martes, agosto 21, 2007

Congreso PeRDerista

DE ENTRADA

Votaciones con más sufragios que delegados registrados, tomas de tribunas, enfrentamientos verbales, empujones y protestas fueron las características del segundo día del Congreso Nacional perredista, en el que se discutieron su nueva línea política y sus estatutos. La polémica surgió en las dos principales mesas temáticas, la de línea política y la de estatutos, pues las dos alas principales: el Frente Político de Izquierda, ­afín a Andrés Manuel López Obrador­, y Nueva Izquierda, ­conocida como "los Chuchos",­ se acusaron de que sus delegados buscaban "dobletear" y votar en ambas mesas, cuando sólo tenían derecho a hacerlo en una. Cuando en la mesa de estatutos se sometió a votación el documento que pretende desaparecer el Comité Ejecutivo Nacional y crear en su lugar el Comité Político Nacional, aparecieron 606 votos, cuando sólo había 499 delegados registrados.

Esto desató la duda hasta del presidente de la mesa, Pablo Gómez, quien exclamó en el micrófono: "No puede haber más votantes que delegados; hasta ayer teníamos 499 registrados, ¿qué está pasando?".La inconformidad de los delegados obligó a Gómez a rectificar, por lo menos en tres ocasiones, el cómputo, en medio del grito de: "¡Voto por voto, delegado por delegado!".También se produjo un altercado con toma de la tribuna, en la que el delegado Avelino Méndez le arrebató el micrófono y lo insultó. Para evitar dobles votos, los perredistas decidieron cortar la letra "o" de la cartulina amarilla con la palabra "voto", para identificar a los delegados registrados en esa mesa.A las 19:15 horas se desató otra trifulca, cuando Gómez planteó que se debía votar en bloque la reforma a los estatutos. Karen Quiroga, delegada del DF, caminó hacia la mesa directiva, le arrebató el micrófono y le gritó: "¡Manlio Pablo, mentiroso!". Entonces, delegados de Izquierda Democrática Nacional e Izquierda Social, encabezados por Valentina Batres, tomaron la tribuna por dos horas. Chocan por línea políticaLa mesa de línea política concentró a los principales líderes del partido, y también hubo reclamos por la presencia de delegados no registrados."Hablamos de un presidente espurio, y tenemos un congreso espurio", reclamó Armando Contreras al "asaltar" el micrófono. Los perredistas aprobaron en lo general la propuesta de impulsar reformas desde el Congreso, sin reconocer la legitimidad del Presidente Felipe Calderón. En la votación en lo particular del documento de línea política se abrió otro frente de choque por la discusión de los asuntos de autocrítica y del resultado del 2 de julio. Los perredistas afines a López Obrador lograron quitar un artículo en el que se aceptaba que habían quedado abajo por medio punto porcentual en la elección presidencial. También se reformó la parte de la autocrítica, que advertía que su adversario se impuso "también por un conjunto de errores propios".

DE SALIDA

Un párrafo de 13 palabras fue suficiente para romper el décimo congreso y enconar la disputa en el PRD.

Juegos de palabras en medio de un solo objetivo: “la disputa por el control del aparato del partido”, admitió Alejandro Encinas.

El llamado a la unidad de López Obrador —tres días antes— fue desoído. En el salón del lujoso hotel se confundieron los gritos “¡Obrador! ¡Obrador!” contra “¡PRD! ¡PRD!”, en un duelo extraño, disímbolo. AMLO había dicho que “el único caudillo es el PRD”. El párrafo de la discordia: “…manteniendo nuestro rechazo a debatir con quien usurpa la Presidencia de la Republica”, 74 letras que fueron desechadas y que dieron pie para una afirmación lapidaria: “El Yunque ya entró al PRD”.

Pablo Gómez se acerca con paso lento al líder del PRD en el DF, Ricardo Ruiz.: “Lo que acaba de hacer tu gente son pendejadas, ustedes querían romper el congreso”. Dirigentes del Frente Político de Izquierda habían abandonado el salón.

A su paso llueven ligas, para recordar el caso René Bejarano, pero su esposa Dolores Padierna, Gerardo Fernández Noroña, Armando Quintero, Alejandro Sánchez Camacho y Alejandra Barrales, entre otros, salen enfurecidos, seguidos por una veintena.

Alejandro Encinas intenta detenerlos, les pide que regresen. Lo desoyen, regresa solo al salón. Había pedido hacer uso de la palabra en la tribuna, pero luego da marcha atrás y guarda silencio. Sólo hace comentarios sueltos a los periodistas. El golpe estaba dado.

Jesús Ortega va y lo busca hasta su lugar. Le ruega que suba a la tribuna. Encinas se niega. En el fondo del salón, un grupo de tabasqueños grita: “¡Fecales!¡Fecales!”.

Ante los medios informativos, el debate por ese párrafo solitario ya se había dado: “¡Compañeros! El tema de la discusión sobre el próximo 1 de septiembre se trata en un resolutivo especial, no lo metamos en el asunto de modificar el régimen político”, dice Pablo Gómez quien agrega: “¡Se trata de acabar con el informe y poner como institución de la democracia, el debate parlamentario y republicano! ¡Son dos temas! ¡Yo propongo que el tema del informe se apruebe en una resolución especial!”. Alguien le grita: “¡Eres un vendido!”.

Martí Batres (Izquierda Social) se encarga de atizar el debate: “Esta propuesta de ir a debatir con Calderón, que se quiere dejar viva, con un subterfugio, no afecta a la derecha, nos afecta a nosotros. Calderón no quiere debatir con Andrés Manuel, claro, porque Andrés Manuel contendió con él y le ganó”.

Recibe una respuesta no menos furibunda del senador Carlos Navarrete: “¡Es fácil pronunciar un discurso, desde una cómoda oficina del gobierno”.

Entonces surgen los gritos “¡Obrador! ¡Obrador!, a los que el otro grupo responde: “¡PRD! ¡PRD!”. Desde la presidencia de la mesa de debates, Jesús Zambrano, líder de Nueva Izquierda somete a votación rechazar el párrafo. Fernández Noroña baja de la mesa enardecido: “¡Quédense con el partido!”, grita y empieza la retirada... Así terminó el congreso, en el que López Obrador pidió unidad.


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