viernes, julio 25, 2008

Movimientos y Protestas Sociales en América Latina

Alfredo Velarde

Como en los inicios de la década en que amanecimos al convulso, complejo y contradictorio nuevo siglo XXI, de nueva cuenta, las señales cruzadas y la materia prima de las reflexiones en materia comprensiva y referida a los llamados “nuevos movimientos sociales” , proviene del Sur . Argentina, de nuevo y por ejemplo, como otras naciones del cambiante contexto socio-político del Cono Sur, se convulsiona.

Como en la rebelión piquetera del 19 y 20 de diciembre de 2001 que ahora se antoja tan distante, se debate el sentido de la respuesta contra sistémica, la naturaleza de las reivindicaciones, las motivaciones de los actores y las fuerzas que intervienen en las nuevas luchas. Por de pronto, el nuevo movimiento de los cerealeros inconformes en las pampas que se han levantado contra la política impositiva a la exportación de los productores locales, de parte del gobierno de Cristina Kirchner -en un tiempo donde el reaccionario fundamentalismo librecambista había abogado por abolir los aranceles a la importación (y que ahora se taza contradictoriamente a la salida de bienes primarios)-, además de que detonó la “rebambaramba” , echó por tierra definitivamente cualquier necedad consistente en definir a la presidenta esposa del anterior titular del mismo cargo, como un gobierno “de izquierda” . ¿Cómo leer interpretativamente lo que ocurre? La información concurre a cuentagotas y los juicios absolutos obligan a un razonamiento de más fondo que habrá de ocuparnos, a lo largo de una serie de próximas entregas, para pensar las distintas protestas populares en nuestra geopolítica y la conformación de los movimientos sociales que existen y los que vendrán, así como las aspiraciones a favor de poderes populares alternativos en la vasta cartografía latinoamericana que, con inquietud, se convulsionan y movilizan en búsqueda de algo mejor al plato de lentejas que ofrecen los ya no tan nuevos “gobiernos progresistas” y que, de contrabando, se presentan como de “izquierda” , sin serlo genuinamente.

Es tan grande el hastío al sin sentido depredatoriamente brutal del neoliberalismo económico que, “cualquier cosa” diferente –así sean las trivialidades repetitivas del keynesianismo redivivo -, aparece como “deseable” –incluso en México-, justo cuando la alternativa socialista y libertaria, parece empeñada en demorarse en momentos en que más necesaria que nunca antes resulta.

Pero preguntémonos: ¿por qué tanto en gobiernos que se presumen como “democráticos” -y ni qué decir de aquellos que sin pudores se comportan autoritariamente-, la gente se inconforma, se lanza a la calle, advierte lo importante de organizarse para pelear contra el principio de autoridad, al margen y en ocasiones incluso en contra del desgastado procedimiento electoralista de las urnas y el sufragio universal ? ¿Por qué, desde el mundo los excluidos hasta del salario y del trabajo mismo muy frecuentemente a contrapelo de las burocracias corporativistas sindicales acomodadas en el status , los trabajadores y la gente apoyan movimientos revolucionarios, mientras en otros momentos expresan su malestar antisistémico con baja productividad, huelgas, ausentismo, etcétera? ¿Por qué, en fin, así como nacen y se manifiestan, se desmovilizan o desparecen, incluso sin haber logrado los resultados por lo que pelearon? A ofrecer algunas pistas y claves interpretativas alusivas a ésta dialéctica, me dedicaré durante una serie de textos que –salvo ante acontecimientos nacionales de mayor urgencia e interés que obligue a abordarlos a bote pronto, como en el caso de la candente cuestión energética mexicana- tratarán de moverse en los más sustantivos acontecimientos de la política y sus luchas sociales que ocurran en eso que José Martí definió alguna vez como “Nuestra América” (en parte para diferenciar a la región, de una arrogancia imperialista demodé norteamericana que acostumbra, para referirse a sí misma, como “América” y no como Estados Unidos de Norteamérica).

Acotar el curso de nuestras próximas colaboraciones, a la geopolítica latinoamericana , no es un capricho académico o teórico, sino el convencimiento de que en los albores del todavía muy joven siglo XXI, América Latina está demostrando ser, con avances y retrocesos, el espacio cartográfico de la globalización capitalista mundializada más desafiante en la conformación del nuevo (des) orden internacional que demuestra, precisamente, la zona de pasaje histórico que con gran tino teórico el filósofo político italiano, Antonio Negri , ha definido como el interregno entre el imperialismo que no termina de periclitar, y el Imperio que no culmina por fraguar , un momento en que se debate, no sólo el presente (en mucho diferente a los desenlaces que en el pasado histórico se auguraron para la región, en un sentido u otro), sino para un futuro poblado de múltiples incertidumbres y, acaso, escasísimas certezas. Compartir y reflexionar con los lectores eventuales de este espacio, por eso, las incidencias y los fenómenos económicos, políticos y sociales que nos acosan a todos los latinoamericanos en conjunto, parece ser un ejercicio de imprescindible razonamiento económico-político, ante las señales cruzadas que acosan tanto a la interrogación del presente, como a la propia interpretación de fenómenos, a veces esperanzadores, en ocasiones contradictorios, a veces gravemente regresivos, que estamos viviendo o que testimoniamos y que irremediablemente nos afectarán de una manera u otra.

En resumen perseguiré, a lo largo de aproximadamente 10 entregas futuras, la amplia panorámica económico-política latinoamericana y que, como Georges Sorel , del que Antonio Gramsci tomó su conocida frase sobre “el pesimismo de la inteligencia y el optimismo de la voluntad” , trataré, con ése talante teórico, aportar algunas pistas para comprender nuestro presente ante la urgente necesidad por un cambio cierto, profundo y radical.

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