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martes, agosto 18, 2009

El sitio del Presidente

Carlos Fuentes

He seguido con atención la carrera legislativa y partidista de Felipe Calderón. Le agradezco su oportuna intervención ante un conato de censura contra un libro mío. No voté por él en las presidenciales de 2006. No me dejé emocionar tampoco por los números de la elección. A falta de pruebas concretas, no sólo emocionales, de fraude, recordé que en elecciones democráticas en Europa se pierde o se gana por mínimos porcentuales. Las aplastantes mayorías de tiempos del PRI ya no son. Pero el sistema se presta a confusión. Urge una reforma que posibilite la segunda vuelta en elecciones a presidente, disipando dudas y legitimando funciones.

A Calderón le tocó, de todos modos, bailar con la más fea. Perdida la omnipotencia presidencial de antaño, han cobrado fuerza los gobernadores de los estados y, sobre todo, han consolidado la suya las corporaciones públicas y privadas. Calderón no puede mandarle a los gobernadores, pero sí podría limitar a las corporaciones. No es la primera vez en la historia que grupos monopolísticos ponen en peligro el propio desarrollo de la economía que los enriquece. Un caso notable es el de la Ley Sherman de 1890, dirigida contra la excesiva concentración de poder de las empresas y empresarios que estuvieron en la base del desarrollo de los EE.UU. pero cuyas prácticas monopolísticas ponían en peligro no sólo a los EE.UU., sino al propio capitalismo. El presidente Teodoro Roosevelt, entre 1901 y 1909, aplicó la Ley Sherman, dándose cuenta de que las prácticas monopolísticas retrasaban el desarrollo del país, necesitado de mayor pluralismo empresarial.

Con la aplicación de la Ley Sherman, Roosevelt inició el desarrollo moderno de los EE.UU. La Ley Sherman demostró su validez una vez y otra, notablemente contra la ALCOA (Aluminum Company of America) en 1945 y contra la AT&T (American Telephone and Telegraph Co.) en 1984, para sólo citar dos ejemplos recientes. Ganó el país. Ganaron las propias empresas, obligadas a diversificarse y competir. ¿Entenderían esto en México los poderosos grupos de la empresa privada y el sindicalismo? Pregunta que debería hacerse Calderón, en beneficio de su presidencia, sitiada durante los primeros tres años por los grupos monopólicos privados y sindicales.

En la segunda mitad del sexenio, a las presiones ya citadas se añade una realidad política: el regreso del PRI. Desengañados, los mexicanos votaron en 2000 por las oposiciones de derecha y de izquierda. No tardaron en comprobar que la corrupción no era monopolio del PRI pero que el PRI, con todo y corrupción, sabía gobernar y el PAN y el PRD, pues no tan bien.

El regreso del PRI podría plantearle a Calderón la virtud -pues el hecho ya es- del co-gobierno. ¿Cómo? No reclutando a los priístas (Beatriz Paredes ya ha dicho no) sino siguiendo el antiguo modelo priísta de gobernar con los mejores a conciencia de que también existen los peores y aunque haya más de éstos dentro del PRI y menos de aquéllos en las profesiones y las universidades.

Los gabinetes de Lázaro Cárdenas, Manuel Ávila Camacho, Miguel Alemán y Adolfo Ruiz Cortines son los mejores de nuestra historia contemporánea. El de Calderón, uno de los peores. Cuéntase que Calderón es colérico, que le grita a sus colaboradores. No lo sé. Pero de ser así, le hace falta al presidente un gabinete al que no le pueda alzar la voz. La verdadera fuerza está en otra parte: en el respeto, sí, pero también en la confianza de hablar claro y alto. No creo que Cárdenas le gritara a Eduardo Suárez, Ávila Camacho a Rojo Gómez, Alemán a Ramón Beteta o Ruiz Cortines a Torres Bodet. (Díaz Ordaz sí insultaba a sus colaboradores).

Claro que Calderón confronta un desafío que sus antecesores o no conocieron o supieron negociar o de plano ocultaron: el narcotráfico. El hecho es que el actual presidente -sastrecillo valiente- se ha lanzado con todo contra los narcos. ¿Puede ganarles? Lo dudo. Cuando se mata o captura a un capo, surgen dos a ocupar su lugar, y si éstos caen, aparecen cuatro en su lugar. ¿Solución? No la hay fácil. Sí la hay clara. Contener hoy para legitimar mañana, paso a paso, como lo sugieren los expresidentes Ernesto Zedillo, César Gaviria y Fernando Henrique Cardoso. Quizás, al final del camino, siga habiendo drogadictos. Pero habrá menos o desaparecerán las mafias que los envenenan.

Aunque el gran problema es otro y no el combate a los narcos, los poderes fácticos de empresas y sindicatos o la resurrección del PRI. El gran desafío mexicano es dar empleo y hacerlo pronto. ¿Cómo? No confiando en que la empresa privada ofrezca trabajo. Las fuentes tradicionales de nuestros ingresos se cierran. Baja el precio del petróleo (y PEMEX es atada de manos contra la expansión de la industria). Cae el turismo amedrentado por la inseguridad y el trabajador ya no podrá emigrar como antes. La frontera norte se cierra, la economía de EE.UU. está en crisis, los trabajadores permanecen en México.

¿Qué van a hacer? Si no tienen nada que hacer, encontrarán fácil salida en la sociedad del crimen: serán reclutados. En cambio, si el Estado les abre el camino laboral, prosperarán los trabajadores y el país. Me refiero, una vez más, a un programa público de empleo comparable al Nuevo Trato de Franklin Roosevelt, un nuevo contrato social que aproveche la mano de obra, abundante y joven, de México. ¿Para qué? Para hacer todo lo que no se ha hecho o hace falta reponer: Bosques, carreteras, renovación portuaria, urbanización, presas, educación, hospitales, vivienda, transportes... Me quedo corto. La necesidad de modernizar al país, unida a la existencia de la fuerza de trabajo indispensable para mejorar la vida de todos, no puede desaprovecharse.

El sexenio no se le puede, por todo esto, evaporar de las manos a Felipe Calderón. La situación es crítica, las soluciones claras, la decisión indispensable.

jueves, junio 19, 2008

La sucesion adelantada

jenaro villamil

México, D.F., 17 de junio (apro).- Los focos rojos en Los Pinos se encendieron desde hace dos semanas por dos razones claves: el fracaso de una reforma energética que difícilmente se aprobará antes de septiembre de este año y el desdibujamiento de las opciones políticas del calderonismo ante una adelantada lucha por la sucesión de 2012.

Todas las encuestas publicadas hasta este martes –GEA-ISA, Reforma, Gabinete de Comunicación Estratégica y Mitofsky- revelan que, entre los cinco personajes políticos más conocidos entre la población, no se encuentra ningún integrante del gabinete y ningún gobernador panista y, peor aún para los resentimientos de la casa presidencial, el que tenía un índice de reconocimiento mayor era su exrival Santiago Creel, a quien Germán Martínez cesó por considerarlo “poco funcional” al frente de los senadores del PAN.

En la encuesta del Gabinete de Comunicación Estratégica, organismo vinculado a Liébano Sáenz, el excoordinador de los senadores panistas, apareció con 42.6 por ciento de preferencias ante la pregunta: “Dígame, ¿quién cree usted que vaya a ser el candidato a presidente por el PAN?”. En una segunda posición muy lejana aparece el nombre de la secretaria de Educación Pública, Josefina Vázquez Mota, con 18.3 por ciento, y el titular de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, con 16.5 por ciento.

Este último dato es dramático para los calderonistas. Los Pinos ha invertido en credibilidad para exonerar a un secretario de Gobernación que no resistió a la primera denuncia de haber firmado contratos a favor de sus empresas cuando fue diputado federal y subsecretario de Energía.

En la misma encuesta se pregunta, “¿Quién le gustaría que fuera el próximo presidente de México?”. El 43.5 por ciento respondió que Enrique Peña Nieto, el gobernador que más beneficio ha tenido de Televisa para promover su figura, seguido por Marcelo Ebrard, el jefe de Gobierno capitalino, con 17.7 por ciento; Santiago Creel, con 14 por ciento, y Mouriño, en un distante 7.1 por ciento.

El periódico Reforma confirmó estas tendencias con un dato adicional que preocupó a los calderonistas: Peña Nieto aparece con 37 por ciento de preferencias; Andrés Manuel López Obrador, con 29 por ciento; Marcelo Ebrard, con 28 por ciento; Beatriz Paredes, con 28 por ciento; Santiago Creel, con 24 por ciento, y Margarita Zavala, la esposa del presidente, con 22 por ciento.

Mouriño apareció en un lejano 14 lugar, con 12 por ciento de opinión favorable, un 65 por ciento de índice de desconocimiento de la población. Mouriño está por debajo de Ruth Zavaleta (19 por ciento); Alejandro Encinas (17 por ciento); Josefina Vázquez Mota (17 por ciento) y Manlio Fabio Beltrones (15 por ciento).

Por partido, la encuesta de Reforma revela que en el PAN el que tiene el mayor índice de preferencias es Santiago Creel: 27 por ciento entre población abierta y 40 por ciento entre panistas; seguido por Josefina Vázquez Mota, con 13 y 14 por ciento, respectivamente. Mouriño aparece en un distante tercer lugar, con 8 y 5 por ciento. Su dirigente nacional, Germán Martínez, aparece con un raquítico 5 por ciento de preferencias entre sus propios correligionarios.

En el caso del PRI se confirmaron las tendencias: Peña Nieto tiene 39 por ciento, seguido por Beatriz Paredes con 19 por ciento y, muy lejos de ambos, el mandatario veracruzano Fidel Herrera, con 6 por ciento, y Manlio Fabio Beltrones con 3 por ciento.

En el caso de los perredistas, López Obrador acapara el 58 por ciento de las preferencias de su partido y el 21 por ciento entre la población abierta. Ebrard tiene el 21 por ciento entre perredistas y 19 por ciento en la población abierta. En un lejano tercer lugar, Lázaro Cárdenas Batel, exgobernador de Michoacán, aparece con 9 por ciento de las preferencias perredistas y 13 por ciento entre la población abierta.

