MEXICO, DF, 4 de febrero (apro).- Esta semana se reanuda el trabajo en el Congreso de la Unión y las discusiones centrales giran en torno de la reforma política propuesta por Felipe Calderón, la inclusión de un texto sobre el Estado laico y las coaliciones partidistas para repartirse puestos en las elecciones en 14 entidades.
Este día, mujeres de todo el país se manifestarán a las puertas del Congreso contra la ominosa acción política de los diputados en 18 entidades que, en 2009, se dedicaron a conspirar contra los derechos sexuales y el aborto legal.
En algunos casos, legisladores del Partido de la Revolución Democrática (PRD) votaron en contra de esa conspiración. Otros hicieron como que no veían ni oían nada, se hicieron locos, no fueron a votar, y en otras circunstancias han coincidido sin recato con la derecha más conservadora.
Muchos de estos representantes de dizque de la izquierda opinan y promueven estas reformas, cuyo último fin es cegar el derecho a interrumpir un embarazo en todas las circunstancias. Como en el Chile pinochetista.
Lo grave es que en la mayoría de las 18 entidades donde se modificaron las Constituciones, abultaron las cifras y votaron junto a representantes populares del Partido Revolucionario Institucional (PRI), por eso creo que vivimos momentos tan inauditos como inexplicables.
El colmo es que legisladores del Partido del Trabajo (PT) y de Convergencia, en 90% de los casos, avalaron a priistas y panistas en esta andanada, lo que ya es preocupante.
Ahora, como si se tratara de un engendro, los cínicos dirigentes de la izquierda a la extrema derecha, en una acción política contraria a todas nuestras tradiciones, a toda nuestra historia, se van a aliar para gobernar. Da miedo.
Se busca sólo el poder, el PRD aliado con el PAN en Oaxaca, o con el PRI en otros lugares, según convenga. Dicen que para desenraizar cacicazgos y promover la alternancia. No tienen el más mínimo escrúpulo.
¿Eso qué significa para los derechos de las mujeres? Creo que mayor retroceso ante un silencio ofensivo de las bases y las dirigencias de los partidos políticos, que pelean en las elites por ampliar sus puestos, sus prebendas y sus intereses. Nada más no tienen ni principios y sus programas son de papel.
Mientras, amanecimos el 1 de febrero con el resumen funesto: enero 2010, el mes más violento de todos los que han transcurrido desde que Felipe Calderón se hizo del poder, este personaje al que van a reconocer como presidente constitucional los partidos que consideraron que hubo un fraude en 2006.
Es muy clara la situación: la política partidaria, la de elites y conveniencias, no tiene el más mínimo respeto, consienten alegremente el retroceso. Avalan una política de muerte y opresión para las y los ciudadanos de este país.
¿Para qué sirve la política? Me interrogo. Para qué tanto tiempo perdido en “negociaciones” como la que se hacen para que se archive la iniciativa del Congreso de Veracruz, que quiere llevar las reformas que dan al feto derechos civiles, si al final se hará lo que convenga a sus intereses, a sus alianzas, para el reparto de gubernaturas, curules y presupuestos.
Además, ninguna iniciativa que entre al Congreso se puede retirar y, como no se rebelan miles, los políticos se burlan y siguen adelante.
Por ello es fundamental la movilización de las mujeres y sus aliados contra la acción legislativa que a cien años del movimiento armado de 1910 simplemente borran de un plumazo las garantías constitucionales; avala la muerte de miles de mujeres al año que, ante la falta de sus derechos, recurren al aborto clandestino; diputados y diputadas que para cobrar sus salarios levantan el dedo y cambian las Constituciones históricas en contra de todo principio y ética.
Lo más grave es el silencio frente a la muerte. ¿No debieran trabajar en contra de esta guerra insultante? La que desató el régimen hace tres años y que apenas el fin de semana cobró la vida de 14 jóvenes en Ciudad Juárez, Chihuahua.
¿De qué vida hablan, cuando hablan del derecho del feto, si no se inmutan ante estos horrores? ¿De qué negociaciones vergonzantes parten para avalar los asesinatos cotidianos?
¿Para qué sirve su política? Para aumentar la explotación, bajar los salarios, hacerse a un lado frente a la militarización de país ¿No debieran encargarse de estos asuntos y no de controlar el cuerpo de las mujeres?
A la movilización de este jueves, porque hay mujeres encarceladas, presas de conciencia en Veracruz, Guanajuato, Hidalgo y Puebla, decenas de perseguidas y procesadas en todo el país, debiéramos sumarnos todas y todos. Abandonar la indiferencia; ¿quién se ocupa de esta cultura de la muerte que nos invade? ¿De las y los jóvenes?
De qué moral hablan los señores que dirigen el PT o de Convergencia, paleros deshonestos. ¿Qué defiende el Partido Nueva Alianza de la maestra Elba Esther Gordillo? A los priistas ya se les conoce, se bañan de sangre diariamente; de los panistas se sabe su conservadurismo y su doble moral, no nos sorprende. Se erigen como verdugos.
Pero ésos, los que dicen estar con Andrés Manuel López Obrador, son claramente un peligro para las mujeres ¿Quién puede apoyarlos? ¿Quién?
Para terminar, me pregunto: ¿levantarán su voz, se rebelarán contra este último asesinato de 14 jóvenes en Ciudad Juárez?, donde estudiantes que se divertían en una fiesta en la colonia Villas de Salvárcar fueron masacrados inopinadamente.
Creo que debemos considerarlos como legisladores por la muerte y contra la libertad, asociados omnipresentes con una jerarquía eclesiástica que encubre a pederastas, asociados a la desgracia y la estulticia.
Ahí, en Villas de Salvácar las víctimas en su mayoría fueron menores de edad, estudiantes del CBTIS 128 y del Bachilleres 9 de Ciudad Juárez; fueron acribillados sin piedad, dicen que por sicarios de algún grupo, muertos de la misma manera que se asesina a las mujeres en el aborto clandestino, en la misma forma en que se extermina con nuevos impuestos a la población; igual que son aplastados con políticas que reducen presupuestos de salud y educación.
Hoy sabemos que los adolescentes no tienen futuro, porque no hay espacios en las escuelas preparatorias; mujeres asesinadas por el miedo a la persecución; acribilladas por los militares y los policías en Sinaloa, Chihuahua, Chiapas, Guanajuato y otras entidades donde se erige el autoritarismo armado como signo de este gobierno.
¿Acaso no la política y la traída y llevada democracia debían servir para parar esto? No son los representantes populares a quienes les toca frenar esta matanza indiscriminada, tremenda, peor que cualquier guerra. No, ahora se trata de análisis sesudos sobre la reforma política que no sirve para nada. Y lo más grave es que también se acribilla el pensamiento y todas las libertades.
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