viernes, diciembre 25, 2009

Los tesoros de Calakmul

Alfonso Cebreros*

Quizá la "grandeza" no está de moda, como no está de moda lo trascendental, pero es muy difícil seguir viviendo sin la esperanza de toparse con lo extraordinario. (Harold Bloom, Genios, 2002)

1. En Calakmul oficia un sacerdote maya: Ramón Carrasco, jefe del proyecto desde 1993, poseedor de conocimientos profundos y aun desconocidos sobre el sitio y la cultura maya; capaz de interpretarlos a pesar de su complejidad y sabedor de su significado, religioso y tecnológico (dimensiones no contradictorias). Cuando habla de esta cultura lo hace con fervor, sencillez y sabiduría.

Por respeto a él y en espera de que lo publique, no adelantamos lo que compartió en lo que fue una cátedra in situ y luego tomando un café. Lo que sí podemos adelantar es que lo que él ha descubierto cambiará muchas ideas sobre los mayas. Su concepto de la cueva como matriz generadora, asiento de la "montaña sagrada", ilumina muchos aspectos que sólo se prestaban a especulaciones.

2. La magnificencia del sitio, desde el camino a través de la selva y su fauna y vegetación, hasta la magnitud y complejidad de las plazas y estructuras. Su antigüedad muestra que hay que recorrer el reloj arqueológico hacia atrás. Las grandes construcciones y sitios urbanos, la capacidad de producción agrícola y manejo hidráulico para grandes poblaciones, los conceptos religiosos, etcétera, no fueron del clásico, sino del preclásico, por usar la clasificación habitual, pero quizá se requiera una clasificación nueva.

3. La poca atención al sitio no es del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) como me consta, es del Estado, país o gobierno, como queramos. Seguimos pensando que invertir en cultura no es negocio, pero eso es lo que nos hace diferentes. Tan sólo este sitio sería suficiente para atraer a miles de visitantes, pero falta infraestructura (¿dónde hemos oído esto?) El sur de Campeche podría vivir de su riqueza arqueológica, pero falta ponerla en las prioridades nacionales, en la coordinación federalista e incluso en el orgullo de tener algo así. El propio gobierno del estado debería considerar apoyar al INAH. De 25 mil podría pasarse a 200 mil visitantes, con la derrama económica que eso significa. En una ruta de 110 kilómetros está Calakmul, Balamkú, Chicanná, Becan y Xpujil. La carretera se está ampliando, y con un poco más de inversión se captaría a turismo de alto ingreso –y también masivo– que quiere ver historia y biodiversidad.

Un dato o dos: en Calakmul trabajan en restauración cinco chicas españolas, que pagaron sus gastos para venir, algunas desde hace tres años y que ahora saben que se acabó el presupuesto y como dijo una de ellas: ¿qué voy a hacer? Espero que en 2010 la situación sea diferente, porque el Congreso regresó al Consejo Nacional para la Cultura y las Artes todo o casi todo el presupuesto que parecía haber perdido. Es cuestión de prioridades, y hay el potencial de dar vida económica a una región pobre, ahora con un solo hotel de buen nivel y otros para "mochileros", que hoy es visitada más por extranjeros que por mexicanos.

4. Calakmul es vecino cercano de El Mirador, en Guatemala, famoso por la altura y volumen de su pirámide (dicen que más voluminosa que las de Egipto), también del preclásico. La diferencia: hace pocos meses descubrieron un friso de estuco con un simbolismo importante, en pobres condiciones de mantenimiento. La acción que tomaron fue invitar a CNN a divulgar el descubrimiento, (ver Destinos, 21 y 22 de noviembre). Este sitio se hará famoso y Calakmul seguirá a nivel de especialistas y turistas europeos. Por cierto, El Mirador está bajo la supervisión de una mexicana, pero en el documental sólo aparece el doctor Hansen, nuevo héroe de la arqueología.

5.¿Qué tiene Calakmul?

a) Más de 6 mil estructuras en 30 kilómetros cuadrados, aunque era mayor y hay mucho por descubrir.

b) Tumbas y máscaras fabulosas (éstas en la ciudad de Campeche).

c) Los reservorios de agua más importantes de la zona maya, lo que explica su capacidad para sostener una gran población. Varios subsisten hasta la fecha, por lo que algo hicieron bien.

d) Su influencia cultural, tan extensa que puede ubicarse entre las dos grandes capitales mayas; y su naturaleza exuberante. El estar dentro de una gran reserva de la biosfera lo convierte en un santuario de especies casi extintas y en un jardín botánico, lo cual por sí solo es otro atractivo.

e) Pero el secreto es la combinación de mascarones y frisos fabulosos de 2 mil 400 años de antigüedad, y mil 700 años después, las pinturas mejor conservadas del mundo maya, que representan un banquete-ofrenda a los reyes con platillos y bebidas que todavía se consumen, como los tamales tobilitos de Campeche, prueba de que la comida popular mexicana es de las más tradicionales y antiguas, y que su ingrediente principal, el maíz, era y es el ingrediente principal. Pocos pueblos pueden decirlo y menos demostrarlo.

En conjunto, estamos ante un sitio extraordinario.

Con un poco de esfuerzo y de imaginación, Calakmul sería un gran evento en el programa del México independiente y revolucionario. Quizá lo que allí tenemos sea uno de los mejores símbolos de nuestra identidad. No merece estar escondido; con la debida protección debe ser conocido por todo México.

Sin desconocer a quienes lo precedieron, como al doctor Folan, que aún vive en Campeche, Ramón Carrasco nos ha entregado un tesoro. Ojalá no lo desperdiciemos como tantos otros en la historia de México.

Sé que hay grandes proyectos para el sitio, ojalá el INAH reciba lo necesario y sobre todo, se reconozca el trabajo de un gran mexicano y por qué no, de las chicas españolas que escogieron vivir en plena selva, bajo la guía de este chamán que en lugar de oscuridad nos ofrece, con seriedad, una nueva matriz de conocimientos sobre una de las grandes culturas de la humanidad.

*(Coautor de El arte maya de Jonuta)

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