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jueves, febrero 09, 2012

La corrupción

SABINA BERMAN
8 DE FEBRERO DE 2012

1.La corrupción existe en México. Hay que afirmarlo, así parezca candoroso, porque de forma interesada los que tienen la voz pública, los políticos, quieren convencernos que es un tema menor o subsidiario. “Parte de una guerra sucia con fines electorales”, dice el presidente del PRI esta semana, cuando un funcionario de un gobierno priista fue capturado con 25 millones de pesos en efectivo. Parte de una voluntad envenenada de populistas de izquierda, dicen los panistas, cuando la gente se indigna ante el costo desorbitado de la Estela de Luz.

2. Y es que la corrupción no empezó a erradicarse en el año 2000, cuando se inauguró la alternancia en México, como fabulan los políticos. Lo demuestran los últimos escándalos donde se han develado casos particulares, con montos extraordinarios de malversación de dinero público. Lo demostrarán los siguientes casos que el gobierno federal panista develará en esta guerra por la Presidencia.

Habría que preguntarles a los panistas: si ahora develan estos casos, ¿por qué ayer no?

3. Todos los mexicanos somos corruptos, supone uno de los mitos que nos paralizan en su erradicación. Octavio Paz pensó en el siglo pasado que la enfermedad nos venía de antiguo, lo que es cierto, y que los mexicanos la condonamos en otros porque la compartimos, lo que ha dejado de ser cierto. En realidad, la mayor parte de los mexicanos no podemos ser corruptos.

Aquellos que no trabajamos en el gobierno o en el crimen organizado, estamos sujetos a la rendición de cuentas de la empresa privada. Ninguna organización productiva podría subsistir con el saqueo sistemático que padece el gobierno. Ninguna organización laboral fuera del gobierno disculparía desfalcos de sus empleados.

4. A propósito: ¿dónde está la ganancia billonaria de Pemex de este último sexenio? El senador Manlio Fabio Beltrones suele aseverar que nunca en nuestra historia ha habido una ganancia mayor en Pemex, y suele luego afirmar que este gobierno debe dar cuenta de ella. Sorprende que lo declare en la prensa y no lleve el tema al Senado, donde tendría consecuencias legales.

5. Lo cierto es que sólo en nuestros tratos con el gobierno o el crimen los ciudadanos podemos, o estamos obligados, a transar. El Estado sigue siendo “el gran corruptor”. La expresión es del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, que conoció desde adentro los engranajes del sistema político.

6. La corrupción es excepcional y su monto, sumados todos los casos particulares, es despreciable. Este es otro mito que rodea a la corrupción y que nos cuentan también los políticos. En general, los ciudadanos suponemos lo contrario, la corrupción en el gobierno es la norma, su monto tiene consecuencias para la economía del país y lo que es excepcional es su develación.

Como la corrupción es encubierta, no hay números que la cifren y decidan qué percepción es más justa. Pero cada que el sistema político elige a un corrupto para exhibirlo y para que sea destrozado por la indignación ciudadana, atisbamos, como por una puerta entreabierta, los tamaños de los hurtos.

Humberto Moreira tomó parte o todo el monto de 33 mil millones de pesos del erario de Coahuila. De la Estela de Luz no son explicables 375 millones de pesos, según el Colegio Mexicano de Ingenieros Civiles. Según los abogados de su exesposa, el gobernador Arturo Montiel se enriqueció durante su mandato en el Estado de México con 600 millones de dólares.

7. El sistema político elige a corruptos para expulsarlos de su seno, no por razones legales o morales, sino siempre políticas, y luego no los juzga. Los señores del poder político, abren la puerta para expulsar a uno de ellos y mirar con regocijo cómo la opinión pública lo despedaza. Y luego lo que sigue es nada. Nada. Nada. No hay juicios donde el expulsado pueda limpiar su fama o ser condenado y castigado.

No es casual: la Justicia es el engranaje mayor que falta para que nuestro sistema político no sea corrupto.

8. La corrupción persiste hoy oculta bajo métodos sofisticadísimos. En su excelente libro, Los ricos del gobierno, recién editado, Luis Pazos describe parte del arsenal que hoy emplean los funcionarios para hurtar y traficar influencias. Me detengo en uno. La creación de empresas ficticias. Agrego tres más. La inflación de los precios de los terrenos donde los funcionarios deciden construir obra pública. La inflación de los costos de esas construcciones. La complicidad de funcionarios de todos los órdenes de gobierno con los supuestos interventores de la Secretaría de Hacienda.

9. Pero el costo al país de la corrupción es más que pecuniario, para empezar implica la distorsión de las decisiones de gobierno. Se decide lo que conviene al que decide, no a los muchos. Se vende el futuro del bien común en aras del bien de uno o unos cuantos. Reflexiónese sobre lo que ha costado a una generación de niños la ausencia de un proyecto educativo, dada la paralización del sector por un sindicato de maestros que pone y descarta secretarios de Educación. Reflexiónese otra vez sobre ese superávit petrolero. Tómese usted tres tequilas y siga reflexionando.

10. Para seguir, la corrupción tiene un costo al orden moral. Textualmente, la corrupción desmoraliza a la sociedad. Difumina los límites del bien y el mal. Vuelve a la ley negociable. Emborrona cualquier mérito o valor. La corrupción es una neblina moral que envenena la convivencia y abre la opción del reino de la ley del más fuerte.

El crimen que asuela al país no es sino el reclamo de otras clases, aparte de la clase política, de saquear lo ajeno y traficar con lo prohibido.

11. En todas partes del planeta hay corrupción, relata otro mito narrado para nuestro consuelo. Obligatoriamente lo cuentan quienes no han vivido en otras partes del planeta. La realidad es que una corrupción endémica, como la nuestra, solo ocurre en países no desarrollados. En países no desarrollados sí que sucede lo que en el nuestro. La corrupción impide la disolución de los monopolios, mantenidos a base de sobornos y extorsiones al gobierno. Impide los proyectos de educación verídicamente ambiciosos. Impide la inversión extranjera, ahuyentada por la falta de normatividad clara.

Vasos comunicantes, la corrupción y el no desarrollo suelen convivir.

12. En el tema de la corrupción, los políticos entre sí juegan damas chinas. Enrique Peña, candidato del PRI a la Presidencia, abraza a Mario Marín, exgobernador señalado por la prensa como corruptor sexual de menores y protector de traficantes de niñas para uso sexual, y a la semana lo palomea para ocupar una senaduría, por vía automática, sin el trámite de una votación pública, y donde gozará de fuero. Si se lo permite, es porque la infamia del acto se equilibra por otros actos infames de otros políticos. Por ejemplo, Andrés Manuel López Obrador, candidato de las Izquierdas, palomea esa misma semana a René Bejarano, asimismo exhibido por la prensa como ladrón de ligas y portafolios con dinero ajeno, para otra senaduría plurinominal, donde igual será amparado por el fuero.

13. Los ciudadanos queremos una democracia digna y con porvenir. Acaso por ello rehuimos las historias de pillos de cuello blanco y nos disponemos a escuchar, en la liza por la Presidencia, debates sobre ideas constructivas para el país. Nos engañamos sin embargo si ponemos el odioso, el sucio, el maloliente tema de la corrupción en una esquina de nuestra conciencia, y permitimos que los políticos lo omitan de la conversación democrática.

Ahí está esa suciedad, esa neblina moral, ese viejo perro cojo, con los colmillos igual de mordelones que hace un siglo. No exigir a los políticos que respondan sobre su parte en la corrupción, implica aceptar que nos merecemos seguir otro siglo sometidos a ella.

sábado, enero 07, 2012

El golpe de Estado made in USA

Maciek Wisniewski*

¿Por qué en Estados Unidos no hay golpes de Estado? Según el chiste que cuentan los latinoamericanos, porque allá no hay una embajada estadunidense.

Un caso reciente: el golpe en Honduras (2009) en el que la misión yanqui estuvo metida hasta las orejas.

Pero, como siempre, la realidad es más complicada que los chistes.

El hecho de que EU no ha sufrido ningún golpe parecido a los que han inspirado y apoyado en la región es porque sus élites han desarrollado otras técnicas para lograr lo mismo: asaltar al Estado y reformularlo según sus intereses por encima de las clases populares.

El mejor ejemplo de un coup d’état por otras vías fue el neoliberalismo, dice Alan Nasser, un investigador estadunidense y profesor emérito de la economía política.

Desde los años 70 –ante la caída de la tasa de ganancia– empezó una gran movilización de la clase dominante que mediante lobbying, la compra de políticos y medios, privatizó al Estado, borrando la diferencia entre los dos (y entre demócratas y republicanos). Esto equivalía al golpe (lo remarcó Simon Johnson, ex economista del FMI en The Quiet Coup).

Ahora iba a haber un New Deal para el capital, dice Nasser.

Pero hay también otra historia, casi olvidada o desconocida incluso por los estudiosos, relevante durante la crisis.

En 1933 la oligarquía estadunidense planeaba un golpe de Estado en contra de Franklin Delano Roosevelt (FDR en adelante) para remplazar su administración por un gobierno fascista al estilo de Hitler y Mussolini (muy populares en los círculos de poder en EU).

Los conspiradores incluían la crema y nata de los industriales, empresarios y financistas de Wall Street (Rockefeller, Mellon, Pew, J.P. Morgan, Du Pont, Goodyear, et. al.) y los políticos republicanos y demócratas, asociados en la American Liberty League. Para ellos los planes de FDR: la redistribución y el empoderamiento de la clase trabajadora eran una amenaza. Un gobierno fascista revertiría el New Deal, garantizaría la disciplina económica y restablecería las ganancias.

Iban a reunir medio millón de veteranos de la Primera Guerra Mundial, la mayoría desempleados. Querían que los liderara el general retirado de los marines, Smedley Butler, el más exitoso ejecutor de los planes imperiales y empresariales de EU, dedicado al saqueo en beneficio de los bancos y las petroleras (Cuba, Filipinas, China, América Central y el Caribe o en la toma de Veracruz, en 1914).

A pesar del apoyo a FDR en las elecciones de 1932 y la posición crítica al fascismo naciente en EU, los conspiradores insistían en él, dada su popularidad entre los veteranos (parte de ellos –la llamada Bonus Army– demandando el pago por su servicio ocupó a Washington, y Butler visitó su campamento).

