A veces brusco y taciturno, a veces de buen humor y hablador, jamás locuaz y siempre lúcido: así habla Onetti sobre libros y escritores, sobre política e historia, sobre el amor y la muerte, o sea, sobre el tema de su literatura, "la aventura absurda que significa el paso del hombre sobre la tierra."
Fragmentos de las entrevistas:
¿Qué función desempeña el intelectual en nuestra sociedad y cuáles son las actividades que según Ud. le corresponden?
Onetti: No desempeña ninguna tarea de importancia social. Le corresponde tener talento.
¿Qué medidas concretas estima necesarias para mantener viva la comunicación escritor-público?
Onetti: Placer de reiterar: que el escritor tenga talento.
(Marcha, Montevideo 27.5.1960)
¿Cómo debe a su juicio expresarse el llamado "compromiso de los escritores"?
Onetti: Se trata de responder una encuesta organizada por un diario comunista. Me divierte pensar que tal vez no hayan encontrado mejor ejemplo que el suscrito para presentar las lacras morbosas de un escritor pequeño burgues y decadente. Alguién inventó el término y el destino del escritor comprometido. Soy inocente. El único compromiso que acepto es la persistencia en tratar de escribir bien y mejor y encontrar con sinceridad cómo es la vida que me tocó conocer y cómo es la gente condenada a convertirse en personajes de mis libros.
¿La creación lleva implícita la denuncia consciente a la crítica al mundo en que ubica su obra el autor?
Onetti: La creación lleva implícita -se quiera o no- la denuncia y la crítica de un mundo en que la gente nace y muere sin enterarse ni por qué ni para qué. Es indudable que a esta altura coexisten en la R.O.U. [República Oriental del Uruguay] gente con millones y gente que vive en cantegriles, barrios de ratas y intemperie. ¿Pero qué podemos hacer con los proclamados bestsellers de 1500 ejemplares? Sin contar que lo que más nos preocupa en el momento de escribir son problemas de estilo y construcción. Y que es indispensable resolver tales problemas si aspiramos (aspiran) a tener una literatura nacional. Agreguemos que los muertos de hambre no tienen dinero para comprar nuestros libros, ni interés, ni tiempo para leernos. Cuando la miseria llegue a la desesperación es posible que las cosa cambien, sin mérito o culpa nuestros. Tal vez ese posible futuro sólo ofrezca un poco de plomo, y, para guardar tradiciones, un cuchillo mellado en la garganta.
¿Es vigente la soledad del escritor o habría que modificar el concepto en la actualidad?
Onetti: Si la soledad significa lo que yo entiendo, contesto "vigentísima". Para todo ser humano, escriba o no. En caso contrario me adhiero espiritualmente a las peñas, las mesas redondas y los torneos con flores naturales.
(El Popular / Suplemento Cultural, Montevideo 26.1.1962)
Onetti: Yo escribo por ataques: a veces me paso meses y meses y no se me ocurre nada, pero siempre sé que va a volver, que siempre volverá. Y vuelve: en el momento más inesperado, el tema llega y lo domina a uno. Cuando uno se pone a buscar el tema, como hacen algunos que no quisiera nombrar, pensando que está bien escribir esto y mal esto otro, entonces uno no es un artista. Podrá ser un correcto escritor, pero no un artista.
(Eduardo Galeano: "Onetti, el áspero", Marcha, Montevideo 12.1.1962)
Onetti: El que pretende dirigirse a la humanidad o es un tramposo o está equivocado. La pretendida comunicación se cumple o no; el autor no es responsable, ella se da o no por añadidura. El que quiera enviar un mensaje - como se ha reiterado tantas veces - que encargue esta tarea a una mensajería. / Escribir bien no es algo que el auténtico escritor se propone. Le es tan inevitable como su cara y su condutca. Además, si la literatura es una arte, "En busca del tiempo perdido" importa más que todo lo que se ha escrito en Hispanoamérica desde hace un siglo y medio. Acepto la posibilidad de estar equivocado, y si alguien me puede citar un título o un autor que neutralice o destruya esta opinón, bienvenido sea.
(Guido Castillo: "Juan Carlos Onetti. Ahora en Montevideo", El País, Montevideo 28.1.1962)
Onetti: Artigas forma parte de una genealogía que se dan los pueblos, obligatoriamente, como se dan las familias pobres, y en la que son necesarios tanto el héroe nacional como el poeta y el novelista nacionales y como el cantor nacional. Si ustedes tienen a Napoleón nosotros tenemos a Artigas, si ustedes tienen a Baudelaire nosotros tenemos a Zorrilla. Gardel es parte inseparable de la genealogía de los pueblos del Plata.
