isaín mandujano
En menos de cuatro meses, el gobernador chiapaneco Juan Sabines Guerrero ha expuesto su perfil camaleónico: ganó impulsado por una coalición de izquierda encabezada por Andrés Manuel López Obrador; conformó un gabinete cuyos integrantes en su mayoría provienen del tricolor, y se ufanó de estar “con México y su presidente Felipe Calderón”.El hijo del exgobernador más popular de Chiapas, Juan Sabines Gutiérrez, con menos de ocho años de residir en el estado ha hecho lo que a muchos políticos les ha costado sexenios: una carrera meteórica que va de ser líder municipal del PRI, diputado local, alcalde de Tuxtla hasta gobernador de la entidad.Atrás quedaron, al calor de los días campaña, el apoyo recíproco que se prodigaron López Obrador y Sabines Guerrero en diferentes actos masivos, en que el primero dio todo su respaldo al segundo para que llegara al poder. El tabasqueño no lo logró, pero el chiapaneco sí.“No estoy de acuerdo. Me molesta, me agravia que quieran echarle montón a Juan, uniéndose los del PRI-AN para tratar de contrarrestar la decisión de la mayoría de los chiapanecos. Eso no lo vamos a permitir”, dijo López Obrador en el cierre de campaña de Sabines la noche del 16 de agosto pasado en la plaza central de esta ciudad.Y remató: “Vamos a ayudar a Juan para que sea el próximo gobernador de este extraordinario estado de Chiapas”, para luego levantarle alzarle el brazo derecho ante miles de sus seguidores que se dieron cita.Pero más tardó AMLO en irse de Chiapas que Sabines en deslindarse del tabasqueño y su movimiento. Al día siguiente de la jornada electoral, el lunes 21 de agosto, cuando las tendencias irreversiblemente le favorecían, se desmarcó:“Chiapas no está para movilizaciones… La relación (con AMLO) es de respeto y punto, no me meto en más”.Ahí empezó el distanciamientoY con la ratificación en el Tribunal Electoral federal de Felipe Calderón como presidente, Sabines orientó su capital político hacia el panista, lo que acabó de consumar una vez que fue ratificado por el propio TEPJF como gobernador. El 30 de octubre, ya como gobernador electo, Sabines acudió a visitar a Calderón para manifestarle su apoyo y respeto y empezar a establecer las bases para la mutua colaboración.Después de la reunión, Sabines buscó atajar suspicacias: “Es un acto de responsabilidad, pensando siempre en los chiapanecos, hay que dejar a un lado las diferencias, sin renunciar por supuesto a ellas, y poniendo por encima de todo las coincidencias”.En el virtual ostracismo que le impuso el entonces gobernador Pablo Salazar, a fin de que no opacara sus últimos días de gestión, Sabines empezó a nombrar a los integrantes de su gabinete, proceso que se caracterizó por el “reciclaje” de funcionarios de la anterior administración y de militantes y simpatizantes del PRI, quienes eclipsaron la presencia del PRD como supuesto partido en el poder en la entidad.Además de esa característica, y siempre según la óptica de Sabines, se habría dado cabal cumplimiento a la cuota constitucional de un tercio de posiciones a las mujeres, así como la incorporación en un puesto de primer nivel a hombres jóvenes que no rebasan los 30 años. Derivado de ello, ha promovido reformas para que 25 años sea la edad mínima para quienes aspiren a ocupar un cargo de primer nivel, ya sea como directores generales, gerentes o su equivalente, o incluso magistrados.La herencia de SalazarEn el marco de la conformación de su gabinete, Sabines empezó a pagar las facturas a quienes apoyaron su proyecto, empezando con Pablo Salazar: ratificó en el cargo a expablistas o los colocó en distintas posiciones, como fue el caso de María de los Ángeles Cruz Hernández, que regresó a la oficina de Desarrollo Social, o el de Alfredo Palacios, que de Educación pasó al Consejo para la Cultura y las Artes.A Horacio Schroeder lo ratificó en Seguridad Pública; a Reybel Santos Romero, de la Comisión de Caminos lo envió a Obras Públicas; a Ileana Ordóñez Hernández la ratificó en el Instituto de Mejoramiento de los Poblados; a Juan González Esponda lo mantuvo como comisionado para las Comunidades en Conflicto, y al secretario particular de su antecesor, Guillermo Sauza, lo hizo titular de la oficina de Administración.Así mismo, ratificó como asesores del gobierno a personajes como Jaime Martínez Veloz, que seguirá como representante estatal ante la Cocopa, o César Chávez Castillo, coordinador de asesores en materia de Alianzas Sociales. Ambos colaboraron estrechamente con Salazar los seis años anteriores.Los chicos IberoEl semanario local Tinta Fresca identificó a seis de los más allegados colaboradores de Sabines: fueron amigos de infancia o compañeros en la universidad, en que estudió la carrera de ciencias políticas y administración pública:De origen michoacano, Nemesio Ponce Sánchez quedó en la secretaría técnica. Este compañero de generación de Sabines Guerrero quedó en un lugar estratégico, pues después de la Secretaría de Gobierno ese espacio es el más cotizado políticamente en el palacio de gobierno.Otro caso es el de Héctor Luna García, oriundo del Estado de México, quien quedó en la