Por Enrique Kato
Un grupo de economistas independientes, muchos de ellos profesores universitarios, en Cambridge, Massachussets, anunciaron que la economía norteamericana lleva 11 meses en recesión. Pese al manejo del ya tan versado tema, la noticia se recibió con sorpresa debido a la fecha que presentan como inicio: es de 2007.
Una definición sencilla de recesión económica es cuando un país reduce su actividad económica en dos o más trimestres, presentándose en forma negativa. Sin embargo este grupo de economistas de Cambridge utilizan un conjunto amplio de indicadores para determinar el inicio y término de una recesión. El criterio que utilizaron en este caso fue el del creciente índice de desempleo, el cual se ha mostrado en forma consistente desde fines del año pasado.
Dan a conocer, además, que será una recesión larga en Estados Unidos y de igual manera podemos asumir que en México será un proceso de contracción de varios meses o incluso años. El momento económico que vivimos no es de una crisis rápida de la que nos recuperaremos en un par de trimestres, el fenómeno de recesión o estancamiento para el caso mexicano y mundial será prolongado, manteniéndose un nivel elevado de desconfianza; lo más grave es que las medidas gubernamentales de reactivación económica seguirán siendo paliativos, sin incidir en forma importante, llevando a que la sociedad actué con cautela.
A diferencia de los últimos tres meses en que había noticias de paros técnicos, en estos últimos días de diciembre las noticias de quiebras o rescates se han venido sucediendo. Se observa una engrandecida incertidumbre: respecto al tipo de cambio, se sigue encareciendo el dólar, el precio del petróleo sigue disminuyendo, y los problemas de bajo crecimiento económico, aumentos del desempleo y de la cartera vencida crediticia, parecen desbordarse.
Pero seamos optimistas, probablemente en 2009 esas incertidumbres y volatilidades que estamos presenciando vayan a la baja y volvamos a una nueva cotidianeidad de nuestra economía, ya que sobre la evolución de largo plazo de la economía mexicana habló recientemente el encargado de la política monetaria en México, el Director del Banco de México, en una conferencia sobre cómo entender lo que determina el éxito económico de las naciones , cuestionando si ¿las economías de más rápido crecimiento logran esto (el crecimiento) a través de un sacrificio de la inclusión? Es decir, si el crecimiento se logra generando o no más pobreza o desigualdad.
Al respecto ofreció una serie de consideraciones de lo que la teoría económica ha argumentado para explicar esos fenómenos. Destacando la parte en donde refiere el caso mexicano afirma que “México no puede ser caracterizado como una economía dinámica. En las últimas cinco décadas ha registrado un desempeño pobre en términos de crecimiento económico si lo comparamos con otras regiones que empezaron el período en niveles similares o de más bajo de desarrollo”. Se refiere a Corea del Sur, Hong Kong, Malasia, Singapur, Tailandia y Taiwán donde el crecimiento económico ha sido mucho más elevado que el nuestro.
Las explicaciones económicas al bajo crecimiento son conocidas: pocas inversiones productivas, baja creación de empleo, ineficacia organizacional y escasa innovación tecnológica. Añadiría la poca importancia que tiene en México la política industrial. Además ofrece un dato de entre 3% y 3.5% sobre el crecimiento potencial de México que califica de bajo, y plantea que el crecimiento debería de ser del doble, es decir, entre 6% y 7% algo que recordamos del sexenio anterior.
Termina comentando sobre la elevada inflación actual con base en el punto de vista de Joel Martínez, que escribe en el diario Reforma, y que precisa que si el crecimiento de precios al mes de noviembre es elevado, la mitad de la responsabilidad es del gobierno federal debido a los precios administrados que son los de gasolina, electricidad y gas.
La gasolina Magna en 2008 ha aumentado 8% y la Premium casi 10%, como resultado de los aumentos semanales.
Como la meta de inflación a inicios de año fue de 3% y ya nos situamos por arriba del 6% entonces escribe Joel, leyendo el pensamiento del gobierno federal, “hay que subir todo antes de que cierre el año, al fin que la inflación de 2008 “ya se fue al caño”.
Compartimos su opinión a excepción de su afirmación sobre que en 2009 ya no habrá tantos incrementos a los precios administrados y qué comparativamente la inflación del próximo año será baja y quizá dentro de las metas de la política monetaria.
Quedará 2008 como un año donde se erosionó fuertemente el poder de compra de la población atribuyendo este hecho a la crisis que provino de Estados Unidos. Pretendiendo que no identifiquemos que una gran parte de la responsabilidad se encuentra en el manejo de la política económica nacional, de un gobierno que irresponsablemente aumenta sus ingresos subiendo precios, sin importar el perjuicio a los trabajadores y a la población de bajos recursos.
* Miembro del Taller de Economía Social y Políticas Públicas, de la Facultad de Economía de la UNAM y Profesor de la Universidad Autónoma de Querétaro.
www.machetearte.com
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