Pero algo cambiaba en su consciencia: cada vez más se sentía como un pistolero del capitalismo y mercenario de Wall Street (lo denunció en su libro War is a Racket, 1935). Cansado, al final reveló todo, frustrando el golpe.

El comité McCormack-Dickstein del Congreso, durante la investigación en 1934, confirmó sus acusaciones. Pero desistió de ir al fondo del complot y nadie fue llevado a juicio. Algunos periódicos cubrieron la historia, pero no la siguieron.

Aunque hay discrepancias que tan avanzado era el putsch, al parecer a FDR convenía silenciarlo. Esto podría alentar a los sectores anticapitalistas muy fuertes en los 30, subraya Nasser. Y mostraba una cara desagradable de la élite (de la que FDR formaba parte) y del país. Mejor que la gente no supiera que aquí era posible un golpe como en una república bananera, añade.

Sorpresivamente ni en La otra historia de Estados Unidos de Howard Zinn hay mención de esto (ni de Butler, quien aparece en una compilación de Zinn, Voices of People’s History of the United States, pero sólo en el contexto de las conquistas imperiales).

Según Nasser, no denunciar a los golpistas hizo que las tendencias fascistas permanecieran en el tejido político estadunidense. Se revelaron en el gobierno de Bush II (cuyo abuelo, Prescott, admirador de Adolfo Hitler, fue parte del complot) y han sido de-sarrolladas por Barck Obama (los asesinatos extrajudiciales).

El fascismo y el golpismo han sido posibles en los EU y aún los son, subraya.

La historia no se repite. Hoy ningún político está interesado en empoderar al mundo de trabajo (ni siquiera en fomentar la demanda interna). Y con el golpe neoliberal las élites ya tomaron el estado.

Pero estamos ante los mecanismos del mismo sistema que determinan las reacciones del capital y la resistencia de los sectores populares (el doble movimiento del que hablaba Karl Polanyi). Conocer el pasado, junto con la asombrosa historia de un supuesto golpe fascista made in USA, significa no descartar los paralelismos y posibles peligros (después de todo las élites y los banksters no han cambiado mucho).

La agudización de la crisis y una prolongada falta de desarrollo a causa de la austeridad, pueden generar más xenofobia, más sentimiento antiinmigrante y más medidas autoritarias, subraya Nasser.

Según Polanyi el auge del fascismo y el paso hacia los totalitarismos estuvieron directamente vinculados con el avance y las fallas de la economía del libre mercado que ocasionaron la Gran Depresión.

¿Suena familiar?

*Periodista polaco

viernes, junio 10, 2011

Edomex: elecciones regresivas

Bernardo Barranco V.

MÉXICO, D.F., 9 de junio.- En pleno siglo XXI, las campañas electorales en el Estado de México siguen los rituales y las viejas fórmulas de los actos proselitistas placeros de los años cincuenta del siglo pasado. En poco más de dos semanas, se han estado recreando los viejos protocolos del acarreo, los montajes, la repartición de dádivas, la exaltación de los candidatos, los discursos acartonados, las promesas convencionales y, sobre todo en el caso del PRI, un desmesurado y ostentoso despliegue propagandístico.

Las campañas no han prendido entre la población. Iniciaron el lunes 16 de mayo, según las encuestadoras, con una amplísima ventaja para Eruviel Ávila, quien cuenta con todo el apoyo del aparato electoral del PRI y del gobierno. Es decir, el aparato de estado se reconfigura en un aparato electoral, ahora fortalecido con el imponente apoyo del sector del magisterio y la sombra de la maestra Elba Esther Gordillo.

Prima el derroche de recursos. La Coparmex del Estado de México calcula que cada voto mexiquense cuesta más de 60 dólares. Las dos coaliciones y el PAN cuentan con un financiamiento público para campañas de 431.6 millones de pesos, al cual podrán sumar las aportaciones privadas siempre y cuando no rebasen el tope fijado en 203.8 millones de pesos. Se calcula que los partidos gastarán cerca de 9 millones de pesos diarios en los 45 días que duren las campañas. La propaganda electoral y las imágenes de Eruviel Ávila son omnipresentes y aparatosas en todos los rincones de la entidad mediante espectaculares, vallas, bardas, pendones, propaganda en camiones, combis, móviles, videos y perifoneo. Pero ya están en ruta impugnaciones por rebasar los topes de campaña, que el Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) deberá resolver. La oposición reclama derroches, soberbia, violaciones al Código Electoral. Aunque jurídica y técnicamente el órgano electoral está capacitado y obligado a manifestarse como árbitro ante una percepción generalizada de dispendios electorales, surge la duda de si políticamente acceda a hacerlo, dado que la Comisión de Acceso a Medios está dominada por la presencia de tres consejeros de cuota priista.

Los cerca de 270 mil spots que acompañarán el conjunto del proceso electoral mexiquense pueden ser un factor de saturación. Cada cuatro minutos los mexiquenses ven y escuchan una pieza de propaganda política. Este tsunami puede ser contraproducente porque los spots realzan la figura de los candidatos y empobrecen las propuestas. A través de las imágenes, el sonido, las piezas de música pegajosa, la exaltación, se realza la emoción y se expande la dimensión subjetiva, lo que puede inhibir la determinación racional de la intención del voto que se sustenta en los proyectos, plataformas y propuestas de los candidatos y partidos. En las redes sociales los tres candidatos han invertido poco, movilizando a un número relativamente bajo en Facebook y Twitter.

Eruviel es el candidato que piensa en grande con ideas cortas. Funciona bien en ambientes controlados. Al placear electoralmente promete y promete. Ante notario registrará 6 mil mini-promesas de campaña. Tuvo desplantes de ofrecer plazas de trabajo y autos como premios a sus promotores (por cierto, una falta al Código Electoral que ha pasado de noche a las autoridades). Eruviel Ávila viene de abajo. Intencionalmente evoca la actitud de Luis Donaldo Colosio, quien exaltaba el esfuerzo como su principal virtud. Se le percibe bien arropado, más por la estructura de su partido que por los grandes personajes del priismo. Pese a la ventaja que le otorgan diferentes casas encuestadoras, no escatima recursos para promocionarse en eventos masivos utilizando helicópteros como medios de transporte, y rehúye multiplicar los debates. Sobre todo, a raíz de que fue severamente zarandeado por Luis Felipe Bravo Mena en el encuentro convocado por la periodista Denise Maerker.

Alejandro Encinas tiene una enorme virtud como candidato. Es un político respetado, cualidad rarísima y en vías de extinción entre la clase política. Tuvo el talante requerido para unir a los principales líderes y corrientes del PRD, aunque fuera para la foto. Sin embargo, a pesar de un ligero repunte, su campaña aún no ha tomado la altura ni la intensidad necesarias para amenazar realmente al puntero. Sobre todo, tiene en contra el estrecho margen de tiempo. Puede estar pagando una doble factura: haber dado la espalda a la consulta ciudadana, y su registro como candidato bajo la duda acerca de su residencia; pasó, pero fruto de acuerdos políticos que franquearon la legalidad. Aparentemente relajado, se presenta como un candidato con experiencia de gobierno aunque a veces exagera en auto-referencias de éxito al frente del Gobierno del DF. Diversos sectores le piden una campaña más agresiva y crítica, así como proyectar la imagen de un líder político con tamaños para trastocar los privilegios y la corrupción del sistema en el poder.

Luis Felipe Bravo Mena es un candidato que luce más veterano de lo que es. Heredero de un viejo catolicismo teocrático, su estrategia de campaña se ha centrado en reiteradas críticas al desempeño de Enrique Peña Nieto y en los valores cívicos y morales. Se puso en evidencia el escaso apoyo que inicialmente tuvo de su partido a nivel nacional. Es un hecho que su campaña no ha levantado y ha soportado lamentables incidentes de intolerancia política, como agresiones de enardecidos sectores del SME. Después de dos semanas, su porcentaje ha bajado. Aunque el propio Luis Felipe lo niegue, crecen los rumores de una posible declinación a favor de Alejandro Encinas. Se habla también de reuniones de los presidentes estatales del PRD, Luis Sánchez, y del PAN, Octavio Germán, otrora entusiastas aliancistas, barajando hipótesis. El escenario se presta.

Las declaraciones van subiendo de tono. Hasta ahora no hay guerra sucia abierta. Se han producido algunos incidentes, y la atmósfera se va calentando más cada día. Habrá dos debates que serán importantes. El primero se realizará el 8 de junio, y el segundo, el 22. Está latente el advenimiento de la guerra sucia; es un recurso político repugnante, pero ha dado resultados en diversas campañas. Pueden presentarse escándalos, difamaciones, rumores y hasta encono que enrarezcan la atmósfera cívica que debe prevalecer en las contiendas electorales. Finalmente, las campañas pondrán a prueba las fortalezas y las debilidades de los partidos de cara al 2012.

Andrés Manuel López Obrador está arrinconando al PAN hasta la tercera fuerza, tendencia que puede replicarse en la elección federal del próximo año. Para Peña Nieto más que para el PRI, lo importante no sólo es ganar, sino cómo ganar. El PAN tendrá que cargar la tendencia a la baja. Con la creciente imagen deteriorada del gobierno de Felipe Calderón, la pregunta es si Bravo Mena claudicará. Hasta ahora el proceso electoral no ha contagiado. Imperan las campañas sin propuestas de fondo, las dádivas y la simulación, los órganos electorales sumisos y, sobre todo, el grotesco despilfarro de recursos económicos. Si las elecciones del Estado de México, ahora regresivas, son el laboratorio del 2012, entonces muy poco podemos esperar.

jueves, mayo 26, 2011

Riesgo de otro presidente “espurio”

John M. Ackerman

MÉXICO, D.F., 25 de mayo.- Ya es un secreto a voces que la mejor forma de ganar una elección en México no es a través del cabal cumplimiento del espíritu y la letra de las disposiciones legales, sino con trampas, engaños y triquiñuelas. La reciente inacción del IFE en el caso de las groseras violaciones a la norma por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) en las campañas federales de 2009 proporciona una clara lección de que romper la ley no cuesta nada. Asimismo, la vergonzosa decisión del TEPJF de exculpar a Enrique Peña Nieto de cualquier responsabilidad en la ilegal difusión nacional de su quinto informe de gobierno demuestra que los dados también están cargados en el seno de la máxima instancia de justicia electoral del país.

