miércoles, mayo 27, 2009

Influenza

¿Por qué estas gripes se originan en pollos y cerdos de fábrica?

Alfonso Raffin del Riego

Los expertos en ganadería sabemos que no es casualidad que tras la gripe aviar venga la porcina. Hace más de 20 años nuestro profesor de patología infecciosa de la facultad de veterinaria nos definía a los pollos y cerdos de granja moderna como “monstruos metabólicos”, seleccionados por multinacionales de la genética. Sus huesos se rompen sin resistir el peso, su corazón explota sin poder atender a tanta masa muscular, sus vísceras sufren para transformar tanto pienso en carne.

El objetivo es que los animales acumulen kilos en el menor tiempo posible y si hace 20 años parecía increíble que un pollo estuviera listo para el sacrificio en dos meses, hoy ya lo está en 40 días.

La competencia impuesta por las poderosas integradoras de carne manda; manda a los ganaderos, insertos en su cadena, a producir más kilos en menos tiempo y en menos espacio. Esos bichitos Schwarzenegger –que nacen con una enfermedad impuesta por el hombre que les genera un voraz apetito, pero una total indefensión a las enfermedades– se hacinan por millares en naves cerradas como los judíos en Auschwitz. Sus heces se almacenan y fermentan bajo sus pies, dejando una peste amoniacal irrespirable. Los ganaderos retiran a diario decenas de cadáveres y, para reducir las bajas, medican agua y alimento y aplican los antibióticos disponibles por la industria farmacéutica.

Sabiduría popular

No andan errados quienes actualizan el viejo refrán, que ahora dice:
Cría puercos (hacinados) y te sacaran los mocos.

Los virus circulan a gran velocidad entre estos seres vivos y al pasar por alguno de ellos mutan su genoma y se adaptan a vivir también dentro de los humanos. Parecería un castigo al maltrato, si no fuera que el primer castigado es un ganadero, también maltratado por el sistema, y ahora hospedador de un virus loco (aviar o porcino), que a su paso por otros hombres podrá ir haciéndose más letal.

Se dice que éste es el medio que tiene un mundo en rápido crecimiento para consumir carne barata, pero la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y múltiples organizaciones no gubernamentales saben que la producción intensiva de animales absorbe grandes cantidades de cereales, necesarios para los más pobres, los que más enfrentan el riesgo de morir por las nuevas epidemias, sin medicamentos ni vacunas. Es una gripe porcina o marrana que quiere eliminar a quienes nunca comieron un salchichón.

Miembro de Veterinarios Sin Fronteras y consultor en producción animal de Brasil
alfonso.raffin@telefonica.net

La concentración de la producción en la ganadería

Beatriz A. Cavallotti V.

Los avances científico-tecnológicos en la producción agropecuaria, así como las transformaciones en el procesamiento, la conservación, el empaque y transporte de sus productos, favorecieron un crecimiento sin precedentes de la industria alimentaria y con ello una expansión notable de las empresas trasnacionales en la producción, el procesamiento y el comercio de alimentos. Las fusiones y alianzas estratégicas entre ellas propiciaron una gran concentración de capital y el control creciente y progresivo del mercado global.

De acuerdo con Magda Fritsher, en su trabajo Globalización y alimentos: tendencias y contratendencias (2002), la tercera parte de la producción agroindustrial mundial se concentra en 200 empresas.

El comercio de granos y oleaginosas, en el mercado internacional, lo dominan Cargill y ADM.

Se estima que, en un futuro no muy lejano, en el sector de tiendas de autoservicio Wal-Mart, Carrefour, Ahold y Tesco serán prácticamente los únicos contendientes en el mercado global.

La producción de cárnicos se encuentra en proceso de concentración: en Estados Unidos, cuatro empresas concentran 83.5 por ciento del sacrificio y empaque de la carne de res; cuatro empresas dominan 66 por ciento de estas actividades en carne de cerdo; en pollo, cuatro concentran el 58.5 por ciento. En Canadá, tres compañías procesan las tres cuartas partes de la carne de res, y en Australia cuatro empresas dominan este mercado. En la producción de cerdo y el procesamiento de su carne, Smithfield es la principal empresa a nivel global.

Mientras que con la Revolución Verde se promovió un modelo tecnológico basado en el empleo intensivo de insumos y capital, en la ganadería se gestó un modelo similar, con una elevada concentración de animales en espacios reducidos, la explotación de razas especializadas, el empleo de alimentos balanceados, complementos, antibióticos, etcétera.

En México, en la década de los 80s, la avicultura moderna basada en este modelo ya estaba consolidada. Sin embargo, la porcicultura y la ganadería todavía eran ajenas a este proceso.

Las políticas neoliberales, que favorecieron a la gran empresa en detrimento de las medianas y pequeñas, crearon las condiciones para la penetración de capital trasnacional y la adopción de este patrón de producción por los ganaderos mexicanos más capitalizados. Los datos que proporciona el censo agropecuario dan cuenta de ello.

En seis estados del país, Jalisco, Guanajuato, Veracruz, Puebla, Durango y Querétaro, con 30 por ciento del total de unidades de producción avícola, se concentra 52.2 por ciento de la parvada nacional.

Cuatro estados, Sonora, Jalisco, Guanajuato y Puebla, con 18 por ciento de las unidades de producción porcinas, cuentan con casi la mitad de la piara existente en el país.

Ocho estados de la República , Veracruz, Jalisco, Chihuahua, Chiapas, Sonora, Tamaulipas, Durango y Michoacán, poseen 41 por ciento de todas las unidades de producción bovinas y 52 por ciento del hato nacional.

La concentración de la producción y el capital siempre traen consigo la desaparición de pequeños y medianos productores y con ello pobreza, si no se genera suficiente empleo.

La concentración en la ganadería, además de las consecuencias económicas y sociales, conlleva un impacto ambiental de grandes proporciones, de acuerdo con estudios realizados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (2000 y 2003) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura , FAO (2006), contribuyendo al cambio climático y la polución. Esto se debe a que la producción intensiva genera una gran cantidad de desechos, que no necesariamente son bien manejados por las empresas, propaga olores, puede contaminar el agua, emite amoníaco y gases invernadero, entre otros.

Las enfermedades

A su vez, la concentración de animales en pequeñas áreas y el empleo indiscriminado de antibióticos puede propiciar el desarrollo de nuevos virus y enfermedades que se trasmitan a los seres humanos. Probablemente, sea el origen de la gripe aviar y de la gripe porcina (hoy denominada “humana”): habrá que esperar los resultados de la investigación al respecto.

Indiscutiblemente, la ganadería es sumamente importante para la alimentación, para la generación de ingresos y empleo, por los insumos que produce para la industria, por su aportación de divisas al país y su contribución al PIB. Por ello, es necesario desarrollar urgentemente políticas públicas para el subsector que promuevan procesos de producción alternativos y contribuyan a disminuir drásticamente los impactos económicos, sociales y ambientales de su actual modelo de crecimiento. También es imprescindible la inversión en investigación para el cambio de paradigma científico-tecnológico aplicado actualmente en la producción.

En un contexto de crisis económica, energética, alimentaria y ambiental se requiere reorientar la política nacional para una producción ganadera sustentable, con una mayor participación del Estado, la realización de diagnósticos, políticas y programas regionales con el concurso y la supervisión de los productores rurales porque de ello depende la autosuficiencia alimentaria y el acceso a los alimentos para la población y la soberanía del país.

Profesora de la Universidad Autónoma Chapingo
bcavallotti@hotmail.com


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