¿Qué nacionalidad tenía?
Onetti: Para mi era francés.
(Alfredo Zitarrosa: "Onetti y la magía de El Mago", Marcha, Montevideo 25.6.1965)
Onetti: Cuando la gente además de burra escribe en un diario suele fastidiarme. ¿A usted no?
Si usted estuviera en mi lugar reporteando a Onetti, ¿qué le preguntaría sobre la literatura uruguaya?
Onetti: Una monstruosidad.
¿Y usted que contestaría?
Onetti: Que no es elegante hablar de los colegas.
No me imagino al protagonista de una leyenda negra contestando eso.
Onetti: Ahí esta el error, no tengo nada que ver con esa leyenda.
¿Cómo? ¿Entonces usted no es el laboratorista que toma la gente como conejillo de Indias? ¿Una especie de experimentador sin escrúpulos, un retorcido a quien imputan las peores maldades?
Onetti: No, no soy. Ni siquiera soy el alcoholista mujeriego de que habla el capítulo segundo de la leyenda.
Sin embargo, se casó cuatro veces y desde que llegué se tomó sus buenos tres vasos de vino.
Onetti: Solo con vino puedo aguantar los reportajes.
Gracias.
Onetti: En cuanto a mi pasión por experimentar no pasa de la cuota normal. Usted misma me ha querido enfrentar o otro autor nacional para divertirse.
¿Le parece comparable? Yo lo he visto reunir ex amantes cada uno con sus nuevos amores para observar sus reacciones. Todo con la expresión más inocente.
Onetti: Tengo yo la culpa de ser un maestro? Sé armar bien las cosas, no tengo la culpa de que otros la armen mal. La única diferencia es esa. No soy culpable, señora, no soy. Dios me ha hecho así, sólo me resta cumplir. La leyenda, en lo fundamental: calumnias. Ignoracia, desconocimento de los hechos. Yo sigo viviendo y la leyenda crece. Cada día soy más malo.
¿Usted no cree que la leyenda tiene buen pie en su literatura?
Onetti: No, mi literatura es una literatura de bondad. El que no lo ve es un burro.
¿Por qué escribe?
Onetti: Escribo para mí. Para mi placer. Para mi vicio. Para mi dulce condencación.
¿Cómo escribe?
Onetti: Estupendamente.
Conteste con seriedad.
Onetti: Sí, señora. No entendí la pregunta.
Bueno, quiero decir si escribe con un plan que elabora previamente. Si sabe exactamente adónde va a llegar.
Onetti: Sé qué va a pasar. No sé cómo va pasar. Si supiera cómo va a pasar no lo escribiría.
¿Quiere decir que verdaderamente escribe para usted? ¿Que en una isla desierta escribiría?
Onetti: Escribiría.
(María Esther Gilio, "Un monstruo sagrado y su cara de bondad", La Mañana, Montevideo 20.8.1965)
¿Considera que sus críticos no interpretan correctamente?
Onetti: Si por "interpretación correcta" usted entiende "interpretación total" le digo que eso no puede suceder nunca. Ni siquiera en el amor. Además los críticos que me importan saben mucho más de literatura que yo.
Había pensado preguntarle algo tan poco íntimo como su posición frente a la literatura comprometida.
Onetti: Eso acaba de inventarlo.
Aun así vale la pena que me conteste.
Onetti: Creo que no hay más compromiso que el que uno acepta tácitamente cuando se pone a trabajar o jugar. Es un compromiso con uno mismo. Se trata siempre de escribir lo mejor que nos sea posible; con total sinceridad, sin pensar nunca en los hipotéticos fulanos que van a leernos.
Si es así, ¿por qué en el prólogo a la primera edición de Para esta noche usted habla de "participar", "participar en dolores y angustias", como si en ese libro en particular, no en los otros, usted estuviera tomando posición frente a un conflicto exterior, como si estuviera aceptando un compromiso, buscando deliberadamente una participación?
Onetti: El hecho de que hable expresamente de compromiso en ese prólogo no modifica las cosas. En todo lo que escribí he participado. Sólo los malos escritores creen que tal compromiso debe ser expresamente político.
Sartre, por ejemplo...?
Onetti: ¿Cuál el el compromiso político de Sartre en la mejor de sus novelas, "La náusea"?
Bueno, yo creo que usted se niega al mundo. Y su literatura es un reflejo muy claro de su forma de vida... sus personajes desconectados de la realidad, moviéndose en un mundo distorsionado...
