lunes, octubre 22, 2007

Los gandallas

Juan E. Pardinas

Para escribir este artículo busqué una definición semántica de la palabra "gandalla". La Real Academia de la Lengua no sirvió de mucho, ya que apenas ofrece dos definiciones insatisfactorias de "gandaya": "vida libre y vagabunda" y "redecilla de pelo". Busqué en el Diccionario Panhispánico de Dudas y sólo amplió mis ídem. Google y Wikipedia tampoco fueron muy útiles. Ante la frecuencia de su uso, asumo que el concepto se explica por sí mismo para cualquier lector mexicano de corazón o de nacimiento.

Apenas sale el sol y ya me topé con el primer gandalla de la mañana. Es de sexo masculino y maneja una camioneta en la Ciudad de México. Está sobre un crucero, tiene la luz verde del semáforo, pero frente a él hay 20 autos que no le permiten avanzar. Aún así, decide moverse los dos metros que lo separan de la defensa del carro de adelante. El gandalla hubiera podido dejar el paso libre, pero decidió no cooperar. Su iniciativa provocó un embotellamiento.

En julio de 2005, la revista Science publicó un número especial sobre las 125 preguntas científicas más relevantes que aún no reciben respuesta. Una de las grandes interrogantes de nuestra época, según la publicación, es ¿cómo evolucionó el comportamiento de cooperación? Los animales, desde las hormigas hasta los seres humanos, formamos grupos sociales que dependen del comportamiento altruista o no gandalla de sus miembros. La cooperación entre los integrantes de un grupo social es clave para la supervivencia de la especie. Gracias al trabajo en equipo, nuestros remotos antepasados pudieron cazar a un mamut, descubrir la agricultura o protegerse de predadores y fenómenos naturales. Una hipótesis que expone Science es que los seres humanos somos el animal dominante en el planeta Tierra por la capacidad de colaboración con nuestros semejantes.

La voluntad de cooperación no sólo puede determinar el éxito reproductivo de una especie, sino también el nivel de desarrollo económico de una sociedad o un país. La disposición de un individuo a cooperar para un fin colectivo depende de muchos factores, pero uno de los más importantes es la homogeneidad y cohesión del grupo social. Mientras más fragmentada sea una sociedad, por el nivel de ingreso o el acceso a oportunidades, mayor es la indiferencia individual hacia un fin común. La falta de cohesión social es un incentivo al gandallismo. Otro factor que determina la voluntad de cooperación es la confianza interpersonal. En un estudio reciente del Barómetro de las Américas, México ocupa el lugar número 16 en el nivel de confianza interpersonal entre 21 países del continente. Cuatro de cada 10 mexicanos confía poco o nada en los miembros de su comunidad. Un sector importante de nuestros compatriotas sospecha que el vecino y el prójimo son gandallas.

Uno de los grandes obstáculos a la acción colectiva es que el individuo-gandalla puede obtener grandes ventajas por no cooperar, pero aún así verse beneficiado por el esfuerzo colectivo. A la hora de pagar una cuota vecinal, en un embotellamiento, en una fila o en una carrera deportiva siempre habrá alguien dispuesto a romper las reglas para ganar una ventaja personal. ¿Qué sucede cuando el gandalla no es un anónimo en una camioneta, sino un maratonista que estuvo cerca de convertirse en presidente de la República? ¿Qué sucede con el pacto social, cuando nos enteramos que la ex primera dama se dedicaba al coyotaje y el tráfico de influencias desde la casa presidencial? Las trampas de Madrazo en Berlín, el Jeep rojo de Vicente Fox o los relojes Bulgari de los hermanos Bribiesca Sahagún son la confirmación empírica del proverbio más nefasto de nuestra idiosincrasia: el que no transa, no avanza. El gandallismo convertido en sabiduría popular.

El abuso se exhibe, pero no se castiga. La impunidad del agandalle es el mayor incentivo a nuestra falta de cooperación, es la semilla del cinismo y el contagio de la desconfianza. Sólo la ironía, esa fina armadura que protege la salud mental, permite mantener la esperanza en ese proyecto de acción colectiva que llamamos México.

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