Iván Restrepo
Hace dos años, el entonces gobernador de Sonora, Eduardo Bours, anunció la construcción de una planta que, cuando esté en plena actividad, producirá 250 millones de galones de etanol. Funciona aprovechando el dióxido de carbono y el agua caliente proveniente de la hidroeléctrica ubicada en Puerto Libertad, que hasta hoy descarga dichas aguas al mar. Además de etanol, la planta generará más de 2 mil 500 empleos directos e indirectos. Bours aseguró que los 850 millones de pesos que cuesta esta fuente energética proceden de la empresa mexicana Biofelds. Como en Sonora todo cambió con la muerte de 49 niños en la guardería ABC, sería bueno saber si este año habrá etanol producido localmente.
Según promesa de las autoridades, el año pasado debió comenzar a funcionar en el valle de México el monitoreo piloto de los llamados compuestos orgánicos volátiles (COV), entre los cuales se encuentran sustancias químicas producidas por la combustión de hidrocarburos y que causan, entre otros males, cáncer. Por ejemplo, benceno, tolueno y formaldehidos. Este año la medición de tales sustancias debe ser permanente, utilizando para ello los equipos instalados en cinco de las 36 estaciones con que cuenta el Sistema de Monitoreo Atmosférico. Cabe anotar que sobre las sustancias químicas que integran los COV, la Secretaría de Salud todavía no elabora la norma oficial correspondiente. Cada año, especialmente el parque vehicular, los establecimientos de servicios y el comercio arrojan a la atmósfera unas 100 mil toneladas de compuestos tóxicos. Por su importancia para conocer mejor la situación ambiental y la salud pública en el valle de México, convendría saber cómo va la medición de los compuestos orgánicos volátiles y qué medidas existen para evitar sus efectos nocivos.
Hasta 2008, las autoridades federales del medio ambiente habían identificado unos 300 sitios contaminados en el país. La mayoría por Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad. Algunos de esos sitios son auténticas bombas de tiempo, según Mauricio Limón, subsecretario de Gestión para la Protección Ambiental. Otros estaban en proceso de restauración. Es el caso del confinamiento de residuos peligrosos en el predio La Pedrera, en Guadalcázar, San Luis Potosí; los terrenos que pertenecieron a Metales y Derivados de Tijuana, donde había residuos de plomo, cadmio, cianuro, zinc y arsénico; la limpieza de los terrenos de Cromatos de México, en Tultitlán, estado de México. También se prometió mapear el país para saber con exactitud qué tipo y grado de contaminación existe en los sitios ya identificados, así como los riesgos que representan para el medio y la salud pública. ¿Esa tarea finalmente se realizó? Y no menos importante, ¿cuántos sitios más están libres de contaminantes?
Hace siete años, el gobierno de Michoacán anunció un amplio programa en los municipios de la zona lacustre del lago de Pátzcuaro a fin de recuperarla, pues los últimos cien años ha sufrido enorme deterioro. Para llevarlo a cabo se tuvo el apoyo de las instancias ambientales federales. Entre otras medidas, quedó prohibida la explotación forestal, se ofreció regular el sobrepastoreo e incrementar el uso de fertilizantes naturales, extraer el lirio acuático que invade el lago y resolver el problema del drenaje en los municipios de Pátzcuaro, Tzintzuntzan, Quiroga, Erongarícuaro y la isla de Janitzio, que arrojan sus aguas negras al vaso lagunar. Además, crear fuentes de empleo para los lugareños y así desalentar el mal uso de los recursos naturales. Se prometió entonces todo el apoyo monetario requerido con tal de recuperar ecológicamente el lago emblemático de Michoacán. ¿Alguien podría informar sobre los logros alcanzados hasta ahora con tan, en su momento, publicitado programa de recuperación?
Otro programa del cual sería bueno tener noticias es el del gobierno de la ciudad de México para reducir los residuos sólidos y aumentar el reciclaje. Incluye la construcción en Tláhuac del Centro Integral de Reciclado y Energía (CIRE), el cual generaría el equivalente de electricidad que requiere el funcionamiento de la nueva línea 12 del Metro.
