Mexicanos al grito de la defensa nacionalista de sus recursos mientras la exhibición del documental dirigido por Luis Mandoki ha sido afectada por trampas de diversa índole con las que ciertos poderes oscuros y ambiguos pretenden confundir y disminuir el flujo natural de asistentes, escamotear ganancias económicas a los productores de la cinta y contabilizar menos público del real para, así, recortar su tiempo de estancia en cartelera. El fraude empresarial hormiga (de 0.56% en 0.56% llena la gallina de la estafa el buche) lo mismo está jugando con olvidos en marquesinas que con emisión de boletos para otras películas a clientes que pagaron por ver la de Mandoki o con insólitas fallas técnicas (volumen de sonido, mal enfoque).
Sin embargo, la puesta en pantalla del trabajo colectivo sistematizado por el cineasta Mandoki ha sido, desde su primer instante, un éxito completo e histórico, no sólo por los buenos resultados económicos y estadísticos que en estos primeros días muestran los reportes oficiales de empresas dedicadas a contabilizar número de asistentes y recaudación en taquillas sino, sobre todo y esencialmente, porque la mencionada cinta pudo ser presentada en salas comerciales, es decir, en exhibición masiva, a pesar del segundo fraude de la temporada de hacerse patos, es decir, del postfraude mediático, empresarial y gubernamental que pretende cerrar el paso a todo testimonio, prueba o comentario que confirme la existencia del fraude electoral original. Allí están consignadas las declaraciones –confesiones de Felipe Calderón y Vicente Fox–, el papel de los conductores opinantes de la televisión, las evidencias del cinismo y la cerrazón de los funcionarios electorales, el papel envenenado y triste de los miembros del tribunal electoral y el peso de los empresarios y el panismo en las campañas de odio y división social.
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