18° La economía mexicana se encuentra hoy mucho más integrada a un proceso que inicia y termina fuera del país. Constituye una pieza intermedia de un rompecabezas que se arma y se decide en el extranjero y de acuerdo con una lógica ajena a las necesidades y voluntades internas. El mercado interno es alimentado por bienes importados y la producción interna nutre las cadenas mundiales. Esto es signo de una pérdida de autosuficiencia y, por tanto, de una vulnerabilidad económica acrecentada. La incorporación al mercado mundial, en la mayoría de los casos es a través de las filiales de empresas extranjeras que operan en el país, y, cuando no, sirve solamente para elevar la jerarquía de nuestros supermillonarios en las listas de Forbes, nunca para fortalecer la capacidad de autorreproducción y autodeterminación de la nación mexicana.
19° La política económica, en un país que depende del exterior, se orienta total y casi indiscriminadamente hacia la obtención de divisas. Entregar los recursos petroleros, gasíferos, agrícolas, mineros o cualquier otro, generando incluso desabastecimiento interno, se justifica por la obtención de esas divisas que, inexplicablemente, en vez de aplicarse al bienestar nacional, se acumulan en las bóvedas del Banco de México o se fugan bajo la forma de ganancias o de abonos a la eterna deuda externa. Exportar jóvenes en condiciones de alto riesgo para obtener remesas; exportar petróleo, depredando el ambiente natural y social, y vaciando aceleradamente los yacimientos; exportar trabajo, realizado sin protección ni derechos, con salarios diez veces menores que los del resto de América del Norte y con jornadas de trabajo abusivas, maquilando productos de los que no podemos hacer uso, porque son sólo una pequeña pieza de un proceso ajeno: éstos son los pilares de la economía y las finanzas del país.
20° El campo ha sido depredado: los campesinos han quedado sin créditos y con tierras que se van reduciendo y desgastando, acosados por los empresarios del agrobussines y por la necesidad de explotar exhaustivamente sus parcelas, sin permitirles descanso. Se ha perdido capacidad de autosuficiencia y, simultáneamente, competitividad. Los subsidios al campo se destinan a los grandes empresarios, en vez de apoyar la producción campesina, que es la que más conserva las especies criollas. Primero la revolución verde y hoy la importación de granos de baja calidad, pero bajo precio, y la introducción de transgénicos, han acabado con el cuerno de la abundancia y diversidad del que nos enorgullecíamos todavía en los años sesenta del siglo pasado1. El debilitamiento de nuestra autosuficiencia alimentaria tiene en enero de 2008 una fecha fatal: en virtud del cumplimiento del TLC, los granos básicos (maíz, frijol) quedarán, desde ese momento, absolutamente desprotegidos. Serán arrasados por la falta de créditos o subsidios, por los precios o por los cultivos transgénicos, si los campesinos, que están acentuando sus protestas, no son apoyados por la sociedad en su conjunto.
21° La deuda externa, de 42 mil 604.3 millones de dólares2, motor original de la conquista financiera que imponía créditos atados al modelo productivo del exterior, y hacía depender cada vez más a los países endeudados de los grandes prestamistas y de sus tasas variables, se acompaña hoy de una abultada deuda interna de un billón 498 mil 608.3 millones de pesos3, construida con dudosos mecanismos, entre los que destaca el rescate bancario. Podría afirmarse que las deudas interna y externa conforman un mismo paquete que, subdividido, crea la falsa ilusión de estarse liberando de la sujeción externa, pero que, con la extranjerización del sistema financiero, mantiene las finanzas del país, y en general la política económica, sometida a las disposiciones de los organismos acreedores externos, del FMI y del Banco Mundial. Con la creciente deuda externa se impuso un nuevo tributo colonial al pueblo de México. Paradójicamente, esta deuda crece al mismo tiempo que se empieza a entregar el petróleo al exterior (por inversiones en el sector). Esto es, se abren simultáneamente dos canales de extracción de nuestras riquezas que, en una espiral maligna, van secando los pozos del patrimonio nacional.
22° La política monetaria, que debería responder a las necesidades internas de ajuste, es prisionera del Banco Mundial y del FMI, desde el momento en que se decretó la autonomía del Banco Central. El gobierno mexicano pierde el control de las políticas monetarias y se refuerza así la aplicación de un proyecto colonizador, empobrecedor, excluyente y desnacionalizador. Con la política de endeudamiento externo-interno, y con la política que determina el valor del peso como divisa, los grandes monopolios y sus complejos militares-empresariales pueden extender su fuerza, aumentar sus utilidades y propiedades a discreción.
