José Gil Olmos
Especialista en guerra sucia electoral, el consultor estadunidense Dick Morris confesó haber participado en la campaña de Felipe Calderón, lo que el exconsejero del Instituto Federal Electoral (IFE) Jaime Cárdenas considera como una prueba clara para sancionar al PAN por la intervención de extranjeros en la actividad política nacional. Morris hizo su confesión el pasado 9 de marzo en un foro realizado en Miami y al que asistieron legisladores mexicanos
Para el representante del Partido de la Revolución Democrática en el IFE, Horacio Duarte, el hecho constituye una prueba más de las violaciones a la ley que cometieron Calderón y el PAN durante la campaña presidencial de 2006.
Duarte sostiene que la participación del especialista estadunidense en la campaña de Calderón muestra cómo el Estado mexicano está sujeto a intereses extranjeros y a las decisiones de personajes como Dick Morris, quien es conocido en todo el mundo por generar encono social con métodos de campaña sucia, los cuales ha utilizado en países como Argentina, donde colaboró con el expresidente Fernando de la Rúa.
En ese hecho, dice Duarte, se basa su exigencia al IFE para que en la queja que los perredistas interpusieron contra el PAN por la injerencia de extranjeros en la campaña, y que aún está pendiente de resolver, se tome en cuenta la revelación de Morris.
Al planteárseles, tanto a Horacio Duarte como a Jaime Cárdenas, que el PAN puede alegar que el caso Morris implica tan sólo la suscripción de un contrato de servicios profesionales, ambos coinciden en que el artículo 33 de la Constitución es muy claro al prohibir la intervención de cualquier extranjero en asuntos de política interna.
Viejo conocido
La del año pasado no fue la primera campaña presidencial mexicana en la que intervino Dick Morris; lo hizo también en 2000 como asesor de Vicente Fox. Aquella vez se encargó, junto con Rob Allyn, de articular la guerra sucia contra Francisco Labastida. Con la victoria del panista en las manos, los dos estrategas estadunidenses no tuvieron empacho en festejarlo y públicamente reconocieron su participación en la elección.
Al igual que entonces, la injerencia del exasesor de Bill Clinton en esta ocasión no ha sido sancionada por el IFE, pese a que hay pruebas claras de su intervención.
El pasado 9 de marzo, en el hotel Intercontinental West Miami, Morris se negó a hablar de la campaña presidencial mexicana del año pasado. Según publicó el periódico Reforma, el día 10 una mujer le reclamó al consultor su silencio sobre el tema, no obstante que en el programa del foro se anunció que se referiría a las elecciones mexicanas. “Tiene razón, pero discúlpeme. No puedo hablar de las recientes elecciones en México. Un compromiso me obliga a la confidencialidad”, respondió.
Momentos después, el especialista en campañas sucias les dijo a algunos de los asistentes, ya sin micrófonos, que tenía un contrato de confidencialidad con la Presidencia de la República Mexicana.
La participación de Morris en la campaña de Calderón fue dada a conocer por Proceso en abril (edición 1539) y en septiembre (1558) del año pasado, cuando se detectó su mano experta en la guerra sucia contra el entonces candidato perredista Andrés Manuel López Obrador.
De acuerdo con información recabada con diversos encuestadores y estrategas electorales, Dick Morris comenzó a participar en la vida política mexicana desde finales de 1999, cuando se puso en contacto con el equipo de la campaña foxista. Junto con Rob Allyn formó parte del equipo de Fox, pero se mantuvieron en la clandestinidad, pues, según confesó el propio Allyn, trabajaron en México con identidades falsas y se hospedaban en hoteles baratos para que no los descubrieran.
Tras la victoria de Fox en 2000, Morris regresó a sus oficinas en Florida, desde donde colaboraba para revistas y un canal de televisión. Años después reapareció en México y, a finales de octubre de 2005, participó en un foro internacional.
Entrevistado en aquel entonces por el reportero Raúl Tortolero (La Revista, 7 de noviembre), Morris delineó la estrategia de campaña negativa que utilizaría contra el PRD y López Obrador: “El PRD sería un desastre para México, el país iría en el sentido que Chávez o Castro…”. Es decir, López Obrador sería “un peligro para México”, dijo después el propio Allyn en un artículo publicado el 3 de abril de 2006 en The New York Post titulado Menace in Mexico (Amenaza en México).
