MÉXICO, D.F., 12 de julio (apro).- El mercadeo sobre ganadores y derrotados en la alternancia electoral en la mitad de los 12 estados donde hubo elecciones para gobernador, el domingo 4 de julio, escamotea a los ciudadanos los turbios e ilegales mecanismos vigentes para la conquista del voto popular y en eso la conclusión es inequívoca: Perdió México.
Tal como ocurrió en las elecciones de hace tres años en los mismos estados, donde se celebraron elecciones para alcaldes y diputados, el uso de recursos públicos para favorecer al partido y los candidatos del gobernador fue manifiesto y las prácticas de “mapachería” se impusieron el día de la jornada electoral.
Lo grave es que estas herramientas de defraudación electoral --que se suman a la parcialidad de los organismos electorales, medios de comunicación facciosos y el uso clientelar de los programas públicos, sobre todo en los estados con alta marginación y pobreza-- es casi seguro que quedarán impunes, lo que incita a volverlos a cometer.
Más lamentable es, todavía, que en los estados donde se materializó la alternancia se hayan suscrito pactos de impunidad con los gobiernos salientes como parte del pragmatismo extremo que ha caracterizado a las alianzas triunfadoras y que atenta contra elecciones de calidad.
Todo apunta a que quedarán sin castigo las infracciones y delitos cometidos por autoridades y candidatos priistas en Puebla, Oaxaca y Sinaloa, donde se puso fin a su hegemonía de ocho décadas, sino también en Tlaxcala, Aguascalientes y Zacatecas, donde panistas en los dos primeros estados y perredistas en el tercero incurrieron a lo largo de las campañas y en la jornada electoral en conductas análogas.
En el reparto del botín (con el PRI-Partido Verde que perdió tres gubernaturas, pero arrebató el mismo número a sus oponentes del PAN-PRD, con Elba Esther Gordillo como ganadora-perdedora con ambos bloques) es previsible que, tras el pataleo de los perdedores para mediatizar los enojos populares, finalmente todo se diluya para quedar igual.
Y es en este contexto de pactos de impunidad que interviene Felipe Calderón, quien de manera facciosa, aun antes de que las autoridades emitan los resultados oficiales, declara quién es el legítimo ganador. Tan es así que dejó como imbéciles a Xóchitl Gálvez, la candidata a gobernadora de Hidalgo, al panista César Nava y el perredista Jesús Ortega.
Por eso hay que insistir una y otra vez, porque el cinismo de ver como normal la adulteración de la voluntad popular --aun con la frase de “prácticas que creíamos superadas”, cuando han sido vigentes siempre-- sólo nos conducirá al precipicio con todo y las decrépitas instituciones: Urge una reactivación de la sociedad civil organizada.
Si bien durante la jornada electoral del domingo 4 se movilizaron organizaciones agrupadas en Alianza Cívica para, dentro de lo posible, inhibir y documentar los mecanismos de defraudación electoral en varios de los 15 estados donde se celebraron elecciones –incluidas Baja California, donde el PAN tuvo la peor derrota en dos décadas de gobierno, y en Coahuila, donde hubo elecciones extraordinarias en dos municipios--, ahora es preciso someter a un riguroso escrutinio el proceso de elección de tres consejeros del Instituto Federal Electoral (IFE).
Así como fue exitoso el proyecto de observación electoral de Alianza Cívica, “Juego Limpio, Voto Libre”, es indispensable que los ciudadanos exijan, desde ahora, a la Cámara de Diputados un procedimiento transparente que garantice que los tres próximos consejeros electorales, que serán electos en octubre, sean independientes frente a los intereses partidarios, políticos y económicos.
Como dejarán de ser consejeros Virgilio Andrade, Marco Antonio Gómez Alcántar y Arturo Sánchez Gutiérrez, los dos primeros identificados como personeros del PRI y el tercero claramente vinculado al PAN y a Felipe Calderón, los priistas dan como un hecho que el reparto en la Cámara de Diputados será igual.
Y hasta con sorna describen que un consejero será para el PRI, otro para el Partido Verde, como si no fueran lo mismo, y el tercero será para la “coalición” PAN-PRD.
La única manera de neutralizar este plan, que es también un mecanismo de defraudación electoral, es que los ciudadanos vigilen que los electos por los grupos parlamentarios tengan un auténtico compromiso democrático y no sean meras correas de transmisión o embajadores de los intereses de los mismos de siempre…
No hay que olvidarlo: La verdadera transformación sólo podrá materializarse de abajo para arriba. Nunca ha sido al revés…
Apuntes
A estas alturas de los disparates de Fernando Gómez Mont --o de los pleitos intestinos que tienen que ver con el oscuro secuestro de Diego Fernández de Cevallos-- ya no es noticia que deje la Secretaría de Gobernación, sino quién lo sustituye. Y en primer lugar no está, hasta la noche de este lunes 12, el porro expriista Javier Lozano Alarcón, sino Luis Felipe Bravo Mena, expresidente del PAN y prominente militante de la organización secreta El Yunque... Y mientras siguen las matanzas en el país, como el fin de semana de horror en Juárez, con medio centenar de ejecutados, también se siguen matando periodistas. Ahora correspondió a Marco Aurelio Martínez Tijerina y Guillermo Alcaraz Trejo, de Chihuahua y Nuevo León. Y Calderón, el dictadorcillo, sonríe…
delgado@proceso.com.mx
Tal como ocurrió en las elecciones de hace tres años en los mismos estados, donde se celebraron elecciones para alcaldes y diputados, el uso de recursos públicos para favorecer al partido y los candidatos del gobernador fue manifiesto y las prácticas de “mapachería” se impusieron el día de la jornada electoral.
