Josef Koudelka presenta en el Centro Cultural Tlatelolco una selección de fotografías sobre la invasión a Praga en 1968
Sandra Licona
Pasando de contrabando sus fotografías fuera de Checoslovaquia, con el mote de PP ("Prague photographer"), Josef Koudelka mostró al mundo las dramáticas imágenes de los tanques rusos arrollando las calles de su país y la dignidad de su gente. Era agosto de 1968 y era la primera vez que el fotógrafo checo se enfrentaba a un acontecimiento social y político de estas dimensiones, hecho que lo convirtió en un símbolo de la resistencia checoslovaca y le mereció el Premio Robert Capa.
Durante toda una semana, Koudelka se dedicó a registrar la invasión de Praga por los ejércitos del Pacto de Varsovia, comandados por los rusos, e hizo llegar las fotos a la agencia Magnum, asentada en Nueva York, y su entonces director, Elliot Erwitt, las distribuyó por varias partes del mundo.
A más de 40 años de distancia, una parte de ese legado, 74 imágenes, se presentan desde el 1 de abril en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, en la muestra Invasión 68: Praga.
Eterno emigrante, fotógrafo de cíngaros o gitanos, Koudelka está en México -la última vez que visitó el país fue en 2004 por una exposición en Bellas Artes-, estrenando un español con acento italiano.
"La imágenes de la invasión se publicaron con mi nombre 16 años después de los hechos, en un pequeño libro. Mi padre ya había muerto, mi madre era tan vieja que ya nadie le podía hacer nada. Nunca me molestó que las fotos no se hayan publicado con mi nombre, estaba contento del anonimato, no quería que ellos (los checos) dijeran que había hechos unas fotos contra Checoslovaquia".
En 1970, Koudelka dejó su país y, oficialmente desnacionalizado, huyó como refugiado a Inglaterra. "Dos décadas después de la invasión, ellos querían terminar con toda esa memoria. Yo estuve en Checoslovaquia y una gran mayoría de jóvenes no sabían nada de la invasión y la gente más vieja no quería hablar del tema, porque lo que pasó después de esos hechos ha sido una masacre moral, cuando estás delante de un tanque o no puedes ir al trabajo, o tus hijos no pueden ir a la escuela no piensas mucho, y principalmente querían olvidar".
Originario de una diminuta aldea, Moravia, Koudelka nació en 1938 y durante su adolescencia comenzó fotografiando a su familia y sus alrededores con una cámara de Bakelite 6 por 6. Estudió en la Universidad Técnica en Praga y trabajó como ingeniero aeronáutico en Bratislava.
En 1961 logró obtener una cámara Rolleiflex de segunda mano y comenzó a trabajar como fotógrafo para el teatro. Durante ese periodo realizó imágenes detalladas de los gitanos eslovacos.
A la fecha sigue trabajando con cámaras similares, nunca ha tenido una televisión, auto, celular, escaner o computadora: "Yo vivo en este mundo, en este periodo, no tengo nada contra la tecnología, en mi agencia hay compañeros que utilizan todo esto, pero yo lo que no tengo, no lo necesito".
Socio y miembro de Magnum, Koudelka se niega a hacer cualquier labor periodística, prefiriendo vagar por los alrededor de Europa en busca de retratos e imágenes de la vida cotidiana. De hecho ahora mismo tiene una oferta para realizar un trabajo en Israel.
"Empecé a fotografiar en 1958 y he confrontado diferentes problemas, la vida impone a una persona ciertas cosas y cómo enfrentarlas. Hace un rato que visité la exposición, me preguntaba cómo pude hacer esas fotos en una semana, seguramente ahora ya no sería capaz de hacerlo.
"Hace unos días estuve en Israel porque me propusieron hacer un trabajo ahí, todavía no sé si lo voy a hacer, es en el muro que separa a Palestina de Israel, no me siento muy bien en esa situación, sentí que no era capaz de hacerlo, como fotógrafo he cambiado, si voy a Israel a hacer ese trabajo seguramente no haré imágenes de la gente peleando, sino fotos del caos. Tengo 71 años".
Sandra Licona
Pasando de contrabando sus fotografías fuera de Checoslovaquia, con el mote de PP ("Prague photographer"), Josef Koudelka mostró al mundo las dramáticas imágenes de los tanques rusos arrollando las calles de su país y la dignidad de su gente. Era agosto de 1968 y era la primera vez que el fotógrafo checo se enfrentaba a un acontecimiento social y político de estas dimensiones, hecho que lo convirtió en un símbolo de la resistencia checoslovaca y le mereció el Premio Robert Capa.
Durante toda una semana, Koudelka se dedicó a registrar la invasión de Praga por los ejércitos del Pacto de Varsovia, comandados por los rusos, e hizo llegar las fotos a la agencia Magnum, asentada en Nueva York, y su entonces director, Elliot Erwitt, las distribuyó por varias partes del mundo.
A más de 40 años de distancia, una parte de ese legado, 74 imágenes, se presentan desde el 1 de abril en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, en la muestra Invasión 68: Praga.
Eterno emigrante, fotógrafo de cíngaros o gitanos, Koudelka está en México -la última vez que visitó el país fue en 2004 por una exposición en Bellas Artes-, estrenando un español con acento italiano.

En 1970, Koudelka dejó su país y, oficialmente desnacionalizado, huyó como refugiado a Inglaterra. "Dos décadas después de la invasión, ellos querían terminar con toda esa memoria. Yo estuve en Checoslovaquia y una gran mayoría de jóvenes no sabían nada de la invasión y la gente más vieja no quería hablar del tema, porque lo que pasó después de esos hechos ha sido una masacre moral, cuando estás delante de un tanque o no puedes ir al trabajo, o tus hijos no pueden ir a la escuela no piensas mucho, y principalmente querían olvidar".
Originario de una diminuta aldea, Moravia, Koudelka nació en 1938 y durante su adolescencia comenzó fotografiando a su familia y sus alrededores con una cámara de Bakelite 6 por 6. Estudió en la Universidad Técnica en Praga y trabajó como ingeniero aeronáutico en Bratislava.
En 1961 logró obtener una cámara Rolleiflex de segunda mano y comenzó a trabajar como fotógrafo para el teatro. Durante ese periodo realizó imágenes detalladas de los gitanos eslovacos.
A la fecha sigue trabajando con cámaras similares, nunca ha tenido una televisión, auto, celular, escaner o computadora: "Yo vivo en este mundo, en este periodo, no tengo nada contra la tecnología, en mi agencia hay compañeros que utilizan todo esto, pero yo lo que no tengo, no lo necesito".
Socio y miembro de Magnum, Koudelka se niega a hacer cualquier labor periodística, prefiriendo vagar por los alrededor de Europa en busca de retratos e imágenes de la vida cotidiana. De hecho ahora mismo tiene una oferta para realizar un trabajo en Israel.
"Empecé a fotografiar en 1958 y he confrontado diferentes problemas, la vida impone a una persona ciertas cosas y cómo enfrentarlas. Hace un rato que visité la exposición, me preguntaba cómo pude hacer esas fotos en una semana, seguramente ahora ya no sería capaz de hacerlo.
"Hace unos días estuve en Israel porque me propusieron hacer un trabajo ahí, todavía no sé si lo voy a hacer, es en el muro que separa a Palestina de Israel, no me siento muy bien en esa situación, sentí que no era capaz de hacerlo, como fotógrafo he cambiado, si voy a Israel a hacer ese trabajo seguramente no haré imágenes de la gente peleando, sino fotos del caos. Tengo 71 años".
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