Nunca demostraron mucha clase, pero sus últimos días en Los Pinos se están convirtiendo en algo bochornoso, una ventana desde la cual los mexicanos podemos ver al desnudo su insaciable voracidad y rapacidad. No quieren dejar las cabañas de Los Pinos con el pretexto de que carecen de un lugar donde vivir en el Distrito Federal (claro, los hoteles y las suites amuebladas cuestan, y no es lo mismo mete bolsa que saca bolsa). Inventaron un viaje a Australia, una dizque "visita de Estado", que no tenia otro fin que llevarle unas fresas con crema y unas chambritas a la niña Paulina, que está esperando a la cigüeña. Salió a relucir que le sacan el bulto a pagarle a los abogados que los defendieron en el litigio de Amigos de Fox: le deben tres millones de dólares al despacho regiomontano Quintero y Quintero, así como a sus asociados. Sospechosamente, el dinero iba a salir del presupuesto gubernamental, pero el escándalo les estalló en el camino, por andar regateando. Las declaraciones que han hecho a los medios tanto el abogado Quintero como el codemandado Lino Korrodi ameritarían que se reabriera el expediente, con cargos añadidos, que eventualmente podrían ser, entre otros, tráfico de influencias y peculado. Al último mas no por último se encuentra esta consideración: según la última declaración patrimonial de don Vicente, sus bienes incluyendo el rancho San Cristóbal no son suficientes para pagar los 3 millones de dólares que demandan los litigantes. Entonces, ¿qué va a suceder? ¿Va a dejar que le embarguen el rancho o le dará un pellizco al cochinito? ¿O sea que las declaraciones patrimoniales de estos años recientes no son otra cosa más que un engaño?
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