23° Ante una situación de abastecimiento del mercado interno por importaciones, de un sector productivo en parte precarizado y casi totalmente orientado a la exportación, con base en el abaratamiento de salarios; con un turismo de enclave y con una industria extractiva saqueada, así como con un sector social desmantelado, las actividades que dinamizan el empleo, y en las que se refugian los mexicanos que no emigran, son cada vez más el narcotráfico, las actividades ilícitas y deleznables, como la pornografía y la pederastia, y los cuerpos de seguridad, que no dejan de crecer para controlar el descontento frente a esta descomposición. ¿Qué clase de sociedad se está conformando sobre estas rutas?
24° La divisa privatizadora bajo el proceso de ocupación neoliberal arroja un saldo escalofriante y aún está por cobrar sus últimas cuentas. A estas alturas, más del noventa por ciento de lo que alguna vez fueron empresas del Estado han sido malbaratadas, en lo que ha constituido un negocio redondo para empresarios nacionales y extranjeros, que primero fueron subsidiados por ellas, luego las compraron por debajo de su precio real, en algunos casos fueron generosamente “rescatados” con fondos públicos, para luego volverlas a comprar a precio de ganga. Ha sido así que sectores como los bancos quedaron ya casi por completo en manos extranjeras. Ahora se va por lo que queda como pendientes de la agenda privatizadora, lo que pomposamente se denomina como las reformas estructurales de “tercera generación”, que además representan nichos seguros para la inversión: la energía (petróleo y electricidad), la salud y la seguridad social, la educación pública, el patrimonio cultural, la biodiversidad y el agua. Es la privatización de la vida, en contraposición a cualquier futuro de justicia, equidad y bienestar social.
25° El petróleo, símbolo de la soberanía nacional desde el momento de su expropiación y patrimonio esencial del pueblo de México, ha sido objeto de una privatización hormiga, mediante los contratos de servicios múltiples. Simultáneamente, ha servido para financiar los gastos gubernamentales a costa de su descapitalización, que hoy es argumento para inyectarle inversiones privadas. Y de la misma manera, la amenaza de privatización se cierne sobre la electricidad y el agua. Sólo la resistencia activa mostrada por diferentes sectores de la sociedad ha logrado detener hasta hoy estos procesos, que son reclamados por el Banco Mundial y los inversionistas interesados.
26° México enfrenta una crisis de agua, a pesar de su dotación natural de ríos y lagos, contaminados, por cierto, en un 94 por ciento. En los últimos años han desaparecido cinco lagunas y alrededor de 38 ciudades presentan problemas de agua. Once millones de personas no tienen acceso a agua potable y la conflictiva social por problemas relacionados con el agua o con su utilización productiva, como es el caso de la construcción de presas hidroeléctricas, se incrementa proporcionalmente a su escasez.
27° Los largos años de ocupación neoliberal han dejado un panorama desolador para la gente que depende de su trabajo para vivir. Para los que tienen la fortuna de tener trabajo, de 1982 a la fecha el salario ha perdido el 70 por ciento de su poder adquisitivo; es decir, se necesitaría un incremento del 200 por ciento para recuperarlo. Más de la mitad de la población en edad de trabajar se encuentra en el desempleo, el subempleo o, en el mejor de los casos, en la llamada “economía informal”, como un fenómeno que ha adquirido carácter estructural, incluyendo las cadenas “informales” de producción o distribución de mercancías, en las que miles de personas a domicilio o en pequeños talleres inhumanos, producen o distribuyen por su cuenta para las grandes compañías, marcas y tiendas de autoservicio, sin que éstas los reconozcan como sus trabajadores.
28° Quienes encuentran “empleo” se enfrentan también ahora al empleo precario: sin seguridad, sin prestaciones, con salarios de hambre y en condiciones en general violatorias de la Constitución y las leyes laborales. Para burlar sus obligaciones e inhibir aún más la organización colectiva, los patrones recurren crecientemente a la tercerización o subcontratación. Por si fuera poco, existe una verdadera campaña para hacer aparecer toda conquista laboral como un privilegio, enfocada ahora especialmente a reducir los derechos a una jubilación y pensión dignas. Para evitar las violaciones a las leyes, la solución es fácil: cambiar las leyes, y por ello se busca una reforma laboral que institucionalice la flexibilización brutal que se ha venido poniendo en práctica.
