jueves, agosto 24, 2006

Golpeador de ocasión

Jenaro Villamil

Pese a su animadversión hacia el senador Diego Fernández de Cevallos, el candidato del PAN, Felipe Calderón, le pidió ayuda para que cabildeara en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y en la Suprema Corte. El propósito: evitar a toda costa que los magistrados se inclinaran por el recuento de los votos en más de 20 mil casillas. El Jefe Diego aceptó de inmediato: interrumpió sus vacaciones en Francia, comenzó a mover sus piezas y se subió al ring para atacar a López Obrador.

Días antes de que terminara el mes de julio, Felipe Calderón pidió a su equipo jurídico llamar a Diego Fernández de Cevallos, excoordinador de la bancada del Partido Acción Nacional (PAN) y expresidente del Senado, quien se encontraba de vacaciones en París y que públicamente había apoyado a Santiago Creel durante la contienda interna por la candidatura presidencial panista.

La urgencia de Calderón para acudir a los "buenos oficios" del Jefe Diego a pesar de su conocida animadversión era clara: requería de las influencias de Fernández de Cevallos en la Suprema Corte de Justicia y en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), ante el riesgo de que los siete magistrados de este último decidieran ordenar una apertura mayor a los 20 mil paquetes electorales, atendiendo la demanda de la coalición Por el Bien de Todos.

Fernández de Cevallos suspendió sus vacaciones en la capital francesa y se reunió finalmente con el "gabinete alterno" de Calderón, encabezado por Josefina Vázquez Mota, César Nava y Juan Camilo Mouriño para coordinar la estrategia frente a los magistrados.

El 30 de julio, Felipe Calderón acudió al Tribunal Electoral. Acompañado por Luis H. Álvarez, José Espina, Germán Martínez y César Nava, el candidato panista les reclamó a los magistrados:

"Simple y sencillamente hay que reconocer la decisión que ya tomaron los ciudadanos; hay que respetar lo que ya se hizo y se hizo bien por ellos. Sólo hay que respetar el voto que ya se emitió y hay que declarar presidente electo a quien los mexicanos ya eligieron", les dijo.

En su columna Campos Elíseos, publicada en El Universal, la periodista Katia D'Artigues dio cuenta de que la visita de Calderón al Tribunal Electoral coincidió con la reaparición de Fernández de Cevallos, "quien dijo también que los magistrados estaban siendo presionados".

Casi una semana después, en entrevista radiofónica con Gustavo Rentería, en Radio Fórmula, el Jefe Diego prácticamente se subió al ring contra Andrés Manuel López Obrador, su viejo adversario político desde 1994, y esgrimió los argumentos que Calderón y el PAN han venido repitiendo en todos los medios para oponerse al conteo "voto por voto, casilla por casilla":

"Los votos ya se contaron, Gustavo -afirmó con voz engolada Fernández de Cevallos-, voto por voto se contaron ya tres veces. También (López Obrador) olvida que los contaron frente a los observadores y los representantes de los partidos."

Políticos conocedores de los entretelones del tribunal advirtieron que los servicios del Jefe Diego no se han limitado a asesorar al equipo de Calderón Hinojosa, sino a realizar su propio cabildeo a través del presidente de la Suprema Corte de Justicia, Mariano Azuela, y del único de los siete magistrados que permanecerá en el Tribunal Electoral después del relevo previsto para el 30 de octubre: Alejandro Luna Ramos, hermano de la ministra Margarita Luna Ramos, vieja conocida de Fernández de Cevallos.

"Diego está detrás de todo esto", subrayó Porfirio Muñoz Ledo cuando se le preguntó sobre la renuencia del Tribunal Electoral a abrir un mayor número de paquetes electorales.

Vínculo con los Luna Ramos

La relación de Diego Fernández con los hermanos Luna Ramos proviene del litigio del predio de 33 hectáreas de Santa Úrsula, propiedad de la familia Ramos Millán, que contrató los servicios del bufete del senador panista para solicitar una multimillonaria indemnización de mil 214 millones de pesos de la Secretaría de la Reforma Agraria por la expropiación del terreno, efectuada en 1984.

En febrero de ese año, Fernández de Cevallos reconoció que Margarita Luna Ramos, recién designada por el Senado como nueva ministra de la Suprema Corte de Justicia, sí intervino en el litigio de los Ramos Millán aunque, matizó, "es un asunto que lleva 20 años y en el que han participado nueve magistrados de Circuito, varios jueces de distrito y seis ministros de la Suprema Corte".

Gracias a Fernández de Cevallos, Margarita Luna pudo reponerse de la derrota que vivió en diciembre de 2003, cuando no obtuvo la mayoría de votos necesaria para que el Senado la designara como sustituta de Juventino Castro y Castro. En aquella ocasión, Luna Ramos sólo obtuvo 72 votos, frente a 42 de Elvia Díaz de León, mientras que el magistrado electoral José Luis de la Peza tuvo sólo seis votos.

