidad, ya que todo mundo sabe que esas instituciones no cumplen, ni por asomo, con los requisitos mínimos de la Ley de Educación y los acuerdos respectivos.

En todas nuestras ciudades, comenzando por la capital, podemos ver casas habitación viejas y decadentes, habilitadas como escuelas, así como edificios de oficinas, bodegas y talleres, acondicionados precariamente, donde se ofrecen "carreras cortas" y largas, y hasta maestrías y doctorados a precios de ganga, los cuales son impartidos en esas condiciones lamentables por "catedráticos", que muchos de ellos ni siquiera cuentan con título profesional y menos con capacitación pedagógica para esas tareas; haciendo caer a cientos de miles de mexicanos en la trampa de una supuesta "profesionalización", que no es más que un fraude masivo, no sólo para los estudiantes sino también para sus padres y para toda la población, ya que esos profesionistas, por falta de preparación, no habrán de encontrar trabajo que les permita cumplir las expectativas que les prometen falsamente esos piratas de la educación.

Mientras tanto, y en el ejercicio más puro de la esquizofrenia política, las propias autoridades educativas han entregado a organismos privados la certificación de programas educativos que deberían haber sido obligatoriamente autorizados y verificados por las propias autoridades, cosa que no han hecho con todas esas universidades patito duplicando el gasto y el esfuerzo, en tanto las universidades públicas y privadas, responsables y de calidad, se van sometiendo a estas nuevas entidades certificadoras, que por supuesto cobran por sus servicios; por lo cual, es indispensable que rindan cuentas y transparenten sus funciones antes de que se conviertan en un territorio más de tráfico de influencias o de lucro injustificado, como tantas veces lo hemos visto en este tipo de organismos, que originalmente están planteados para servir a la población y acaban explotándola.

Toda esta situación tan contradictoria y lesiva a los intereses de la nación se ha expuesto en infinidad de ocasiones ante la opinión pública, el Congreso y las autoridades, repitiéndose lo que ya es una fórmula inveterada en nuestro país, que consiste en oír pero no escuchar; mientras se propician foros, seminarios y todo género de supuestas aperturas democráticas, para después ignorar a la sociedad, y a las mayorías, con objeto de que sigan prevaleciendo los ámbitos de poder, de corrupción y de tráfico de influencias, que a diario sufrimos.

Quienes creemos que la educación y la cultura son los factores más importantes para el rescate de nuestra población y para el crecimiento y prosperidad de la nación mexicana, no dejaremos de insistir, a pesar de tantas frustraciones, en la necesidad de que se escuche a la sociedad civil y se atiendan los principios más elementales de la ética y del sentido común, para ir desterrando esas conductas contradictorias que tanto nos han dañado y que siguen tan fuertes y tan vigentes como lo han estado siempre.

editorial2003@terra.com.mx