La debilidad del IFE
El exconsejero electoral federal Jaime Cárdenas señala que el IFE debería investigar de oficio el caso de Morris, sobre todo si se toma como precedente que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación determinó que el instituto debe abrir nuevamente la investigación sobre la desviación de recursos de Caminos y Puentes Federales (Capufe) a la campaña presidencial de Francisco Labastida en 2000, asunto al que ya le habían dado carpetazo.
–¿Qué tendría que investigar el IFE?
–Bueno, lo que está en juego es una posible violación al artículo 33 de la Constitución, por la intervención de un extranjero en la política nacional. Si el PAN ha negado que Morris haya apoyado la campaña de Calderón, eso puede implicar que se investigue cómo se reportaron los gastos de campaña. Si el PAN no informó nada al respecto y Dick Morris mantiene que ha celebrado este acuerdo con Felipe Calderón, pues (el PAN) estaría siendo acreedor de una sanción por no dar una información completa de sus gastos de campaña.
Explica que el IFE tendría que revisar cómo el PAN ha considerado en sus reportes los pagos para asesores extranjeros en la campaña de 2006. Además, el instituto podría requerir información a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores para saber si algún funcionario o el Comité Ejecutivo Nacional del PAN expidió cheques a favor de Dick Morris. Incluso, dice Cárdenas, se podría solicitar a las autoridades bancarias estadunidenses los movimientos financieros de Morris, a fin de conocer si alguno involucra a Calderón o a su partido.
Morris no se puede cubrir en un supuesto contrato de confidencialidad, sostiene el exconsejero, pues el PAN utilizó recursos públicos en la campaña y está obligado a rendir cuentas por la Ley de Transparencia.
“Esta confidencialidad resulta absurda porque en materia electoral todos los ingresos y egresos de los partidos deben informarse y ser públicos ante la autoridad electoral. Creo que ese acuerdo de confidencialidad riñe con las propias leyes de transparencia del IFE. Hay un reglamento que aprobó el Consejo General, que es el de transparencia y acceso a la información pública, y este acuerdo de confidencialidad puede implicar una violación a dicho reglamento. No se trata de asuntos privados, sino de asuntos públicos”, precisa Cárdenas.
Y señala que también hubo violaciones al artículo 49 del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) porque el PAN no reportó de manera completa los gastos de campaña.
–Lo paradójico es que Morris lo reconozca abiertamente y no pase nada –se le plantea.
–No pasa nada porque muchos de los consejeros y de la estructura del instituto están con el PAN. Creo que el PAN está muy confiado por esto, pero se trata de un asunto muy grave.
–¿Qué refleja esta intervención de Dick Morris y la falta de disposición de la autoridades para investigarla?
–Que hay intereses de intervención extranjera en las elecciones de México. Refleja que las autoridades electorales no tienen capacidad para detener a tiempo este tipo de intervención y que el tema de los contratos de prestación de servicios profesionales de extranjeros en las campañas debe ser valorado debidamente, ya sea por medio de una reglamentación o algún procedimiento de información, si es que se considera legal. Este hecho habla de lo débil que es el IFE, de la autonomía que ha perdido y de que no es capaz de realizar investigaciones exhaustivas sobre temas de relevancia.
“El PAN y el gobierno federal, desde los tiempos de Fox, están montados en el cinismo. Recordemos que a Fox se le sancionó por traer dinero del extranjero para su campaña. Después, el Tribunal Electoral reconoció que Fox intervino en la campaña de 2006 y él mismo dijo cínicamente que se había desquitado de Andrés Manuel López Obrador. El Tribunal también admitió que los empresarios intervinieron y ahora Dick Morris reconoce que asesoró la campaña de Calderón generando una campaña sucia. Pero no pasa nada.
“Esto demuestra que las instituciones están montadas en el gran cinismo, es decir, mentir, decir verdades a medias sin que haya una respuesta jurídica. Creo que es la vieja técnica de mentir con impunidad a la nación. Es claro que el PAN está reproduciendo los viejos esquemas de la impunidad desde el poder que impuso el PRI.” ?
