Marcela Gómez
gomezalce@aol.com
La mentira más común, mi estimado, es aquella con la que se engaña uno mismo. Doce meses de este régimen y una serie de delicadas deudas, entre las que destaca, el rubro de seguridad pública. Mientras Felipe expresaba sonriente su distintivo disco rayado, perdón, discurso, para celebrar el primer aniversario en su desangelado desayuno en Palacio Nacional, los hechos y las cifras hablaban por sí solas.
Peligroso, my friend, tratar de tapar la realidad con una miserable inundación de espoteo mediático. Pero más aún si en el discurso presidencial no hay más que palabras huecas y absoluta simulación. Sobre todo porque días antes, el mismo sábado y ayer, la organizada delincuencia enviaba cordiales saludos al Gymboree federal sobre el fracaso de su lucha. Ésos que son los responsables de mover abiertamente sus intereses municipales y estatales. Los que ejecutan en hospitales, en dependencias, en hoteles, en la vía pública desconociendo leyes y Estado de Derecho. Los que saben manejar la guerra psicológica que ya abarca el robo de cadáveres en Semefos para amputarles miembros y dejarlos abandonados en lugares donde se marcan territorios. Los que conocen (y aplican) de sobra que los votos cuentan pero el dinero decide.
El señalamiento de Eduardo Medina Mora acerca de que el narcotráfico ya infiltró campañas estatales, citando botones como Tamaulipas y Michoacán, es por demás aburrido. Sobre todo cuando el procurador (con minúsculas) tiene datos duros en sus manos hace algunas semanas.
La entretenida pregunta sería: ¿por qué el simpático funcionario no actuó con estricto apego a la ley...? Si su atolondrado jefe anda escupiendo en cualquier micrófono su cantaleta, enérgica, of course, de que hay que cerrar filas, unir esfuerzos y enfrentar juntos al crimen organizado, no deja de ser sospechosista que la PGR tiene datos de cómo, con quién y cuándo se negociaron las plazas en esas entidades. O quizá Eduardo le dice verdades a medias a Felipe, que va de la mano de la actitud por la libre de César Nava al presionar a los chicuelos de la SCJN para darle flit a Mario Marín. A doce meses en el gabinete civil de chisguete cualquiera se sube al ladrillo y se marea.
Y tenemos un clásico ejemplo de cómo las actitudes del Gymboree de Los Pinos ya tienen hasta la madre a varios. Al jefe de la oficina whatever de la presidencia (todo con minúsculas) ya lo bautizaron como Juan Mamilo (jajajajaja... perdón, es lunes), quizá porque no lo aguantan ni en los antros que frecuenta (con excesos y sin medida) y, como de tal palo tal astilla, la suerte no parece querer celebrar con esta bola de improvisados en el poder. ¿Por qué?
El pasado sábado no fue posible disfrazar que las diversas cúpulas y sectores no tienen, digamos, ánimos para andar celebrando aniversarios ni pendejadas. La situación es bastante compleja y volátil. Y hay acontecimientos en la agenda que no están en control de Los Pinos. Con todo y la inundación mediática de escasos logros. Con todo y el pueril argumento presidencial de consensos legislativos que, gracias al canje del descarado tianguis político, develó su inmensa debilidad.
Pero no sólo la falta de convocatoria, my dear friend, reflejando buena parte del inexistente liderazgo, se dio en Palacio Nacional, no, no, no... el 28 de noviembre fue tema de conversación en varias de las mesas de una, desangelada también, cena de diputados panistas con subsecretarios federales. Las ausencias se debieron a la genuina molestia con la cabeza del Gymboree, Juan Camilo, por sus actitudes prepotentes y la falta de oficio para desarrollar puentes de comunicación con Calderón. Sobre todo cuando es bastante obvio que sus ansias y ganas son para encantar a Manlio Fabio Beltrones y su PRI.
Quizá Felipe, Juan Camilo y el resto de los pingos estarán más seguros y optimistas ahora que amarraron la presidencia del PAN con Germán Martínez. Todo está planchado y almidonado para una suave y civilizada transición (Guanajuato reloaded?!) para evitar sobresaltos y/o sorpresas. Todo listo y con su listón para una cómoda, contundente y ¿creíble victoria? para el candidato oficial en ¿la primera vuelta?
