Recopilación por Millán
El Lenguaje, la Comunicación y la Formación del CNH
“En el Poli yo nunca oí términos como ‘momiza’, ‘fresiza’, ‘onderos’ y demás monerías. Nunca se nos habló de la generación ‘sandwich’, la de los padres aplastados entre sus hijos y sus propios padres como una rebanada de queso de puerco. Quizá en la UNAM se emplee este lenguaje, pero a mi me parecen más bien términos de intelectuales o de pequeños grupos que quisieron acercarse al movimiento, estar ‘in’. Nosotros hablábamos a puras groserías, eso si, empleamos más bien el lenguaje de los albañiles cuando discutimos entre nosotros”. Raúl Alvarez Garín, del CNH. [1]
“Yo soy de la UNAM y allá se maneja un lenguaje académico, de grupo. Aquí la educación es clasista… muy pronto noté que los muchachos de Ciencias Políticas, por ejemplo, al entrar en contacto con la gente del pueblo, sobre todo al principio, hablaban de lucha de clases, de bienes de producción en manos de la burguesía, la clase en el poder y otras madres, y nadie los entendía. No había comunicación. Al contrario se levantaba un muro de desconfianza… Yo fui testigo de que el lenguaje fue cambiando, o mejor dicho, de que fuimos encontrando un lenguaje común, y esta es la experiencia más bonita que saqué del Movimiento… Poco a poco el pueblo nos empezó a enseñar su modo de hablar y los aplausos nos indicaban que nos entendíamos. Empezamos a conocer México y su triste realidad. Todo esto lo vivimos diariamente en la brigada”. Salvador Martínez de la Roca, del CNH. [1]
“Sin ánimo de exagerar (en aquella movilización se dirimía) no sólo los destinos de la Universidad y el Politécnico, sino las causas más importantes, más entrañables para el pueblo de México. Por primera vez, universitarios y politécnicos, hermanados, defienden la vigencia de las libertades democráticas en México”. Javier Barros Sierra, rector del la UNAM [2]
8 de agosto
El Comité Coordinador de Huelga del IPN declaró que cualquier plática tendiente a solucionar el pliego petitorio debería ser pública y utilizando los medios masivos de comunicación.
En la UNAM, en diferentes escuelas, las aulas, los auditorios y demás lugares de reunión fueron rebautizados con nombres de revolucionarios. Así por ejemplo, las diferentes aulas de la Facultad de Ciencias Políticas llevaron los nombres de Lenin, Mao Tse Tung, Camilo Torres, Camilo Cienfuegos, etc. El auditorio Justo Sierra fue bautizado como Che Guevara, paralelamente a esto, los baños y otros lugares por el estilo fueron llamados Gustavo Díaz Ordaz, Cueto Mendiolea, etc.
Se construyó la Coalición de Profesores de enseñanza Media y Superior Pro Libertades Democráticas, que reunió a profesores del IPN, UNAM, Escuela Normal Superior y Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).
Tratando de darle fin al Movimiento las autoridades gubernamentales como Corona del Rosal, se dirigieron al director del IPN, Massieu, sugiriéndole se formara una Comisión integrada por representantes del gobierno, profesores y estudiantes con otros sectores de la ‘opinión pública’ para buscar una solución pacífica al conflicto y así desconocer a los órganos dirigentes surgidos en la lucha.
También se dieron luchas en varios Estados del país en apoyo al movimiento, como por ejemplo, en Villahermosa donde los estudiantes hicieron una manifestación donde exigían la destitución de funcionarios, la marcha fue agredida por los cuerpos represivos del Estado y fueron asesinados dos estudiantes, además de que hubo cincuenta heridos y varios detenidos. Para entonces se habían sumado ya a la huelga la Universidad de Sinaloa, la Universidad Autónoma de Baja California Sur, la Universidad de Tabasco, el Tecnológico de Veracruz y las Normales Rurales. [3]
9 de agosto
Se formó el Consejo Nacional de Huelga (CNH) en una enorme Asamblea Estudiantil en la que participaron 38 Comités de Lucha de las Asambleas de la UNAM, IPN, Chapingo, Normal Superior, así como el apoyo que para estos momentos brindaron los estudiantes de Bellas Artes, la Universidad Iberoamericana, la Escuela Nacional de Antropología e Historia y algunos de secundaria. [3]
10 de agosto
El CNH declaró: “cualquier solución que se intente (para el pliego petitorio) deberá ser aprobada por el CNH y desconocemos y desaprobamos cualquier arreglo el margen de este Consejo…”. Respecto al diálogo público: “para iniciar el diálogo público es preciso que se contemple la necesidad de abrir perspectivas de libertad sindical, gestionar la instauración de la semana laboral de 40 horas, establecer el control de precios y salarios a través de Comités de Lucha Populares y supervisar el reparto agrario mediante Comités de Luchas Campesinos”. [3]
[1] La Noche de Tlatelolco, Ediciones Era, Elena Poniatowska
[2] Periódico Excélsior 1º de agosto de 1968
[3] Por un 68 Vivo y Combativo, Colectivo Editorial Vanegas Arroyo, CLETA
www.machetearte.com
