En política no hay casualidades. Tampoco en los negocios. Y en el festín de evasión y elusión fiscales no es fortuito que se repitan empresas y empresarios participantes, como no lo es que a lo largo de los años los mismos nombres aparezcan relacionados como beneficiarios de "rescates", "salvamentos", subsidios cambiarios, exenciones, "decretazos" y demás negocios apadrinados por el gobierno en turno y amparados en el erario.
A raíz del informe que sobre la revisión de la Cuenta Pública 2005 difundió la Auditoría Superior de la Federación, de nueva cuenta aparecen las empresas y empresarios de siempre entre los agraciados en el festín fiscal. La ASF no da nombres, pero no obstante su aparente "olvido" todos saben de qué consorcios y de qué "hombres de negocios" se trata.
Si se revisa la historia de los últimos 25 años, para no ir más lejos, los nombres de esas empresas y empresarios aparecen reiteradamente en el inventario de favorecidos con los multimillonarios subsidios cambiarios del Ficorca, la "devolución" al capital privado de 34 por ciento de la banca estatizada por medio de los certificados de aportación patrimonial (CAP), la desaforada especulación que con estos títulos se desató en la Bolsa Mexicana de Valores, el crack del mercado bursátil que pasó a cuchillo a más de 350 mil pequeños inversionistas, la reprivatización bancaria, su "rescate" y extranjerización, el saqueo con Tesobonos, la fuga de divisas, la especulación cambiaria, la interminable lista de "salvamentos" y, desde luego, la evasión y elusión fiscales, permitida y "legalizada" por y desde el gobierno mismo. Son, pues, los monopolios y oligopolios que mantienen estancado al país, y a la clase política agarrada del punto de equilibrio, porque también en el financiamiento de campañas políticas han encontrado la fórmula de la permanencia y, sobre todo, de la impunidad.
A las denuncias de la ASF y los focos rojos encendidos por la creciente evasión y elusión fiscales, el gobierno calderonista respondió de inmediato: publicó un acuerdo (JG-SAT-IE-3-2007) en el Diario Oficial de la Federación, por medio del cual autoriza la "condonación total o parcial de los créditos fiscales", que a 2005 acumularon cerca de 500 mil millones de pesos, algo así como el 7 por ciento del producto interno bruto, el ingreso anual de millones de mexicanos o, si se prefiere, la fortuna íntegra de Carlos Slim.
La ASF "esquivó" los nombres de las empresas y empresarios beneficiados, pero comienzan a documentarse. La Jornada publicó que entre los agraciados en el festín fiscal aparecen, cuando menos, Bimbo, Kimberly Clark, Wal-Mart, Televisa, Telmex, Grupo México, Cemex, Industrias Monterrey (IMSA), Grupo Carso Telecom y Grupo Modelo. No podía faltar la banca, siempre presente en las oscuras historias sobre el manejo de los dineros públicos, ni los sempiternamente "rescatados" ingenios y sus barones del azúcar. El fisco es tan desprendido, que hasta equipos de futbol (propiedad de las televisoras) aparecen en la relación de beneficiarios. No son los únicos, pero sirven de muestra.
A raíz del informe que sobre la revisión de la Cuenta Pública 2005 difundió la Auditoría Superior de la Federación, de nueva cuenta aparecen las empresas y empresarios de siempre entre los agraciados en el festín fiscal. La ASF no da nombres, pero no obstante su aparente "olvido" todos saben de qué consorcios y de qué "hombres de negocios" se trata.
Si se revisa la historia de los últimos 25 años, para no ir más lejos, los nombres de esas empresas y empresarios aparecen reiteradamente en el inventario de favorecidos con los multimillonarios subsidios cambiarios del Ficorca, la "devolución" al capital privado de 34 por ciento de la banca estatizada por medio de los certificados de aportación patrimonial (CAP), la desaforada especulación que con estos títulos se desató en la Bolsa Mexicana de Valores, el crack del mercado bursátil que pasó a cuchillo a más de 350 mil pequeños inversionistas, la reprivatización bancaria, su "rescate" y extranjerización, el saqueo con Tesobonos, la fuga de divisas, la especulación cambiaria, la interminable lista de "salvamentos" y, desde luego, la evasión y elusión fiscales, permitida y "legalizada" por y desde el gobierno mismo. Son, pues, los monopolios y oligopolios que mantienen estancado al país, y a la clase política agarrada del punto de equilibrio, porque también en el financiamiento de campañas políticas han encontrado la fórmula de la permanencia y, sobre todo, de la impunidad.
A las denuncias de la ASF y los focos rojos encendidos por la creciente evasión y elusión fiscales, el gobierno calderonista respondió de inmediato: publicó un acuerdo (JG-SAT-IE-3-2007) en el Diario Oficial de la Federación, por medio del cual autoriza la "condonación total o parcial de los créditos fiscales", que a 2005 acumularon cerca de 500 mil millones de pesos, algo así como el 7 por ciento del producto interno bruto, el ingreso anual de millones de mexicanos o, si se prefiere, la fortuna íntegra de Carlos Slim.
La ASF "esquivó" los nombres de las empresas y empresarios beneficiados, pero comienzan a documentarse. La Jornada publicó que entre los agraciados en el festín fiscal aparecen, cuando menos, Bimbo, Kimberly Clark, Wal-Mart, Televisa, Telmex, Grupo México, Cemex, Industrias Monterrey (IMSA), Grupo Carso Telecom y Grupo Modelo. No podía faltar la banca, siempre presente en las oscuras historias sobre el manejo de los dineros públicos, ni los sempiternamente "rescatados" ingenios y sus barones del azúcar. El fisco es tan desprendido, que hasta equipos de futbol (propiedad de las televisoras) aparecen en la relación de beneficiarios. No son los únicos, pero sirven de muestra.
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