El periodismo no es un arte exacto, así que los estadunidenses que serán juzgados el próximo miércoles por espionaje son llamados los excursionistas; fueron capturados hace casi dos años por guardias fronterizos iraníes mientras realizaban una expedición cerca del Kurdistán iraquí. Shane Bauer y su prometida, Sarah Shourd, junto con el amigo de ambos, Joshua Fattal, estaban de vacaciones y disfrutaban la belleza de la gran cascada de Ahmed Awa en Irak cuando su aventura se convirtió en uno de los más macabros y terribles dramas en que suelen caer los incautos que se aventuran en Irán.
Pero por alguna razón, la prensa perdió de vista el hecho de que Bauer, además de ser excursionista, es un brillante y comprometido periodista que ha escrito magníficos reportajes desde Irak, Etiopía, Siria e incluso la reservación indígena Oglala Sioux, en Pine Tree, Dakota del Sur, Estados Unidos. Ha entrevistado al líder de Hamas, Jaled Meshal, y sus amplios artículos reflejan enorme compasión por los la población pobre y sujeta a sufrimientos en Irak y en el territorio palestino sitiado de Gaza.
¿Por qué Irán mantiene prisionero a Bauer y a Fattal cuando es obvio que ambos simpatizan con todo aquello que la República Islámica de Irán defiende? Desde luego, hay más ruedas girando de las que notamos a simple vista en Irán, pero muchos de sus funcionarios tienen un agudo sentido de la justicia. En un mundo repleto de hombres violentos y criminales de guerra, de los cuales no pocos están en Occidente, la encarcelación de estas personas en la estrecha prisión de Evin, y el hecho de que se les juzgue la semana que viene, es una injusticia.
¿Estoy abogando por ellos de manera especial? Desde luego. Si bien nunca conocí a Bauer, e hablado frecuentemente con Shourd, quien se comprometió con el periodista mientras ambos estaban en la cárcel, antes de que ella fuera liberada por las autoridades iraníes. Bauer y Fattal adoran Medio Oriente y claramente no tienen nada que ver con espionaje. Si hubieran sido espías se les hubiera encontrado una visa legal emitida por Teherán cuando se les sorprendió en su excursión por las montañas de Kurdistán.
Así que si la embajada iraní en Londres, cuyos diplomáticos son estudiosos de la prensa británica, tiene el tiempo y paciencia (vaya que los tiene) de traducir este artículo y los fragmentos del periodismo de Buer que aquí trascribo y los mandan a la cancillería iraní, mejor que mejor. También podrían enviar una copia al embajador iraní, Gadanfar Rokon Abadi, en Beirut, a quien considero un amigo.
Sí, conozco el argumento de que el sistema judicial y el gobierno son entidades separadas en Irán. El presidente Mahmud Ajmadineyad de Irán me lo dijo personalmente. Sin embargo, el mandatario no tiene nada en contra de dar sus opiniones en los juicios. De no haber sido por que él intercedió ante el líder supremo de Irán, el ayatola Ali Jamenei, las madres de los tres estadunidenses presos no hubieran podido visitar a sus hijos hace un año, ni Shourd hubiera sido dejada en libertad bajo fianza para regresar a Estados Unidos en septiembre pasado.
Ciertamente, ese mismo mes, Ajmadineyad prometió que pediría al cuerpo judicial tratar el caso de Bauer y Fattal con la máxima benevolencia y celeridad, a pesar de que en un principio se les negó a los prisioneros accesos a los cónsules de la embajada suiza, que representa a los intereses estadunidenses en Irán.
Ambos presos tienen 28 años. Fattal debe regresar a su empleo en Estados Unidos como maestro. Bauer debe regresar al mundo árabe para escribir en su prosa valiente sobre la opresión de los pueblos de la región. Shourd vivió en Damasco antes de su encarcelamiento y trabaja dando asistencia a refugiados de la guerra en Irak.
Mohammad Javad Larijani, el secretario general de Alto Consejo de Derechos Humanos para Irán, declaró que es muy posible que los estadunidenses hayan ingresado a Irán por error. Curiosamente, el funcionario es hermano de Ardashir Karijani, el presidente del Parlamento iraní, y lo más importante, también es hermano de Sadeq Larijani, el ministro de Justicia de Irán.
Recientemente se me aseguró, con gran cortesía por supuesto, que puedo viajar a Irán cuando yo lo desee. De hecho, me ofrecieron una visa hace unas cuantas semanas.
Así que si Irán puede permitir que un periodista que dice lo que piensa ingrese al país, con más razón debe dejar que Bauer y Fattal se vayan a casa.
© The Independent
Traducción: Gabriela Fonseca
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