Hace dos años, el entonces gobernador de Sonora, Eduardo Bours, anunció la construcción de una planta que, cuando esté en plena actividad, producirá 250 millones de galones de etanol. Funciona aprovechando el dióxido de carbono y el agua caliente proveniente de la hidroeléctrica ubicada en Puerto Libertad, que hasta hoy descarga dichas aguas al mar. Además de etanol, la planta generará más de 2 mil 500 empleos directos e indirectos. Bours aseguró que los 850 millones de pesos que cuesta esta fuente energética proceden de la empresa mexicana Biofelds. Como en Sonora todo cambió con la muerte de 49 niños en la guardería ABC, sería bueno saber si este año habrá etanol producido localmente.
Según promesa de las autoridades, el año pasado debió comenzar a funcionar en el valle de México el monitoreo piloto de los llamados compuestos orgánicos volátiles (COV), entre los cuales se encuentran sustancias químicas producidas por la combustión de hidrocarburos y que causan, entre otros males, cáncer. Por ejemplo, benceno, tolueno y formaldehidos. Este año la medición de tales sustancias debe ser permanente, utilizando para ello los equipos instalados en cinco de las 36 estaciones con que cuenta el Sistema de Monitoreo Atmosférico. Cabe anotar que sobre las sustancias químicas que integran los COV, la Secretaría de Salud todavía no elabora la norma oficial correspondiente. Cada año, especialmente el parque vehicular, los establecimientos de servicios y el comercio arrojan a la atmósfera unas 100 mil toneladas de compuestos tóxicos. Por su importancia para conocer mejor la situación ambiental y la salud pública en el valle de México, convendría saber cómo va la medición de los compuestos orgánicos volátiles y qué medidas existen para evitar sus efectos nocivos.
Hasta 2008, las autoridades federales del medio ambiente habían identificado unos 300 sitios contaminados en el país. La mayoría por Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad. Algunos de esos sitios son auténticas bombas de tiempo, según Mauricio Limón, subsecretario de Gestión para la Protección Ambiental. Otros estaban en proceso de restauración. Es el caso del confinamiento de residuos peligrosos en el predio La Pedrera, en Guadalcázar, San Luis Potosí; los terrenos que pertenecieron a Metales y Derivados de Tijuana, donde había residuos de plomo, cadmio, cianuro, zinc y arsénico; la limpieza de los terrenos de Cromatos de México, en Tultitlán, estado de México. También se prometió mapear el país para saber con exactitud qué tipo y grado de contaminación existe en los sitios ya identificados, así como los riesgos que representan para el medio y la salud pública. ¿Esa tarea finalmente se realizó? Y no menos importante, ¿cuántos sitios más están libres de contaminantes?
Hace siete años, el gobierno de Michoacán anunció un amplio programa en los municipios de la zona lacustre del lago de Pátzcuaro a fin de recuperarla, pues los últimos cien años ha sufrido enorme deterioro. Para llevarlo a cabo se tuvo el apoyo de las instancias ambientales federales. Entre otras medidas, quedó prohibida la explotación forestal, se ofreció regular el sobrepastoreo e incrementar el uso de fertilizantes naturales, extraer el lirio acuático que invade el lago y resolver el problema del drenaje en los municipios de Pátzcuaro, Tzintzuntzan, Quiroga, Erongarícuaro y la isla de Janitzio, que arrojan sus aguas negras al vaso lagunar. Además, crear fuentes de empleo para los lugareños y así desalentar el mal uso de los recursos naturales. Se prometió entonces todo el apoyo monetario requerido con tal de recuperar ecológicamente el lago emblemático de Michoacán. ¿Alguien podría informar sobre los logros alcanzados hasta ahora con tan, en su momento, publicitado programa de recuperación?
Otro programa del cual sería bueno tener noticias es el del gobierno de la ciudad de México para reducir los residuos sólidos y aumentar el reciclaje. Incluye la construcción en Tláhuac del Centro Integral de Reciclado y Energía (CIRE), el cual generaría el equivalente de electricidad que requiere el funcionamiento de la nueva línea 12 del Metro.
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