lunes, abril 04, 2011

Drogas: el consenso universal y la razón de Estado

Jorge Carrillo Olea

Ante la renuencia de Calderón de revisar sus decisiones, confesadamente mal tomadas, de enfrentar al crimen organizado de la manera en que lo ha hecho y con los dramáticos resultados que apreciamos, cabe insistir en la legitimidad de la aplicación de dos valores políticos para un cambio nacionalmente indispensable y urgente sobre el control de drogas:

1. La opinión universal más respetada y comprometida con los valores humanos estaría en nuestro favor. 2. La razón de Estado es legítimo instrumento a invocar ante el naufragio nacional presente.

Hemos llegado al límite, a las fronteras de la razón y la tolerancia. Calderón y su gobierno están acabados y el país históricamente en un riesgo nunca visto. No podemos quedar inertes, callados, acobardados. El fin de la historia, según Fukuyama, significaría el fin de las guerras y las revoluciones sangrientas y luego la felicidad. Algo impensable, pero lo que sí es posible es levantar voces como las que estamos oyendo de No más sangre que aunque de efecto simbólico, es sicológico, inspirador. Esa frase puede tomar mil formas y actitudes que terminen de descalificar a Calderón y lanzar una severa advertencia a quien sea nuestro próximo gobernante.

Nadie ha propuesto que se deje de perseguir al crimen; lo que se pide es un espíritu menos apocalíptico, irracional, insensible e irresponsable y buscar, a la par, formas más elaboradas, que las hay, de perseguir al crimen, para que este azote se controle paulatinamente.

Ante tanta efectividad medida por el gobierno según el número de muertos, ¿dónde están las cifras de la incautación de capitales ilícitos o del trasiego de armas, o por qué nos hemos sometido a los servicios de inteligencia estadunidenses? Entonces, ¿cómo se explica ese triunfalismo?

En el vastísimo universo de la opinión mundial, salvo la de EU, no se ha dado una sola voz que apueste como forma única y exclusiva por la lucha militar contra las drogas. En ese concierto desafina la voz de México emitida por su presidente. Su vocero habla de acciones integrales, pero no describe en qué consiste eso y sí está claro que NO está hablando de reducir la impunidad, ni de educación, o de prevención, de rehabilitación de adictos, de promoción de cultivos agrícolas alternativos, de zonificar y especializar la lucha contra la miseria, de ampliar servicios urbanos destinados a la expresión juvenil, de una más eficiente cooperación internacional. No, no, a eso no se está refiriendo. Así que, ¿de qué está hablando M. Poiré?

Ante tanta obstinación, lo que queda es levantar las miradas al universo en busca de espíritus solidarios con nuestras tragedias y encontraremos que muchos países o grupos de manera enfática, otros según su circunstancia, de otra manera, se han pronunciado por que no es posible perseguir al multifacético azote de las drogas de manera únicamente militarizada. Encontraremos consenso total.

La excepción será EU del que nuestros funcionarios del servicio exterior debieran informar y el público ser informado sobre cómo se ha generalizado y entrado en las familias el consumo de alcaloides, principalmente de mariguana, la que ya se consume entre generaciones sin retraimiento alguno.

Otra razón para el próximo gobierno, y no me refiero al que acceda al poder en diciembre de 2012, sino al que verdaderamente quiera gobernar, sería argüir la razón de Estado, que es referirse a las medidas excepcionales que ejerce un gobernante con objeto de conservar o incrementar la salud y fuerza de un Estado, bajo el supuesto de que la continuidad de dicho Estado es un valor superior a otros derechos individuales o colectivos, políticos e incluso compromisos internacionales.

México, seguido de países como Perú, Bolivia, Ecuador y Colombia, y muy distintos como Afganistán, Turquía, o del sureste asiático, pero muchos más, tiene la más legítima de las razones para acudir al consenso universal de que el control de drogas, sí, llamado así, no va sino al desastre por el camino actual, obedeciendo las pautas que a nuestra agenda dicta el interés estadunidense. Se debe intentar el control de drogas, no su imposible extinción. Con bases científicas debemos abandonar los conceptos morales o dogmáticos y discernir en una norma jurídica, cuáles son las que podrían liberarse, con qué controles, con que ritmo, con qué educación. Eso sí sería un paso hacia un efectivo control de drogas.

Datos interesantes: 1) En 1995, la Organización Mundial de la Salud (OMS) elaboró informes favorables a ello, pero la influencia de EU en el organismo ha evitado su publicación. 2) Un informe de Naciones Unidas de 1988 reconocía desde aquel entonces que la lucha contra las drogas se está alejando de los principios generales del derecho. 3) En octubre de 1993, México planteó ante la Asamblea General la ONU una propuesta para revisar la estrategia universal sobre el tema. Fue aprobada por aclamación: Resolución 48/112, del 28 de ese mes y año. Los siguientes gobiernos olvidaron su promoción. 4) Hace 10 años Portugal se convirtió en la primera nación occidental en aprobar una despenalización nacional completa. La ley, aprobada en octubre de 2000, abolió las sanciones criminales para todos los estupefacientes –no sólo la mariguana, sino también drogas duras, como la heroína y la cocaína. Eso aplica sólo a las drogas para uso personal; el narcotráfico continúa siendo una ofensa criminal. Hoy contamos con una década de evidencia empírica sobre lo que en realidad sucede –y lo que no ocurre– cuando se eliminan las sanciones criminales contra la posesión de drogas: disminuye el consumo, las patologías y la criminalidad asociados. 5) El 25 de enero de 2010, una comisión ad hoc informó que la estrategia de guerra al narco, integrada por los ex presidentes latinoamericanos Ernesto Zedillo, César Gaviria y Fernando Cardoso, y personalidades de otras partes del mundo, inició un debate para proponer soluciones basadas en evidencias científicas a los problemas asociados al consumo de drogas e reportó que la estrategia de guerra al narco había fracasado. Otros miembros de la comisión fueron el ex representante de la política exterior de la Unión Europea, Javier Solana, el escritor Carlos Fuentes y el premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa.

Asiste a México también, en salvaguarda de su existencia y la mejor seguridad de su sociedad, el derecho de acudir al caso extremo de convocar a la solidaridad y comprensión de la comunidad internacional y asumir la razón de Estado. De esa magnitud es el problema: por la supervivencia de nuestra patria, decidamos y actuemos. Por encima de intereses y opiniones individuales, de grupo, consideraciones económicas o de política exterior, liberalicemos las drogas, ello con un proyecto, no a rajatabla, sino con un proyecto que incluya firmes respuestas a cuáles, en qué orden, cuándo, con qué controles, con qué participación social, qué instituciones serían las responsables y seguramente muchas más. ¡No podemos seguir así!

hienca@podigy.net.mx

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