miércoles, enero 28, 2009

Presidente dísel (dice él)

Julio Hernández López
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx

Con las maletas listas para viajar a Davos, donde se reunirá con los gurús de las teorías desfondadas, el animador mexicano Felipe Calderón se permitió soltar ante una audiencia protestante un chistecillo aritmético cruel: ante el tamaño de la crisis económica que ahora sí acepta que no será un simple catarrillo pasajero, y ante una movilización nacional contra los progresivos aumentos a los combustibles, particularmente el dísel, el michoacano sonriente hizo saber que ese motivo de angustia popular será reducido en 75 por ciento... en cuanto a los aumentos venideros, pues viendo para atrás sólo se aplica la doctrina hacendaria de que lo caido, caido. Es decir, de ahora en adelante, el incremento semanal será mensual, y ¡todos contentos!

Esos malos trucos numéricos son, en realidad, inflacionarios, pues aumentan aceleradamente la percepción de que al frente de las instituciones mexicanas (haiga sido como haiga sido) y en uno de los peores momentos del país, lo que hay son funcionarios devaluados e insensibles que, sin embargo, gastan y dilapidan como si cumplieran siquiera la centésima parte de lo que deberían hacer. Eso sí, ayer, al deplorar que habrá disminución del dinero público por los malabarismos del descuento del tramposo 75 por ciento en “el ajuste actual del diesel”, Feli-Feli reveló al nervioso público que hará pejeahorrillos y se acogerá a la fórmula exótica de la austeridad, pues aún existen resquicios por los cuales se gastan algunos centavillos extras, ni más ni menos que unos... mmm, pues unos 10 mil millones de pesos que ¡siempre sí se pueden ahorrar!, sobre todo metiéndole tijera a “servicios personales y algunas asesorías que aumentaron significativamente en el presupuesto de este año”. ¡10 mil millones de pesos en chuchulucos cortesanos!

Por lo pronto, ¡feliz viaje a Suiza!, con las alburas doctrinales económicas que ya no sirven en el contexto mundial oscuro. ¡Ah, otro paisaje, otras palabras, otro mundo! Mientras en México las mechas sociales se multiplican. La insoportable levedad del no ser.

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