Al parecer, el PRI ha decidido apostarle a un perverso juego de debilitar las instituciones electorales a como dé lugar. Con sus decisiones y posicionamientos, los consejeros electorales Marco Antonio Baños y Francisco Guerrero ratifican cada día su lealtad al PRI. La magistrada presidenta del TEPJF, María del Carmen Alanís, también parece haber abandonado el partido de su amiga Margarita Zavala para engrosar las filas del viejo partido de Estado. Todo parece indicar que Alanís alberga la esperanza de que el arribo de Peña Nieto a Los Pinos le aseguraría su ansiado lugar en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

La falta de acuerdo con respecto a los tres nuevos consejeros del IFE se debe precisamente a que el PRI prefiere un IFE debilitado y rebasado a uno que tenga posibilidad de acciones autónomas. El cálculo es sencillo. Hoy, el PRI solamente necesita convencer a un solo consejero más de que vote junto con Baños y Guerrero para frenar cualquier decisión adversa, tal y como ocurrió en el caso del PVEM. Si el PRI coloca a dos de los tres nuevos consejeros mantendría su posición de fuerza en el Consejo General ya que quedaría a un voto de la mayoría. Sin embargo, si coloca solamente a un consejero su fuerza retrocedería de manera significativa ya que únicamente contaría con tres de los nueve integrantes de la herradura de Viaducto Tlalpan.

El PRI entonces ha aplicado una estrategia de “todo o nada” con el fin de no ver reducida su influencia en el seno de la autoridad electoral. También supone que al final de cuentas le conviene la sobrecarga de trabajo que hoy afecta gravemente el funcionamiento del IFE. Consejeros cansados y confundidos son actores más dóciles y fácilmente manipulables por las alianzas perversas entre Peña Nieto, las televisoras y otros “factores reales” de poder.

Pero el PRI está jugando con fuego. Por ejemplo, si el proceso electoral federal iniciara en la primera semana de octubre de 2011 sin todos los integrantes del Consejo General, nos encontraríamos en un estado de flagrante ilegalidad. Si las ausencias continúan durante un tiempo más, estaremos frente a una situación ideal para la posible nulidad de la elección de 2012. Si el TEPJF decide avalar la elección aún bajo estas circunstancias, podríamos encontrarnos una vez más con un presidente marcado durante todo su sexenio con el mote de “espurio”.

Estas circunstancias nos hacen ver que “el fantasma de 2006” de ninguna manera “está erradicado”, como ha afirmado el consejero presidente Leonardo Valdés. La abierta partidización de las autoridades electorales, su falta de acción enérgica para imponer el estado de derecho y las enormes sobrecargas de trabajo se articulan de forma peligrosa para generar un potencial conflicto enorme en 2012.

El Congreso de la Unión todavía tiene una última oportunidad para desarticular esta explosiva situación antes de que sea demasiado tarde. Urge que la Cámara de Diputados nombre lo más pronto posible a los consejeros faltantes. Asimismo, aún más importante que aprobar la cuestionable “reforma política” sería actuar para llenar las lagunas y corregir los problemas ya identificados con la histórica reforma electoral de 2007-2008.

Un excelente punto de partida para una reforma correctiva sería el dictamen de reforma al Cofipe que se aprobó el pasado 29 de abril en el Senado de la República. Incluye sanciones explícitas para la “adquisición, a título gratuito u oneroso”, más allá de la “compra”, de tiempo en radio y televisión con el propósito de difundir propaganda electoral. Así, sería más difícil para las autoridades evitar sancionar a los responsables en casos de evidentes fraudes a la ley, como la famosa entrevista a Demetrio Sodi en medio de un partido de futbol durante 2009. Otra innovación estratégica de la reforma es que dota al IFE de facultades de sanción directa para los funcionarios públicos cuando éstos intervengan ilegalmente en los procesos electorales en violación al artículo 134 constitucional. La actual falta de poder sancionador en la materia ha sido uno de los principales obstáculos que ha enfrentado el IFE para asegurar la equidad de los procesos electorales.

Sobre estos temas se recomienda consultar un nuevo libro, coordinado por un servidor, que aborda de manera exhaustiva todos los temas pendientes: Elecciones 2012: en busca de equidad y legalidad (IIJ-UNAM/Senado, 2011). Allí se puede leer sobre los retos que existen en una diversidad de asuntos, desde la regulación de los medios de comunicación hasta las reformas necesarias al Código Penal y el fomento de la transparencia interna de los partidos políticos.

Si los diputados, consejeros electorales y magistrados del TEPJF no modifican su comportamiento pronto, 2012 fácilmente podría llegar a ser un proceso electoral aún más conflictivo que el de 2006. Queda una última oportunidad para enderezar el camino antes de que sea demasiado tarde. l


www.johnackerman.blogspot.com

Twitter: @JohnMAckerman

domingo, abril 10, 2011

Treinta treinta

Rolando Cordera Campos


Por más de treinta años, México experimentó un cambio social y económico importante que, bajo cualquier criterio de entonces o de ahora, mereció ser llamado desarrollo. El país dejó de ser el conjunto pequeño y disperso de comunidades rurales con unas cuantas ciudades, y sus actividades productivas y económicas se volvieron cada vez más diversificadas y complejas, hasta conformar un panorama productivo industrial que predominaba sobre la agricultura, la ganadería, la pesca y la explotación forestal, así como sobre la minería, para darle a su economía el calificativo de en vías de desarrollo o en trance de serlo.

Podía hablarse entonces de modernidad en serio, y las elites de aquel tiempo darse el lujo de importar, imitar y hasta de innovar en materia de consumo y de vivir superfluamente, como lo relatara magistralmente Carlos Fuentes en La región más transparente. ¡Qué le vamos a hacer, diría Ixca!

La época tuvo larga y excesiva celebración, hasta ser calificada de milagro cuando en los años sesenta del siglo pasado se logró una combinación virtuosa entre crecimiento económico impetuoso, estabilidad financiera y orden político, que el licenciado Ortiz Mena bautizara como un desarrollo estabilizador, que prometía un pronto arribo al bienestar generalizado, a la justicia social prometida por la Revolución. No hubo tal cosa, y el 68 y el 2 de octubre fueron llamada y llamarada.

Con todo, el desarrollo no fue ilusión sino una acumulación tangible de infraestructuras, capacidades productivas e intelectuales, seguridades sociales y sanitarias que, en medio de una desigualdad inconmovible, se las arreglaban para ofrecer horizontes de progreso y un futuro mejor para casi todas las capas de una población que se volvía urbana y crecía sin freno, para angustia de los demógrafos de aquellos años que predecían una tragedia poblacional antes de llegar al fin del milenio. Fueron estos, lustros de aprendizaje y prueba.

Tampoco ocurrió tal tragedia, debido, entre otras cosas, a esas advertencias y a la tozudez con que don Víctor Urquidi las difundió, hasta convencer al presidente Echeverría de que era indispensable cambiar sus dichos de campaña del gobernar es poblar, heredado de Calles y el fascismo italiano, a los sensatos de la familia pequeña vive mejor, vamos haciendo menos que recogían la nueva legalidad de la planificación familiar postulada en la Ley Federal de Población de 1974. Y sin embargo, algo cercano a una tragedia empezó a urdirse en esos años.

El gran dilema se dio en los ochenta, con la magna crisis de la deuda externa, el ajuste del desperdicio, el inicio del estancamiento estabilizador y del cambio estructural globalizador, que no conjuraron sino agravaron la disonancia entre una demografía que se transformaba y una economía que no crecía, para dar lugar al gran divorcio entre economía y sociedad que hoy define nuestra economía política. Carente de un lecho cierto para encauzar sus contradicciones y conflictos y, al parecer, incapaz de generar los estímulos y expectativas de cambio y mejoramiento social y personal que constituyeron el cemento de aquel pasado autoritario pero cada vez más dispendioso, el sistema económico político aparece devastado.

No olvidemos: para lograr aquella combinatoria milagrosa, el desarrollo fue indispensable pero no suficiente, para por él mismo satisfacer las exigencias y necesidades nuevas de una sociedad que había cambiado mucho. El 68, de nuevo, y la Tendencia Democrática de los electricistas de don Rafael Galván, dieron el aldabonazo no escuchado.

Todo por servir se acaba y usufructuar las inercias no resultó buena opción. Las capas dirigentes del Estado se pelearon por el poder pero extraviaron el rumbo y la mirada, mientras que los grupos que concentraban la riqueza no estuvieron dispuestos a compartirla ni a aceptar por mucho tiempo más el monopolio del poder político de la coalición heredera de la Revolución. La cuestión crucial de la legitimidad atravesó muros y mistificaciones y, sin pedir permiso, se instaló en el centro de los corredores de palacio.

Todo el edificio posrevolucionario sufrió una profunda erosión financiera y moral, hija de su debilidad como Estado fiscal. Un Weber vengativo tiñó la historia final de las dinastías del priato tardío, como lo llama León García Soler.

Todo cambia para que nada cambie, pero la máxima de Lampedusa no puede cumplirse así nada más. Frente y debajo del poder, el fogón maldito de Lefebvre donde se cuecen tan tremendas verdades, hay una sociedad que intuye o sabe que no puede vivir como comunidad sin lazos que le recuerden su esencial fragilidad y sin mecanismos que le ofrezcan, a veces a un costo muy alto, protección, seguridades, esperanzas.

Es esto lo que los estados modernos han prometido y a veces realizado, y es lo que el Estado mexicano, lo que quedó de él, no puede ofrecer ni convertir en realidad. Este es el embrollo mayúsculo que marca el presente y amenaza volverse una herida histórica todavía mayor que la desigualdad secular que ha marcado nuestra historia patria. Los plazos para encararlo y resolverlo poco tienen que ver con los de los banqueros en Acapulco o los que, como bonos de la ilusión, nos ofrece el secretario García Luna.