Lo dramático es que la propia empresa GEA-ISA, encuestadora de cabecera del calderonismo, confirmó la grisura del entorno presidencial y el ascenso de los gobernadores del PRI y del PRD. Peña Nieto encabeza con 43 por ciento la opinión “positiva”, seguido por López Obrador, con 25 por ciento; Marcelo Ebrard, con 24 por ciento; Beatriz Paredes, con 20; Santiago Creel, con 18; Manlio Fabio Beltrones, con 14 y Alejandro Encinas, con 19 por ciento.

En esa encuesta, levantada en mayo, López Obrador aparece con el mayor porcentaje de opiniones negativas, 53 por ciento, y uno de los más desconocidos es Juan Camilo Mouriño, con 50 por ciento de desconocimiento y apenas 9 por ciento de opinión positiva.

Este martes, la empresa Consulta Mitofsky, difundió su sondeo concentrado sólo entre gobernadores, y se ratificó el fenómeno Peña Nieto: es el más conocido, con 68.4 por ciento, seguido no muy lejos por Marcelo Ebrard, con 63.5 por ciento. En estos diez primeros sitios no existe ningún mandatario estatal panista, ni siquiera el jaliscience Emilio González Márquez, conocido por sus insultos, sus donaciones piadosas y por encubrir a su procurador impugnado.

En contraste aparecen otros seis gobernadores del PRI: Fidel Herrera (30.9 por ciento); Mario Marín (27.5 por ciento); Ulises Ruiz (24.4 por ciento); Ivonne Ortega (16.3 por ciento), y Humberto Moreira (15.8 por ciento). No deja de ser paradójico que “los más conocidos” sean los más acusados por la opinión pública por su conducción gubernamental, como son los casos de Marín y Ulises Ruiz. También destaca que Ivonne Ortega, a menos de un año de entrar en funciones, rebase al coahuilense Humberto Moreira y ocupe el sexto lugar.

Entre los gobernadores perredistas, Leonel Godoy es el quinto más conocido (24.4 por ciento), debajo de Marcelo Ebrard, Amalia García, ligeramente debajo de Ivonne Ortega (16 por ciento), y Zeferino Torreblanca, de Guerrero, con 14.6 por ciento.

Estos sondeos revelan que el marketing televisivo y el escándalo político otorgan popularidad, pero no necesariamente credibilidad o votos seguros. Sin embargo, sin popularidad, credibilidad ni confianza hasta los escándalos más fuertes, como el que ha involucrado a Mouriño, no ayudan ni siquiera a ser reconocido por la población.

En el fondo, la sucesión adelantada por los sondeos indica que el desdibujamiento de las opciones panistas bien puede ser el signo de una debilidad mayor: el desdibujamiento mismo del gobierno federal.

jenarovi@yahoo.com.mx

martes, marzo 18, 2008

miércoles, noviembre 14, 2007

viernes, noviembre 09, 2007

La caída


José Gil Olmos

México, D.F., 7 de noviembre (apro).- Menos de un año le duró a Felipe Calderón la “luna de miel”. El desplome que han mostrado las últimas encuestas es el reflejo de una serie de errores de gobierno y la falta de mejoría en la economía familiar, golpeada por la constante alza de precios, así como el incremento a la gasolina, aún cuando no ha entrado en vigor.

Curiosamente los tres principales competidores de la elección presidencial del 2006 han caído estrepitosamente en los ejercicios de percepción ciudadana. Andrés Manuel López Obrador ya no cuenta con la simpatía de la mitad de la población que lo apoyó en aquellas elecciones. Su tozudez rayana en el capricho, así como sus posiciones totalmente radicales, han ahuyentado a millones que votaron por él.

Roberto Madrazo, por su parte, está cada vez peor y su trampa descubierta en el maratón de Berlín terminó por sepultarlo. Difícilmente podrá regresar a la política, sobre todo ahora que flotan en las inundaciones de Tabasco sus deficiencias como gobernador y posibles actos de corrupción en los recursos que le dio Petróleos Mexicanos (Pemex) para obras hidráulicas que nunca se realizaron.

Pero si en el caso de los dos tabasqueños el impacto negativo en sus respectivas imágenes sólo les afecta a ellos, en Felipe Calderón es grave porque se trata del jefe del Ejecutivo y sus errores nos perjudican a todos.

De acuerdo con la encuesta nacional de Ipsos-Bimsa publicada en El Universal el lunes pasado, de agosto a la fecha, la aprobación presidencial descendió siete puntos porcentuales, al pasar de 64 a 57%.

Se trata de una caída considerable que debería de preocupar a Calderón y su equipo que cada vez muestra de manera clara su inexperiencia política para manejar los escenarios políticos y financieros.

De acuerdo con la encuesta de Ipsos-Bimsa, “a diferencia de la caída en popularidad del periodo abril-agosto, hoy el descenso en la aprobación está acompañado por un aumento en el número de ciudadanos que reprueban la labor del presidente. Uno de cada tres mexicanos, 33 por ciento, reprueba la gestión de Felipe Calderón, cifra 13 puntos porcentuales por encima de la medición de agosto, y la más alta en lo que va del año”.

Si se observa en perspectiva, este desplome en la aprobación ciudadana es una reacción al incumplimiento de las promesas que Calderón hizo durante su campaña: crear empleos, no aumentar los precios de los productos básicos, tampoco los impuestos, entre otros.

Lo preocupante es que Calderón aún no cumple un año como presidente de la República y ya da muestra de desgaste. Faltan cinco años y no se observa una estrategia de gobierno capaz de resolver los problemas estructurales del país.

En Los Pinos se hace cada vez más evidente y público el gasto excesivo en vinos, licores, comida exquisita y otros lujos entre el equipo cercano a Calderón, especialmente de Juan Camilo Mouriño y César Nava. Además de que la residencia presidencial parece más una casa de desfile de modas que un centro de gobierno. La mayor parte del equipo en Los Pinos son jóvenes que provienen de las escuelas privadas más caras del país y algunos de ellos con postgrado en el extranjero, ajenos a la realidad del país.

Calderón se enfrenta cada vez más a los poderes fácticos que influyen en la vida política del país y lo hace con estos jóvenes de gustos exquisitos, a quienes se les implementaron gimnasios, cocinas con chefs, cámaras de oxigeno y sistemas de purificación de aire en sus oficinas, y que los alejan aún más de la realidad nacional.

En el gabinete tampoco cuenta con muchos apoyos: El secretario de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña no tiene el oficio, el tamaño ni la disposición para sentarse a dialogar con los poderes fácticos, como son los líderes de los sindicatos, entre ellos Elba Esther Gordillo; los empresarios, los líderes de los partidos y de los movimientos sociales como la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), así como de la guerrilla más activa, el Ejército Popular Revolucionario (EPR).

La mano dura que Calderón quiso implementar a través de las fuerzas armadas y la Policía Federal Preventiva (PFP) tampoco le dio el resultado que quería: las bandas del narcotráfico siguen mandando en algunas regiones del país y la inseguridad prevalece en las principales ciudades, aun con los espectaculares decomisos de la semana pasada.

Ante este difícil panorama a Calderón le urge dar un golpe espectacular y uno podría ser contra los hijos de Marta Sahagún, quienes participaron en actos de corrupción para hacerse de una enorme fortuna en menos de seis años.

Los hijos políticos de Vicente Fox podrían ser o representar el sacrificio político que requiere Calderón para ganar simpatía y confianza entre la ciudadanía.

Otro acto sería el alejamiento estratégico con Elba Esther Gordillo, de ahí que no se descarta que se apruebe en el Senado, con el apoyo del PAN, una iniciativa para revisar el destino de los millonarios recursos públicos que se les da a los sindicatos como el SNTE que lidera la maestra.

Este alejamiento le daría a Calderón también un bono de confianza ciudadana y un deslinde político ante quien se ha mostrado como la responsable de su victoria y públicamente es reconocida como el símbolo de la corrupción.

Calderón tiene ante sí esta disyuntiva: Si actúa con inteligencia contra estos dos ejemplos de corrupción puede ganar muchas simpatías. En caso contrario, no solo perderá la confianza ciudadana, sino que entrará en un desgaste más fuerte que el que tuvo Fox; y el PAN difícilmente repetirá una tercera victoria en la elección presidencial del 2012.

martes, agosto 21, 2007

Calderón y la restauración autoritaria

Álvaro delgado

Mientras el Partido de la Revolución Democrática (PRD) se hunde en sus propias contradicciones internas, y el chuchismo colaboracionista se apodera del cascarón, en el Partido Acción Nacional (PAN) se produce un fenómeno análogo, con su dinámica particular, pero de mayores consecuencias para la vida política y social del país.

En efecto, si en la estructura hegemónica del PRD pierde fuerza la línea política de Andrés Manuel López Obrador, a menudo caracterizado como un caudillo, en el PAN se va imponiendo la lógica autoritaria de Felipe Calderón, de convertirse en el gran elector: no sólo ordena quién encabezará la presidencia de este partido, sino quiénes será integrantes del Comité Ejecutivo Nacional, dirigencias estatales y candidatos a puestos de elección popular.

Y conviene no perder de vista lo que ocurre en el PAN, por ejemplo, en la elección de la dirigencia juvenil, celebrada el 6 de julio, y que --con base en pruebas aportadas por dos de los contendientes-- se caracterizó por acciones de defraudación electoral, con la participación, ilegal e inmoral, de funcionarios y operadores del gobierno de Calderón.

Más allá de la decisión que la noche de este lunes 20 tome el CEN sobre ese proceso analizado por una comisión que, como nunca, dispuso del plazo máximo para emitir su fallo, ya arrojó saldos negativos para el PAN y para las prácticas democráticas de una entidad de interés público:

Si se valida la elección, será otro capítulo de impunidad en la adulteración de la voluntad popular y, si se anula, como lo amerita por las pruebas presentadas, sólo se confirmará ese aserto, aun cuando el ganador formal --allegado a Calderón-- pueda ser instalado en el cargo por decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), hundido en su propio fango.