Especialista en guerra sucia electoral, el consultor estadunidense Dick Morris confesó haber participado en la campaña de Felipe Calderón, lo que el exconsejero del Instituto Federal Electoral (IFE) Jaime Cárdenas considera como una prueba clara para sancionar al PAN por la intervención de extranjeros en la actividad política nacional. Morris hizo su confesión el pasado 9 de marzo en un foro realizado en Miami y al que asistieron legisladores mexicanos
Para el representante del Partido de la Revolución Democrática en el IFE, Horacio Duarte, el hecho constituye una prueba más de las violaciones a la ley que cometieron Calderón y el PAN durante la campaña presidencial de 2006.
Duarte sostiene que la participación del especialista estadunidense en la campaña de Calderón muestra cómo el Estado mexicano está sujeto a intereses extranjeros y a las decisiones de personajes como Dick Morris, quien es conocido en todo el mundo por generar encono social con métodos de campaña sucia, los cuales ha utilizado en países como Argentina, donde colaboró con el expresidente Fernando de la Rúa.
En ese hecho, dice Duarte, se basa su exigencia al IFE para que en la queja que los perredistas interpusieron contra el PAN por la injerencia de extranjeros en la campaña, y que aún está pendiente de resolver, se tome en cuenta la revelación de Morris.
Al planteárseles, tanto a Horacio Duarte como a Jaime Cárdenas, que el PAN puede alegar que el caso Morris implica tan sólo la suscripción de un contrato de servicios profesionales, ambos coinciden en que el artículo 33 de la Constitución es muy claro al prohibir la intervención de cualquier extranjero en asuntos de política interna.
Viejo conocido
La del año pasado no fue la primera campaña presidencial mexicana en la que intervino Dick Morris; lo hizo también en 2000 como asesor de Vicente Fox. Aquella vez se encargó, junto con Rob Allyn, de articular la guerra sucia contra Francisco Labastida. Con la victoria del panista en las manos, los dos estrategas estadunidenses no tuvieron empacho en festejarlo y públicamente reconocieron su participación en la elección.
Al igual que entonces, la injerencia del exasesor de Bill Clinton en esta ocasión no ha sido sancionada por el IFE, pese a que hay pruebas claras de su intervención.
El pasado 9 de marzo, en el hotel Intercontinental West Miami, Morris se negó a hablar de la campaña presidencial mexicana del año pasado. Según publicó el periódico Reforma, el día 10 una mujer le reclamó al consultor su silencio sobre el tema, no obstante que en el programa del foro se anunció que se referiría a las elecciones mexicanas. “Tiene razón, pero discúlpeme. No puedo hablar de las recientes elecciones en México. Un compromiso me obliga a la confidencialidad”, respondió.
Momentos después, el especialista en campañas sucias les dijo a algunos de los asistentes, ya sin micrófonos, que tenía un contrato de confidencialidad con la Presidencia de la República Mexicana.
La participación de Morris en la campaña de Calderón fue dada a conocer por Proceso en abril (edición 1539) y en septiembre (1558) del año pasado, cuando se detectó su mano experta en la guerra sucia contra el entonces candidato perredista Andrés Manuel López Obrador.
De acuerdo con información recabada con diversos encuestadores y estrategas electorales, Dick Morris comenzó a participar en la vida política mexicana desde finales de 1999, cuando se puso en contacto con el equipo de la campaña foxista. Junto con Rob Allyn formó parte del equipo de Fox, pero se mantuvieron en la clandestinidad, pues, según confesó el propio Allyn, trabajaron en México con identidades falsas y se hospedaban en hoteles baratos para que no los descubrieran.
Tras la victoria de Fox en 2000, Morris regresó a sus oficinas en Florida, desde donde colaboraba para revistas y un canal de televisión. Años después reapareció en México y, a finales de octubre de 2005, participó en un foro internacional.
Entrevistado en aquel entonces por el reportero Raúl Tortolero (La Revista, 7 de noviembre), Morris delineó la estrategia de campaña negativa que utilizaría contra el PRD y López Obrador: “El PRD sería un desastre para México, el país iría en el sentido que Chávez o Castro…”. Es decir, López Obrador sería “un peligro para México”, dijo después el propio Allyn en un artículo publicado el 3 de abril de 2006 en The New York Post titulado Menace in Mexico (Amenaza en México).