El proceso se repuso en febrero de 2004. Luna Ramos obtuvo, gracias al cabildeo de Fernández de Cevallos, 82 votos de los 105 senadores presentes en la sesión. Recibió el apoyo en bloque del PRI, PRD y PVEM y el voto dividido del PAN.

Año y medio después, Fernández de Cevallos logró colocar en el TEPJF al hermano de la ministra, Alejandro Luna Ramos, para ocupar el lugar que quedó vacante al morir José Luis de la Peza. Contra todos los pronósticos y a pesar de su falta de trayectoria en materia electoral, Alejandro Luna Ramos se impuso a Flavio Galván Rivera, secretario general de acuerdos del tribunal y uno de los más fuertes candidatos a ocupar el lugar de De la Peza.

Automáticamente, Alejandro Luna Ramos se colocó como el próximo presidente del Tribunal Electoral, tras el relevo de los otros seis magistrados que dejarán el organismo después de 10 años en el cargo.

En distintas ocasiones, Luna Ramos ha demostrado ser fiel no a la línea predominante en el Tribunal Electoral, sino a las señales que manda el propio Mariano Azuela como presidente de la Suprema Corte de Justicia. "Yo soy parte de la corte y haré lo que me ordenen mis superiores", dijo alguna vez Luna Ramos, cuando le reclamaron que hubiera cambiado el sentido de su resolución sobre la no reelección de Mariano Palacios al frente de la dirigencia nacional del PRI.

En aquella ocasión, Palacios cabildeó con su tocayo, Mariano Azuela, para que el tribunal lo ratificara al frente de su partido y desecharan el alegato de Elba Esther Gordillo, quien reclamaba el derecho de prelación para ascender a la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional del PRI.

Conocedores de los entretelones del tribunal aseguran que una ruta similar ha ocurrido bajo las presiones y el cabildeo de Fernández de Cevallos. No sólo ha logrado convencer a Luna Ramos sino a otros magistrados que aspiran a ascender a la Suprema Corte de Justicia y a asegurarse un lugar en el Consejo de la Judicatura, tras su salida del tribunal.

Enemigo histórico

La animadversión política entre Fernández de Cevallos y López Obrador ha sido documentada ampliamente. Desde 1994, ambos se han enfrentado continuamente. En las elecciones federales de 1997, Fernández de Cevallos presionó para evitar que el PRD, dirigido entonces por el tabasqueño, y el PAN formaran una alianza opositora en la Cámara de Diputados.

En 1998, Diego Fernández fue clave para que el PAN sumara los votos a favor de aprobar el proyecto económico de Ernesto Zedillo y se aprobara el fraude del Fobaproa, denunciado por López Obrador desde entonces.

El 6 marzo de 2000, López Obrador le ganó un debate televisado a Fernández de Cevallos. "Eres un farsante", le dijo el tabasqueño al excandidato presidencial panista y presentó un video con la escena en la que se aprobaba la quema de los paquetes electorales de 1988 (Proceso 1428).

Desde entonces, López Obrador ha descalificado al Jefe Diego como "coyote" e integrante de una "mafia" política que encabeza el expresidente Carlos Salinas de Gortari.

En abril de 2003, a raíz del escándalo provocado por la multimillonaria indemnización de mil 200 millones de pesos que el bufete de Fernández de Cevallos reclamó a favor de la familia Ramos Millán, López Obrador denunció públicamente que el senador pretendía obtener 600 millones de pesos por honorarios. Finalmente, el 22 de febrero de 2005, la Suprema Corte de Justicia disminuyó en mil millones de pesos la controvertida indemnización.

Al preguntársele cuánto recibiría su despacho por honorarios, el panista afirmó que "no es el 40%" con el que "malamente se especula", pero "si fuera ese porcentaje, no sería ilegal".

Algunos círculos panistas, incluso dentro del propio calderonismo, se preguntan ahora cuál será el costo de los "honorarios" políticos que el Jefe Diego tratará de cobrar, en su tradicional estilo, por sus servicios de abogado.

Por lo pronto, el expresidente Carlos Salinas de Gortari, en su libro México, un difícil camino hacia la modernidad, destaca el comportamiento "ejemplar" del candidato presidencial del PAN en las elecciones de 1994:

"El resultado fue aceptado sin impugnaciones. Fernández de Cevallos destacó la iniquidad del proceso, sobre todo en los medios, pero aceptó el veredicto del tribunal y la calificación final. Sólo Cárdenas lo rechazó y a los pocos días llamó a Zedillo usurpador. La población y los observadores validaron el proceso y sus resultados." ?

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