Juan Carlos Martínez, protegido de Calderón, se impuso en la elección del 6 de julio con 58% de los votos de los delegados de la Asamblea Juvenil celebrada en Tlaxcala, encima de su rival Héctor Rivera, identificado con Manuel Espino, presidente nacional del PAN, duranguenses ambos.

La víspera de la elección, la diputada federal Claudia Caballero declinó participar, debido --aseguró-- a las presiones de funcionarios federales, entre ellos Juan Camilo Mouriño, jefe de la Oficina de la Presidencia, que contó además con la colaboración de Jorge Manzanera, quien sin ser funcionario es operador de Calderón y el que prestó sus oficinas para convertirlas en casa de campaña de Martínez.

“El tuvo mucho que ver. La verdad ya estoy harta de este tipo, y si quieren que nuestro partido se convierta en un PRI, pues vamos por el mejor camino, lo juro”, declaró Caballero al diario Reforma, después de detallar las presiones y amenazas de funcionarios gubernamentales contra ella y sus seguidores.

--¿Fue Mouriño quien la presionó a renunciar? --le preguntó el reportero Víctor Michel.

--La verdad tenían miedo de que fuéramos a construir un juvenil más idealista y luchador. Pero de ahí no puedo decir nada más. Están interferidas mis líneas, están bloqueados los teléfonos de mis amigos, están bloqueadas mis cuentas, no puedo decir todo.

No lo dijo públicamente, pero Caballero presentó evidencias ante la Comisión de Elecciones creada por el CEN para elaborar un informe y que sumó, también, las que formuló Héctor Rivera, entre ellas ofrecimientos de chambas en los gobiernos panistas a cambio de su voto y otras acciones que adulteraron la elección, un fenómeno semejante al que se presentó en el proceso de integración del Consejo Nacional.

Pero como en este caso de Acción Juvenil y del Consejo Nacional, la intervención de Calderón --porque es él, de otro modo sería peor, un pusilánime-- se ha materializado en la imposición de los candidatos del PAN a gobernadores en Yucatán, Baja California y Michoacán:

Xavier Abreu fue impuesto y sacrificado con la deliberada derrota ante el PRI en Yucatán; en Baja California fue Germán Martínez quien instruyó a la cúpula panista que el candidato debía ser, “por deseo” de Calderón, José Guadalupe Osuna, y en el caso de Michoacán fue convocado a Los Pinos Benigno Quezada para ser informado por Mouriño que el aspirante era Salvador López Orduña.

Y es Calderón el que decidirá quién será su candidato a la presidencia del PAN: su secretario particular, César Nava, o Germán Martínez, titular de la Función Pública, michoacanos ambos que pacientemente esperan la decisión del gran elector.

Ostentar tal condición --que hay despistados o abyectos que lo ven como una virtud-- no concierne sólo al ámbito partidario, que en sí mismo implicaría un retroceso por la historia y doctrina del PAN, sino a todos los mexicanos, porque es la restauración del presidencialismo autoritario: si avasalla en su partido, como está claro en los casos descritos, lo hará con más razón con sus adversarios.

De ahí, también, la relevancia del secuestro de la estructura partidaria por la burocracia chuchista en el PRD, que en general como partido nada abona a lo urgente: el desmantelamiento del régimen de simulación que atormenta al país. Lo que ocurre en el PRD y en el PAN --y por supuesto en el PRI y el resto de los partidos-- tiene que ver con eso.

Apuntes

La aparición del Movimiento de Participación Solidaria, que con la unión de panistas confesionales y los residuos del sinarquismo pretende dar vida a un nuevo partido político de derecha, ha concitado felicidad entre militantes del PAN, que no es sólo de derecha, sino de la derecha. Y no hay razón para la dicha. Por elemental sentido común, y con independencia de que obtenga su registro, a ese nuevo partido político no se irán los que ostentan el poder partidista: no sólo Manuel Espino y su grupo en la dirigencia nacional, sino toda la estructura partidista a lo largo de la República, incluyendo gobernadores, alcaldes y legisladores, con abundantes recursos privados y del erario. Es como si los Chuchos entregan el PRD a un puñado de exlíderes del Partido Comunista para irse a formar una célula a la UNAM. No. Se trata de una formación que aglutina, en efecto, a panistas que no han visto satisfechas sus ambiciones con Calderón, pero tampoco con Espino, que los conoce bien. Lorenzo Servitje, quien encabeza el monopolio de pan de caja en México, quiso a Alberto Cárdenas como candidato presidencial del PAN, aunque se conformó con Calderón, y ahora quiere que sea César Nava el presidente del PAN, porque se desencantó de Espino. Pero es la estructura yunquista que gravita en la “sociedad civil” y estrechamente vinculada al PAN… Ya bien instruido por George Bush, Calderón adelanta su regreso a México por el huracán Dean. Claro: habrá muchas cámaras de televisión y hay que lucir como sensible, sobre todo en vísperas del primer informe vacío…

jueves, mayo 03, 2007

Está usted equivocado, señor Felipe Calderón

Ana María Aragonés

La migración, como usted señaló, señor Felipe Calderón, ante integrantes del Consejo Consultivo del Instituto de los Mexicanos en el Exterior, no es ni un "fenómeno natural" ni es "inevitable", y mucho menos la solución es hacer un "exhorto firme y respetuoso al Congreso de Estados Unidos para que resuelva pronto una reforma migratoria". Este tipo de posiciones son algunos de los graves problemas que enfrentan nuestros migrantes, pues suponen un gran desconocimiento de los funcionarios del más alto nivel de nuestro país y, lo que es peor, con esas visiones se cae en la aceptación sin más de una situación que afecta a millones de seres humanos en nuestro país, al dar por sentado que "migración es destino".

En primer lugar, el fenómeno migratorio no es natural, sino producto de las contradicciones y de las graves desigualdades que genera el sistema capitalista. El polo receptor, por su parte, requiere de una fuerza de trabajo extranjera que pueda ser movilizada hacia aquellos sectores que le permitan manejar su mercado de trabajo e incrementar los niveles de ganancia y competitividad. Esto, en parte, porque sus contingentes laborales internos son insuficientes, ya sea porque sus tasas de natalidad son extraordinariamente bajas y, por tanto, suponen problemas en la reproducción de su población económicamente activa, o porque requiere incrementar los niveles de educación de su propia población. Este es un aspecto fundamental, pues Estados Unidos, lamentablemente no nuestro país, tiene como una de sus prioridades incrementar el personal altamente capacitado dedicado a la ciencia y a la tecnología, porque sabe que la economía del conocimiento hace la diferencia entre naciones desarrolladas o no. Por eso, aquel país capta no sólo una fuerza de trabajo sin calificación, para la cual hay toda una serie de obstáculos, pues así logra hacerla más vulnerable, y por ello más explotable, sino a profesionales altamente capacitados para quienes por supuesto prácticamente no hay barreras, lo cual resulta lamentable para nosotros, pues estamos perdiendo nuestro escaso capital social.

Por otra parte, señor Calderón, la migración sí es evitable, siempre y cuando el país expulsor decida de una vez por todas cambiar tanto su política económica como su agenda internacional. Es decir, en lugar de "suplicar" a Estados Unidos que por favor trate bien a nuestros connacionales, lo cual sin duda es necesario, habría que adoptar la agenda de los países que abogan por un comercio mundial de reglas justas y universales, como hace Brasil, por ejemplo, y otros países latinoamericanos. Joseph Stiglitz señala que el subsidio de Estados Unidos a los productores de algodón reduce a tal grado los precios mundiales que los campesinos africanos pierden más de 350 millones de dólares al año, más que el presupuesto total de ayuda estadunidense a esas áreas. Por lo que puede afirmarse, siguiendo a Stephen Castles, que si las restricciones comerciales de las naciones ricas implican mayores costos que lo que reciben como ayuda los países en desarrollo, esto se convierte en una de las principales causas de la migración mundial. La migración entonces es evitable, pues depende no sólo de lo que el gobierno considere prioritario para luchar por ello, sino de las alianzas que hagan a escala internacional para buscar nuevos destinos.

La búsqueda de una reforma migratoria, desde el escritorio, pidiendo "a los partidos Demócrata y Republicano representados en el Congreso estadunidense, reconocer los derechos de los mexicanos que ya se han ganado a pulso, con sangre, sudor y lágrimas, un lugar en la economía y en la sociedad de ese país", si no viene acompañada de una labor de tipo consular amplia que involucre a los medios de comunicación, promueva debates a todos los niveles, hable con los sindicatos -que por fin muestran una afinidad con los migrantes, porque saben que el enemigo "está en casa" y no en el exterior- y active la participación del actor principal: los migrantes, todo quedará en "agua de borrajas".

Finalmente, lo importante es convencer y convencerse de que una reforma migratoria no puede ser unilateral; debe ser superada la visión de que se trata de un asunto doméstico. Por su propia naturaleza se trata de algo que debe ser acordado en forma bilateral, pues son dos los países involucrados; de lo contrario, no será una reforma migratoria, sino una "soga en el cuello".

amaragones@gmail.com

lunes, marzo 26, 2007

La privatización de Pemex nunca se permitirá: AMLO

Alguien podría decirle al "presidente legítimo" que la derecha en el poder no tiene pretensión sino certeza sobre la venta de PEMEX?. Planteará un simple megaplantón cuando la venta ya se haya concretado?. Porque no hizo lo mismo con la Ley Gordillo y contra el alza de precios?, porque no hacer lo mismo contra la venta de Mexicana, Carreteras, o ahora la información electrónica?, porque no plantea un plan ambicioso en estrategia y alianzas que detenga ese poder avasallador ignominioso y canalla?. Si hay que esperar a noviembre para ir a levantar el dedo en la proxima asamble de la CND, para que hacerla si de cualquier modo todo se aprueba?......
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Impuestos justos y defensa de Pemex, acuerdos de la CND

Luego del fraude, no caímos en la trampa de la violencia: AMLO

Críticas a Calderón, Gordillo y al silencio cómplice de muchos medios

ENRIQUE MENDEZ , ALMA E. MUÑOZ

Andrés Manuel López Obrador, ''presidente legítimo de México'', informó en la segunda asamblea de la Convención Nacional Democrática (CND) que presentará una propuesta de reforma fiscal, la cual tendrá como fundamento ''que los impuestos sean progresivos, justos y equitativos'', y obtuvo el compromiso de los convencionistas para convocar, si el gobierno federal pretende privatizar Petróleos Mexicanos (Pemex), a una reunión extraordinaria en la que se tomarán ''las medidas necesarias para defender'' a la empresa.