Sin embargo, pretender que con un nuevo discurso antipolítico se va a saltar esta tranca, es una ilusión que puede volverse una utopía destructiva. Si de algo requerimos hoy, como las lágrimas para aliviar el dolor o el oxígeno para sobrellevar la tragedia, es de política y de políticos. A pesar de las lastimosas metáforas futboleras del secretario Cordero (pace querido Pepe W) y de un Presidente que oye pajaritos de la suerte.

No de cualesquiera políticos, ciertamente, sino de hombres y mujeres dispuestos a conmoverse y avergonzarse de tanta inequidad como la que hoy priva y de llorar en público, como hombres y mujeres cabales, para acompañar a los deudos de una barbarie que nos puede devorar si perdemos la huella. El Censo nos contó y nos cuenta de lo hecho, pero a la vuelta de la hoja lo que sin remedio hacemos es contar muertos.

Para don Javier Sicilia: padre doliente

domingo, abril 03, 2011

El destape de Eruviel

Jesusa Cervantes

MÉXICO, D.F., 1 de abril (apro).- La noche del viernes 25 de marzo, el Estado de México ardía. La imposición del gobernador, Enrique Peña Nieto para que todos los precandidatos aceptaran, sin chistar, al joven Alfredo del Mazo Maza, actual alcalde de Huixquilucan, como el candidato de unidad para el gobierno mexiquense, había causado molestia.

Peña Nieto escuchó de Elba Esther Gordillo un “no” rotundo a su decisión. La profesora advirtió: o cambiaban de candidato o el sindicato magisterial no respaldaría al candidato priista. Total, la maestra ya había ganado algo en todo esto: la alianza electoral PRI-Panal.

Gordillo no aceptaría, de ninguna manera, a un integrante de la familia Del Mazo, pues entre ésta y aquella existe una aversión mutua.

Por si fuera poco, el exgobernador Emilio Chuayffet Chemor, miembro distinguido del Grupo Atlacomulco, manifestó también su desacuerdo: Le debían la candidatura, luego de que en la Cámara de Diputados le arrebataron las posiciones que ya había “apalabrado” para su gente cercana.

Chuayffet quiso primero la presidencia de la Comisión de Derechos Humanos, luego, que alguno de sus cercanos colaboradores pudiera llegar a la Auditoría Superior de la Federación. Ninguna de las posiciones se le respetó, así es que justo era que el PRI lo restituyera con un candidato al gobierno afín a él: Ernesto Nemer.

Peña Nieto tuvo de escuchar también el descontento de otros dos personajes debido a su mala elección y método para imponer a su candidato: Carlos Salinas de Gortari y Manlio Fabio Beltrones, quienes, por separado, hicieron saber su desacuerdo con el futuro candidato oficialista.

Los cuatro priistas (Gordillo, aunque sin membresía del PRI sigue operando para este partido en muchos estados) hicieron saber su desacuerdo; pero hubo un quinto inconforme, cuya opinión verdaderamente pesó y al final inclinó la balanza imponiéndose sin más. Se trata del exgobernador Arturo Montiel, quien acaba de editar su libro Arturo Montiel desde Atlacomulco.

El exgobernador se plantó frente al joven y truculento Peña Nieto para recordarle que “su” gubernatura se la debía a él y no a Alfredo del Mazo. Y por si esto no fuera suficiente para remover alguna fibra de lealtad de Peña, el exgobernador le recordó que en estos días se estará dando a conocer un nuevo libro en donde las figuras principales son los acontecimientos políticos del Estado de México.

Parece ser que esto último fue lo que verdaderamente hizo reflexionar a Peña, quien, sin más, dio marcha atrás y aceptó la propuesta de Arturo Montiel. El exgobernador abrió sus cartas y soltó el nombre de Eruviel Ávila.

Entre los priistas existe el rumor de que Montiel amenazó a Peña con incluir nuevamente dos capítulos del libro que, de última hora, fueron eliminados, pero existen y parece ser que son no sólo reveladores, sino bastante comprometedores para el joven gobernador Peña Nieto.

Eruviel ha ganado en dos ocasiones la presidencia de Ecatepec, uno de los municipios más grandes y más poblados del Estado de México; además, ha sido pupilo de Arturo Montiel. Ambos, dijo el exgobernador, provienen de la misma “cultura del esfuerzo”. Trazo muy lejano a la imagen aburguesada del joven Alfredo del Mazo Maza.

Cuando Montiel propuso a Eruviel los otros cuatro personajes de peso se sumaron de inmediato, así como el nuevo presidente del PRI, Humberto Moreira. Peña Nieto no tuvo otra que olvidarse de su efímera imposición y prometer todo el respaldo al alcalde con licencia de Ecatepec.

Pero Peña no quedó del todo fuera. Entre los cambios, el grupo de los seis hubo de aceptar que un peñista de corazón y que pretendió la candidatura, el diputado Luis Videgaray, quedara como el coordinador de campaña.

Y si Peña perdió, otros avanzaron. Por ejemplo, un hábil y paciente político mexiquense que ha suspirado en dos ocasiones por la candidatura, aprovechó los movimientos y logró imponerse como nuevo presidente de la todopoderosa Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados y dejó la de Derechos Humanos: Alfonso Navarrete PRida. Y como parte del enroque, en ésta última fue impuesto un salinista: Manuel Cadena.

Así, Peña Nieto no solo perdió la candidatura al gobierno del Estado de México, sino que, además, disminuyó sus espacios de operación en la Cámara de Diputados, mientras que su visible contrincante por la candidatura presidencial para el 2012, Manlio Fabio Beltrones Rivera, empezó a operar para ganar simpatizantes a su causa: las reformas a la Ley Federal del Trabajo, las cuales impondrá el PRI en alianza con el PAN. Pero mientras la cúpula priista en la Cámara de Diputados, a cargo de Francisco Rojas, que parece estar muy cercano a Peña Nieto, busca un desgaste por la impopular reforma, Manli Fabio Beltrones se dedica a escuchar atentamente a los sindicatos opositores a las reformas: a la Unión Nacional de Trabajadores.

Y es que aunque las reformas se aprueben en la Cámara de Diputados este mes de abril, cuando lleguen al Senado de la República para su ratificación, modificación o rechazo, Beltrones podrá detenerla obteniendo con ello nuevos adeptos de la UNT.



Dato: Este lunes Arturo Chávez Chávez comparecería ante la Cámara de Diputados para explicar qué está haciendo el gobierno con la ya famosa operación “Rápido y furioso”; ante su salida, será Marisela Morales quien dé cuentas a los legisladores, luego de que sea aprobada por el Senado. No estaría mal, pues finalmente quien tenía a cargo la investigación del tema era justamente la SIEDO, un área en la que ella mandaba.

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miércoles, marzo 09, 2011

Moreira y Peña Nieto, el pacto

Jesús Cantú


MÉXICO, D.F., 8 de marzo.- Las encuestas de preferencia electoral muestran tal ventaja del todavía gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, en la carrera por la Presidencia de la República que tuvo plena libertad para designar a Humberto Moreira, exgobernador de Coahuila, como sucesor de Beatriz Paredes en la dirigencia del PRI.

Bastó que el gobernador mexiquense se pronunciara a favor de Moreira, a finales de noviembre del año pasado, en la reunión de la Confederación Nacional de Gobernadores en Xalapa, Veracruz, para que todos se sumaran
a dicho apoyo y el coahuilense arribara a la dirigencia priista mediante la llamada “candidatura de unidad”. Es público que ambos (Peña Nieto y Moreira) mantienen cercanía con la dirigente del magisterio, Elba Esther Gordillo, quien es otro de los apoyos políticos del ahora dirigente nacional del tricolor.

La llegada de Moreira a la dirigencia de ese partido no representará cambios bruscos en los posicionamientos y directrices del PRI, pero sí en lo que se refiere a los estilos personales, pues mientras Beatriz Paredes se caracteriza por su asertividad, Moreira se distingue por su estridencia. Esto fue manifiesto el mismo día en que lo declararon presidente electo del Comité Ejecutivo Nacional del PRI (8 de enero), cuando de inmediato arremetió contra el actual gobierno, lo que provocó reacciones de cuatro secretarios de Estado. Posteriormente, no se sabe si motu proprio o por recomendación de su propulsor, cambió el tono de sus declaraciones y ahora incluso propone sentar a todas las fuerzas políticas, incluido el presidente de la República, en una mesa de diálogo para “construir los grandes acuerdos para México”.

Pero lo cierto es que Moreira llega a la dirigencia nacional para pavimentar el camino de Peña Nieto a la Presidencia de la República. De acuerdo con el último levantamiento del tracking poll mensual que realiza Consulta Mitofsky, el gobernador cuenta con el respaldo de 83.8% de los priistas contra el escaso 5.4% que recibe Manlio Fabio Beltrones; y en el plano de la competencia con los candidatos de otros partidos, Peña Nieto aparece en el segundo lugar, con 91% de los entrevistados que lo conocen (rebasado únicamente por Andrés Manuel López Obrador, con el 94%). Sin embargo, por lo que se refiere a las opiniones positivas y negativas que se tiene de ambos, Peña Nieto obtuvo un saldo positivo de 42.4 puntos porcentuales, mientras López Obrador terminó con un saldo negativo de 18.2 puntos porcentuales. Y esto se traduce en preferencias electorales.

Asimismo, cuando se preguntó a los encuestados por quién votarían, incluyendo los nombres de los tres candidatos que van a la cabeza en sus respectivos partidos (Peña Nieto, AMLO y Santiago Creel), el resultado fue que el PRI, con Peña Nieto, alcanza 51.4% de las menciones (11 puntos más de los que obtiene el tricolor sin candidatos), muy por encima de las preferencias declaradas por el PRD, con AMLO (16%), y el PAN, con Creel (13%).

Aunque todavía faltan muchos meses y acontecimientos para llegar a los comicios del 1 de julio de 2012, lo cierto es que la ventaja que muestra Peña Nieto le permite imponer sus decisiones en el PRI, tal como hizo hace seis años López Obrador en el PRD. En aquel momento, en la sucesión interna perredista, López Obrador designó como dirigente a Leonel Cota; hoy, Peña Nieto hace lo propio con Moreira. Sin embargo, hay diferencias importantes: entonces en el PRD no asomaba ningún serio contendiente ante López Obrador, pues Cuauhtémoc Cárdenas ya llevaba cinco años sin reflectores públicos; y ahora, en el PRI, no deja de latir el corazón de Manlio Fabio Beltrones, quien para exhibirse cuenta con el escaparate del Senado, y ya lo está haciendo.