La debilidad del IFE
El exconsejero electoral federal Jaime Cárdenas señala que el IFE debería investigar de oficio el caso de Morris, sobre todo si se toma como precedente que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación determinó que el instituto debe abrir nuevamente la investigación sobre la desviación de recursos de Caminos y Puentes Federales (Capufe) a la campaña presidencial de Francisco Labastida en 2000, asunto al que ya le habían dado carpetazo.
–¿Qué tendría que investigar el IFE?
–Bueno, lo que está en juego es una posible violación al artículo 33 de la Constitución, por la intervención de un extranjero en la política nacional. Si el PAN ha negado que Morris haya apoyado la campaña de Calderón, eso puede implicar que se investigue cómo se reportaron los gastos de campaña. Si el PAN no informó nada al respecto y Dick Morris mantiene que ha celebrado este acuerdo con Felipe Calderón, pues (el PAN) estaría siendo acreedor de una sanción por no dar una información completa de sus gastos de campaña.
Explica que el IFE tendría que revisar cómo el PAN ha considerado en sus reportes los pagos para asesores extranjeros en la campaña de 2006. Además, el instituto podría requerir información a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores para saber si algún funcionario o el Comité Ejecutivo Nacional del PAN expidió cheques a favor de Dick Morris. Incluso, dice Cárdenas, se podría solicitar a las autoridades bancarias estadunidenses los movimientos financieros de Morris, a fin de conocer si alguno involucra a Calderón o a su partido.
Morris no se puede cubrir en un supuesto contrato de confidencialidad, sostiene el exconsejero, pues el PAN utilizó recursos públicos en la campaña y está obligado a rendir cuentas por la Ley de Transparencia.
“Esta confidencialidad resulta absurda porque en materia electoral todos los ingresos y egresos de los partidos deben informarse y ser públicos ante la autoridad electoral. Creo que ese acuerdo de confidencialidad riñe con las propias leyes de transparencia del IFE. Hay un reglamento que aprobó el Consejo General, que es el de transparencia y acceso a la información pública, y este acuerdo de confidencialidad puede implicar una violación a dicho reglamento. No se trata de asuntos privados, sino de asuntos públicos”, precisa Cárdenas.
Y señala que también hubo violaciones al artículo 49 del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) porque el PAN no reportó de manera completa los gastos de campaña.
–Lo paradójico es que Morris lo reconozca abiertamente y no pase nada –se le plantea.
–No pasa nada porque muchos de los consejeros y de la estructura del instituto están con el PAN. Creo que el PAN está muy confiado por esto, pero se trata de un asunto muy grave.
–¿Qué refleja esta intervención de Dick Morris y la falta de disposición de la autoridades para investigarla?
–Que hay intereses de intervención extranjera en las elecciones de México. Refleja que las autoridades electorales no tienen capacidad para detener a tiempo este tipo de intervención y que el tema de los contratos de prestación de servicios profesionales de extranjeros en las campañas debe ser valorado debidamente, ya sea por medio de una reglamentación o algún procedimiento de información, si es que se considera legal. Este hecho habla de lo débil que es el IFE, de la autonomía que ha perdido y de que no es capaz de realizar investigaciones exhaustivas sobre temas de relevancia.
“El PAN y el gobierno federal, desde los tiempos de Fox, están montados en el cinismo. Recordemos que a Fox se le sancionó por traer dinero del extranjero para su campaña. Después, el Tribunal Electoral reconoció que Fox intervino en la campaña de 2006 y él mismo dijo cínicamente que se había desquitado de Andrés Manuel López Obrador. El Tribunal también admitió que los empresarios intervinieron y ahora Dick Morris reconoce que asesoró la campaña de Calderón generando una campaña sucia. Pero no pasa nada.
“Esto demuestra que las instituciones están montadas en el gran cinismo, es decir, mentir, decir verdades a medias sin que haya una respuesta jurídica. Creo que es la vieja técnica de mentir con impunidad a la nación. Es claro que el PAN está reproduciendo los viejos esquemas de la impunidad desde el poder que impuso el PRI.” ?
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