''No permitiremos la entrega a particulares, nacionales o extranjeros, de la industria petrolera. De nuevo, la derecha ha lanzado una campaña para desmoralizar y hacer creer que Pemex está en quiebra y no hay más remedio que dejar el petróleo en manos privadas. Eso no es verdad, el petróleo es el mejor negocio del mundo: extraer un barril de crudo cuesta 3 dólares y se vende en 44'', afirmó.

En el Zócalo, cuestionó que después del fraude de 2006, Felipe Calderón quedara obligado a pagar facturas, especialmente a Elba Esther Gordillo, a la que entregó no sólo la Secretaría de Educación Pública y la Lotería Nacional, asegurándose ahora el manejo de los ahorros de los trabajadores del Estado. También reprochó el silencio cómplice de algunos medios de comunicación y resaltó: ''Vivimos tiempos de ignominia, tiempos de canallas''.

Ayer, la convocatoria a la marcha encabezada por López Obrador, y a la segunda asamblea de la CND en el Zócalo, no igualó movilizaciones anteriores, y aunque hubo una alta participación fueron notorios los huecos en la plaza.

El Partido de la Revolución Democrática (PRD) y Convergencia, dos de los integrantes del Frente Amplio Progresista (FAP), no movilizaron a simpatizantes y la mayoría de los asistentes fueron ciudadanos o miembros de las corrientes internas del sol azteca, organizaciones ciudadanas y sindicales.

Este domingo, en los edificios que rodean al Zócalo sólo había tres mantas: una, de los asam-bleístas de la ciudad en respaldo a la convención; otra, del Movimiento Nacional Los de Abajo, con el mensaje ''Escucha Lipe, el pueblo de México no tiene fe en ti'', y una más del Frente Amplio Autónomo Popular de Chimalhuacán.

Asimismo, la convención fue reforzada con los dirigentes de los partidos que forman el FAP: Leonel Cota, del PRD; Alberto Anaya -que suele votar con el PAN en el Senado-, del Partido del Trabajo, y Dante Delgado, de Convergencia, así como los coordinadores de las bancadas en las cámaras de Senadores y de Diputados del sol azteca, Carlos Navarrete y Javier González Garza, respectivamente. Sin embargo, no tuvieron una presencia relevante las fracciones parlamentarias de los tres partidos, ni el líder de Nueva Izquierda, la principal corriente perredista, Jesús Zambrano.

Después de encabezar una marcha desde el Angel de la Independencia, López Obrador realizó un balance sobre las decisiones políticas que se tomaron después del fraude electoral del 2 de julio de 2006, y consideró correcto el hecho de no llegar a acuerdos con ''los que usurparon el gobierno'' ni haber caído ''en la trampa de la violencia''.

Dijo que si después del fraude, en aras de una supuesta unidad nacional, la opción hubiera sido negociar ''con quienes pisotearon la voluntad popular y violaron la Constitución'', entonces se habría ''convalidado el golpe a la democracia y cancelado la posibilidad de una sociedad mejor para millones de mexicanos''.

Planteó que la salida contra esa acción no era la irresponsabilidad ni la violencia. ''Al contrario -resaltó-, habríamos dado el pretexto que querían nuestros adversarios para reprimir, intimidar y desatar el miedo. Nuestro movimiento no tendría el apoyo de millones de mexicanos que quieren un cambio verdadero pero sin violencia. Estaríamos en todo ese vía crucis que significa la pérdida de vidas, las desapariciones, las cárceles, el ultraje a mujeres, la tortura y la violación a los derechos humanos. Y probablemente tampoco estaríamos aquí.''

Aunque también, expuso el perredista, habría sido un ''error garrafal'' limitarse a no aceptar el fraude y protestar pacíficamente, pero que los ciudadanos regresaran a sus casas ''y dejar tirado el movimiento'' hasta las próximas elecciones presidenciales. En lugar de ello, sostuvo, fue asumida la ''responsabilidad histórica'' de rechazar el fraude, desconocer al gobierno usurpador, declarar abolido el régimen de corrupción y privilegios, además de que se protestó con responsabilidad y apego a los principios de la resistencia civil pacífica. ''Y mandamos al diablo a sus instituciones'', dijo.

Lo más conveniente, añadió, es que creamos la Convención Nacional Democrática, constituimos el ''gobierno legítimo'' y determinamos ''seguir luchando hasta lograr la verdadera transformación de México''. Sabemos, afirmó, que ''nada se logrará si continúa operando este régimen autoritario de corrupción y privilegios. Entre más dure esta pesadilla, más deterioro habrá en todos los órdenes de la vida nacional''.

Más que una crisis económica y de bienestar, _, e insistió en que para ello se necesita que los representantes populares ''cuando menos cumplan con tres principios básicos: no mentir, no robar y no traicionar al pueblo''.

En lo que fue su primer informe parcial de gobierno, López Obrador denunció que ''está más que demostrado que la actual política económica sólo beneficia a especuladores financieros, a hombres de negocios vinculados al poder'', y también dio cuenta de cómo ese grupo se aprovecha con la evasión del pago del impuesto sobre la renta (ISR).

Refirió que, en 2004, las empresas mexicanas pagaron por ese gravamen 118 mil millones de pesos, mientras los asalariados contribuyeron con 182 mil millones, es decir, los trabajadores pagaron 64 mil millones más que todo el sector empresarial, a pesar de que éste recibió 60 por ciento del ingreso nacional, mientras que los empleados apenas 30 por ciento.

''Se ha llegado al extremo que, por ejemplo, Cementos Mexicanos, con un margen de utilidad de 40 por ciento, sólo pagó 2.3 por ciento de impuestos sobre sus ventas en ese año (2004); Teléfonos de México, con un margen operativo de utilidades de 50 por ciento, pagó 8.9 al fisco; Kimberly Clark, 6.3; América Móvil o Telcel, 6.6; Femsa (Coca- Cola), 2.1; Bimbo, 1.7; Grupo Alfa, 2.3; Grupo Carso, 2.7; IMMSA, 2.4; Grupo Maseca, 1.3, y Wal-Mart, 2.4 por ciento. Y todo esto sin considerar que las negociaciones multimillonarias en la Bolsa Mexicana de Valores también están exentas de impuestos'', afirmó.

En contraste, dijo López Obrador, un obrero o trabajador de la clase media paga de 15 a 28 por ciento del ISR, según sus ingresos. El ''presidente legítimo'' tomó como base esos comparativos para señalar que todos, incluidos los hombres más ricos, de México y del mundo, deben entender que en una sociedad con tanta desigualdad y pobreza no puede haber paz social ni seguridad pública.

Citó como otra muestra del pago de facturas del gobierno de Felipe Calderón, el hecho de que Gastón Azcárraga, ''a quien Vicente Fox prácticamente le regaló Mexicana de Aviación'', ahora presentó una demanda contra el sindicato de sobrecargos para modificar el contrato colectivo, quitarles prestaciones y hacerlos trabajar el doble por el mismo sueldo''.

Al final de su discurso, el ex candidato presidencial justificó que ''puede haber dos gobiernos: el de las minorías, un gobierno de la mafia; y otro de la mayoría de nuestro pueblo, que es el escudo de los humildes y los pobres''.

La convención aprobó que su tercera asamblea se realice el 20 de noviembre, cuando López Obrador cumple un año como ''presidente legítimo'', aun cuando algunos solicitaron que se adelantara al 2 de julio o al primero de septiembre. Sin embargo, se definió por mayoría la primera fecha, acordada previamente por la comisión organizadora.

La segunda CND 25/03/2007

Video de la 2a convencion nacional

miércoles, marzo 21, 2007

Dick Morris: Injerencia impune

José Gil Olmos

Especialista en guerra sucia electoral, el consultor estadunidense Dick Morris confesó haber participado en la campaña de Felipe Calderón, lo que el exconsejero del Instituto Federal Electoral (IFE) Jaime Cárdenas considera como una prueba clara para sancionar al PAN por la intervención de extranjeros en la actividad política nacional. Morris hizo su confesión el pasado 9 de marzo en un foro realizado en Miami y al que asistieron legisladores mexicanos

Para el representante del Partido de la Revolución Democrática en el IFE, Horacio Duarte, el hecho constituye una prueba más de las violaciones a la ley que cometieron Calderón y el PAN durante la campaña presidencial de 2006.

Duarte sostiene que la participación del especialista estadunidense en la campaña de Calderón muestra cómo el Estado mexicano está sujeto a intereses extranjeros y a las decisiones de personajes como Dick Morris, quien es conocido en todo el mundo por generar encono social con métodos de campaña sucia, los cuales ha utilizado en países como Argentina, donde colaboró con el expresidente Fernando de la Rúa.

En ese hecho, dice Duarte, se basa su exigencia al IFE para que en la queja que los perredistas interpusieron contra el PAN por la injerencia de extranjeros en la campaña, y que aún está pendiente de resolver, se tome en cuenta la revelación de Morris.

Al planteárseles, tanto a Horacio Duarte como a Jaime Cárdenas, que el PAN puede alegar que el caso Morris implica tan sólo la suscripción de un contrato de servicios profesionales, ambos coinciden en que el artículo 33 de la Constitución es muy claro al prohibir la intervención de cualquier extranjero en asuntos de política interna.



