lunes, marzo 26, 2007

El legado de un grande

JORGE ALBERTO GUDIÑO HERNÁNDEZ

NOVELA Naguib Mahfuz,
Entre dos palacios,
Ediciones Martínez Roca,
Madrid, España, 2006.

La muerte de uno de los mayores escritores del siglo xx nunca es algo deseable. Mucho menos cuando su altura es de ésas que apuntan a lo más alto. Tal es el caso de Naguib Mahfuz (El Cairo, 1911). No sólo ostenta el título de ser el primer escritor musulmán en haber ganado el Premio Nobel, su literatura avala cada uno de los elogios que puedan hacerse de él. Sin embargo, su muerte ha traído algo bueno: la puesta en circulación de libros que, durante años, había sido casi imposible conseguir en México. De ellos destaca Entre dos palacios, la primera (y más intensa) parte de su trilogía.

Ahmad Abd el-Gawwad es el jefe de una típica familia musulmana de inicios del siglo pasado. Amparado bajo la ley musulmana, ha tiranizado a su esposa Amina al grado de tenerla recluida en su propia casa bajo normas que nos resultan difíciles de comprender. La severidad con la que trata a los suyos contrasta con la alegría que emana en cuanto está con sus amigos. Todas las noches son una fiesta prolongada que termina con su regreso a casa donde Amina lo estará esperando para atender el menor de sus caprichos. La rutina y la obediencia son una carga que lacera la vida de su familia, pero nada se puede hacer, porque el temperamento de Ahmad se enciende a la menor provocación.

Dentro de ese contexto, se ve a cada uno de sus hijos crecer dentro de los cánones de una educación tradicional y machista. Los permisos que tienen los hijos contrastan con las limitaciones de las hijas. Cualquier error cometido por ellos descargará la furia del padre sobre su esposa, la responsable de la educación y la culpable de cada una de las faltas. Faltas que parecen insignificantes a los ojos de quienes han vivido fuera de un yugo semejante.

Con este primer libro de la trilogía (el más logrado, el verdaderamente maravilloso), el lector tiene la oportunidad de irse adentrando a un mundo lleno de sorpresas donde cada uno de los valores entendidos ha sido trastocado por preceptos religiosos que rayan en el fanatismo. Y es en medio de ese marasmo que los sentimientos salen a flote. Los de los unos y los otros: el agradecimiento de Amina por tener a un buen hombre a su lado y ser la única mujer casada con él; el nacionalismo de Fahmi que busca ideales más altos; el despunte de Yasín en busca de los placeres mundanos; el rencor de Jadiga por ser poco agraciada; los enamoramientos de Aisha que vive en un mundo idealizado, y las travesuras de Kamal, el menor de todos, que apenas aprende a adaptarse a un entorno de rigidez.

Entre dos palacios es un libro que nos cambia la vida. La maestría con la que se van encadenando cada uno de sus elementos nos indica un alto en el camino. La forma en que nos permite adentrarnos a un mundo ajeno nos permite apropiarnos de él. Por si fuera poco, nos regala un final de ésos que hacen estremecer al temperamento más plantado.

La muerte de Mahfuz es una gran pérdida. Su literatura queda a nuestra disposición para acompañarlo dondequiera que esté.

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