Marcela Gómez
gomezalce@aol.com
La derrota en la guerra, mi estimado, no es el mayor de los males salvo cuando la ocasiona un enemigo indigno. Energética semana la que finaliza con delicado oleaje de crisis económica cuya adversidad hace crecer la emoción del célebre capitán que, de cara al segundo aniversario de su (des)gobierno, el contexto nacional se le enrarece y complica con el empalme de la problemática en la economía de millones de mexicanos y el creciente malestar social.
Ayer, my friend, finalmente se aprobó una reforma del tamaño del inquilino de Los Pinos. Un chisguete que es proporcional al tamaño del Gymboree presidencial en el poder (del no poder).
Y después de tantos meses planeando el atraco para salir oliendo a rosas en un mar de estiércol, el tesorito de Bucareli afinaba tonada en los micrófonos al afirmar que su entretenida aprobación fue un paso trascendental para la vida del país, el más importante desde 1938 (¡!), en donde ganó la vía de la política, del diálogo y del debate de ideas. Y encarrerado este inservible disfuncional escupía que la abrumadora mayoría (¡¡!!) que la aprobó reflejó lo que piensan nuestros ilustres legisladores y, faltaba más, la gran mayoría de los mexicanos. Y que al final de cuentas, en un país democrático, lo que sucede después de escuchar a todas las voces que fueron plenamente y ampliamente escuchadas es que se vota (haiga sido como haiga sido)
Chingón.
El tesorín ya sufre los estragos de los excesos de la fiesssssta al olvidar que, aunque se enchilen the usual media suspects, gracias a Andrés Manuel López Obrador y su amplio movimiento —desarrollado al margen de las serviciales lacritas amarillas de Manlio Fabio Beltrones– se evitó el despojo encabezado, ni más ni menos, que por los intereses de Juan Camilo Mouriño que con el poder de su firma ya andaba haciendo cuentas alegres para su adorado jefe y club de socios.
Lo más atractivo de todo el spin doctor media show, incluyendo la millonaria campaña espotera, es que se insulta la inteligencia del sonriente respetable al pretender vender que este chisguetín fue producto del diálogo constructivo, de la voluntad de todos los partidos y de la democracia whatever, cuando fue el corolario de las acciones y medidas legislativas de unos cuántos que se fajaron para entrarle al toro legislativo por los cuernos a la par que los mastines mediáticos aullaban histéricos: ¡¡secuestraron al Congresooooo!!, mientras las calles eran tomadas por la resistencia civil, que hasta hoy no ha roto un vidrio, y que lograron abrir el mentado debate energético… que terminó por mandar al nabo sin escalas la proyectada ratería del achispado Gymboree.
La estrategia federal que incluyó la apertura de los micrófonos para las explicaciones bondadosas del chisguete por parte de las lacras perredistas aderezada ayer con la simpática negación de incluir que “no se suscribirán contratos de exploración o producción que contemplen el otorgamiento de bloques o áreas exclusivas”... es el disparador de algunas estupendas medidas que serán anunciadas este domingo en el Zócalo. So everybody chill.
La semana próxima, el chisguete hará escala en San Lázaro y comienza otra etapa más de ingeniosa polarización política que sobreviene desde la controvertida elección del 2006. La divertida cuestión es que con el precio estimado del petróleo en las espléndidas cifras oficiales y el impacto de la crisis del catarri… no, no… tsunami económico, el chisguete de Felipe no tiene fondo en el banco del ánimo de los grandes inversionistas.
Que, con la pena, my friend, le dan el mismo sentido a las simpáticas palabras del tabasqueño: esto, no se acaba aquí…
Por la Mirilla
Uno.- Como siempre, excelso el timing del (des)gobierno mexicano para fajarse a los cubanos. A semanas de la elección presidencial estadunidense y a horas de la visita de Condolezza Rice, quien acusó recibo del tubazo de Los Pinos.
Y dos.- Desde este espacio un abrazo muy cariñoso y solidario para Susana y sus dos hijos por el fallecimiento del querido Gustavo Iruegas.
Descanse en paz.