Viejo conocido



La del año pasado no fue la primera campaña presidencial mexicana en la que intervino Dick Morris; lo hizo también en 2000 como asesor de Vicente Fox. Aquella vez se encargó, junto con Rob Allyn, de articular la guerra sucia contra Francisco Labastida. Con la victoria del panista en las manos, los dos estrategas estadunidenses no tuvieron empacho en festejarlo y públicamente reconocieron su participación en la elección.

Al igual que entonces, la injerencia del exasesor de Bill Clinton en esta ocasión no ha sido sancionada por el IFE, pese a que hay pruebas claras de su intervención.

El pasado 9 de marzo, en el hotel Intercontinental West Miami, Morris se negó a hablar de la campaña presidencial mexicana del año pasado. Según publicó el periódico Reforma, el día 10 una mujer le reclamó al consultor su silencio sobre el tema, no obstante que en el programa del foro se anunció que se referiría a las elecciones mexicanas. “Tiene razón, pero discúlpeme. No puedo hablar de las recientes elecciones en México. Un compromiso me obliga a la confidencialidad”, respondió.

Momentos después, el especialista en campañas sucias les dijo a algunos de los asistentes, ya sin micrófonos, que tenía un contrato de confidencialidad con la Presidencia de la República Mexicana.

La participación de Morris en la campaña de Calderón fue dada a conocer por Proceso en abril (edición 1539) y en septiembre (1558) del año pasado, cuando se detectó su mano experta en la guerra sucia contra el entonces candidato perredista Andrés Manuel López Obrador.

De acuerdo con información recabada con diversos encuestadores y estrategas electorales, Dick Morris comenzó a participar en la vida política mexicana desde finales de 1999, cuando se puso en contacto con el equipo de la campaña foxista. Junto con Rob Allyn formó parte del equipo de Fox, pero se mantuvieron en la clandestinidad, pues, según confesó el propio Allyn, trabajaron en México con identidades falsas y se hospedaban en hoteles baratos para que no los descubrieran.

Tras la victoria de Fox en 2000, Morris regresó a sus oficinas en Florida, desde donde colaboraba para revistas y un canal de televisión. Años después reapareció en México y, a finales de octubre de 2005, participó en un foro internacional.

Entrevistado en aquel entonces por el reportero Raúl Tortolero (La Revista, 7 de noviembre), Morris delineó la estrategia de campaña negativa que utilizaría contra el PRD y López Obrador: “El PRD sería un desastre para México, el país iría en el sentido que Chávez o Castro…”. Es decir, López Obrador sería “un peligro para México”, dijo después el propio Allyn en un artículo publicado el 3 de abril de 2006 en The New York Post titulado Menace in Mexico (Amenaza en México).



La debilidad del IFE



El exconsejero electoral federal Jaime Cárdenas señala que el IFE debería investigar de oficio el caso de Morris, sobre todo si se toma como precedente que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación determinó que el instituto debe abrir nuevamente la investigación sobre la desviación de recursos de Caminos y Puentes Federales (Capufe) a la campaña presidencial de Francisco Labastida en 2000, asunto al que ya le habían dado carpetazo.

–¿Qué tendría que investigar el IFE?

–Bueno, lo que está en juego es una posible violación al artículo 33 de la Constitución, por la intervención de un extranjero en la política nacional. Si el PAN ha negado que Morris haya apoyado la campaña de Calderón, eso puede implicar que se investigue cómo se reportaron los gastos de campaña. Si el PAN no informó nada al respecto y Dick Morris mantiene que ha celebrado este acuerdo con Felipe Calderón, pues (el PAN) estaría siendo acreedor de una sanción por no dar una información completa de sus gastos de campaña.

Explica que el IFE tendría que revisar cómo el PAN ha considerado en sus reportes los pagos para asesores extranjeros en la campaña de 2006. Además, el instituto podría requerir información a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores para saber si algún funcionario o el Comité Ejecutivo Nacional del PAN expidió cheques a favor de Dick Morris. Incluso, dice Cárdenas, se podría solicitar a las autoridades bancarias estadunidenses los movimientos financieros de Morris, a fin de conocer si alguno involucra a Calderón o a su partido.

Morris no se puede cubrir en un supuesto contrato de confidencialidad, sostiene el exconsejero, pues el PAN utilizó recursos públicos en la campaña y está obligado a rendir cuentas por la Ley de Transparencia.

“Esta confidencialidad resulta absurda porque en materia electoral todos los ingresos y egresos de los partidos deben informarse y ser públicos ante la autoridad electoral. Creo que ese acuerdo de confidencialidad riñe con las propias leyes de transparencia del IFE. Hay un reglamento que aprobó el Consejo General, que es el de transparencia y acceso a la información pública, y este acuerdo de confidencialidad puede implicar una violación a dicho reglamento. No se trata de asuntos privados, sino de asuntos públicos”, precisa Cárdenas.

Y señala que también hubo violaciones al artículo 49 del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) porque el PAN no reportó de manera completa los gastos de campaña.

–Lo paradójico es que Morris lo reconozca abiertamente y no pase nada –se le plantea.

–No pasa nada porque muchos de los consejeros y de la estructura del instituto están con el PAN. Creo que el PAN está muy confiado por esto, pero se trata de un asunto muy grave.

–¿Qué refleja esta intervención de Dick Morris y la falta de disposición de la autoridades para investigarla?

–Que hay intereses de intervención extranjera en las elecciones de México. Refleja que las autoridades electorales no tienen capacidad para detener a tiempo este tipo de intervención y que el tema de los contratos de prestación de servicios profesionales de extranjeros en las campañas debe ser valorado debidamente, ya sea por medio de una reglamentación o algún procedimiento de información, si es que se considera legal. Este hecho habla de lo débil que es el IFE, de la autonomía que ha perdido y de que no es capaz de realizar investigaciones exhaustivas sobre temas de relevancia.

“El PAN y el gobierno federal, desde los tiempos de Fox, están montados en el cinismo. Recordemos que a Fox se le sancionó por traer dinero del extranjero para su campaña. Después, el Tribunal Electoral reconoció que Fox intervino en la campaña de 2006 y él mismo dijo cínicamente que se había desquitado de Andrés Manuel López Obrador. El Tribunal también admitió que los empresarios intervinieron y ahora Dick Morris reconoce que asesoró la campaña de Calderón generando una campaña sucia. Pero no pasa nada.

“Esto demuestra que las instituciones están montadas en el gran cinismo, es decir, mentir, decir verdades a medias sin que haya una respuesta jurídica. Creo que es la vieja técnica de mentir con impunidad a la nación. Es claro que el PAN está reproduciendo los viejos esquemas de la impunidad desde el poder que impuso el PRI.” ?


domingo, marzo 18, 2007

Calderonlandia

Miguel Ángel Granados Chapa
Mientras el Presidente hace corte de caja y festeja sus primeras acciones, el crimen organizado muestra su insolencia en diferentes estados. En Tabasco dejan una cabeza a las puertas de una oficina de seguridad pública

