viernes, abril 24, 2009

Correa va por su segundo mandato

Redacción Política

En su vertiginosa trayectoria política de cuatro años (ver cronología), el Presidente-candidato suma cuatro triunfos al hilo.

El primero fue el 26 de noviembre de 2006, cuando se impuso a Álvaro Noboa. En 2007 ganó su tesis de instalar una Constituyente y captó la mayoría de escaños de esa Asamblea. Finalmente, el 28 de septiembre de 2008 logró que se apruebe la Constitución.

Luego de dos años y tres meses de gobierno, Correa llega al proceso electoral en calidad de favorito, casi sin sentir el desgaste del poder, según las encuestas.

En ese tiempo, una de sus prioridades ha sido demoler a la oposición. Su ataque a los partidos políticos tradicionales, a los que etiqueta como ‘partidocracia’, fue su punta de lanza.

Sin embargo, su movimiento no dudó en llegar a acuerdos con partidos que el propio Correa ha identificado como parte de la ‘partidocracia’. Ese es el caso del MPD que, junto a la lista 35, logró en Montecristi que en la nueva Constitución se incluya una de sus propuestas estrella: permitir el voto desde los 16 años de edad.

Al discurso antipartidos de Correa se sumaron otras jugadas de su régimen para debilitar a la oposición que, a inicios de 2007, dominaba el Congreso. Entre ellas destaca su apoyo a la decisión del ex Tribunal Supremo Electoral de destituir a 57 diputados, a los que acusó de obstaculizar el llamado a consulta popular para instalar la Asamblea Constituyente.

Ese tipo de decisiones - cuestionadas por varios sectores políticos y de opinión- pasó casi inadvertido entre el grueso de la población. Su popularidad se convirtió en una suerte de escudo ante las críticas de la oposición.

Su aparente invulnerabilidad se alimentó de varias medidas enfocadas a las clases populares y que tomó apenas se ciñó la banda presidencial. La duplicación de los bonos de la pobreza y vivienda o la venta de urea subsidiada fueron tres de las medidas que fortalecieron su imagen.

Su carisma y personalidad arrolladora se han convertido en otros ingredientes que le permiten tener cotas de popularidad no visualizadas desde el retorno a la democracia, hace ya 30 años.

Pero su estilo de confrontación no ha limitado a la oposición políticos. Ciertos medios, banqueros y empresarios también son sus blancos favoritos. Desde el balcón de Carondelet o desde sus enlaces sabatinos los critica y acusa de carecer de legitimidad para poner reparos a sus decisiones.

Aunque aquellos sectores de izquierda que discrepan con algunas de sus medidas tampoco han escapado de sus descalificaciones. Por ejemplo la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), a la que tacha de “infantil” por oponerse a la Ley Minera aprobada a inicios de año.

El control de la Asamblea es determinante en sus planes

Aunque Correa sostiene en los medios que su segundo mandato aún no es seguro, en País se sabe que solo una catástrofe pondría en riesgo su victoria.

Por ello, para el Presidente y su equipo su prioridad en los comicios del 26 es lograr una mayoría en la futura Asamblea.

La idea es que un bloque parlamentario de mayoría se constituya en la plataforma que sostenga al Gobierno, a través de la aprobación de leyes claves en sus planes.

Correa ya ha mencionado que una ley antimonopolios y otra de empresas públicas son decisivas en su nuevo modelo de economía, que describe como social y solidaria. Además, el Presidente espera que esa mayoría le permita desarrollar el nuevo marco constitucional, con la aprobación de las 11 leyes fijadas en su primera disposición transitoria.

En los cálculos del oficialismo la figura presidencial será fundamental para el encadenamiento de votos hacia las listas de asambleístas. De hecho, el encuestador Santiago Pérez, que hace estudios para el Gobierno, explica que hay altas probabilidades de que se repita la transferencia de votos del Presidente a sus candidatos a asambleístas, como en las elecciones de la Constituyente, en septiembre de 2007.

Sin embargo, en la lista 35 también hay conciencia de que ese endoso de votos no funcionará en la misma magnitud en aquellos candidatos que buscan ganar alcaldías y prefecturas. En ese punto, el Primer Mandatario ya ha expresado su preocupación porque cabildos como el de Guayaquil estén en manos del alcalde Jaime Nebot, opositor al Régimen.

En País se sabe que esa alcaldía está casi perdida. Solo Quito, a través de Augusto Barrera, se perfila como una de las ciudades grandes que puede ser controlada por el movimiento oficialista y convertirse en un sostén político.

El socialismo del siglo XXI y el mensaje del cambio, en pie

Correa es parte del club de presidentes latinoamericanos que dice impulsar el denominado socialismo del siglo XXI en la región.
Junto con Hugo Chávez (Venezuela), Evo Morales (Bolivia) y Daniel Ortega (Nicaragua), el Jefe de Estado es parte de esta nueva corriente que -explica- pone al ser humano como el objeto último del sistema económico.

Para ello, Correa cree que el Estado debe planificar y regular la economía nacional. De este modo el mercado deja de ocupar el centro del sistema productivo.

En su ideario, la soberanía es un concepto transversal. Cree que en todos sus sectores el país debe estar en la capacidad de tomar decisiones por sí mismo y no depender de otros Estados y actores.