El Lenguaje, la Comunicación y la Formación del CNH
“En el Poli yo nunca oí términos como ‘momiza’, ‘fresiza’, ‘onderos’ y demás monerías. Nunca se nos habló de la generación ‘sandwich’, la de los padres aplastados entre sus hijos y sus propios padres como una rebanada de queso de puerco. Quizá en la UNAM se emplee este lenguaje, pero a mi me parecen más bien términos de intelectuales o de pequeños grupos que quisieron acercarse al movimiento, estar ‘in’. Nosotros hablábamos a puras groserías, eso si, empleamos más bien el lenguaje de los albañiles cuando discutimos entre nosotros”. Raúl Alvarez Garín, del CNH. [1]
“Yo soy de la UNAM y allá se maneja un lenguaje académico, de grupo. Aquí la educación es clasista… muy pronto noté que los muchachos de Ciencias Políticas, por ejemplo, al entrar en contacto con la gente del pueblo, sobre todo al principio, hablaban de lucha de clases, de bienes de producción en manos de la burguesía, la clase en el poder y otras madres, y nadie los entendía. No había comunicación. Al contrario se levantaba un muro de desconfianza… Yo fui testigo de que el lenguaje fue cambiando, o mejor dicho, de que fuimos encontrando un lenguaje común, y esta es la experiencia más bonita que saqué del Movimiento… Poco a poco el pueblo nos empezó a enseñar su modo de hablar y los aplausos nos indicaban que nos entendíamos. Empezamos a conocer México y su triste realidad. Todo esto lo vivimos diariamente en la brigada”. Salvador Martínez de la Roca, del CNH. [1]
“Sin ánimo de exagerar (en aquella movilización se dirimía) no sólo los destinos de la Universidad y el Politécnico, sino las causas más importantes, más entrañables para el pueblo de México. Por primera vez, universitarios y politécnicos, hermanados, defienden la vigencia de las libertades democráticas en México”. Javier Barros Sierra, rector del la UNAM [2]
8 de agosto
El Comité Coordinador de Huelga del IPN declaró que cualquier plática tendiente a solucionar el pliego petitorio debería ser pública y utilizando los medios masivos de comunicación.
En la UNAM, en diferentes escuelas, las aulas, los auditorios y demás lugares de reunión fueron rebautizados con nombres de revolucionarios. Así por ejemplo, las diferentes aulas de la Facultad de Ciencias Políticas llevaron los nombres de Lenin, Mao Tse Tung, Camilo Torres, Camilo Cienfuegos, etc. El auditorio Justo Sierra fue bautizado como Che Guevara, paralelamente a esto, los baños y otros lugares por el estilo fueron llamados Gustavo Díaz Ordaz, Cueto Mendiolea, etc.
Se construyó la Coalición de Profesores de enseñanza Media y Superior Pro Libertades Democráticas, que reunió a profesores del IPN, UNAM, Escuela Normal Superior y Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).
Tratando de darle fin al Movimiento las autoridades gubernamentales como Corona del Rosal, se dirigieron al director del IPN, Massieu, sugiriéndole se formara una Comisión integrada por representantes del gobierno, profesores y estudiantes con otros sectores de la ‘opinión pública’ para buscar una solución pacífica al conflicto y así desconocer a los órganos dirigentes surgidos en la lucha.
También se dieron luchas en varios Estados del país en apoyo al movimiento, como por ejemplo, en Villahermosa donde los estudiantes hicieron una manifestación donde exigían la destitución de funcionarios, la marcha fue agredida por los cuerpos represivos del Estado y fueron asesinados dos estudiantes, además de que hubo cincuenta heridos y varios detenidos. Para entonces se habían sumado ya a la huelga la Universidad de Sinaloa, la Universidad Autónoma de Baja California Sur, la Universidad de Tabasco, el Tecnológico de Veracruz y las Normales Rurales. [3]
9 de agosto
Se formó el Consejo Nacional de Huelga (CNH) en una enorme Asamblea Estudiantil en la que participaron 38 Comités de Lucha de las Asambleas de la UNAM, IPN, Chapingo, Normal Superior, así como el apoyo que para estos momentos brindaron los estudiantes de Bellas Artes, la Universidad Iberoamericana, la Escuela Nacional de Antropología e Historia y algunos de secundaria. [3]
10 de agosto
El CNH declaró: “cualquier solución que se intente (para el pliego petitorio) deberá ser aprobada por el CNH y desconocemos y desaprobamos cualquier arreglo el margen de este Consejo…”. Respecto al diálogo público: “para iniciar el diálogo público es preciso que se contemple la necesidad de abrir perspectivas de libertad sindical, gestionar la instauración de la semana laboral de 40 horas, establecer el control de precios y salarios a través de Comités de Lucha Populares y supervisar el reparto agrario mediante Comités de Luchas Campesinos”. [3]
[1] La Noche de Tlatelolco, Ediciones Era, Elena Poniatowska
[2] Periódico Excélsior 1º de agosto de 1968
[3] Por un 68 Vivo y Combativo, Colectivo Editorial Vanegas Arroyo, CLETA
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