viernes, febrero 20, 2009

Ruta Sonora-La crema de 2008 (en español)

Patricia Peñaloza

En 2008, la búsqueda sonora siguió incitando a quienes tocan rock. En México, los grupos, el público, los festivales, siguieron creciendo, a la par de las producciones independientes y el desplome de las disqueras. De otros países, trascienden aquí cada vez menos bandas, al ser tan fuerte la aceptación de lo propio. Así, además de lo abajo listado, sobresalieron bandas como Paté de Fuá, Yokozuna, Loba, Hello seahorse!, Enjambre, Los Negretes y Silverio (con su reciente álbum). Aunque discos como Nueva América de Quiero Club, All u need is Mosh de Plastilina Mosh, o el Taras Bulba de Jessy Bulbo, decepcionaron. Aun así, la escena sigue saludable. Hoy, lo más destacado, en español, del año pasado, según este apartado.

Los Fancy Free. Nevergreens Vol. I y II. Deslumbrante tercer álbum doble proveniente de la güera cabeza de este sueco-mexicano, quien brilla más al cantar en español y exudar un rock fino, sicodélico, posmoderno, con críticas y cálidas letras. Mano responsable de varios de los proyectos más interesantes del subterráneo, Martin Thulin se instala como uno de los compositores y productores más notables del rock hecho aquí mero.

Zoé. Reptilectric. El quinteto chilango de las melodías lánguidas y el Quetzalcóatl post-punk, sigue dándole a su rock taciturno, sus atmósferas análogas, sus bajeos macizos, para refrendarse en su cuarto plato como una de las más relevantes y consentidas bandas de rock mexicano actual. No tan fascinante como sus dos discos previos, pero sí consolidando su lugar e identidad.

Juana Molina. Un día. En su quinta entrega, esta argentina avecindada en Nueva York, deja lo folk-trónico para adentrarse a un delicado viaje interior que se aleja del formato canción y se acerca a la experimentación, donde voz, guitarra acústica y efectos que multiplican los sonidos, van formando un original tramado onírico. Una belleza.

Calle 13. Los de atrás vienen conmigo. Si bien mucho reggaetón se ha vulgarizado, eso no implica que el género sea execrable. Además, en éste su tercer disco, el dueto puertorriqueño se asienta más en el hip hop, que en otra cosa. Con agudeza para la rima y los ritmos gozosos (invitados incluidos, como Café Tacuba), se ven lejanos quienes les aventajen en ingenio, en cuanto a letras en castellano. Delirantes.

Six Million Dollar Weirdo. The rise… EP polémico, sobre todo porque luego de un ascenso fabuloso, como su nombre indica, llevó a la disolución del más prometedor combo electro-punk del año. Coros efectivos, arreglos espaciales, diversión a raudales... hasta que El Abulón y El Bona se partieron la crisma.

Nortec Collective presents Bostich & Fussible. Tijuana Sound Machine. Como saga del colectivo tijuanense que ha brillado al combinar beats digitales con teclados análogos y polka, banda sinaloense y tambora, dos de sus integrantes siguen reventando pistas, ahora con algo de electro de los 70, interfases luminosas, y funk ranchero a punta de bajo sexto. ¡Ajúa!

Adanowsky. El ídolo. Se cambió el nombre para que no se le identificara con su padre, Alejandro Jodorowsky, pero no del todo, para no pasar desapercibido. Cosa que no importa, pues el también bailarín ofrece por sí solo un disco retro, cálido, inteligente e irónico, que mezcla chanson con cabaret, en español o francés, entre metales, guitarras, pianos y acordeones. Harto placentero.

Kinky. Barracuda. Bien asentados en su cuarto álbum, rock and ravers desde 2001, estos regios tropicalizan la actual corriente electro-bailadora, con una peculiar manera de retomar el new wave, los timbres pop-ochenteros, y hasta el high-energy, con más guitarras que antes, sin dejar del todo su sambita. Producido por Money Mark, el quinteto avanza radiante, sin estancarse.

Jaguares. 45. No se desconcierten con quien escribe: hay que ser objetivos. El Chato (Saúl Hernández) parece revertir aquí su lado oscuro y descubrir cierta luz para, enfocado, salir de la tiniebla y brindar un disco roquerísimo, en el que, desgarrado, se le siente vivo y sincero, como hace mucho no. No todo su rock está al día, pero el alma que aquí imprime es innegable.

De Argentina, más allá de los inefables Babasónicos y su Mucho, o el regreso de Fabulosos Cadillacs con La luz del ritmo, destacan: Banda de Turistas y su Mágico corazón radiofónico, con un pop viajador. De La Plata, brilla una camada que está removiendo al indie de su país: el punk avanzado de Norma y sus disco homónimo (buenísimo); el folk-rock de Prietto viaja al cosmos con Mariano, y álbum de mismo nombre; el kraut campestre de Él mató a un policía motorizado, con Día de los muertos, y el surrealismo folk de Sr. Tomate, con Ritmo de vida.

De España: el trovador tecno catalán Joe Crepúsculo y su Escuela de zebras; de Madrid: el indie de Los Punsetes y su disco LP; el pop yeyé de Las Escarlatinas, con Al galope; el rock denso de Nudozurdo con Sintética, y la veterana Christina Rosenvinge con su delicado Tu labio superior.

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