De acuerdo con la misma encuesta, en lo relativo al conocimiento que se tiene de los personajes, Beltrones aparece en el cuarto lugar, casi justo a la mitad de Peña Nieto, con únicamente 44.1% de los entrevistados, y con un saldo favorable de opinión positiva menos la negativa de 6.5 puntos. No obstante, tiene todo lo que resta del año para acrecentar ambos índices y/o disminuir el saldo favorable de su principal opositor interno.

Desde el inicio de su periodo en el Senado, Beltrones busca posicionarse como un legislador conciliador, propositivo, capaz de tejer acuerdos e impulsar iniciativas legislativas. Hay que recordar que él fue quien presentó la iniciativa para sacar adelante la llamada reforma del Estado, que finalmente concluyó casi exclusivamente con la reforma electoral a finales de 2007.

Y no es casualidad que al inicio de este año Beltrones haya lanzado su iniciativa de reforma fiscal, que ya metió en un brete al mismo Peña Nieto, quien tuvo que mover a otro de sus personeros, Francisco Rojas, líder de la fracción priista en la Cámara de Diputados, para pronunciarse en contra y tratar de cancelar así cualquier posibilidad de éxito a dicha iniciativa. Sin embargo, Beltrones no desistió y, de acuerdo con filtraciones y declaraciones de actores secundarios, Peña Nieto no dejaría vía libre a la reforma, sino hasta el periodo de sesiones que empieza en septiembre, para que su aprobación no le represente ningún costo para los comicios que, en julio próximo, elegirán a su sucesor en el Edomex.

Una de las principales labores de Beatriz Paredes fue precisamente evitar que se generaran choques entre los distintos grupos tricolores. Donde no pudo hacerlo, como en Sinaloa y Guerrero, el PRI perdió las elecciones. Y esa no parece ser una de las intenciones principales de Moreira, quien llega a la dirigencia nacional para servir a Peña Nieto, por una parte, como escudo que saca el pecho frente a los misiles o aparece en los temas que resulten incómodos o inconvenientes para el todavía gobernador, y por la otra, como distractor, que tenderá cortinas de humo, fundamentalmente como provocador, cuando lo considere pertinente, para despejarle el camino a Peña Nieto, quien seguirá con su presencia mediática intensiva, pero exhibiéndose en acciones positivas u opinando sobre temas no controvertidos.

Esto puede resultar muy positivo para Peña Nieto frente a los ataques del exterior, pero no le permitirá sortear el llamado “fuego amigo”, que a pesar del pragmatismo y la disciplina tricolores estará presente en los próximos meses.

De las primeras acciones de Moreira se desprende que ellos consideran que su principal contendiente en julio de 2012 será el candidato blanquiazul, y por lo mismo empiezan a perfilar una campaña en la que básicamente se discuta sobre la capacidad o incapacidad para gobernar. Es decir, los tricolores tratarán de mostrar que los gobiernos panistas son incapaces y propondrán su experiencia y capacidad probadas. En este contexto, Beltrones quiere mostrar que él también sabe cómo hacerlo.

Hasta estos momentos Peña Nieto impone su ley, y una muestra de ello es la designación de Moreira en la dirigencia del tricolor; pero el camino que falta por recorrer todavía es muy largo y los mejores obuses de sus contendientes internos y externos todavía están por venir.

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sábado, enero 22, 2011

Una izquierda de valores

Gustavo Gordillo

Rolando Cordera planteaba en 1988 alcanzar un orden democrático no pareciera ser factible sino por medio de una crisis política que disolviera los nudos autoritarios. La debilidad de los actores pro-democracia y sobre todo el desarrollo desigual a partir de los diversos núcleos autoritario-corporativos llevarían a un segundo pronóstico: “habría que jugar más bien a una segunda crisis política, esta vez del autoritarismo reforzado, que muy probablemente se instalaría como una primera resultante de la crisis política original”. (El reclamo democrático, Ed. Siglo XXI).

Yo pienso que nos encaminamos a una segunda transición desde el régimen especial que he denominado otomano, un régimen parasitario y rentista que desemboca en una metástasis autoritaria. Dado el clima de inestabilidad, importantes franjas de la sociedad parecen inclinadas a intercambiar libertades a cambio de que les garanticen seguridad y estabilidad. Por ello esta segunda transición puede ser una transición regresiva y restauradora de la centralización autoritaria. Hay actores interesados y una base social dispuesta a apoyar esa regresión.

Puede ser también una transición progresista, es decir una transición que amplíe y consolide libertades y seguridades. La base de una transición progresista está en el tejido de un conjunto de acuerdos políticos entre distintos agentes. Dicho de otra manera las elecciones presidenciales de 2012 no pueden concebirse en clave de elecciones plebiscitarias como así han sido planteadas tanto en 2000 como en 2006. El presupuesto con el cual entraron en la competencia electoral los tres actores principales en ambas elecciones presidenciales fue que ganarían una mayoría para gobernar. De ahí las dicotomías en un caso democracia/autoritarismo y en el otro estabilidad/inestabilidad bajo la figura de peligro para México. Lo que hemos tenido han sido gobiernos divididos paralizados por un conjunto de vetos.

Lo que tanto el PAN, como el PRI, como el PRD han eludido es la otra alternativa. Si no se puede gobernar con una mayoría propia, ¿cómo poder gobernar a partir de una coalición gobernante? Es decir cómo se puede gobernar con el pluralismo social y político y no en su contra. Este tema central en cualquier estrategia política futura no puede seguirse eludiendo.

Para las izquierdas partidistas y sociales el punto de partida para pensar en una coalición gobernante con contrincantes y antagonistas, tiene que ser cuál es su perfil propio. Por perfil me refiero a qué ofrecen las izquierdas a una ciudadanía fragmentada, agobiada por las inseguridades en materia de empleo, de salud, de seguridad y alejada de las querellas partidistas.

El perfil se construye desde el discurso y tiene al menos tres componentes: qué rumbo proponemos, con qué medios nos proponemos alcanzarlo y con cuál basamento ético nos comprometemos frente a la ciudadanía. El rumbo es una imagen, un sueño, una utopía. Los medios es la propuesta programática. El basamento ético es un compromiso no medido en registros notariales sino en conductas, en formas de hacer política.

Las izquierdas deben asumirse como una izquierda de valores. Con los valores clásicos de las izquierdas modernas: libertad, justicia, respeto a la diversidad, promoción de la competencia, solidaridad. Pero con un valor central: la promoción de la autonomía de individuos, comunidades y asociaciones. Es decir contraria a toda forma de clientelismo.

Las izquierdas deben asumir el compromiso de la máxima publicidad a sus actos y de rendición de cuentas a los ciudadanos desde sus organizaciones, desde el gobierno, desde los órganos de representación.

Las izquierdas deben comprometerse con los buenos modales en el debate público que se sintetiza en una propuesta enunciada por Octavio Paz: una revolución profunda en México significaría cambiar el verbo ningunear por el de respetar a los demás.

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sábado, agosto 28, 2010

La disputa por la Cámara y el cobro de facturas

Jesusa Cervantes

MÉXICO, D.F., 27 de agosto (apro).- La disputa entre el PRI y el PRD por la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados parece ser hoy parte de las consecuencias de la alianza electoral que establecieron PRD y PAN en las pasadas elecciones del 4 de julio, donde le arrebataron al PRI las gubernaturas de Oaxaca, Sinaloa y Puebla.

La factura seguramente fue calculada por quien se considera fue uno de los operadores de dicha alianza, el expriista Manuel Camacho Solís; pero del otro lado, la corriente del PRD, encabezada por Nueva Izquierda y la cual tiene hoy la presidencia de ese partido, se resiste a pagarla, seguramente porque del lado del PRD está la ley.

De acuerdo con la Ley Orgánica del Congreso general, modificada el 13 de septiembre de 2006, el segundo y tercer año de la presidencia de la Mesa Directiva debe recaer, “en orden decreciente”, en uno de los integrantes de los dos grupos parlamentarios con mayor número de diputados que no la hayan ejercido; es decir, en el PAN o en el PRD.

Además del citado articulo, el 17 en su numeral séptimo, está el número ocho, que establece claramente que “en ningún caso la presidencia de la Mesa Directiva recaerá en el mismo año legislativo en un diputado que pertenezca al grupo parlamentario que presida la Junta de Coordinación Política”.

Como dicha presidencia de la Jucopo esta aún en el PRI, entonces éste partido no puede continuar ahí, pero tampoco el PAN, a menos que le corresponda la mesa al PRI en este segundo año. De ser así, el tercer año, al PRD le tendría que corresponder tanto la presidencia de la Junta como de la Mesa, pues hasta ese momento no habría contado con ninguna de las dos. Sin embargo, como la ley, modificada el 13 de septiembre de 2006, impide que ambos órganos sean presididos por un mismo partido, pues sólo queda una forma de solucionar este vericueto legal: que el PRD tenga hoy la presidencia de la Mesa Directiva.

Pero el PRI se resiste a ello, la razón es simple: le está cobrando el “pecado” de haberse aliado con el PAN en las pasadas elecciones y, con ello, el haberle arrebatado las tres gubernaturas antes mencionadas.

Y aunque legalmente la Mesa le corresponde al PRD, parece que hoy al PRI no le interesa respetar la ley, sino más bien cobrarles la pifia a los llamados “chuchos”.

El pleito entre el PRI y el PRD no parará en la designación de la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados. Será un asunto que se extenderá seguramente a la discusión del paquete económico para el próximo año y que empezará a discutirse a partir del próximo 9 de septiembre, un día después de que el Ejecutivo federal lo entregue a la Cámara.

Me explico: el PRI cuenta con 237 legisladores más los 21 del Partido Verde Ecologista de México, lo que suma 258 diputados, suficientes para condicionar la entrega de los recursos que el próximo año utilizarán las 32 entidades federativas.