Onetti: Primero tendría que preguntarlo por qué cree que "su realidad" es "la realidad". Mis personajes están desconectados con la realidad de usted, no con la realidad de ellos. En cuanto al mundo distorsionado, concedo. Pero... o uno distorsiona el mundo para poder expresarse o hace periodismo, reportajes... malas novelas fotográficas.
¿Se identifica con el protagonista de El pozo cuando éste decía: "Soy un hombre solitario que fuma en un sitio cualquiera de la ciudad"?
Onetti: Sí, con éste y con muchos otros protagonistas. ¿Tampoco le contaron que el arte es una eterna confesión?
Sigue siende ese solitario?
Onetti: Como todo el mundo. La diferencia está en que algunos se dan cuenta y otros se distraen.
¿Tiene alguna idea acerca de por qué sus actos son tan poco comprendidos o aceptados por la gente?
Onetti: La clave puede estar en que siempre digo lo que pienso y trato de hacer lo que quiero... No hablemos del resto. Conzco personas que me aceptan y me comprenden. Con ellas vivo.
Estos tarados que en su literatura tienen razón frente al los cuerdos ("Jacob y el otro", "Historia del caballlero de la rosa...") son un símbolo de lo que pasa en el mundo?
Onetti: De ningún modo. Tienen razón, éxito muy pocas veces. Pero conviene aclarar que los tarados son, para mí, los cuerdos, la aplastante inmensa mayoría occidental, cristiana, demócrata, correcta e hipócrita. Et viceversa.
(María Esther Gilio: "Onetti y sus demonios interiores", Marcha, Montevideo 1.7.1966)
Fragmentos de las entrevistas:
¿Qué función desempeña el intelectual en nuestra sociedad y cuáles son las actividades que según Ud. le corresponden?
Onetti: No desempeña ninguna tarea de importancia social. Le corresponde tener talento.
¿Qué medidas concretas estima necesarias para mantener viva la comunicación escritor-público?
Onetti: Placer de reiterar: que el escritor tenga talento.
(Marcha, Montevideo 27.5.1960)
¿Cómo debe a su juicio expresarse el llamado "compromiso de los escritores"?
Onetti: Se trata de responder una encuesta organizada por un diario comunista. Me divierte pensar que tal vez no hayan encontrado mejor ejemplo que el suscrito para presentar las lacras morbosas de un escritor pequeño burgues y decadente. Alguién inventó el término y el destino del escritor comprometido. Soy inocente. El único compromiso que acepto es la persistencia en tratar de escribir bien y mejor y encontrar con sinceridad cómo es la vida que me tocó conocer y cómo es la gente condenada a convertirse en personajes de mis libros.
¿La creación lleva implícita la denuncia consciente a la crítica al mundo en que ubica su obra el autor?
Onetti: La creación lleva implícita -se quiera o no- la denuncia y la crítica de un mundo en que la gente nace y muere sin enterarse ni por qué ni para qué. Es indudable que a esta altura coexisten en la R.O.U. [República Oriental del Uruguay] gente con millones y gente que vive en cantegriles, barrios de ratas y intemperie. ¿Pero qué podemos hacer con los proclamados bestsellers de 1500 ejemplares? Sin contar que lo que más nos preocupa en el momento de escribir son problemas de estilo y construcción. Y que es indispensable resolver tales problemas si aspiramos (aspiran) a tener una literatura nacional. Agreguemos que los muertos de hambre no tienen dinero para comprar nuestros libros, ni interés, ni tiempo para leernos. Cuando la miseria llegue a la desesperación es posible que las cosa cambien, sin mérito o culpa nuestros. Tal vez ese posible futuro sólo ofrezca un poco de plomo, y, para guardar tradiciones, un cuchillo mellado en la garganta.
¿Es vigente la soledad del escritor o habría que modificar el concepto en la actualidad?
Onetti: Si la soledad significa lo que yo entiendo, contesto "vigentísima". Para todo ser humano, escriba o no. En caso contrario me adhiero espiritualmente a las peñas, las mesas redondas y los torneos con flores naturales.
(El Popular / Suplemento Cultural, Montevideo 26.1.1962)
Onetti: Yo escribo por ataques: a veces me paso meses y meses y no se me ocurre nada, pero siempre sé que va a volver, que siempre volverá. Y vuelve: en el momento más inesperado, el tema llega y lo domina a uno. Cuando uno se pone a buscar el tema, como hacen algunos que no quisiera nombrar, pensando que está bien escribir esto y mal esto otro, entonces uno no es un artista. Podrá ser un correcto escritor, pero no un artista.