29° Como mancuerna de estas políticas neoliberales, se refuerza aún más la ausencia de libertad de asociación sindical, que en algunos casos se traduce en prohibición directa, como en las maquiladoras. Actualmente la mayoría de los trabajadores formales se encuentran bajo sindicatos y contratos de protección patronal; esto es, pactados mafiosamente entre “lideres” y abogados con los patrones, con el desconocimiento absoluto de los trabajadores. El fenómeno de la migración atañe a toda la población en el país, y está generando serios problemas políticos, sociales y económicos, obligando a plantear nuevas estrategias de convivencia social.
30° El 17 por ciento de los migrantes mexicanos tienen entre 15 y 24 años de edad4. Solamente en el último sexenio, más de tres millones y medio de mexicanos traspasaron la frontera hacia Estados Unidos. Algunas estimaciones señalan que el 9.4 por ciento de los mexicanos se encuentran fuera del país. Cerca de medio millón de connacionales fueron detenidos en el 2006 en Estados Unidos y deportados hacia México. Los emigrantes son también centroamericanos y atraviesan nuestro país sufriendo maltratos y violaciones a sus derechos humanos. Miles de hondureños, salvadoreños, guatemaltecos y nicaragüenses son víctimas de violencia física, extorsión, tortura y privación ilegal de su libertad. Miles de mujeres han sufrido violaciones sexuales y abusos por parte de autoridades mexicanas. 5
31° Las políticas neoliberales profundizan las migraciones y provocan nuevas corrientes y patrones de movilidad laboral hacia las regiones de agricultura comercial, ciudades capitales regionales y de la frontera norte, centros turísticos, reforzando la histórica marcha rumbo a Estados Unidos. La fisonomía de los migrantes internos se diversifica étnica y generacionalmente, y se feminiza, al igual que la de los migrantes que cruzan la frontera hacia Estados Unidos, que es cada vez más heterogénea social y culturalmente: trabajadores del campo y la ciudad, clases medias empobrecidas y sin empleo, sin olvidar los “cerebros” fugados.
32° La xenofobia, casi siempre pensada hacia los extranjeros de nacionalidades varias, no se ha reconocido hacia otros migrantes internos que se desplazan por el territorio nacional, y quienes igualmente son exteriorizados, atributo para marcar diferencia, distancia y limitar derechos, racializados y excluidos por sus orígenes regionales, y estigmatizados como los de fuera en su propia nación. Es evidente una relación entre exclusión neoliberal, xenofobia y racismo, particularmente cuando se trata de los emigrantes indígenas en contextos urbanos, o el paso de un tipo de rechazo a otro, una vez que el otro se vuelve próximo y ocupa un lugar, se fija y arraiga en el territorio. Los excluidos pueden tener distintos nombres y procedencias culturales, regionales y nacionales. La interioridad y la exterioridad, así como la movilidad de las fronteras étnicas, culturales y locales, regionales, nacionales y transnacionales son constantes, como lo son sus cotidianas transgresiones.
33° El racismo y la xenofobia pueden dirigirse a muy distintos sujetos sociales internos y externos a la nación. El neoliberalismo fragmenta espacios de relaciones, identidades colectivas, la propia comunidad nacional y los movimientos sociales. Mientras estos procesos de fragmentación separan, se produce paradójicamente una homogeneización de las condiciones sociales y formas de exclusión que igualmente afectan a una diversidad de sujetos, y de las cuales pueden surgir estrategias comunes que articulen las luchas sociales.