Precisamente en su actual campaña, ese concepto de soberanía es uno de sus ejes vertebradores. En sus ‘spots’, el Presidente ha reiterado que el pueblo tiene en sus manos la posibilidad de decidir quién gobernará el país. Y que en respeto a esa decisión soberana del electorado, pone a disposición su cargo. A la par, en la campaña proselitista del oficialismo prácticamente se han mantenido aquellos parámetros que funcionaron en 2006.

La candidatura de Correa se presenta como el sinónimo del cambio que, supuestamente, ya comenzó su elección en 2006. Por ello anticipa que en caso de no vencer en las urnas, el pasado (la ‘partidocracia’) volverá a manejar los hilos del Ecuador.

Casi con el mismo equipo

Correa prácticamente no ha modificado a su equipo de campaña electoral de 2006. Vinicio Alvarado, secretario de la Administración y de la Comunicación, es su jefe de campaña. Y hombres como el ministro de la Política, Ricardo Patiño, son clave en la toma de decisiones. Pero, a diferencia de 2006, en el buró de campaña ya no figuran nombres de coidearios que trazaron el plan de gobierno. Sus diferencias políticas terminaron por distanciar de ese grupo a Alberto Acosta.

Una carrera política meteórica

El Presidente nació el 6 de abril de 1963 en Guayaquil. Está casado y tiene tres hijos. Es economista de la Universidad Católica de Guayaquil. Se especializó en las universidades de Lovaina la Nueva de Bélgica y de Illinois en Urbana-Champaign, en Estados Unidos.

Entre 1993 y 2005 ejerció la cátedra en la Universidad San Francisco. Antes fue director administrativo de los proyectos de educación financiados por el Banco Interamericano de Desarrollo.

El 21 de abril de 2005 da su salto a la política. Después de la caída de Lucio Gutiérrez, el entonces presidente Alfredo Palacio lo designó Ministro de Economía. Uno de sus primeros actos fue visitar la comunidad de Zumbahua, Cotopaxi. Ahí fue voluntario salesiano en el diseño de proyectos productivos.

El 5 de abril de 2005 deja el Ministerio de Economía, luego de que el presidente Palacio le aceptara su renuncia. De inmediato, diversas organizaciones de izquierda plantean su nombre para que sea candidato presidencial en 2006.

En 2006, junto con Alberto Acosta, Fander Falconí y otros miembros de su Gobierno, formó el movimiento Patria Altiva y Soberana (País). Se presentó como
candidato presidencial el 15 de octubre de 2006. Llega a la segunda vuelta con Álvaro Noboa.

El 26 de noviembre de 2006 Correa gana la segunda vuelta. En diciembre arma su equipo de trabajo. El 14 de enero de 2007 toma el bastón de mando en
Zumbahua y un día después se posesiona como Presidente en el Congreso Nacional. Alfredo Palacio le entregó la banda presidencial.

El 15 de enero de 2007 convoca a una consulta popular para impulsar una Constituyente. La Asamblea se inauguró el 30 de noviembre en Montecristi. Álvaro Uribe fue el único presidente que asistió.

El 28 de septiembre la nueva Constitución es aprobada. El presidente Correa celebró el triunfo en Guayaquil, ciudad en la que el no superó a la opción del sí.

Sus propuestas en síntesis

Economía

El Movimiento País plantea una economía que genere riqueza, pero articulada a procesos redistributivos, incluyentes y solidarios. En ese punto propone alentar un crecimiento más sostenible y humano. En la visión de País, los procesos económicos deben confrontar al modelo de acumulación de la riqueza en pocas manos. Por ello aspira a un sistema sustentado en la equidad, la libertad y la solidaridad.

Soberanía

La lista 35 propone un país con soberanía alimentaria, cultural, energética, monetaria. La mayoría de estas ideas ya está en la nueva Constitución. En su plan de gobierno hay la propuesta de construir una soberanía latinoamericana, “que haga realidad el sueño de Bolívar, en donde primen el respeto y defensa de los derechos de las personas, de las comunidades, de los pueblos y de los Estados”.

Competitividad

El Movimiento País promete un sistema de competitividad sistémica y dinámica que englobe a grandes, medianos, pequeños y microproductores y empresarios. En este punto plantea combatir monopolios y oligopolios. De hecho, Correa ha anunciado que la próxima Legislatura debe aprobar una ley antimonopolios. Esta concepción de competitividad debe estar enmarcada en el respeto al ambiente.

Inversión

Dice que fomentará la inversión privada y también pública en sectores con alto potencial de generación de empleo y enlaces productivos internos. También promete continuar con su plan de inversión social. Correa sostiene que la inversión extranjera llega a países con proyectos rentables y con reglas de juego claras. Plantea sistemas de incentivos y fomento a la inversión privada intensiva en empleo.

Educación

País dice que buscará implementar un sistema educativo de calidad. Para ello, sostiene que es necesaria una profunda reforma del aparato educativo, la cual será viable siempre y cuando se promueva el desarrollo del pensamiento complejo, la investigación transdisciplinaria y la incorporación selectiva, pero firme, de las tecnologías. Acoplar al sistema educativo a las oportunidades laborales del país.

RR.EE.

Correa ofrece mantener relaciones de respeto con todos los países. En ese contexto, el Movimiento País plantea ayudar a la construcción de un nuevo orden internacional. En ese punto plantea la necesidad de fortalecer y diversificar las relaciones bilaterales no solo con los países de la región sino con los países de Europa y Asia. Sin embargo, la prioridad es la integración económica, social y política de A. Latina.

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