No contento con celebrar los 100 días de su gobierno en Chiapas, el 10 de marzo, el presidente Felipe Calderón organizó otro festejo con rebumbio el jueves pasado. A la manera de su antecesor, al complacerse de haber superado la crisis imperante en el país al concluir el sexenio pasado, el mandatario trazó una imagen tan autobenevolente que hay que comenzar a hablar ya de Calderonlandia, un México imaginario distante de las realidades que se agolpan unos metros más allá de donde el Ejecutivo se halla.Se ufanó de las operaciones conjuntas para desterrar la inseguridad: "Estamos empezando por recobrar el orden en nuestras plazas y calles, en nuestras colonias y ciudades", dijo el mismo día en que Reforma publicó un sólido informe en sentido contrario. Del mismo se hizo eco la agencia France Presse, que el 15 de marzo despachó un informe cuyo lead (primer párrafo) decía: "Pese al despliegue de más de 20 mil soldados y policías federales en los escenarios de ajustes de cuentas del crimen organizado, la violencia sigue sacudiendo a México con un promedio de tres ejecuciones por día y con policías como principales víctimas".En efecto, según el recuento efectuado por este diario, 60 personas fueron ejecutadas en los primeros 14 días de marzo. De ellas, 20 eran policías preventivos o ministeriales, y dos lo habían sido. Calderón dijo esa tarde que las operaciones que reúnen a militares y agentes federales con policías locales han tenido efecto: "Ejemplo de ello es que las ejecuciones disminuyeron en el estado de Michoacán en más de un 63 por ciento, en Guerrero el 40 por ciento y en los estados de Nuevo León y Tamaulipas también están surtiendo efecto". No ofreció las coordenadas para el establecimiento de esas cifras, pero lo cierto es que sólo en marzo en Michoacán fueron asesinadas 13 personas, una por día. Y en Nuevo León cinco hasta el jueves en que los lectores de Reforma conocieron ese reporte. Pero esa misma noche, el comandante de la policía ministerial de ese estado, José Luis Rodríguez Moreno fue ultimado con ráfagas de rifle de asalto AR-15 frente a su casa en la colonia Independencia en Monterrey. Y en la madrugada siguiente una patrulla de San Pedro Garza García, municipio conurbado con la capital, fue atacada con armas de alto poder y resultó muerta la agente Diana Cortés Díaz y herido de gravedad el comandante municipal de policía, Lorenzo Zúñiga Ramírez. El diario que ofreció esa información ayer sábado recogió a ese propósito la opinión del alcalde de Santa Catarina (también municipio conurbado) Dionisio Herrera Duque, según el cual el despliegue de fuerzas federales en Nuevo León "no está dando resultados... ha sido ineficaz". Por su parte, el director de la Cámara de la Industria de Transformación (Caintra), Guillermo Dillon Montaño, afirmó que "de continuar la violencia provocada por las disputas de la delincuencia organizada, se frenará la inversión privada en el estado". Razonó que "cuando un empresario está considerando a la ciudad para invertir cantidades importantes de dinero, toma en cuenta el factor seguridad" (El Universal, 17 de marzo).El informe de Reforma indicaba el jueves que en Sonora fueron ejecutadas 15 personas en la primera quincena de marzo y daba cuenta de una comprensible pero grave reacción ante ese auge de la criminalidad: 19 agentes de la policía municipal renunciaron a su función "ante la amenaza directa que las corporaciones han recibido del crimen organizado". El reportero Rolando Herrera mostraba su extrañeza de que en Sonora, "hasta el momento y a pesar de esta violencia y de que por su condición de estado fronterizo es una zona estratégica para la introducción de droga a los Estados Unidos, no se ha implementado un operativo como el que lleva a cabo el gobierno federal en otras entidades" (Reforma, 15 de marzo). Si no pensamos mal y consideramos que tal ausencia obedece sólo a falta de recursos (pues las operaciones conjuntas son caras), habría que establecer una lista de espera de entidades requeridas de atención de esa índole. Tabasco figuraría en ese papel, debido sobre todo a la insolencia del crimen organizado: no sólo atentó contra el mismo secretario de Seguridad Pública de la entidad, un general de división diplomado de Estado Mayor (el máximo rango en el Ejército), sino que el mismo jueves de la ufanía calderonista arrojó cerca de las instalaciones de esa corporación una cabeza, la de un drogadicto cuyo cuerpo fue hallado lejos de Villahermosa, en el municipio chiapaneco de Reforma.La fiesta en la sede de Calderonlandia, el Palacio Nacional, reunió a la crema y nata de la vida pública y privada del país, invitados especiales del Presidente. Se hallaba entre tales escogidos, como uno más de ellos, el gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, que al igual que Calderón respecto de la suya propia, se congratula de haber superado la crisis, no obstante que en las calles de la capital antequerana se despliegan nuevos aprestos de las agrupaciones populares y magisteriales que no cejan en su intento de deponerlo. Sólo pudo librar la fase más aguda del cuestionamiento popular en su contra con el apoyo del gobierno federal, que envió a su policía preventiva a poner orden mediante violencia, intimidación y torcedura de la ley, cuyas consecuencias aún son padecidas por los oaxaqueños.Afuera mismo del antiguo Palacio de los Virreyes se evidenciaba que la gobernabilidad que Calderón asegura haber restablecido es aún propósito y no realidad. La fuerza pública (y privada, pues en nueva modalidad golpeadores uniformados de una corporación particular auxiliaron al Estado Mayor Presidencial y tundieron a un ciudadano que había quedado dentro del espeso círculo de protección tendido en torno del festejo) levantó muros metálicos (como los que se usaron para aislar al propio Calderón y su invitado George W. Bush en Mérida) de hasta dos metros de altura en torno de la sede presidencial y los edificios de la Corte y el Gobierno de la ciudad. La circulación rodada fue impedida y se prohibió el paso a los transeúntes.Algo semejante ocurre dondequiera que va Calderón. El viernes estuvo en Tijuana. Ya hablaremos del eficaz aprendizaje panista de las peores formas de la política priista: reparto de despensas a los forzados asistentes a la recepción del Ejecutivo, y anuncio del gobierno federal de mejores tarifas eléctricas en los próximos veranos, todo lo cual ocurre en una entidad gobernada por el PAN donde está en curso la campaña electoral para renovar todos los cargos de elección popular. Ahora sólo insistimos en el tema de hoy, la temible parafernalia que cuida a Calderón: "Una patrulla de la PFP abría paso al convoy: una camioneta con elementos del EMP armados con metralletas UZI, el vehículo donde viajaban el Presidente, el gobernador Eugenio Elorduy y el jefe del EMP, Jesús Castillo, y atrás otros dos vehículos con al menos cinco escoltas cada uno" (Reforma, 17 de marzo).Ese constante y peligroso despliegue de fuerza es contrario al optimismo de Calderón respecto de la gobernabilidad y el orden recuperados. Dice en cambio lo cierto un diagnóstico del Centro de Investigación y Seguridad Nacional: "Dada la situación de violencia e inseguridad que impera en el país y las recientes acciones que ha emprendido el gobierno federal para su erradicación, se juzga necesaria la implementación de diversas medidas de seguridad...". El Cisen recomienda, específicamente, tomarlas en la Secretaría de Gobernación, cuya imagen y función "obligan a conservar las condiciones de seguridad y de estabilidad necesaria para evitar cualquier percance que pueda poner en entredicho la gobernabilidad del país". Ciertamente la pondría en tal situación un ataque como el que juzga posible el Cisen y que ha llevado a blindar los 33 ventanales de las oficinas de Bucareli: son capaces "de resistir disparos realizados con rifles de asalto calibre 7.62, de los que el modelo ruso AK-47 es el más conocido" (Reforma, 16 de marzo).Mientras salían de la fiesta los invitados de Calderón, en las Lomas de Chapultepec se produjo el hallazgo de una mina de oro, en una acción verdaderamente eficaz de la PGR: paquetes de dólares hasta por 205 millones de dólares (más no pocos euros y algunos miles de pesos) fueron asegurados. Lástima que su dueño pudiera escapar.

viernes, marzo 16, 2007

100 dias de MIEDO

Los golpeadores de Calderón
Daniel Lizárraga

Refugiado en el manto protector de las Fuerzas Armadas, inequívoca ya su proclividad a las demostraciones de poder y fuerza, el presidente Felipe Calderón no podría contar con un Estado Mayor Presidencial disociado de esta lógica. Y ello por lo visto no les disgusta a los integrantes de este cuerpo militar de “élite”. Muy al contrario de los principios que recita su retórica castrense, que habla de “discreción” y “sensatez”, los guardias de Calderón han encontrado en lo ostentoso una razón de ser, y en la brutalidad un pasatiempo...

Si algo ha cambiado en los primeros 100 días del gobierno de Felipe Calderón es el Estado Mayor Presidencial (EMP), que luego de respetar durante varios sexenios los principios de legalidad, sensatez y discreción en sus operativos de seguridad, procede ahora cada vez con más ostentación, violencia y otros excesos que afectan derechos de las personas.

Bajo el mando del general de Brigada Diplomado de Estado Mayor Jesús Castillo –a quien sus subordinados suelen referirse como “JC”–, en los actos de Felipe Calderón en zonas urbanas el EMP despliega cientos de elementos hasta en dos kilómetros a la redonda y coloca decenas de vallas metálicas, mientras las azoteas se usan para apostar equipos de francotiradores.

A diferencia de su comportamiento habitual de las últimas dos décadas, muchos elementos del EMP, hiperreactivos, responden a golpes a la menor provocación no sólo contra manifestantes pacíficos o seguidores de Andrés Manuel López Obrador, sino también contra reporteros y fotógrafos, además de maltratar a comerciantes e impedir el trabajo de servidores públicos.

Presionados por mantener a salvo y alejado de cuestionamientos directos a Felipe Calderón, los altos mandos del EMP han tomado medidas como la del pasado 21 de febrero en Sinaloa, cuando colocaron a cientos de policías locales y elementos de Guardias Presidenciales para hacer una valla de 25 kilómetros de largo, lo que mide el tramo carretero que va del Aeropuerto Internacional de Mazatlán al muelle del Parque Bonfil, donde Calderón presentó su política pesquera.

En ese recorrido –que demoró unos 30 minutos–, cada 100 o 150 metros se veía una pareja de vigilantes vestidos de civil atentos a cualquier movimiento extraño en los caseríos hasta que, ya en Mazatlán, la caravana presidencial fue desviada con el fin de que Calderón no se topara con una manifestación que impugnaba el pasado proceso electoral.

En actos oficiales, dentro o fuera de la Ciudad de México, los elementos del EMP impiden a los comunicadores pasar con revistas y periódicos, con el argumento de que allí podrían esconder armas o cartulinas con leyendas contra el presidente.

El 8 de enero en Yautepec, Morelos, por ejemplo, obligaron a la reportera de El Financiero Angelle Hernández a dejar en la entrada del acto un ejemplar de Proceso, y unos días después, en el hotel Sheraton de la Ciudad de México, exigieron a un reportero de El Universal sacar de su maletín los diarios que llevaba.

Para este año 2007, el primero de Felipe Calderón en el poder, el Congreso de la Unión autorizó al Estado Mayor Presidencial un presupuesto de 781 millones 876 mil 297 pesos –unos 28 millones más respecto del último año del gobierno foxista– y la compra de dos helicópteros.



Las tanquetas



La tarde del lunes 26 de febrero, en uno de los cuarteles del EMP instalado dentro de la residencia oficial de Los Pinos, identificado oficialmente como “Batallón de Tropas de Asalto”, se alistaron dos tanquetas antimotines que desde afuera, a través del enrejado principal, podían distinguirse fácilmente. Dos miembros del EMP se movían a su alrededor mientras uno de sus superiores los observaba.

A menos de un kilómetro de ahí, sobre la calle de Chivatito, aproximadamente 5 mil personas, pertenecientes al Movimiento de Resistencia Civil Los de Abajo, realizaban un plantón luego de haber marchado por la avenida Reforma.

A través de megáfonos planteaban demandas relacionadas con el salario, la soberanía alimentaria y la economía popular, además de lanzar consignas contra el neoliberalismo y anunciar que el próximo 20 de marzo organizarán una manifestación contra la política económica del presidente Calderón. Nada más.

Nunca tocaron, y ni siquiera se acercaron, a las vallas de tres metros de altura que les puso el EMP, como las utilizadas en los alrededores de la Cámara de Diputados el pasado 1 de diciembre, cuando el nuevo mandatario rindió la protesta de ley.

Las agrupaciones civiles provenientes de Tabasco, Oaxaca, Estado de México, Zacatecas y Guerrero nunca supieron que detrás de esas enormes vallas había por lo menos unos 300 integrantes del EMP, colocados estratégicamente en hileras de resistencia y con su uniforme de seguridad: overol y gorra negros.

