lunes, marzo 31, 2008

Traición, sacrificio

Chivocomentario: no cabe duda que estamos gobernados por políticos bajitos, artificiales, y llenos de fe.

Carlos Fuentes

Nuestro país tiene problemas, vicios y virtudes añejos, y ya no se divide en liberales que defienden la independencia y conservadores que la sacrifican; tampoco se pide la intervención militar extranjera. El presente político es confuso y novedoso

Traidor, del latín traditor, en sentido lato, es quien falta a la obediencia, la enseñanza o la lealtad que de él se esperaba. En sentido estricto, traidor es quien viola su lealtad al Estado, quien es falso al gobierno de su país. La alta traición conlleva un atentado a la soberanía, el honor, la seguridad y la independencia del Estado. Antiguamente -bajo el emperador Diocleciano- traidor era quien "entregaba los libros sagrados". Es decir, quien traicionaba al cristianismo para salvar su vida.

El Artículo 123 del Código Penal Federal es más explícito. La traición que tipifica es la traición a la patria, de acuerdo con quince apartados. La realización de actos contra la independencia, soberanía o integridad de la nación mexicana con la finalidad de someterla a personas, grupo o gobierno extranjero. Tomar parte en acciones bélicas o cooperar a las órdenes de un Estado extranjero en perjuicio de México. Formar parte de grupos armados dirigidos o asesorados por extranjeros que tengan como finalidad atentar contra la independencia, la soberanía, la libertad o la integridad territorial de México. Reclutar gente para hacer la guerra a México con la ayuda o protección de gobierno extranjero.

Prolija pero exacta, la ley continúa: traicionar es proporcionar a extranjeros datos sobre actividades militares mexicanas, ocultar o auxiliar a espías, colaborar para una invasión del territorio nacional, proporcionar a extranjeros elementos humanos y materiales para invadir a México. Traidor es quien solicita la intervención o el establecimiento de un protectorado de Estado extranjero o pida que éste le haga la guerra a México. Traidor es quien invita a extranjeros a tomar armas contra México o a invadir el país. Traidor es quien trata de enajenar, gravar o desmembrar el territorio nacional. Traidor es quien recibe beneficios o empleos del invasor y contra el gobierno nacional, o cometa, en caso de guerra, sedición, motín, rebeldía, terrorismo, sabotaje o conspiración.

Basta leer el texto legal para entender que ser "traidor" o cometer "traición" es un gravísimo crimen y que acusar de "traidor" y de "traición" a un con-ciudadano entraña responsabilidades que no se disculpan como mero desaseo verbal, puntada o insulto sin consecuencias. Digo lo anterior porque muchos ciudadanos asistimos asombrados al desparpajo con que algunos políticos emplean epítetos, lanzan ataques como si fueran meros recursos retóricos o detalles de la pugna cívica, sin darse cuenta de que incurren en delitos claramente calificados por la legislación penal, dándole al injuriado el derecho a reclamar por la vía judicial.

¿Es mucho pedir a algunos aguerridos (y adoloridos) dirigentes políticos que midan sus palabras, que reflexionen?

Sospecho que el ala retropriísta de la extrema izquierda quiera conjurar con su retórica revolucionaria los largos, larguísimos años de sus valiosos servicios a los gobiernos del PRI. A la vejez, viruelas. Mas los párvulos de la derecha no se quedan atrás a la hora de despacharse las palabras. Por ejemplo: "sacrificio".

La palabra significó originalmente matar a un animal en homenaje a una Divinidad. Quiere decir también ofrendar algo valioso a cambio de algo superior. Se sacrifica una víctima a la voluntad de otro superior al victimado. Sacrificio es la pérdida incurrida al vender algo por debajo de su valor. Sacrificio es abnegación. Es el peligro grave al que se ajusta una persona. Es también la acción a la que alguien se somete con gran repugnancia.