34° En los últimos años se da por un hecho que México se encuentra en plena “transición a la democracia”, si bien con sus contradicciones, avances y retrocesos. En realidad no existe tal transición a la democracia. La “alternancia” de partidos y políticos no ha alterado la continuidad de las políticas neoliberales, la persistencia de las estructuras corporativas, la resistencia a saldar los crímenes del pasado y la ausencia de mecanismos verdaderamente democráticos, a través de los cuales la gente pueda participar y decidir. Tampoco ha cambiado la violación constante de los derechos humanos y las garantías constitucionales, la falta de control de los medios masivos de comunicación, la impunidad y la corrupción. Los comicios se reducen a un circo electoral que va de reforma en reforma, sin impedir la repetición del fraude, la falta de respeto al sufragio efectivo, la posibilidad de que los ciudadanos puedan votar por proyectos y no sólo por políticos de uno u otro color, el derroche de recursos públicos que se invierten en las campañas electorales y en los aparatos partidarios —que se creen los dueños del país y de la “democracia”—, sin propiciar la real disputa por el poder y evitar la “alternancia” de las mafias narco-político-financieras que predominan más allá de las fronteras partidarias. Para que exista o, mejor dicho, para que pueda iniciarse una verdadera transición a la democracia, es indispensable primero una ruptura tajante, profunda, con el viejo orden, el desmantelamiento de las añejas estructuras antidemocráticas, comenzar a saldar decididamente los grandes pendientes humanos, democráticos y sociales que existen en el país.
35° Las fuerzas armadas, cuidadosamente preparadas para la “guerra interna” y la contrainsurgencia, desde los tiempos de las escuelas militares panamericanas dirigidas por Estados Unidos, han pasado a ser verdaderos ejércitos de ocupación, emplazadas en vastas regiones del país y en prácticamente todas las regiones indígenas. Muchos de sus altos mandos están, como los políticos civiles, asociados al gran capital, en formas directas o indirectas. La dependencia y vinculación de las fuerzas armadas mexicanas con las estrategias militares y de inteligencia de Estados Unidos, en el marco del ASPAN, y a través de la asistencia, entrenamiento y apoyo de todo tipo de militares de ese país a sus contrapartes locales, han cerrado el círculo de la dependencia de México en el terreno militar, de seguridad e inteligencia. La militarización de la seguridad pública y los cambios legislativos para adecuar el marco jurídico-constitucional del país a las exigencias estadounidenses en materia de seguridad y terrorismo, acentúan el carácter neocolonial de nuestra dependencia.
36° La televisión y “los medios”, que producen la “verdad virtual”, a la manera de los antiguos magos de la India, capaces de hipnotizar a multitudes enteras, van imponiendo significados fabricados que sustituyen los sentidos comunes construidos colectivamente y, consecuentemente, tienden a borrar o parcelar las memorias y a generar una pasividad que inhibe la autodeterminación como un proceso directo, activo y participativo del pueblo de México.
37° Las elecciones han sido suplantadas en su añorado papel de representación de la ciudadanía por el oligopolio de la televisión, por el uso abierto y encubierto de múltiples recursos de la cultura mexicana y estadunidense en materia de trampas electorales y de “política sucia” antigua y electrónica, para lograr los resultados deseados. A esto se suma la influencia monetaria y la manipulación y violencia de los poderes fácticos, que deciden en última instancia el rumbo de la “transición democrática” y el carácter de la alternancia. Los procesos electorales se transforman en eventos mediáticos superficiales, en los que la oferta partidaria no difiere en la sustancia, y sólo permite una alternancia controlada por los grandes electores neoliberales.
38° El Poder Ejecutivo sigue usando al presidencialismo, aunque sin bases sociales y sin negociaciones para que se beneficie por lo menos sectores de campesinos, trabajadores y clases medias. El Poder Legislativo logra votos de unanimidad o de mayoría suficiente para aplicar las políticas neoliberales, entre pleitos por las curules y las “concesiones”, al tiempo que una llamada “nueva izquierda”, políticamente correcta, hace una oposición muy poco efectiva dentro del nuevo sistema de “partidos de Estado” que encabezan el viejo PRI y el restaurado PAN. El Poder Judicial toma algunas medidas autónomas, a las que después hace ajustes, interpretaciones, precisiones, con argumentos legales “magistrales”, en los que echa abajo sus efímeras oposiciones.
39° Los partidos políticos se han mimetizado con el Estado en la aplicación de la política neoliberal, de tal manera que son inconsecuentes con la defensa de los intereses nacionales, sociales y ciudadanos. Los partidos mexicanos son la expresión de la crisis de legitimidad y credibilidad que provoca la democracia tutelada por los poderes fácticos, las corporaciones, los monopolios mediáticos, el narcotráfico y la delincuencia organizada. Esta crisis alcanza también a los partidos de la izquierda institucionalizada, al ser absorbidos en las reglas del juego que establece el poder, y al dejar de ser portavoces de las causas populares y de los movimientos sociales. Al divorciarse de la sociedad, estos partidos devienen en grupúsculos marcados por el arribismo, el oportunismo y la corrupción.