Se trataba de un movimiento inusual para el tamaño de la manifestación. En grupos de 12, 16 y 18, los militares trotaban hacia las dos entradas principales de la residencia oficial. No importaba que los manifestantes estuvieran sólo sobre la calle de Chivatito; ellos reforzaron todas sus posiciones, e inclusive integrantes de Guardias Presidenciales formaron un cordón frente al Museo del Estado Mayor.

Los altos mandos, algunos vestidos también de overol negro, no dejaban de lanzar órdenes y de recibir partes oficiales por medio de los “chícharos”, en tanto que, al otro lado de la residencia oficial, grupos de la Policía Militar redoblaron la vigilancia en la puerta número uno. Otros trotaban, en filas de dos en fondo, hacia las rejas que dan al Periférico.

Antes de que arribaran los manifestantes a la calle de Chivatito, seis o siete militares cruzaron armados por uno de los puentes peatonales. Cuando este reportero y Ernesto Núñez, del periódico Reforma, intentaron atestiguar de cerca la intensa movilización de tropas, fueron videograbados por elementos del EMP y luego sacados de ahí con el argumento de que se estaba invadiendo la zona de seguridad.

La estación del Metro Constituyentes fue cerrada. En las avenidas Constituyentes y Parque Lira también colocaron vallas de tres metros de alto. No había forma de cruzar los puentes y pululaban los militares ataviados con overol y gorra negros. Este cordón de seguridad sólo se retiró cuando se fueron los manifestantes. Las tanquetas, listas para ser usadas, permanecieron a la entrada del cuartel.

Esa vez las cosas no pasaron de allí, pero la tensión, el nerviosismo y la ira de algunos elementos del EMP fueron patentes, por lo menos desde el 15 de diciembre de 2006, durante el último informe de labores del entonces presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Mariano Azuela, a cuya ceremonia, como cada año, acudió el jefe del Ejecutivo como invitado de honor.

De acuerdo con las crónicas publicadas al día siguiente, alrededor de las 15:45 horas, cuando decenas de personas aguardaban detrás de las vallas para ver al nuevo mandatario, una de ellas alzó una pancarta y otras gritaron consignas contra él.

Tres elementos del Estado Mayor Presidencial se colocaron rápidamente frente a los manifestantes, que continuaron gritando: “¡Espurio!”, “¡No pasará!”.

Entonces uno de los guardias les arrebató una pancarta. La gente reclamó a gritos a los miembros del EMP y alguien más sacó una cartulina que mantenía oculta entre sus ropas. Otro militar se la quitó y, frente a ellos, la rompió. En respuesta, uno de los manifestantes le dio un golpe en la cara con una delgada vara.

El militar, enfurecido, le lanzó un puñetazo. Otros 10 de sus compañeros se abalanzaron contra los manifestantes. Los golpearon y, aun cuando uno de ellos ya estaba en el piso, inmovilizado, lo siguieron pateando.

Después de que Calderón salió de la Suprema Corte, uno de los manifestantes, con la nariz rota y sangrante –dijo llamarse Juan José Castillo– señaló que era integrante de la Asamblea de Barrios...



Contra la prensa



El 16 de febrero de 2007, durante la 31 reunión ordinaria de la Conferencia Na-cional de Gobernadores (Conago), celebrada en Tlaxcala, se impidió el acceso a manifestantes al sitio del encuentro y no dejaron pasar a los empleados de tiendas y comercios.

No obstante, el caso que más llamó la atención fue el del fotógrafo del diario Reforma Luis Castillo, quien fue brutalmente golpeado por el EMP y tuvo que ser trasladado a un hospital de Puebla. Esta es la crónica, publicada en ese mismo diario:

Elementos del Estado Mayor Presidencial sometieron y golpearon al reportero gráfico de Grupo Reforma Luis Castillo, provocándole lesiones en el rostro, cuello, hombro y brazo izquierdos.

El incidente se produjo previo al desayuno que sostienen mandatarios estatales que integran la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) con el presidente de la República, Felipe Calderón.

Cuando un grupo de fotógrafos intentó aproximarse hacia el Palacio de Gobierno de Tlaxcala (sede del desayuno), en el momento que arribaba el gobernador de Michoacán, Lázaro Cárdenas, elementos del Estado Mayor arremetieron a empellones contra ellos.

El fotógrafo Luis Castillo fue sometido por la espalda y derribado por un efectivo del Estado Mayor Presidencial y luego otro efectivo lo golpeó y pateó en el piso, conforme al testimonio de Castillo.

Un elemento alto, de tez blanca, de pantalón oscuro y camisa clara, pisó la cara del fotógrafo luego de gritarle: “¡te estoy diciendo que te vayas!”.

Después fue levantado del cinturón y aventado hacia la zona donde están los portales.

“¿No que no te ibas?”, le dijo el mismo elemento del EMP.

El fotógrafo fue despojado de su cámara y de la tarjeta digital. Minutos después, ya que había sido desalojado de la sede de la reunión, un elemento del EMP que declinó identificarse le regresó la cámara fotográfica averiada.

Luis Castillo permanece en un hospital privado, donde es atendido de sus lesiones y se encuentra bajo observación.

Pero ese mismo día el cerco militar también había impedido que se acercaran al hotel Misión –sede de la reunión de gobernadores– integrantes de la Alianza Binacional Braceroproa, quienes sólo pretendían entregar al presidente Calderón una carta donde le exponían su situación.

Al día siguiente, personas que se identificaron como miembros del EMP acudieron al hospital privado en el que Castillo fue atendido para realizar –eso dijeron a los empleados administrativos– una investigación. Quisieron ver el expediente médico, el tipo de lesiones y hablar con los doctores que lo trataron.

Y el coordinador de Comunicación Social de la Presidencia, Max Cortázar, envió una carta a Reforma en la que lamentó lo sucedido con su reportero gráfico. No obstante, apenas unos días después, el viernes 23 de febrero, el propio Max Cortázar sufrió en carne propia los excesos de los militares.

Cuando acompañaba al presidente Calderón en una gira de trabajo por Jalpa, Zacatecas, un elemento del EMP le impidió el paso al Salón de Usos Múltiples del municipio, donde se dio a conocer el programa oficial Remesas y Acceso a Servicios Financieros.

El militar sólo permitió ingresar a las personas que caminaban muy cerca del mandatario, como la gobernadora Amalia García. Los demás ya no pudieron pasar. Molesto, Cortázar intentó meterse al sitio destinado a los invitados, pero el EMP se lo impidió. Hubo jaloneos y gritos hasta que apareció el teniente coronel de artillería Diplomado de Estado Mayor Mario Castro Méndez, quien reprendió severamente a su elemento.

Más tarde, antes de que concluyera la gira, el jefe del Estado Mayor, Jesús Castillo, llevó al guardia ante Cortázar para que personalmente le pidiera disculpas. De acuerdo con versiones de quienes asistieron ese día a la gira, este militar reprendido argumentó que sólo había cumplido con las órdenes de sus superiores.

Un día antes, durante un recorrido por Ciudad Valles, San Luis Potosí, un solitario perredista, Francisco Coronado, se había colado entre la gente que saludaba al presidente con el propósito de entregar a Calderón un fólder con hojas que decían: “espurio”, “usurpador”, “pelele”.

“No amigo, gracias”, respondió el mandatario.

“No se espanten, soy de izquierda y soy del PRD. Aquí lo importante es decir (al presidente Calderón) que es un usurpador; es la verdad, no supo ganar ni supo perder. Se pidió voto por voto y no aceptó”, dijo el perredista.

Coronado se refirió también a la confesión de Vicente Fox en el sentido de que, tras perder la batalla por el desafuero de Andrés Manuel López Obrador, el 2 de julio se desquitó con la derrota del perredista.

Según el libro El Estado Mayor Presidencial –editado por cierto durante el gobierno de Vicente Fox–, entre los principios rectores del EMP están la “lealtad”, la “honestidad”, el “profesionalismo” y la “discreción” que, explica, son tradiciones consolidadas a partir del nacimiento de esta institución, en 1863.

Respecto de la “discreción” que deben guardar los elementos del EMP, el libro indica: “En el Estado Mayor, este es un valor que reviste una importancia vital, siendo imprescindible que sus miembros observen en todo momento y en toda actividad una conducta reservada y prudente”.

Y agrega: “La sensatez y el tacto son fundamentales; por ello (un integrante del EMP) debe evitar acciones o comentarios que vulneren la seguridad, que lesionen la imagen del organismo o denigren su propia persona”.



Los despliegues



El hecho es que en todas partes, trátese de Sinaloa, Tabasco, Tlaxcala, Nuevo León, Jalisco o la Ciudad de México, el EMP despliega toda la fuerza militar que resguarda en los cuarteles.

El 23 de enero, por ejemplo, Calderón entró por vez primera al Palacio Nacional para atestiguar la Primera Sesión del Consejo Nacional de Seguridad Pública (CNSP), arropado por un operativo de seguridad en el que participaron alrededor de 4 mil elementos federales, del Distrito Federal y del EMP.

El fin de semana anterior, el gobierno mexicano había entregado a 15 capos de la droga a Estados Unidos, de manera que el día 23 se reforzaron los equipos de francotiradores y de sensores de movimientos en edificios contiguos.

Aunque la reunión donde participaron los gobernadores y el Gabinete de Seguridad transcurrió sin sobresaltos, el primer cuadro de la ciudad era un caos.

Y no precisamente por la menguada marcha de perredistas al Zócalo –si acaso 50 personas– encabezada por Gerardo Fernández Noroña, entonces vocero del PRD, sino por las vallas metálicas que impidieron el paso alrededor de unos dos kilómetros a la redonda del Palacio Nacional.

