“México es paradisíaco e indudablemente infernal”, le escribe Malcolm Lowry a Jonathan Cape. A un amigo le confiesa: “México es el sitio más apartado de Dios en el que uno pueda encontrarse si se padece alguna forma de congoja; es una especie de Moloch que se alimenta de almas sufrientes”. JV.
domingo, agosto 20, 2006
Democracia para imbéciles
Excelente lectura de la politica del pais. Triste pero cierto.
El daño está hecho. Al debilitar los procesos electorales, los poderes fácticos (el dinero, la delincuencia organizada, los caciques) están degradando los de por sí débiles ánimos ciudadanos de participación electoral y de lucha política, y están dejando el espacio disponible para que esas fuerzas de cúpula decidan e impongan lo que quieran y les convenga, en un juego de máxima perversión política a cuyo final, quede quien quede como presunto ganador formal de los comicios, nada podrá hacer más que someterse a los planes de las elites conductoras.
¿Quién gana en Chiapas? ¿Sabines o Aguilar Bodegas? ¿Las pretensiones de impunidad y continuidad del nefasto Pablo Salazar Mendiguchía o la confabulación explícita del PRI-ANAL? ¿Es posible alegrarse con la arenga del Zócalo capitalino, que anoche notificaba a quienes luchan en defensa de transparencia nacional, que en Chiapas los intereses democráticos y populares habrían ganado porque el júnior Juan Sabines según eso estaría adelante, en sus propias cuentas, en la búsqueda de la gubernatura que meses atrás deseaba pelear en nombre del PRI? ¿Gana algo la parte del pueblo chiapaneco que está contra la alianza contranatura entre Salazar y López Obrador, al enterarse de que, según las cuentas del propio José Antonio Aguilar Bodegas, este mismo estaría a la cabeza de unas desangeladas elecciones en las que Elba Esther Gordillo, el Niño Verde, el PRI en subasta, Manuel Espino, Felipe Calderón y Vicente Fox sumaron esfuerzos (y dinero sucio, según pudo escucharse en la conversación telefónica del delegado priísta en la entidad con el nuevo jefe Diego, el jefecillo Manuel Espino, y confirmarse con el portafolio lleno de dinero para compra de votos de un líder magisterial de Chiapas)?
A fin de cuentas de eso se trata. De que cada vez vaya menos gente a las urnas, que las maniobras de adulteración de la voluntad cívica sean intencionalmente desvergonzadas, que la designación de los encargados provisionales de administrar los gobiernos sea asunto de los altos intereses económicos y no de las bajas voluntades populares.
Guerra electoral sucia , la de ayer, como la del pasado 2 de julio. Así será el futuro si triunfan las muy poderosas pretensiones de convertir toda elección en competencia de acopio de dinero (aberración en la que el dinero "limpio" sería el del erario; "sucio" el de contribuyentes verdadera y sombríamente innombrables) y en película de mal suspenso en la que la noche de las emociones programadas los dos principales contendientes se digan ganadores y luego el presunto dilema o empate vaya siendo diluido mediáticamente a través de flujos cibernéticamente arreglados de resultados electorales. ¿Quién ganará? Quien sea. Sabines o Aguilar Bodegas. El falso PRD (y sus aliados) o el auténtico PRI (y sus aliados). Nada cambiará de verdad para el pueblo de Chiapas, más que los apellidos de quienes encabecen el nuevo saqueo sexenal y, por otro lado, de quienes habiendo perdido sufran más o les cueste más llegar a los nuevos arreglos de la elite, que con derrotas o fracasos electorales seguirá ejerciendo el verdadero privilegio de mandar.
1 comentario:
Julio Hernández López
¿Elegir?
El daño está hecho. Al debilitar los procesos electorales, los poderes fácticos (el dinero, la delincuencia organizada, los caciques) están degradando los de por sí débiles ánimos ciudadanos de participación electoral y de lucha política, y están dejando el espacio disponible para que esas fuerzas de cúpula decidan e impongan lo que quieran y les convenga, en un juego de máxima perversión política a cuyo final, quede quien quede como presunto ganador formal de los comicios, nada podrá hacer más que someterse a los planes de las elites conductoras.
¿Quién gana en Chiapas? ¿Sabines o Aguilar Bodegas? ¿Las pretensiones de impunidad y continuidad del nefasto Pablo Salazar Mendiguchía o la confabulación explícita del PRI-ANAL? ¿Es posible alegrarse con la arenga del Zócalo capitalino, que anoche notificaba a quienes luchan en defensa de transparencia nacional, que en Chiapas los intereses democráticos y populares habrían ganado porque el júnior Juan Sabines según eso estaría adelante, en sus propias cuentas, en la búsqueda de la gubernatura que meses atrás deseaba pelear en nombre del PRI? ¿Gana algo la parte del pueblo chiapaneco que está contra la alianza contranatura entre Salazar y López Obrador, al enterarse de que, según las cuentas del propio José Antonio Aguilar Bodegas, este mismo estaría a la cabeza de unas desangeladas elecciones en las que Elba Esther Gordillo, el Niño Verde, el PRI en subasta, Manuel Espino, Felipe Calderón y Vicente Fox sumaron esfuerzos (y dinero sucio, según pudo escucharse en la conversación telefónica del delegado priísta en la entidad con el nuevo jefe Diego, el jefecillo Manuel Espino, y confirmarse con el portafolio lleno de dinero para compra de votos de un líder magisterial de Chiapas)?
A fin de cuentas de eso se trata. De que cada vez vaya menos gente a las urnas, que las maniobras de adulteración de la voluntad cívica sean intencionalmente desvergonzadas, que la designación de los encargados provisionales de administrar los gobiernos sea asunto de los altos intereses económicos y no de las bajas voluntades populares.
Guerra electoral sucia , la de ayer, como la del pasado 2 de julio. Así será el futuro si triunfan las muy poderosas pretensiones de convertir toda elección en competencia de acopio de dinero (aberración en la que el dinero "limpio" sería el del erario; "sucio" el de contribuyentes verdadera y sombríamente innombrables) y en película de mal suspenso en la que la noche de las emociones programadas los dos principales contendientes se digan ganadores y luego el presunto dilema o empate vaya siendo diluido mediáticamente a través de flujos cibernéticamente arreglados de resultados electorales. ¿Quién ganará? Quien sea. Sabines o Aguilar Bodegas. El falso PRD (y sus aliados) o el auténtico PRI (y sus aliados). Nada cambiará de verdad para el pueblo de Chiapas, más que los apellidos de quienes encabecen el nuevo saqueo sexenal y, por otro lado, de quienes habiendo perdido sufran más o les cueste más llegar a los nuevos arreglos de la elite, que con derrotas o fracasos electorales seguirá ejerciendo el verdadero privilegio de mandar.
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