40° Las políticas culturales del Estado mexicano y la transnacionalización corporativa neoliberal a través de los medios masivos de comunicación, la información y las llamadas industrias culturales, se han venido apropiando de la cultura con fines mercantiles y homogeneizadores. El patrimonio cultural, como memoria de la nación y de todos sus pueblos y componentes regionales, como soporte también de sus identidades, está siendo sitiado por las corporaciones transnacionales y por el uso privado que de él hacen las elites políticas regionales, y por la industria turística que ocupa lugares, costas, territorios y recursos naturales que pertenecen a la nación, y en los que habitan pueblos indígenas, a quienes se convierte en objetos exóticos de consumo.
41° El vaciamiento de valores y símbolos de identidad nacional que han guardado las propias instituciones culturales del Estado, el INAH y el INBA, y el despojo de sus funciones en defensa de este patrimonio nacional por instituciones como CONACULTA, violando el marco jurídico existente, ha abierto el camino a su privatización y desnacionalización. El control de los medios de comunicación ha significado la difusión de discursos y representaciones de un modelo de vida, de ser y de pensar único, que niega y distorsiona las especificidades y las diversidades culturales, y sus formas propias de significar el mundo. La homogeneización y las formas en que se mediatiza la creatividad popular y se amenaza el patrimonio étnico–lingüístico–cultural de la nación mexicana, son una estrategia de estos poderes para disolver toda frontera política, ideológica y cultural que pueda impedir el avance del capital transnacional. La producción industrial y masiva de lo cultural promueve el consumismo, el individualismo, la competencia y un supuesto humanismo global y, consecuentemente, busca subsumir lo colectivo, la solidaridad y la fraternidad, manifestando su etnocentrismo y desprecio por las identidades de pueblos y culturas, que han de ser el sustrato a partir del cual se articulen otras identidades colectivas y un humanismo global democrático construido en el diálogo intercultural.
42° En materia educativa, el proceso de ocupación está dirigido fundamentalmente hacia dos objetivos: por un lado, ocupar las mentes de los jóvenes, esto es, formar conciencias adaptadas a una situación social determinada, y, por otro, a producir la fuerza de trabajo necesaria, en función del lugar que ocupa el país en la división del trabajo del capitalismo internacional.
43° La ocupación en materia educativa ha quedado sancionada en los tratados comerciales y de libre comercio. Antes de la firma del TLCAN, bajo el salinismo, fueron modificados el Artículo 3° constitucional, la Ley General de Educación, que reglamenta dicho artículo y las demás leyes secundarias. Esto es, que todo el marco jurídico y legal que regía el sistema educativo nacional fue modificado en correspondencia con las nuevas reglas introducidas por el TLCAN. La repercusión más importante fue que dejó de concebirse a la educación como un derecho social, y, por lo tanto, asequible a todos, en todos sus niveles y formas, para convertirse en un servicio; es decir, algo que puede ser privatizado, y cuyo acceso dependerá de las posibilidades y preferencias individuales del consumidor. Esto significa, en materia de educación superior y media superior, anular la responsabilidad social del Estado y, consecuentemente, acabar con el principio de gratuidad.
44° El desmantelamiento del Estado benefactor y la imposición del modelo neoliberal implicó la elaboración y la instauración de nuevas políticas educativas, cuyo eje conductor ha sido el discurso de la calidad, la eficiencia y la competitividad. En nombre de la calidad se impulsaron medidas y reformas que modificaron de manera sustancial los esquemas de funcionamiento, las relaciones entre los distintos actores educativos dentro y fuera de las escuelas, los contenidos educativos y, de manera importante, los fines de la educación en el país. Para lograr estos objetivos, se han instrumentado los más diversos programas y políticas de gobierno, como la carrera magisterial, los estímulos a la productividad docente, o las “escuelas de calidad”6, encaminados a ganar un mayor control político del sistema educativo nacional, y una mayor subordinación de sus actores sociales.
45° Los programas de estímulos a los maestros alentaron el premio a la individualidad y a la competencia, eliminando la solidaridad y cooperación académica, promoviendo con ello una mentalidad empresarial, en la que los investigadores, “por iniciativa propia”, buscan “nichos” en el mercado, para colocar “el producto” o resultado final de su trabajo, pues de ello depende en gran medida el monto del ingreso o salario personal.