¡Adiós!
gomezalce@aol.com
La derrota en la guerra, mi estimado, no es el mayor de los males salvo cuando la ocasiona un enemigo indigno. Energética semana la que finaliza con delicado oleaje de crisis económica cuya adversidad hace crecer la emoción del célebre capitán que, de cara al segundo aniversario de su (des)gobierno, el contexto nacional se le enrarece y complica con el empalme de la problemática en la economía de millones de mexicanos y el creciente malestar social.
Ayer, my friend, finalmente se aprobó una reforma del tamaño del inquilino de Los Pinos. Un chisguete que es proporcional al tamaño del Gymboree presidencial en el poder (del no poder).
Y después de tantos meses planeando el atraco para salir oliendo a rosas en un mar de estiércol, el tesorito de Bucareli afinaba tonada en los micrófonos al afirmar que su entretenida aprobación fue un paso trascendental para la vida del país, el más importante desde 1938 (¡!), en donde ganó la vía de la política, del diálogo y del debate de ideas. Y encarrerado este inservible disfuncional escupía que la abrumadora mayoría (¡¡!!) que la aprobó reflejó lo que piensan nuestros ilustres legisladores y, faltaba más, la gran mayoría de los mexicanos. Y que al final de cuentas, en un país democrático, lo que sucede después de escuchar a todas las voces que fueron plenamente y ampliamente escuchadas es que se vota (haiga sido como haiga sido)
Chingón.
El tesorín ya sufre los estragos de los excesos de la fiesssssta al olvidar que, aunque se enchilen the usual media suspects, gracias a Andrés Manuel López Obrador y su amplio movimiento —desarrollado al margen de las serviciales lacritas amarillas de Manlio Fabio Beltrones– se evitó el despojo encabezado, ni más ni menos, que por los intereses de Juan Camilo Mouriño que con el poder de su firma ya andaba haciendo cuentas alegres para su adorado jefe y club de socios.
Lo más atractivo de todo el spin doctor media show, incluyendo la millonaria campaña espotera, es que se insulta la inteligencia del sonriente respetable al pretender vender que este chisguetín fue producto del diálogo constructivo, de la voluntad de todos los partidos y de la democracia whatever, cuando fue el corolario de las acciones y medidas legislativas de unos cuántos que se fajaron para entrarle al toro legislativo por los cuernos a la par que los mastines mediáticos aullaban histéricos: ¡¡secuestraron al Congresooooo!!, mientras las calles eran tomadas por la resistencia civil, que hasta hoy no ha roto un vidrio, y que lograron abrir el mentado debate energético… que terminó por mandar al nabo sin escalas la proyectada ratería del achispado Gymboree.
La estrategia federal que incluyó la apertura de los micrófonos para las explicaciones bondadosas del chisguete por parte de las lacras perredistas aderezada ayer con la simpática negación de incluir que “no se suscribirán contratos de exploración o producción que contemplen el otorgamiento de bloques o áreas exclusivas”... es el disparador de algunas estupendas medidas que serán anunciadas este domingo en el Zócalo. So everybody chill.
La semana próxima, el chisguete hará escala en San Lázaro y comienza otra etapa más de ingeniosa polarización política que sobreviene desde la controvertida elección del 2006. La divertida cuestión es que con el precio estimado del petróleo en las espléndidas cifras oficiales y el impacto de la crisis del catarri… no, no… tsunami económico, el chisguete de Felipe no tiene fondo en el banco del ánimo de los grandes inversionistas.
Que, con la pena, my friend, le dan el mismo sentido a las simpáticas palabras del tabasqueño: esto, no se acaba aquí…
Por la Mirilla
Uno.- Como siempre, excelso el timing del (des)gobierno mexicano para fajarse a los cubanos. A semanas de la elección presidencial estadunidense y a horas de la visita de Condolezza Rice, quien acusó recibo del tubazo de Los Pinos.
Y dos.- Desde este espacio un abrazo muy cariñoso y solidario para Susana y sus dos hijos por el fallecimiento del querido Gustavo Iruegas.
Descanse en paz.
¡Adiós!
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