Esto significa que el endurecimiento del PRI influirá notablemente a la hora de autorizar el presupuesto para Oaxaca, Sinaloa y Puebla, entidades que el PRD y el PAN tratarán de impulsar con un buen número de recursos. a la vez que pretenderán una disminución para el estado de México.

La razón de esto último es porque el PRI se cobrará con ello la audacia del PRD de haber hecho alianza con su enemigo político histórico: el PAN. A la vez que los “chuchos” y los 143 diputados del partido del Ejecutivo federal intentarán frenar los millonarios recursos para el Edomex, entidad que tendrá comicios para renovar la gubernatura.

En el ámbito político siempre se ha considerado la gubernatura del Edomex como “la corona” de todas las elecciones, debido a que es la entidad con el mayor número de votantes.

En 2011 quien gane el Edomex podrá llegar mejor posicionado a la elección presidencial. El PRI desea mantener dicha entidad, en tanto que el PRD ya anunció que probablemente se alié nuevamente con el PAN para quitársela al PRI.

Como sea, los frutos de la alianza PRD-PAN en las pasadas elecciones y la futura en el Edomex, serán sin duda lo que haga al partido tricolor imponérsele al PRD.

Quizá entregue a los “chuchos” la presidencia de la Mesa Directiva, pero lo que de ninguna manera hará será darles todos los recursos que pidan para los tres estados antes mencionados y, por supuesto, para el Distrito Federal, entidad que, por cierto, hoy más que nunca, el PRI considera que puede recuperar en 2012 ante el desprestigio político en que se ha sumido el PRD desde la llegada de “los chuchos” a la presidencia, según opinan hasta los propios perredistas.

Pero regresando a la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, en caso de no haber acuerdo entre el PRI y el PRD para el 31 de agosto, deberá ser la Mesa de Decanos la que dirija los trabajos los cinco primeros días de septiembre y, por ende, ser ellos quien reciban el cuarto informe del Ejecutivo federal.

El secretario de Gobernación, Francisco Blake, ya anunció que Felipe Calderón no irá al Congreso, por lo que puede ser que el propio secretario únicamente entregue a la Oficialía de Partes el documento y no sea ni el PRD ni la Mesa de Decanos quien lo reciba.

El resultado del endurecimiento del PRI lo veremos el 31 de agosto, pero serán sin duda los siguientes meses, octubre y noviembre momentos de la verdadera disputa, porque no sólo estarán en juego los millonarios recursos presupuestales para los estados y la federación; también se habrá de discutir la Ley Nacional de Seguridad que al Ejecutivo federal tanto interesa para seguir “su” guerra contra el narcotráfico, sino que también están en puerta las modificaciones en materia de derechos humanos.

Puede ser que el PRI evite seguir dándole más herramientas al Ejecutivo federal para atacar al crimen organizado pues, hasta la fecha, a pesar de todas las leyes que le ha aprobado, no ha habido avance en ello, sino que, por el contrario, la violencia y el aumento de pérdida de vidas no ha parado.

Pero también puede ser que el PRI haga uso de toda su fuerza para aplastar no sólo al PAN, sino también al PRD, ya sea de los “chuchos” o al PRD simpatizante de Andrés Manuel López Obrador, porque el premio que buscan en todo esto es solo uno: la presidencia de la República en 2012.

mjcervantes@proceso.com.mx

lunes, julio 19, 2010

La candidatura presidencial

Antonio Gershenson

El anuncio de que Andrés Manuel López Obrador será precandidato a la Presidencia, previa su candidatura de la izquierda, ha causado revuelo. Y no es para menos.

Ya mencionábamos, en este mismo espacio, el 9 de mayo, que este precandidato, en mi opinión el único, ya había ganado la vez pasada. Ahora recordamos un elemento. Hubo, avanzado el día de las elecciones, llamadas por teléfono que incluso fueron grabadas, que recibieron gobernadores priístas con la "noticia" de que el PRI (Madrazo) ya había quedado fuera y que si le pasaban al candidato panista sus votos, tendrían este o el otro premios en obras y demás.

El hecho es que hubo, entre los votos por el PAN para la Presidencia, y los emitidos para otros puestos, una diferencia del orden de un millón de votos, evidentemente falsos. En la presidencial, el PAN "obtuvo" 14 millones de votos, y en las otras urnas, 13 millones. Y la diferencia "oficial" entre los votos de este candidato beneficiado y los de López Obrador era del orden de 300 mil. Esto muestra que este último ganó, y por amplio margen, a pesar de la "guerra sucia" y demás. Esto no es lo único: hay numerosos trabajos, películas, etcétera, mostrando el fraude.

Tal vez esto ayude a explicar el revuelo. El de muchos ciudadanos que expresaron su apoyo inmediato en diferentes formas, y que muestran que el apoyo que tuvo en la elección de 2006 no fue el de un pasado remoto. Pero también el revuelo de sectores privilegiados y con poder. Y el de diversos tipos de opositores al cambio, o partidarios de un cambio muy diferente.

Otro elemento que explica la magnitud de la reacción al anuncio es la situación critica que se vive en el país. El desempleo ha seguido creciendo, y los golpes al sindicalismo siguen. Si se logra imponer una legislación laboral propia de una dictadura, los afectados serán todos los sindicatos y todos los trabajadores.

La limitada y parcial "recuperación", además de su poca duración, se limita a un sector exportador, pero el empleo sólo se refleja en los discursos del llamado secretario del Trabajo, que por lo visto concursa para la olimpiada de la mentira.

El sector de la energía, que debería ser un impulso a la recuperación de la economía, está cada vez más aplastado por la entrega a empresas privadas, la corrupción y los altos salarios de numerosos funcionarios.

Mientras que otros países, incluso vecinos, ven cómo adaptarse a los previsibles cambios derivados del derrame de petróleo y gas en aguas profundas del Golfo de México, aquí todo sigue igual, las trasnacionales contratadas siguen perforando en aguas profundas del mismo Golfo y se sigue destinando un dineral a ello, a costa de zonas que sí son productivas, que producen crudos ligeros y con alto porcentaje de gas asociado.

Compañías mineras, a menudo extranjeras, con apoyo de autoridades, han seguido arrasando con el suelo nacional, acabando con tierras agrícolas, ganaderas o bosques, y afectando áreas comunales. Todo esto es en aras de explotar, a tajo abierto, oro, plata o cobre, principalmente.

El combustible diesel cada vez más encarecido afecta gravemente a transportistas, productores agrícolas y pesqueros, y a los usuarios de sus productos o servicios. En general, los energéticos caros –y el gas natural apenas inicia su nuevo ascenso de precio– han causado quiebras y problemas serios. Unidades habitacionales también han sido afectadas por estos aumentos.

Cada uno de estos y otros problemas ha dado lugar a protestas y movilizaciones. Y todo esto da paso a un ambiente en el cual está cada día más claro que el régimen vigente ya dio de sí. No sólo la crisis lo puso más en evidencia, sino la incapacidad para resolver los problemas. Ya nadie les cree. Han sustituido las soluciones con discursos, al punto que éstos ya ni siquiera les permiten ganar tiempo.

En medio de esta serie de problemas, se presenta la nueva crisis de gabinete, mostrando poca estabilidad y confiabilidad en el gobierno federal.

Gobernadores y otras autoridades del PRI también han mostrado que no tienen soluciones reales a los problemas. Al contrario, buscan sacar el mayor provecho posible de su puesto.

En medio de todo este cuadro, va quedando más y más claro por qué el anuncio del que hablamos ha tenido tanto efecto tan pronto.

antonio.gershenson@gmail.com

domingo, julio 18, 2010

El delfín de Calderón

Jesusa Cervantes


MÉXICO, D.F., 16 de julio (apro).- La tarde del pasado miércoles, Felipe Calderón Hinojosa dio el banderazo de salida a la carrera presidencial con miras al 2012. Por lo menos así interpretó la oposición los cambios anunciados en la Secretaría de Gobernación, la Oficina de la Presidencia y la Secretaría de Economía.

El mensaje entre líneas que vio el PRI, por ejemplo, fue que no sólo arrancó la carrera por la candidatura presidencial en el PAN sino, que además, al más viejo estilo priista, el presidente de la República extendió su manto protector a quien, en forma evidente, hizo saber que es “su” candidato: Ernesto Cordero.

En el PRD, más cauto, Alejandro Encinas, un político de izquierda caracterizado por su prudencia y certeros análisis, lanzó tres frases apenas se anunciaban los cambios: “Esto es parte del rejuego de la sucesión del 2012” y “se adelantó la sucesión”.

Desde la óptica del PRI, lo que sigue a cada frase de Encinas es, en el primer caso, que los cambios implican proteger al candidato de Calderón; el segundo significa dar el banderazo dos años antes.

Pero quién es el candidato del Ejecutivo según el PRI, pues Ernesto Cordero, el actual secretario de Hacienda. Y ¿por qué él?, pues porque se eliminó de la Oficina de la Presidencia a una mujer “incómoda”: Patricia Flores, quien desde su posición hizo mancuerda con algún subsecretario de Hacienda para impulsar como candidato a Alonso Lujambio, actual secretario de Educación Pública.

Según el análisis priista, a Patricia Flores se le adjudicó como pretexto el haber metido las manos en algunas licitaciones de Petróleos Mexicanos (Pemex) para beneficiar a algunas personas --que el PRI no identificó--, pero que en el fondo se estaba buscando un pretexto para sacarla de Los Pinos y, desde esa posición privilegiada, cerrarle el paso a su presunta operación a favor de Lujambio quien, según los priistas, no es el candidato de Calderón.

Del otro lado, de la Secretaría de Gobernación, la salida de Fernando Gómez Mont la firmó él mismo el 30 de octubre de 2009, día en que signó un convenio con Beatriz Paredes Rangel, la dirigente nacional del PRI, para frenar cualquier alianza política.

El revuelo que causó la revelación del documento --que primero negó César Nava, dirigente nacional del PAN--, y que luego “balconeo” desde la tribuna de la Cámara de Diputados, provocó tremendo malestar en la Presidencia de la República, pues el exsecretario de Gobernación expuso así la clara intervención del Ejecutivo federal para allanar el camino a su partido, Acción Nacional.