(Eduardo Galeano: "Onetti, el áspero", Marcha, Montevideo 12.1.1962)
Onetti: El que pretende dirigirse a la humanidad o es un tramposo o está equivocado. La pretendida comunicación se cumple o no; el autor no es responsable, ella se da o no por añadidura. El que quiera enviar un mensaje - como se ha reiterado tantas veces - que encargue esta tarea a una mensajería. / Escribir bien no es algo que el auténtico escritor se propone. Le es tan inevitable como su cara y su condutca. Además, si la literatura es una arte, "En busca del tiempo perdido" importa más que todo lo que se ha escrito en Hispanoamérica desde hace un siglo y medio. Acepto la posibilidad de estar equivocado, y si alguien me puede citar un título o un autor que neutralice o destruya esta opinón, bienvenido sea.
(Guido Castillo: "Juan Carlos Onetti. Ahora en Montevideo", El País, Montevideo 28.1.1962)
Onetti: Artigas forma parte de una genealogía que se dan los pueblos, obligatoriamente, como se dan las familias pobres, y en la que son necesarios tanto el héroe nacional como el poeta y el novelista nacionales y como el cantor nacional. Si ustedes tienen a Napoleón nosotros tenemos a Artigas, si ustedes tienen a Baudelaire nosotros tenemos a Zorrilla. Gardel es parte inseparable de la genealogía de los pueblos del Plata.
¿Qué nacionalidad tenía?
Onetti: Para mi era francés.
(Alfredo Zitarrosa: "Onetti y la magía de El Mago", Marcha, Montevideo 25.6.1965)
Onetti: Cuando la gente además de burra escribe en un diario suele fastidiarme. ¿A usted no?
Si usted estuviera en mi lugar reporteando a Onetti, ¿qué le preguntaría sobre la literatura uruguaya?
Onetti: Una monstruosidad.
¿Y usted que contestaría?
Onetti: Que no es elegante hablar de los colegas.
No me imagino al protagonista de una leyenda negra contestando eso.
Onetti: Ahí esta el error, no tengo nada que ver con esa leyenda.
¿Cómo? ¿Entonces usted no es el laboratorista que toma la gente como conejillo de Indias? ¿Una especie de experimentador sin escrúpulos, un retorcido a quien imputan las peores maldades?
Onetti: No, no soy. Ni siquiera soy el alcoholista mujeriego de que habla el capítulo segundo de la leyenda.
Sin embargo, se casó cuatro veces y desde que llegué se tomó sus buenos tres vasos de vino.
Onetti: Solo con vino puedo aguantar los reportajes.
Gracias.
Onetti: En cuanto a mi pasión por experimentar no pasa de la cuota normal. Usted misma me ha querido enfrentar o otro autor nacional para divertirse.
¿Le parece comparable? Yo lo he visto reunir ex amantes cada uno con sus nuevos amores para observar sus reacciones. Todo con la expresión más inocente.
Onetti: Tengo yo la culpa de ser un maestro? Sé armar bien las cosas, no tengo la culpa de que otros la armen mal. La única diferencia es esa. No soy culpable, señora, no soy. Dios me ha hecho así, sólo me resta cumplir. La leyenda, en lo fundamental: calumnias. Ignoracia, desconocimento de los hechos. Yo sigo viviendo y la leyenda crece. Cada día soy más malo.
¿Usted no cree que la leyenda tiene buen pie en su literatura?
Onetti: No, mi literatura es una literatura de bondad. El que no lo ve es un burro.
¿Por qué escribe?
Onetti: Escribo para mí. Para mi placer. Para mi vicio. Para mi dulce condencación.
¿Cómo escribe?
Onetti: Estupendamente.
Conteste con seriedad.
Onetti: Sí, señora. No entendí la pregunta.
Bueno, quiero decir si escribe con un plan que elabora previamente. Si sabe exactamente adónde va a llegar.
Onetti: Sé qué va a pasar. No sé cómo va pasar. Si supiera cómo va a pasar no lo escribiría.
¿Quiere decir que verdaderamente escribe para usted? ¿Que en una isla desierta escribiría?
Onetti: Escribiría.
(María Esther Gilio, "Un monstruo sagrado y su cara de bondad", La Mañana, Montevideo 20.8.1965)
¿Considera que sus críticos no interpretan correctamente?
Onetti: Si por "interpretación correcta" usted entiende "interpretación total" le digo que eso no puede suceder nunca. Ni siquiera en el amor. Además los críticos que me importan saben mucho más de literatura que yo.
Había pensado preguntarle algo tan poco íntimo como su posición frente a la literatura comprometida.
Onetti: Eso acaba de inventarlo.
Aun así vale la pena que me conteste.