46° En este contexto, y como consecuencia de las restricciones presupuestales a la educación pública, pero además bajo las presiones de organismos financieros internacionales como la OCDE y el Banco Mundial, se alentó a las universidades públicas a diversificar sus fuentes de financiamiento; lo que, traducido quiere decir por un lado imponer a sus alumnos un aumento en el cobro de colegiaturas, y, por otro, ponerse al servicio de las empresas que compararán los productos universitarios por una buena cantidad de dinero. En una palabra, estamos hablando de un proceso de privatización de la educación superior. También, como consecuencia del TLC, quedó abierto a la inversión privada el mercado de la educación. Lejos de lo esperado, no llegaron con abundancia los capitales extranjeros, pero los inversionistas nacionales ocuparon rápidamente el nuevo espacio que se abría. Así, entre 1990 y 2002 las escuelas particulares de nivel superior pasaron de 800 a más de 2 mil, y la matrícula privada creció de 22 a 33 por ciento respecto de la matrícula nacional.
47° Como parte de esta misma tendencia general de privatización y mercantilización de la educación, legitimada bajo el discurso de la calidad, los gobiernos neoliberales dejaron de impulsar el crecimiento de la Universidad Autónoma tradicional que conocemos (cuyas tres funciones básicas son la enseñanza, la investigación y la difusión de las culturas), para promover, primero el crecimiento de la universidad privada, la universidad a distancia y la creación de Institutos y “Universidades” Tecnológicas. Estas últimas han recibido un gran apoyo gubernamental en los últimos años, y se han creado ya más de 100 planteles; sin embargo, en realidad no son universidades (que cumplen mínimamente con las tres funciones básicas ya mencionadas), sino centros de capacitación y adiestramiento laboral post-bachillerato, con ciclos cortos de educación, basados en la nueva concepción de un profesionista deshumanizado y sin conciencia histórica, con una concepción pedagógica centrada en la enseñanza de manuales técnicos, y vinculados directamente con las empresas privadas enclavadas en la localidad, cuyos directivos deciden en última instancia los programas de estudio y los perfiles profesiográficos de la región.
48° Esta política de impulso a modalidades de educación superior, distintas a la Universidad Pública Autónoma tradicional, fue planteada de manera deliberada para contener el crecimiento de la matrícula en las mismas, evitando así por un lado los problemas que provocaría al gobierno la presión de miles de jóvenes que no tienen la oportunidad de continuar estudiando, aunque también para cubrir con los requerimientos laborales que exige la cada vez mayor complejidad tecnológica en el ámbito laboral. Para que el país pueda atraer la inversión extranjera que busca el gobierno, es necesario ofrecerles una mano de obra dócil y bien capacitada.
49° Una de las consecuencias sociales más graves de la aplicación de la política neoliberal en materia de educación, ha sido la exclusión de miles de jóvenes a ejercer su derecho a recibir educación universitaria. Ante la creciente demanda de acceso, y para legitimar estas políticas de exclusión, se optó, siempre bajo el discurso de la calidad, por hacer más selectivos y rigurosos los mecanismos de ingreso a las universidades. El argumento es que sólo entren “los mejores”. Se esconde así el hecho trágico de que en nuestro país sólo el 23 por ciento de los jóvenes en edad de cursar estudios superiores, están inscritos en el sistema educativo nacional.
50° En términos de “dominación ideológica”, toda la educación en México, desde el nivel básico hasta el superior, está siendo modificada por sucesivas reformas en sus contenidos y planes de estudio. En esencia, todos los cambios tienen como denominador común preparar a los alumnos para resolver problemas técnicos concretos, manteniéndolos en un estado de pasividad; es decir, sin conciencia crítica de sí mismos y de la sociedad. Para esto se puede, y es necesario prescindir del estudio de la historia, artes, humanidades; pero es indispensable aprender a leer, a escribir (habilidades en el manejo del español) y conocer los números (habilidades en el manejo de la aritmética).7
51° En síntesis, el discurso neoliberal ha sido muy eficiente en el campo de batalla ideológica, y en gran medida ha sido exitoso en ocupar las mentes de los funcionarios, profesores y estudiantes, para que en aras de “la calidad”, el “desarrollo económico” y la “integración laboral”, apoyen una educación desnacionalizada, con amnesia histórica y funcional al modelo hegemónico vigente.
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