Por Enrique Cisneros Luján
Barack Obama no es una “perita en dulce” y viene a México para acabar de doblegar a Calderón en beneficio de los capitalistas gringos. A cambio los derechistas del PAN recibirán el apoyo del gobierno yanqui para que no les quieten el hueso, mismo que electoral y socialmente ya perdieron.
Obama fue claro en su toma de posesión afirmando que su gobierno tendría como objetivo que los gringos (léase el capitalismo), recuperen su hegemonía mundial para beneficio de los norteamericanos. Para ello, aunque representa los mismos intereses que su antecesor, necesita dar la cara de “torturador bueno”, distinta a la de “torturador malo” de George W. Bush.
Obama avaló la matanza de palestinos cuando entró al poder. También atacó al gobierno de Venezuela y a Cuba, ni le regresará Guantánamo ni derogará el ilegal bloqueo económico. Ya está sonando los tambores de guerra contra Irán y refuerza sus planes bélicos contra Afganistán.
Con México es otra cosa, pues aquí tiene un gobierno rastrero. Donde por ejemplo, ante la violación del Tratado de Libre Comercio al impedir los gringos la entrada de transportes mexicanos a Estados Unidos, Calderón no se atreve a tomar una medida de reciprocidad, impidiendo la entrada de camiones gringos a México. Sólo anunció medidas demagógicas como elevar aranceles a productos que los gringos exportan en muy poca cantidad a México, como árboles de navidad (en primavera) y croquetas para perros y gatos.
Obama viene a México a pactar con Calderón la entrega total del país a cambio de que se permita que el gobierno gringo (además de los particulares), controlen la banca mexicana. Ya pasó con Banamex vía City Group donde el gobierno gringo ya tiene acciones y el calderonismo lo aceptó sin chistar.
Obama viene por el petróleo mexicano, que de manera milagrosa pasó de un “tesorito” que se acababa y que había que sacar del fondo del mar, al descubrimiento de millones de barriles en tierra, con el que los panistas ya hacen negocios con las compañías privadas gringas, aunque disfrazadas de mexicanas como Mexssub, cuya matriz está en Texas.
Obama viene a acordar con Calderón las medidas políticas y militares para terminar de aplastar lo que queda de soberanía en México, implementando políticas migratorias que posibiliten una explotación legalizada de la fuerza de trabajo mexicana.
De acuerdo con el proyecto de Obama de recuperar la hegemonía gringa en el mundo, países como México y Colombia deben de cumplir el papel de Israel en Medio Oriente, de ser “punta de lanza” para enfrentar el avance de actuales proyectos de unidad y coordinación latinoamericana, que se están formando sin los Estados unidos. Colombia debe de jugar ese papel en Sudamérica y México hacia todo Centroamérica.
Para “taparle el ojo al macho” ambos neoliberales se llenarán la boca con declaraciones de un supuesto acuerdo migratorio, el cual ya es una necesidad para los capitalistas yanquis pues el control de la migración se les ha “salido del huacal” con la consecuente pérdida de recursos económicos, ya que la mano de obra mexicana, necesaria para el desarrollo de la economía gringa, se mueve por sobre de la legalidad burguesa.
A cambio de que las grandes trasnacionales tengan el control total de México, la ultraderecha enquistada en el panismo recibirá el apoyo moral y logístico de los aparatos militares, económicos y políticos norteamericanos, para mantenerse en el poder a como sea, incluyendo movimientos militares de corte fascista, ya sea disfrazados de democráticos como actualmente sucede en Colombia o como sucedió en Chile con Pinochet.
A eso viene Obama, en esa línea está Calderón ¿Lo permitirá el pueblo mexicano?
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