Sí, my friend, la semana promete. De cara a las vacaciones, perdón de nuevo (traición del subconsciente), al relevo azul. Con el quimérico teatro democrático llamado Cofipe e ife. Y claro, con los eventos que no son del control de Los Pinos pero que acusaron puntual recibo de las estridencias (y medidas) de su inquilino...
gomezalce@aol.com
La mentira más común, mi estimado, es aquella con la que se engaña uno mismo. Doce meses de este régimen y una serie de delicadas deudas, entre las que destaca, el rubro de seguridad pública. Mientras Felipe expresaba sonriente su distintivo disco rayado, perdón, discurso, para celebrar el primer aniversario en su desangelado desayuno en Palacio Nacional, los hechos y las cifras hablaban por sí solas.
Peligroso, my friend, tratar de tapar la realidad con una miserable inundación de espoteo mediático. Pero más aún si en el discurso presidencial no hay más que palabras huecas y absoluta simulación. Sobre todo porque días antes, el mismo sábado y ayer, la organizada delincuencia enviaba cordiales saludos al Gymboree federal sobre el fracaso de su lucha. Ésos que son los responsables de mover abiertamente sus intereses municipales y estatales. Los que ejecutan en hospitales, en dependencias, en hoteles, en la vía pública desconociendo leyes y Estado de Derecho. Los que saben manejar la guerra psicológica que ya abarca el robo de cadáveres en Semefos para amputarles miembros y dejarlos abandonados en lugares donde se marcan territorios. Los que conocen (y aplican) de sobra que los votos cuentan pero el dinero decide.
El señalamiento de Eduardo Medina Mora acerca de que el narcotráfico ya infiltró campañas estatales, citando botones como Tamaulipas y Michoacán, es por demás aburrido. Sobre todo cuando el procurador (con minúsculas) tiene datos duros en sus manos hace algunas semanas.
La entretenida pregunta sería: ¿por qué el simpático funcionario no actuó con estricto apego a la ley...? Si su atolondrado jefe anda escupiendo en cualquier micrófono su cantaleta, enérgica, of course, de que hay que cerrar filas, unir esfuerzos y enfrentar juntos al crimen organizado, no deja de ser sospechosista que la PGR tiene datos de cómo, con quién y cuándo se negociaron las plazas en esas entidades. O quizá Eduardo le dice verdades a medias a Felipe, que va de la mano de la actitud por la libre de César Nava al presionar a los chicuelos de la SCJN para darle flit a Mario Marín. A doce meses en el gabinete civil de chisguete cualquiera se sube al ladrillo y se marea.
Y tenemos un clásico ejemplo de cómo las actitudes del Gymboree de Los Pinos ya tienen hasta la madre a varios. Al jefe de la oficina whatever de la presidencia (todo con minúsculas) ya lo bautizaron como Juan Mamilo (jajajajaja... perdón, es lunes), quizá porque no lo aguantan ni en los antros que frecuenta (con excesos y sin medida) y, como de tal palo tal astilla, la suerte no parece querer celebrar con esta bola de improvisados en el poder. ¿Por qué?
El pasado sábado no fue posible disfrazar que las diversas cúpulas y sectores no tienen, digamos, ánimos para andar celebrando aniversarios ni pendejadas. La situación es bastante compleja y volátil. Y hay acontecimientos en la agenda que no están en control de Los Pinos. Con todo y la inundación mediática de escasos logros. Con todo y el pueril argumento presidencial de consensos legislativos que, gracias al canje del descarado tianguis político, develó su inmensa debilidad.
Pero no sólo la falta de convocatoria, my dear friend, reflejando buena parte del inexistente liderazgo, se dio en Palacio Nacional, no, no, no... el 28 de noviembre fue tema de conversación en varias de las mesas de una, desangelada también, cena de diputados panistas con subsecretarios federales. Las ausencias se debieron a la genuina molestia con la cabeza del Gymboree, Juan Camilo, por sus actitudes prepotentes y la falta de oficio para desarrollar puentes de comunicación con Calderón. Sobre todo cuando es bastante obvio que sus ansias y ganas son para encantar a Manlio Fabio Beltrones y su PRI.
Quizá Felipe, Juan Camilo y el resto de los pingos estarán más seguros y optimistas ahora que amarraron la presidencia del PAN con Germán Martínez. Todo está planchado y almidonado para una suave y civilizada transición (Guanajuato reloaded?!) para evitar sobresaltos y/o sorpresas. Todo listo y con su listón para una cómoda, contundente y ¿creíble victoria? para el candidato oficial en ¿la primera vuelta?
Sí, my friend, la semana promete. De cara a las vacaciones, perdón de nuevo (traición del subconsciente), al relevo azul. Con el quimérico teatro democrático llamado Cofipe e ife. Y claro, con los eventos que no son del control de Los Pinos pero que acusaron puntual recibo de las estridencias (y medidas) de su inquilino...
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