José Blanco
No será a corto plazo. Europa está más amenazada por la crisis económica iniciada por Estados Unidos, que Estados Unidos mismo. Pero en la globalización las carambolas son la regla. Obama está ahora preocupado por el impacto de la crisis griega en el conjunto de Europa. Si podemos estabilizar Europa, eso será bueno para Estados Unidos; la crisis griega es una seria amenaza para Estados Unidos. “Podemos…”
Resulta sombrío para los europeos, pero ahora se ha mostrado que el sistema euro fue (o es) bueno en la bonanza económica, pero adverso en la crisis. Por hoy lo resienten principalmente Grecia, y detrás de este país, Portugal y España; pero afecta a todos. Cada país se ha quedado sin política monetaria, porque ésta ha sido elaborada para la Unión Europea (UE) como conjunto. Pocos países han recibido tanto reconocimiento por su aportación a la creación de la UE como España, y ahora no le sirve, ni puede servirle mayormente.
Para mejorar, Europa tendría que avanzar hacia una integración política completa, y aun así la diversidad de las lenguas es un problema (que no tiene Estados Unidos); ha decidido que el Banco Central Europeo compre deudas de los gobiernos de la UE; es decir, se va por el camino de la inflación: veremos…
España apoyó su gran crecimiento en el sector inmobiliario y en su inmenso éxito turístico. Como en Estados Unidos, la burbuja inmobiliaria se vino abajo, y la caída del ingreso mundial derrumbó al turismo. La caída fue inevitable. El ajuste necesariamente vino por el lado del ingreso y del empleo: no existen pesetas que devaluar para ajustar sus cuentas.
Las cosas fueron peores para Grecia. Hubo una gran irresponsabilidad fiscal y su deuda se fue al cielo (115 por ciento del PIB). Enfrentará un ajuste atroz. El capitalismo global pone a Grecia frente a una alternativa infernal: el ajuste que le impondrán provocará sufrimiento social profundo; pero si las masas arman un movimiento capaz de echar abajo gobierno y ajuste, las cosas para Grecia irán aún peor.
Europa entró en el siglo XXI –como todo mundo– con los ojos vendados. Inició el milenio con una gran aceleración de la competitividad de diversas zonas del mundo; China por delante. Esos espacios, no sólo estaban apoyados en el desarrollo tecnológico, también en la compresión del consumo interno (salarios aplastados).
Europa, en tanto, no sólo no estaba en el camino de un aumento acelerado de su productividad y desarrollo educativo y tecnológico, sino que además, debía sostener los altos costos de su estado de bienestar (que a muchas capas sociales les resultaba ridículamente insuficiente). Europa está en riesgo de ser relegada a segundos planos de la economía global (hay pequeñas excepciones como Suecia o Finlandia).
Es un drama ver hoy a la desarrollada Europa metida como un ciego en un túnel a cuya puerta el futuro más oscuro tocaba. Estas son algunas de las consideraciones y propósitos del Consejo Europeo en su reunión del 23 y 24 de marzo de 2000 en Lisboa:
“La unión está experimentando sus mejores perspectivas macroeconómicas en una generación. Como resultado de una política monetaria orientada a la estabilidad y apoyada por políticas fiscales sólidas en un contexto de moderación salarial, los índices de inflación y los tipos de interés son bajos, los déficit públicos se han reducido notablemente y la balanza de pagos de la UE es sana. El euro se ha introducido con éxito y está dando los beneficios esperados a la economía europea. El mercado interior se ha culminado prácticamente y está produciendo beneficios tangibles tanto para los consumidores como para las empresas. La próxima ampliación creará nuevas oportunidades de crecimiento y empleo. La unión dispone de una mano de obra en general bien preparada y de unos regímenes de protección social capaces de proporcionar, con independencia de su valor intrínseco, el marco de estabilidad que requiere la organización de los cambios estructurales que implica orientarse hacia una sociedad basada en el conocimiento. Se han reanudado el crecimiento y la creación de empleo.
“La Unión se ha fijado hoy [cursivas en el original] un nuevo objetivo estratégico para la próxima década: convertirse en la economía basada en el conocimiento más competitiva y dinámica del mundo, capaz de crecer económicamente de manera sostenible con más y mejores empleos y con mayor cohesión social. Obtener dicho objetivo requiere una estrategia global dirigida a: i) preparar el paso a una economía y una sociedad basadas en el conocimiento mediante la mejora de las políticas relativas a la sociedad de la información y de I+D, así como mediante la aceleración del proceso de reforma estructural en favor de la competitividad y la innovación, y la culminación del mercado interior; ii) modernizar el modelo social europeo mediante la inversión en capital humano y la lucha contra la exclusión social; iii) mantener las sólidas perspectivas económicas y las expectativas favorables de crecimiento mediante la aplicación de un conjunto de medidas políticas macroeconómicas adecuadas.”
Ensoñaciones: la zona euro, que crecía a 3.9 por ciento en 2000, cayó a 0.8 en 2003 y, después de un inestable periodo (2004-2007), se desplomó hasta –4.1 por ciento en 2009. El nuevo objetivo estratégico se hundió en el tiempo. Y ya no saldrá a ubicarse en los países de la cima.
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