Como se recodará, aquel convenio no fue para frenar “todas” las alianzas, sino únicamente la de 2011 para el Estado de México; y es que por ser dicha entidad la de mayor número de votantes y ser el estado que gobierna el puntero del PRI para la candidatura presidencial, Enrique Peña Nieto, pues PRI y PAN decidieron ayudarse mutuamente.

En la política se considera un entendido que el partido que gane la elección para gobernador del Estado de México gana la elección presidencial; así es que Paredes, en su afán por quedar bien con Peña Nieto, ofreció a Gómez Mont frenar lo que éste considera como una alianza ‘antinatura’ entre PAN y PRD.

Desde el día en que se “filtró” el dichoso convenio, la cuenta regresiva de Gómez Mont en la dependencia empezó a correr en su contra. Sin embargo, esto no podía ocurrir antes de los comicios del 4 de julio de 2010, pues se podría generar inestabilidad, ya que dicha instancia es la encargada de mantener el vínculo con los diversos partidos políticos.

De por sí el ambiente previo a los pasados comicios estuvo lleno de guerra sucia, acusaciones y reclamaciones, un cambio en Gobernación no habría sino agravar aún más el ya podrido ambiente preelectoral.

Así es que pasado el 4 de julio es que se anunció el cambio en Gobernación ya avizorado.

Los priistas están contentos con el relevo, pues quien llegó en sustitución de Gómez Mont es para ellos no sólo un joven sin experiencia en la materia, sino además alguien que demostró en los hechos su falta de pericia política, su ausencia de estrategia y un personaje que evidenció no saber cómo se gana una elección.

Para muestra el propio resultado electoral del pasado 4 de julio en su natal estado, Baja California, en donde hasta el 14 de julio fungió como secretario general de Gobierno.

Fue justamente José Francisco Blake Mora, en su calidad de funcionario estatal, el encargado de operar la elección a favor de su partido, el PAN, y el hombre en quien confió el gobernador Guadalupe Osuna Millán.

Los resultados fueron desastrosos para el ahora secretario de Gobernación: de cinco alcaldías que estuvieron en juego perdió todas y de los 16 distritos electorales cedió 14.

Así, después de 21 años de hegemonía panista en el emblemático estado de Baja California, pues no sólo fue la primera entidad en donde ganó una presidencia municipal en 1986, la de Ensenada, con Ernesto Rufo Appel, sino que además fue el primer estado en donde logró que se le reconociera el triunfo a la gubernatura con este mismo personaje.

De aquellas elecciones, en 1989, y donde el PAN ganó la gubernatura, surgieron jóvenes políticos que llegaron al gobierno federal de Felipe Calderón, entre ellos Héctor Osuna y Cuauhtémoc Cardona.

El primero de ellos llegó a la Comisión Federal de Competencia en el tiempo de Vicente Fox y luego se afianzó en la administración calderonista; y el segundó arribó como subsecretario a Gobernación en tiempos del foxismo y hoy se ubica como asesor en la Secretaría de la Reforma Agraria (SRA).

En cuanto a Blake Mora, éste fungió por aquella época como regidor de Tijuana, tiempo después acompañó a Calderón en la 58 Legislatura federal, la de 2000-2003; de ahí pasó a diputado local y a ser el coordinador de la bancada panista en Baja California.

Cuando Guadalupe Osuna Millán, quien también fue compañero de bancada de Calderón en la 58 Legislatura, decidió contender por la gubenatura en el norteño estado hace dos años, se llevó a Blake como su secretario de Gobierno, su principal operador político.

Así, el mismo operador que perdió luego de 21 años el emblemático estado de Baja California, fue nombrado por Felipe Calderón para que se encargue de la política interior del país, lo cual implica tender puentes y negociar con los partidos de oposición.

¿Por qué Calderón lo ubicó en tan importante posición”. Primero porque no tiene cuadros políticos de quienes echar mano y, segundo, porque es una de las pocas personas en que confía y presupone que le será leal hasta el 2012.

En cuanto a Ernesto Cordero, resulta ser su carta fuerte para la elección presidencial, según los priistas, porque simplemente no tiene a nadie más; Calderón considera que en estos dos años previos a la contienda podrá construir una candidatura creíble y, por lo pronto, ya efectuó el primer paso: quitar los obstáculos que su delfín tenía dentro de casa: a Patricia Flores y, de paso, mandar una señal a Alonso Lujambio para que aplaque sus ansias de poder.

Estas son las lecturas de la oposición. La única certeza de todo esto es que la lucha por la candidatura presidencial ya arrancó y, si no, que se lo pregunten a los de enfrente: a Andrés Manuel López Obrador, quien ya dijo con todas sus letras lo que todo mundo sabía: que se mantiene en la lucha por la silla presidencial.

Del lado del PRI todavía no puede asegurarse quién será el candidato, primero deben pasar la prueba de fuego: la elección mexiquense del próximo año y en donde los priistas deberán mostrar ante sus electores que sí tienen la fuerza pero, sobre todo, la unidad para regresar a la Presidencia… claro, si antes logran acabar con López Obrador, el candidato, para muchos, el verdadero candidato del pueblo.

Comentarios: mjcervantes@proceso.com.mx

martes, julio 13, 2010

PRI: Estrategia descarrilada

Jesús Cantú


MÉXICO, D.F., 12 de julio.- La apuesta del PRI, sobre todo la de su dirigente Beatriz Paredes y la del gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, era llegar a la elección presidencial de 2012 con 24 gobernadores, cuyas entidades agruparían casi dos terceras partes del padrón electoral, pero la pérdida de sus bastiones en Puebla, Oaxaca y Sinaloa acabó con esa estrategia. Ahora, aun cuando en 2011 el partido ganara las cinco gubernaturas que estarán en juego, apenas controlarían 54% del padrón electoral, el mismo porcentaje que tenía en 2006.

El éxito electoral de 2009 hizo suponer a los priistas que la estrategia de delegar el control de la elección a los gobernadores les permitiría recuperar Los Pinos en 2012. Y aun cuando lograron retener Campeche, Colima y Nuevo León y recuperaron, con el auxilio del gobernador mexiquense, Querétaro y San Luis Potosí, la derrota en Sonora fue una desafortunada consecuencia de la tragedia de la Guardería ABC.

Confiada en los resultados del año pasado, la cúpula del PRI repitió la estrategia este 2010: dejó que sus gobernadores nombraran a sus delfines y se responsabilizaran de los resultados.

Además, en las tres entidades donde los priistas no eran gobierno (Aguascalientes, Tlaxcala y Zacatecas) el apoyo de los gobernadores vecinos fluyó con abundancia: el del Estado de México ayudó en las tres; y en el caso de Zacatecas, el apoyo provino de las autoridades de Nuevo León y Coahuila. El mecanismo priista funcionó a la perfección en esas tres entidades gobernadas por la oposición; pero falló en las que gobiernan sus correligionarios.

Así, perdieron tres y aun disputan los resultados en dos (Durango y Veracruz). En todas las entidades la dirigencia nacional dejó que los gobernadores colocaran a sus candidatos, aunque en dos (Sinaloa y Durango) esa decisión provocó rupturas y los militantes marginados lograron colarse como candidatos de la oposición. En el caso de Sinaloa ésta ganó, mientras que en Durango las autoridades electorales aún emiten el resultado final.

En Puebla y en Veracruz, las rupturas datan de hace cuatro años, mientras que en Oaxaca, aun cuando no hubo ruptura, los resentimientos intrapartidistas fueron suficientes para que el candidato de la alianza opositora venciera al del PRI.

Durante los procesos electorales hubo evidencias de que los gobernadores fueron los jefes de campaña de sus candidatos; algunos incluso emprendieron programas sociales para apoyar a sus correligionarios y toca a las autoridades electorales investigar si canalizaron recursos públicos para promover el voto.

En 2009, gracias a los apoyos de los mandatarios del PRI a sus candidatos, así como a los convenios con el duopolio televisivo, el partido tuvo un saldo electoral positivo, pero en 2010 las cosas no le resultaron. En las tres entidades que recuperaron los priistas hay 2 millones 700 mil ciudadanos empadronados, mientras que en las que perdieron hay 8 millones 400 mil. En resumen, el saldo negativo es de casi 5 millones 700 mil potenciales electores.

Sin embargo, más allá del aspecto cuantitativo, lo más grave del fracaso del PRI es que su estrategia resultó vulnerable; que la oposición encontró el antídoto para derrotar incluso a los cacicazgos que parecían más sólidos.

Los tricolores saben que en 2011 estará en juego la gubernatura del Estado de México, que representa el 12% del padrón electoral a nivel nacional. De perderla, llegarían a la elección presidencial de 2012 gobernando apenas 42% de los electores potenciales, aun cuando recuperaran Guerrero y Baja California Sur, que hoy gobierna el PRD, y mantuvieran Coahuila y Nayarit. Esa cifra estaría 19 puntos por debajo de la que tenían en 2000, cuando perdieron la Presidencia de la República.

Por más que los priistas quieran festinar el triunfo en nueve de las 12 entidades donde hubo comicios el domingo 4, en realidad fueron los perdedores, pero ello no significa que el PAN y el PRD puedan proclamarse triunfadores. Aunque las coaliciones que conformaron ganaron en tres entidades, en todos los casos fue con candidatos ajenos.

En Oaxaca, por ejemplo, Gabino Cué milita oficialmente en Convergencia y es cercano a Andrés Manuel López Obrador. En rigor, su triunfo no fortalece a la actual dirigencia perredista. En Puebla, Rafael Moreno Valle llega por el PAN, pero es evidente su cercanía con la maestra Elba Esther Gordillo, cuyo apoyo fue fundamental para que él se quedara con la gubernatura. En Sinaloa, Mario López Valdez, quien hasta hace cuatro meses militó en el PRI, superó a su contrincante con los votos cosechados en el norte del estado, donde tiene su principal fortaleza.

Los resultados del domingo 4 dejan claro que PAN y PRD pueden arrebatar la gubernatura del Estado de México al PRI en 2011, lo cual debilitaría severamente al partido de Peña Nieto. Además, ello debe obligar a los priistas a cambiar su estrategia para ganar los comicios de 2012.