Nadie podía acercarse al recinto a menos que lograra identificarse como comerciante, funcionario o reportero. Y una escena parecida, con militares que vestían ropa de camuflaje y con francotiradores en las azoteas, se repitió el 5 de febrero, cuando antes de que llegara Calderón para conmemorar el aniversario número 150 de la Constitución de 1857, y el número 90 de la Constitución de 1917, fue aprehendido el perredista Fernández Noroña.

Actualmente, según la información oficial, el EMP cuenta con alrededor de mil 862 elementos, distribuidos básicamente en tres grupos: Cuerpo de Guardias Presidenciales, 24 Batallón de Infantería de la Armada y Grupo Aéreo de Transportación Presidencial.

Un elemento del EMP puede considerarse dentro de la élite castrense mexicana. Sus tareas requieren de un alto grado de especialización, y en ellas debe guiarse, también, por los principios de “legalidad y respeto a los derechos de las personas”, como reza el libro El Estado Mayor Presidencial, editado por el Fondo de Cultura Económica.

Entre los cursos que reciben los miembros del EMP destacan los relativos a la protección de funcionarios, seguridad en instalaciones, manejo ofensivo-defensivo, localización de aparatos explosivos, defensa personal, prevención de secuestros y de ataques criminales.

Y como dentro de todas esas tareas son fundamentales el manejo de armas y tiro, el 26 de enero de 2004 el EMP inauguró en sus instalaciones un simulador de tiro virtual equipado con la más avanzada tecnología: el Centro de Adiestramiento Especializado “Presidente Vicente Fox Quesada

jueves, marzo 15, 2007

Grandes encuentros que nunca fueron

Lorenzo Meyer

Ante lo anodino de la realidad de los encuentros presidenciales México-Estados Unidos, resulta atractivo imaginar los que no se dieron
La historia contrafactual


De entrada hay que admitirlo: la lógica no admite afirmar que las entrevistas más interesantes entre los presidentes de los dos países que comparten al Río Bravo por frontera serían justamente aquellas que nunca tuvieron lugar. Sin embargo, ante la poca sustancia de la mayoría de las entrevistas entre los presidentes de México y Estados Unidos, incluida la que acaban de tener Felipe Calderón y George W. Bush, nada se pierde con dejar correr la imaginación y suponer la agenda y las posibles consecuencias de reuniones que jamás se materializaron. Al final, la comparación entre lo que ha sido y lo que pudo haber sido arroja cierta luz sobre la naturaleza de las cumbres presidenciales.



Lo que efectivamente ocurrió

Puede decirse que las entrevistas entre los mandatarios de los dos países que empezaron a compartir la parte norte de América a inicios del siglo XIX, se iniciaron con el pie equivocado (¿sería aquel que poco después perdería Antonio López de Santa Anna?), pues la primera fue resultado de la violencia generada por una mala vecindad. En efecto, una vez capturado por los texanos en San Jacinto, Santa Anna -que para entonces ya había completado su cuarto paso por la Presidencia mexicana- fue llevado a Estados Unidos donde no tuvo más remedio que entrevistarse, en enero de 1837, con el presidente de esa nación, Andrew Jackson, él sí, un general y político realmente exitoso.

Fue necesario que transcurrieran 72 años para que tuviera lugar la segunda entrevista entre los líderes políticos de México y Estados Unidos. En esa ocasión -octubre de 1909- las circunstancias personales para el mexicano -Porfirio Díaz- no fueron humillantes pero sí la asimetría de poder entre los dos Estados que para entonces ya era la marca principal de su relación bilateral.

Plutarco Elías Calles, en su calidad de Presidente electo, se entrevistó con Calvin Coolidge en 1924, pero sólo hasta abril de 1943 -cuando México y Estados Unidos eran aliados en la guerra contra el Eje-, se volvieron a encontrar dos presidentes en funciones de México y Estados Unidos.

A partir de ahí lo que había sido excepción se transformó en rutina. Desde entonces, este tipo de encuentros, sean bilaterales o en foros multilaterales, ya suman 67, a los que hay que añadir el puñado de visitas donde la parte mexicana se ha trasladado a Estados Unidos en calidad de Presidente electo. Lo contrario nunca ha ocurrido, lo que es un indicador más de la falta de balance en la relación.

La mayoría de las reuniones entre los mandatarios de México y Estados Unidos no han pasado a la historia. En el grueso de las entrevistas lo importante ha sido el encuentro mismo. Es verdad que los acuerdos firmados en esas circunstancias han servido de marco a las burocracias de ambas naciones para afianzar y regular las relaciones rutinarias. Sin embargo, los comunicados finales sólo han despertado el interés de quienes están obligados a mostrarlo y poco o nada sustantivo le han dicho a los ciudadanos comunes y corrientes, que apenas si han reparado en ellos.



Encuentros que, de haber tenido lugar, hubieran resultado realmente interesantes

Ante la falta de miga de las últimas reuniones entre los jefes del Poder Ejecutivo de México y Estados Unidos, se antoja especular sobre lo que hubieran podido ser encuentros de ese tipo pero en otras épocas y con otras personalidades. Para empezar, está aquella que se hubiera podido concertar entre Abraham Lincoln y Benito Juárez al término de las guerras civiles de sus respectivos países. Sin embargo, para cuando en 1867 Juárez restauró en México la República, Lincoln ya había sido asesinado. De todas maneras, de haberse encontrado los dos personajes de carácter y convicciones fuertes, absolutamente probados por las crisis políticas de sus respectivas guerras civiles -en el caso mexicano, mezclada con una internacional-, quizá hubieran llegado a acuerdos de fondo sobre lo que entonces preocupaba: la creación del Estado y de la nación mexicanos -Lincoln no había simpatizado con la declaración de guerra a México en 1846-, la naturaleza de la Doctrina Monroe -Lincoln había presionado para que la expedición francesa abandonara México-, la cooperación en situaciones límite -como cuando Juárez autorizó el paso de tropas de la Unión en su guerra contra las de la Confederación- y la seguridad de la frontera. Posiblemente esa reunión que nunca se dio hubiera evitado o disminuido las tensiones que en los años siguientes llevaron al Departamento de Guerra norteamericano a considerar la ocupación de los estados mexicanos fronterizos como la única manera de poner orden en la zona.

Desde luego que otra reunión interesante hubiera sido la del presidente Madero con el presidente Woodrow Wilson. Sin embargo, cuando en 1913 llegó a la Presidencia norteamericana el antiguo profesor de la Universidad de Princeton -muy interesado en la implantación de la democracia política en naciones periféricas como México o China- hacía poco que Madero había sido asesinado. Pese a todo, y tomando como punto de partida las ideas políticas del Ejecutivo norteamericano -para entonces bien desarrolladas-, es posible que si Wilson y Madero se hubieran encontrado en 1913 o 1914 aquél hubiera respaldado al autor del Plan de San Luis y hubiera visto en el empeño del líder mexicano -el audaz intento de dar vida a la democracia política en un Estado sin tradición en ese tipo- lo que finalmente sostuvo cuando debió justificar su oposición a la dictadura militar de Victoriano Huerta: que la única manera de lograr la estabilidad mexicana de largo plazo -lo que realmente servía al interés norteamericano- no era mediante la "mano militar" sino a través de la institucionalización de la democracia.

Un Madero con la simpatía de un Wilson reformista -no hay que olvidar que la propuesta de Wilson para Estados Unidos era "la nueva libertad", que ponía el interés del "hombre común" por encima del de los grandes negocios- hubiera tenido que tratar con un embajador norteamericano que no hubiera sido su enemigo como lo fue Henry Lane Wilson y hubiera podido tener mayores posibilidades frente a los porfiristas y militares resentidos, que la hubieran pensado dos veces antes de actuar contra el símbolo de la democracia mexicana. En tales condiciones, quizá el reformismo maderista hubiera sido viable, con lo cual la historia política del México del siglo XX hubiera sido muy otra.

También podemos imaginar una reunión entre Wilson por un lado y Venustiano Carranza por otro. El encuentro ideal hubiera debido tener lugar antes de que Estados Unidos entrara en la Primera Guerra Mundial y Wilson se olvidara por completo del "experimento mexicano". En la realidad y casi desde el principio, Wilson apoyó a Carranza aunque más por default que por voluntad propia. El apoyo fundamental consistió en no reconocer a la dictadura de Huerta y obligar a las potencias europeas -especialmente a Gran Bretaña- a no continuar apoyando al golpista y asesino de Madero. Sin embargo, cuando finalmente Wilson aceptó reconocer al gobierno de Carranza -primero de facto y luego de jure-, lo hizo sin entusiasmo y cada vez más irritado por la actitud independiente del "Primer Jefe del Ejército Constitucionalista".

Así pues, un encuentro Carranza-Wilson hubiera sido un desastre o hubiera llevado a un acuerdo mínimo entre ambos políticos -los dos caracterizados por su terquedad y apego a principios-, y le hubiera ahorrado a México momentos de tensión y conflictos con su poderoso vecino -como el del famoso "Telegrama Zimmermann" de 1917 en virtud del cual Alemania le propuso una alianza a Carranza- aunque posiblemente ya no hubiera cambiado mucho el desarrollo político mexicano.

Obviamente un encuentro entre los presidentes Lázaro Cárdenas y Franklin D. Roosevelt tenía posibilidades de ser la mar de fructífero. Claro que la ausencia de relación directa entre quienes encabezaban en los 1930 dos grandes proyectos políticos con puntos similares -el Plan Sexenal del lado mexicano y el New Deal en el norteamericano- fue suplida por un embajador norteamericano con una enorme simpatía por el proyecto cardenista: Josephus Daniels. Cárdenas entabló muy buenas relaciones con norteamericanos progresistas -un ejemplo fue el historiador radical Frank Tannenbaum- y nada indica que no lo hubiera podido hacer con Roosevelt, el aristócrata identificado con las causas populares en el momento en que la economía norteamericana sufría una enorme crisis.



En suma

Las reuniones potencialmente más interesantes entre los jefes de Estado de México y Estados Unidos fueron precisamente las que nunca tuvieron lugar.

martes, enero 30, 2007

jueves, enero 18, 2007