Cuando un alto y joven funcionario del gobierno mexicano se justifica como tal alegando que se "sacrificó", ¿a cuál de las razones señaladas acudiría? Al aceptar un alto encargo oficial, ¿ofrendó su valor personal, perdiéndolo así sea pasajeramente? ¿Se sacrificó a la voluntad de otro, en este caso el Presidente de la República? ¿Se vendió a sí mismo por debajo de su valor? ¿Se sometió, al cargo público con gran repugnancia? Mas, ¿tiene derecho el así beneficiado, por más que reclame el sacrificio de una posición personal cómoda, pecuniariamente superior, libre de responsabilidad política, a quejarse de aceptar un puesto público? ¿Por qué, se pregunta el ciudadano, este funcionario no regresa cuanto antes a su privilegiada situación anterior, dejándole el puesto a quien lo considere oportunidad de servir sin nostalgias? ¿Qué espera? ¿Cree que la nación admira con la boca abierta, dispuesta a coronarlo con laurel, su espléndido "sacrificio"?

Rollero mata a carita y Maserati mata a rollero, dice un dicho mexicano. Pero cuando se tiene rollo, carita y Maserati, ¿a todos los mata un puesto público, la ambición de suceder al Primer Magistrado y la protección de éste? El gobierno de México no puede ser visto como el Club de los Amigos de Toby.

País moderno cargado de problemas antiguos y vicios y virtudes añejas, el México de hoy no es el de las claras y simplistas Guerras de Reforma. El país no se divide en liberales que defienden la independencia y conservadores que la sacrifican. Nadie pide -estigma del viejo conservadurismo- la intervención militar extranjera. Nadie le ofrece el trono de México a un príncipe austriaco. Resucitar las viejas pugnas decimonónicas sólo significa falta de propuestas para el presente y el futuro. Nuestro presente político es confuso, artificial y también novedoso: no estamos acostumbrados a elecciones que se pierdan o ganen por porcentajes mínimos como en Alemania, Italia o Francia. Si el PRI ganaba con mayorías del 90%, ¿por qué ganan los partidos actuales con mínimos del 0.5%? La respuesta me parece clara: porque la ciudadanía democrática ya no puede ser abrumada por un solo partido. Por eso ganó Calderón. Por eso ganó Ebrard. Por eso seguirán ganando, con mínimos, los candidatos de una democracia en formación.

¿Deforma a la democracia el tripartidismo actual? Yo sólo diría que en un sistema político mejor definido y funcional, México contaría con dos grandes partidos, el democristiano de centro-derecha y el socialdemócrata de centro-izquierda, admitiendo y respetando las candidaturas unipersonales y remitiendo a las fracciones extremas a las extremidades de la cancha.

Entonces, acaso, las palabras políticas se emplearán con más cuidado, con mayor responsabilidad y a nadie se acusará de "traición" sólo por diferir y nadie tendrá que "sacrificarse" para aceptar un puesto público.

2 comentarios:

DP dijo...

Zapatero a tus zapatos, yo le diria a Fuentes quien está medio wey. Mejor que se dedique a lo que sabe hacer con mucho ingenio, novelas.

Es obvio que el Mexico de hoy no es el de las claras y simplistas guerras de reforma, y solo él cree que no lo sabemos, pero los problemas de independencia, tronos, e intervenciones militares siguen latentes y creo que eso no lo tiene claro. Se traducen a soberanía, tronos perpetrados por los neoliberales, e intervenciones y represiones militares, sea del ejercito o de la PFP.

Solo él cree que en Mexico solo existe el democristianismo y la socialdemocracia mientras que el resto se va al extremo de la cancha. El centro-derecha quedó rebasado por el neoliberalismo del PRI-PAN, el centro-izquierda del antiguo PRI que está ahora ubicado en "Nueva Izquierda" del PRD, es la que se va al extremo de la cancha, pero existe la "extrema izquierda" con fuerte presencia en el sector progresista del mismo PRD y en la izquierda no institucional.

JA dijo...

De acuerdo con las definiciones de traicion y sacrificio del maestro Fuentes. Ya lo dijo Mojarro: cuando un sistema se pudre lo primero que se vicia es el lenguaje.

Pero yo sigo pensando que Calderon no gano la eleccion y que en México no hay democracia.

Una democracia que paga 50 pesos el salario minimo, que tiene un sistema de proteccion social quebrado y que aumenta la desigualdad, para mi no es democracia.

Hay elecciones, si, eso es democracia electoral, pero es un sistema viciado (desde Barlett -1988- hasta Ugalde&Hildebrando -2006-). Quiero ver qué persona honesta puede hoy defender al IFE y al tribunal electoral.

Asi que vamos respetando la palabra democracia, maestro Fuentes.