Lo grave es que estas herramientas de defraudación electoral --que se suman a la parcialidad de los organismos electorales, medios de comunicación facciosos y el uso clientelar de los programas públicos, sobre todo en los estados con alta marginación y pobreza-- es casi seguro que quedarán impunes, lo que incita a volverlos a cometer.
Más lamentable es, todavía, que en los estados donde se materializó la alternancia se hayan suscrito pactos de impunidad con los gobiernos salientes como parte del pragmatismo extremo que ha caracterizado a las alianzas triunfadoras y que atenta contra elecciones de calidad.
Todo apunta a que quedarán sin castigo las infracciones y delitos cometidos por autoridades y candidatos priistas en Puebla, Oaxaca y Sinaloa, donde se puso fin a su hegemonía de ocho décadas, sino también en Tlaxcala, Aguascalientes y Zacatecas, donde panistas en los dos primeros estados y perredistas en el tercero incurrieron a lo largo de las campañas y en la jornada electoral en conductas análogas.
En el reparto del botín (con el PRI-Partido Verde que perdió tres gubernaturas, pero arrebató el mismo número a sus oponentes del PAN-PRD, con Elba Esther Gordillo como ganadora-perdedora con ambos bloques) es previsible que, tras el pataleo de los perdedores para mediatizar los enojos populares, finalmente todo se diluya para quedar igual.
Y es en este contexto de pactos de impunidad que interviene Felipe Calderón, quien de manera facciosa, aun antes de que las autoridades emitan los resultados oficiales, declara quién es el legítimo ganador. Tan es así que dejó como imbéciles a Xóchitl Gálvez, la candidata a gobernadora de Hidalgo, al panista César Nava y el perredista Jesús Ortega.
Por eso hay que insistir una y otra vez, porque el cinismo de ver como normal la adulteración de la voluntad popular --aun con la frase de “prácticas que creíamos superadas”, cuando han sido vigentes siempre-- sólo nos conducirá al precipicio con todo y las decrépitas instituciones: Urge una reactivación de la sociedad civil organizada.
Si bien durante la jornada electoral del domingo 4 se movilizaron organizaciones agrupadas en Alianza Cívica para, dentro de lo posible, inhibir y documentar los mecanismos de defraudación electoral en varios de los 15 estados donde se celebraron elecciones –incluidas Baja California, donde el PAN tuvo la peor derrota en dos décadas de gobierno, y en Coahuila, donde hubo elecciones extraordinarias en dos municipios--, ahora es preciso someter a un riguroso escrutinio el proceso de elección de tres consejeros del Instituto Federal Electoral (IFE).
Así como fue exitoso el proyecto de observación electoral de Alianza Cívica, “Juego Limpio, Voto Libre”, es indispensable que los ciudadanos exijan, desde ahora, a la Cámara de Diputados un procedimiento transparente que garantice que los tres próximos consejeros electorales, que serán electos en octubre, sean independientes frente a los intereses partidarios, políticos y económicos.
Como dejarán de ser consejeros Virgilio Andrade, Marco Antonio Gómez Alcántar y Arturo Sánchez Gutiérrez, los dos primeros identificados como personeros del PRI y el tercero claramente vinculado al PAN y a Felipe Calderón, los priistas dan como un hecho que el reparto en la Cámara de Diputados será igual.
Y hasta con sorna describen que un consejero será para el PRI, otro para el Partido Verde, como si no fueran lo mismo, y el tercero será para la “coalición” PAN-PRD.
La única manera de neutralizar este plan, que es también un mecanismo de defraudación electoral, es que los ciudadanos vigilen que los electos por los grupos parlamentarios tengan un auténtico compromiso democrático y no sean meras correas de transmisión o embajadores de los intereses de los mismos de siempre…
No hay que olvidarlo: La verdadera transformación sólo podrá materializarse de abajo para arriba. Nunca ha sido al revés…
Apuntes
A estas alturas de los disparates de Fernando Gómez Mont --o de los pleitos intestinos que tienen que ver con el oscuro secuestro de Diego Fernández de Cevallos-- ya no es noticia que deje la Secretaría de Gobernación, sino quién lo sustituye. Y en primer lugar no está, hasta la noche de este lunes 12, el porro expriista Javier Lozano Alarcón, sino Luis Felipe Bravo Mena, expresidente del PAN y prominente militante de la organización secreta El Yunque... Y mientras siguen las matanzas en el país, como el fin de semana de horror en Juárez, con medio centenar de ejecutados, también se siguen matando periodistas. Ahora correspondió a Marco Aurelio Martínez Tijerina y Guillermo Alcaraz Trejo, de Chihuahua y Nuevo León. Y Calderón, el dictadorcillo, sonríe…
delgado@proceso.com.mx
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