Sin embargo, los dirigentes de la oposición deben estar conscientes de que no tienen la fórmula para ganar la Presidencia de la República. Más allá de sus declaraciones estridentes, es evidente que en 2012 no conformarán una alianza a nivel nacional; ni siquiera es seguro que la izquierda pueda tener una candidatura común, menos aún después del adelantado autodestape de Andrés Manuel López Obrador.

El primer gran reto que tienen el PAN y la izquierda es lograr una alianza para las elecciones de gobernador en el Estado de México. Es difícil que derroten al candidato de Peña Nieto si compiten de manera separada, especialmente si el mandatario mexiquense postula a su sucesor sin afectar la unidad de su partido.

El problema es que en esa entidad no será fácil para los panistas y perredistas lograr acuerdos, en particular porque ambos han sido primera fuerza en ese disputado territorio en diferentes elecciones y tienen candidatos con suficientes merecimientos para exigir ser los abanderados.

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domingo, julio 04, 2010

Elecciones 2010

Jorge Carrasco Araizaga


MÉXICO, D.F., 2 de julio (apro).- Derrotado en las elecciones intermedias de 2009, Felipe Calderón imprimió a los comicios del 4 de julio la animosidad que lo ha caracterizado como político.

Huérfano de legitimidad –como se lo recordó recientemente la presidenta del PRI, Beatriz Paredes–, carente de logros como gobernante e inmerso en la espiral de violencia que desató y ensangrentó el país, Calderón sabía que las elecciones en 14 estados de la República eran su última oportunidad para llegar con fuerza a su propia sucesión en el 2012.

Urgido de votos para el PAN, recurrió a las más burdas manipulaciones para obtener los votos que lo salven del fin anticipado de su presidencia.

Si las elecciones del año pasado se convirtieron en un plebiscito en el que el gran perdedor fue su partido tanto en el Congreso como en las elecciones estatales, las elecciones de 2010 terminaron siendo vitales para su futuro como presidente.

Un resultado adverso en estas elecciones para gobernador, congresos o presidencias municipales, lo hace todavía más débil políticamente.

Sin el control del Congreso de la Unión, con un PRI gobernando la mayoría del país y un PRD con el dominio político de la capital, se convertirá en lo que en la política estadunidense se caracteriza como un “pato cojo”, figura con la que se refieren al presidente que queda sin poder real al perder la última parte de su administración.

Pero en el caso de Calderón, el resultado sería todavía peor, pues quedaría más que nunca como rehén de los grupos que lo sostienen, especialmente los económicos y mediáticos.

Sólo de esa manera se puede entender que un presidente aparezca en las encuestas con un índice de aprobación cuando en las urnas es derrotado.

Para estas elecciones, Calderón recurrió a todo: la creación de vergonzosas alianzas con el PRD y Convergencia; el uso del aparato estatal para atacar a sus opositores; la movilización de sus secretarios en búsqueda desesperada de votos, y anuncios electoreros, como la eliminación parcial de la tenencia vehicular y una, también parcial, simplificación tributaria.

Como la violencia relacionada con la delincuencia organizada se ha convertido en el signo de su gobierno, el asesinato del candidato del PRI al gobierno de Tamaulipas, Ricardo Torre Cantú, le dio la oportunidad de hacer lo que en tres años y medio se había rehusado: hablar de una respuesta de Estado al avance incontenible de la delincuencia organizada en la vida pública del país.

Pero su discurso lleva una premisa explícita: que el Poder Legislativo avale lo que está haciendo, pues ha insistido en que su estrategia va bien. Difícilmente la cambiará en lo que resta de su sexenio, sobre todo si es el eje sobre el que ha girado su administración.

La respuesta del PRI no es de sorprender: “después de las elecciones hablamos”. Si en el 2006 le dio la mayoría en el Congreso para que entrara por la puerta de atrás al Palacio Legislativo de San Lázaro y protestara como presidente, esta vez le pasa la factura ante las filtraciones sobre los cacicazgos y corruptelas de los gobernantes priistas.

Un presidente débil, rehén y cortoplacista, un PAN desdibujado y un PRD que sólo entiende el poder como posiciones, han abierto espacios para que el PRI se vea de regreso a la presidencia de la República. La desgracia es que prácticamente es el mismo PRI corrupto y caciquil que perdió la presidencia de la República en el 2000.

Ahí están Ulises Ruiz, Fidel Herrera, Mario Marín y todos cuanto son rémoras de la democracia.

Con ese panorama político, no es gratuito que diez años de alternancia política –13 en el caso del DF– haya derivado en decepción y fastidio en amplios sectores de la sociedad mexicana.



jcarrasco@proceso.com.mx

viernes, mayo 28, 2010

Las lecciones de Mérida

Jesús Cantú


MÉXICO, D.F., 27 de mayo.- En la primera elección del año se cumplieron los pronósticos: El PRI recuperó la alcaldía de Mérida que durante 19 años estuvo en poder del PAN; ganó 13 de las 15 diputaciones locales de mayoría relativa, y recobró otros tres o cuatro municipios más. Sin embargo, su fuerza no fue tan arrasadora como pronosticaban las encuestas de preferencia electoral.

Francisco Abundis, director de Parametría –una de las principales encuestadoras políticas del país–, señalaba en un artículo publicado el martes 18 en El Universal: “Si lo que pasó este domingo en Yucatán pasara en las 14 restantes elecciones locales, en lo que se refiere a diferenciar entre las mediciones preelectorales y los resultados finales, significa que estamos sobreestimando al PRI. Si esto fuera así, la supuesta ventaja que lleva este instituto político en la mayor parte de las 12 elecciones de gobernador estaría cuestionada. Por ello el escenario para el próximo 4 de julio podría ser mixto o no de dominancia priista, como se venía perfilando”.

Esto es precisamente lo que hoy está en juego: El PRI recuperó el principal bastión panista en el sureste, pero, de acuerdo con dicho encuestador, mientras históricamente las diferencias entre el primero y el segundo lugares (PAN y PRI, en todos los casos) eran en general de un dígito, y los encuestadores pronosticaban ahora diferencias de dos dígitos, el resultado final fue de menos de tres puntos porcentuales. Así, hay que reconocer el avance tricolor, que se mantiene constante, aunque no es tan arrasador como se esperaba.

La primera conclusión sobre la elección de Yucatán, y particularmente de Mérida, es que el PAN perdió porque no logró superar las fracturas que se generaron a raíz de la imposición de su candidato a la gubernatura en el 2007, Xavier Abreu. Y esto lo afirman claramente dos exalcaldes y contendientes en dicha lucha interna: Luis Correa Mena y Ana Rosa Payán.

Esa es una constante que afecta a todos los partidos políticos por igual: cuando no logran resolver sus conflictos internos, éstos inevitablemente les cobran la factura en las elecciones constitucionales. Fue el caso del PRI en los comicios presidenciales del 2000 y, particularmente, en los del 2006; pero también ha sido el caso del PAN en casi todos los celebrados durante este sexenio; en tanto que el PRD ha enfrentado dicha situación en varias contiendas locales, particularmente en el Distrito Federal, el Estado de México, Guerrero y, en la actualidad, todo hace suponer que tropezará con la misma piedra en Zacatecas.

Otra conclusión es que, de mantenerse las diferencias entre las encuestas de preferencia electoral previas y los resultados oficiales, en las 12 elecciones de gobernador que habrá el superdomingo 4 de julio el tricolor podría perder algunas, entre las que destacan Oaxaca y Sinaloa, lo que cambiaría totalmente el panorama para la elección presidencial de 2012, especialmente por el impacto que tales resultados podrían tener en los comicios del próximo año en el Estado de México.

En el caso de Oaxaca, una encuesta publicada por el diario Reforma el jueves 20 muestra que Gabino Cué, candidato de la alianza opositora PAN-PRD-PT-Convergencia, tiene 36% de las preferencias electorales, contra 35% del candidato de la alianza PRI-PVEM, Eviel Pérez, lo cual los ubica en un virtual empate técnico. Mientras tanto, en Sinaloa, conforme a una encuesta de Consulta Mitofsky, del 10 de abril, la diferencia entre el candidato del PRI-PVEM-Panal, Jesús Vizcarra, y el del PAN-PRD-PT-Convergencia, Mario López Valdez, es de escasos cuatro puntos porcentuales, a favor del primero.

En las dos entidades, las fracturas se dieron en el PRI, ya que los gobernadores lograron definir a los candidatos tricolores pero provocaron un gran descontento en quienes se quedaron fuera de la contienda. De hecho, el candidato opositor en Sinaloa es precisamente producto de una ruptura dentro del hasta hoy partido dominante en dicha entidad. En Oaxaca, la fractura se había dado varios años antes, y el mismo Cué había logrado una copiosa votación hace seis años. Sin embargo, hoy parece que allí se recrudecieron los conflictos.

Si Yucatán y, particularmente Mérida, es un anticipo de lo que serán las elecciones locales este año, todo indica que habrá comicios muy reñidos, que se definirán por diferencias mínimas, y que los partidos pagarán los costos de las imposiciones. De modo que este último factor y las encuestas de preferencia electoral permiten vaticinar que el PRI recuperará Aguascalientes y Zacatecas –precisamente por los conflictos que generaron los actuales gobernantes en la selección de los candidatos de sus respectivos partidos–, aunque está en riesgo de perder al menos Oaxaca y Sinaloa.

Una conclusión adicional sería que las coaliciones amplias sí pueden dar buenos dividendos cuando se conjugan algunos factores, entre los que destacan la postulación de un buen candidato y la unidad en las fuerzas coaligadas. Y hasta donde han difundido los medios de comunicación, el PAN y el PRD ya empezaron a platicar sobre una posible coalición para las elecciones por la gubernatura del Estado de México, esa que el actual gobernador mexiquense, Enrique Peña Nieto, pretendía evitar con el acuerdo donde el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, firmó como testigo.

Las cifras de la primera elección del año permiten vislumbrar que el PRI, y particularmente Enrique Peña Nieto, todavía enfrentarán muchos obstáculos en su camino rumbo a los comicios presidenciales de 2012. Y el resultado es más incierto de lo que las encuestas de preferencia electoral y los discursos tricolores parecen vaticinar.

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