Onetti: Creo que no hay más compromiso que el que uno acepta tácitamente cuando se pone a trabajar o jugar. Es un compromiso con uno mismo. Se trata siempre de escribir lo mejor que nos sea posible; con total sinceridad, sin pensar nunca en los hipotéticos fulanos que van a leernos.
Si es así, ¿por qué en el prólogo a la primera edición de Para esta noche usted habla de "participar", "participar en dolores y angustias", como si en ese libro en particular, no en los otros, usted estuviera tomando posición frente a un conflicto exterior, como si estuviera aceptando un compromiso, buscando deliberadamente una participación?
Onetti: El hecho de que hable expresamente de compromiso en ese prólogo no modifica las cosas. En todo lo que escribí he participado. Sólo los malos escritores creen que tal compromiso debe ser expresamente político.
Sartre, por ejemplo...?
Onetti: ¿Cuál el el compromiso político de Sartre en la mejor de sus novelas, "La náusea"?
Bueno, yo creo que usted se niega al mundo. Y su literatura es un reflejo muy claro de su forma de vida... sus personajes desconectados de la realidad, moviéndose en un mundo distorsionado...
Onetti: Primero tendría que preguntarlo por qué cree que "su realidad" es "la realidad". Mis personajes están desconectados con la realidad de usted, no con la realidad de ellos. En cuanto al mundo distorsionado, concedo. Pero... o uno distorsiona el mundo para poder expresarse o hace periodismo, reportajes... malas novelas fotográficas.
¿Se identifica con el protagonista de El pozo cuando éste decía: "Soy un hombre solitario que fuma en un sitio cualquiera de la ciudad"?
Onetti: Sí, con éste y con muchos otros protagonistas. ¿Tampoco le contaron que el arte es una eterna confesión?
Sigue siende ese solitario?
Onetti: Como todo el mundo. La diferencia está en que algunos se dan cuenta y otros se distraen.
¿Tiene alguna idea acerca de por qué sus actos son tan poco comprendidos o aceptados por la gente?
Onetti: La clave puede estar en que siempre digo lo que pienso y trato de hacer lo que quiero... No hablemos del resto. Conzco personas que me aceptan y me comprenden. Con ellas vivo.
Estos tarados que en su literatura tienen razón frente al los cuerdos ("Jacob y el otro", "Historia del caballlero de la rosa...") son un símbolo de lo que pasa en el mundo?
Onetti: De ningún modo. Tienen razón, éxito muy pocas veces. Pero conviene aclarar que los tarados son, para mí, los cuerdos, la aplastante inmensa mayoría occidental, cristiana, demócrata, correcta e hipócrita. Et viceversa.
(María Esther Gilio: "Onetti y sus demonios interiores", Marcha, Montevideo 1.7.1966)
1 comentario:
Onetti tiene un decálogo, así como Quiroga, donde aconseja no limitarse a leer los libros ya consagrados (dice que Proust y Joyce fueron despreciados cuando asomaron la nariz y hoy son genios).
Aunque no creo en decálogos y además no soy escritora, últimamente pensé en esto porque Jorge Lafforgue defendió a Quiroga cuando los estudiosos lo consideraban un escritor menor y la semana pasada me encontré al mismo Lafforgue apostando por un escritor nuevo... y en mi cabecita empezaron a pasar cosas.
O sea que el tipo, con una trayectoria de medio siglo, no tiene miedo en decir lo que piensa y levanta a un escritor que hasta ahora solamente ha publicado un libro.
Yo me hice con el libro y lo leí porque si para Lafforgue es bueno debe ser bueno y pensé después de leerlos que sí, que es bueno, pero que no sé si yo sola me hubiese animado a decirlo sin la autoridad de un groso que me abra la puerta antes. Y esto me dejó pensando.
Lo que quiero decir es cómo yo que no tengo ningún prestigio para perder nunca me animé a levantar a alguien que nadie haya consagrado antes. Ya sé que no me puedo comparar con Lafforgue que soy una lectora casi del montón, pero justamente por eso ¡¡¡¿por qué tenerle miedo a equivocarse?!!!
Bueno... que por todo esto abrí un blog en http://misescritorespreferidos.blogspot.com con la idea de que la gente haga conocer a sus buenos escritores en las sombras, para que los compartamos y encontremos a los futuros Quirogas, Onettis, Cortázares y Borges por nosotros mismos. ¿Demasiado delirante? No será la primera vez que me lo dicen pero quiero hacerlo y creo que está bien que lo hagamos.
Ojalá visiten el blog y opinen algo al respecto. Gracias.
Lau.
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