secretaría particular del despacho del gobernador; del Distrito Federal llegó Juan Díaz González, hijo de Regino Díaz Redondo, a quien se le colocó al frente del sistema de radio y televisión del gobierno estatal.Juan Carlos López Fernández, otro de los amigos de Sabines, fungirá como director de comunicación social; Jaime Culebro será coordinador de comunicación social, y Jaime Valls coordinará el gabinete económico en su calidad de secretario de Planeación y Desarrollo Sustentable.Los priistasPero sin duda a quienes Sabines más facturas pagó fue a los militantes y simpatizantes del PRI que lo apoyaron. Es el caso de sus excompañeros de partido, Roberto Albores Guillén y Sami David David, que junto a él buscaron dentro del tricolor la candidatura al gobierno estatal, la que fue concedida a José Antonio Aguilar Bodegas.Al hijo Sami David lo hizo coordinador de proyectos ejecutivos y estratégicos; a Albores Guillén –al que su osadía le costó la expulsión del PRI-- le dio más espacios: a su hijo Roberto Albores Gleason lo hizo secretario de Fomento Económico, e hizo subsecretario de Servicios al eterno secretario particular del exgobernador interino, Juan Humberto Carpio.Entre los más conspicuos priistas que se sumaron a Sabines, y luego se incrustaron en su gobierno, destacan Juan Gabriel Coutiño Gómez, consejero jurídico; Emilia González Arrazate en el Instituto de Profesionalización del Servidor Público; Haydee Ocampo Olvera, en el Instituto de la Juventud; Lourdes Adriana López Moreno, en el Instituto de Historia Natural y Ecología; Esther Almazán Torres, en el Servicio Estatal de Empleo; Martha Grajales Burguete, en la Secretaría de Turismo; Tito Rubín Cruz y Marcos Abadía Rincón como asesores, y Carlos Pano Becerra y Luis Raquel Cal y Mayor como operadores regionales en la región Costa, el primero, y en la Frailesca el segundo; subsecretario general de Gobierno, Ángel Córdova Toledo.La lista de priistas, entre militantes y simpatizantes, es la más larga de todas. Y no sólo se les encuentra en cargos en el primer nivel, también abundan en los mandos medios.La cuota de la coaliciónCuriosamente, es simbólica la presencia de PRD, PT y Convergencia en el gabinete de Sabines. Eso sí, no dejaron que les arrebataran la Secretaría de Gobierno, que quedó en manos de Jorge Antonio Morales Messner exdiputado local y exlíder estatal del PRD en Chiapas.Después de este espacio, al sol azteca le tocó encargarse de Pesca, con Gabriel Gutiérrez Ávila; Deysi Castillo estará en el Instituto de la Mujer, y el PT tiene como director del Instituto de Seguridad Social de los Trabajadores del Estado de Chiapas (Isstech) a Oscar Narcía Mendoza; Convergencia estará representado por Herminio Fernando Chanona Pérez en la Secretaría de Educación, y a Guadalupe Rovelo Cilias como directora del Instituto de las Artesanías.Incluso a un panista, Juan Carlos Cal y Mayor Franco, le tocará fungir como coordinador ejecutivo de Relaciones Internacionales.Otros perredistas, como Plácido Morales y César Chávez Castillo, fungirán como asesores. Ricardo Domínguez será operador regional.Personajes claveSi bien Sabines ya hizo el reparto del “pastel político”, existen algunos personajes que sin duda alguna tendrán mayor influencia en su gobierno: Entre éstos destacan Amador Rodríguez Lozano, exdiputado federal del PRI, excoordinador de campaña y ahora representante del gobierno de Chiapas en el DF y coordinador general del gabinete político y de seguridad; así mismo, César Chávez Castillo y otro personaje detrás de él: el fiscal general estatal, Mariano Herrán Salvatti.Carlos Esquinca, líder estatal del PRD y un hombre leal a Sabines, dice que al ganar la coalición, en realidad no esperaban cargos de primer nivel, sino que ellos estuvieran en posiciones de mayor contacto con la sociedad.El deslindeCabe señalar que el discurso de Sabines, a quien nunca se le vio en actos, mítines, marchas, plantones o movilizaciones para exigir el “voto por voto y casilla por casilla”, se tornó cada vez más “institucional”, a decir de él mismo.Así, ante los principales líderes de la coalición que catapultó su campaña y posterior triunfo, Leonel Cota Montaño, del PRD; Luis Maldonado Venegas, de Convergencia, y Alberto Anaya, del PT, Sabines soltó.“No tengo compromisos con grupos o facciones. Me siento comprometido solamente con Chiapas. En consecuencia nadie, ni por enemistad, ni mucho menos por amistad, me conduciría a desvíos de conducta a cambios de propósitos. Tengo sólo una tarea que cumplir: la de hacer crecer a Chiapas y la de conseguir para sus hijos una vida a la altura de su dignidad”.Más aún: “Al margen de diferencias ideológicas, estamos con México y con su presidente y con él apostamos el desarrollo del estado.“Señor secretario de Gobernación –presente en el acto--, sea usted el conducto para informarle al presidente Calderón que Chiapas seguirá por el camino de la legalidad y su único reclamo ancestral es un trato justo con la Federación”, atajó el flamante gobernador.No pasaron muchos días y Sabines selló el pacto con Felipe Calderón, en el marco de la primera visita del panista a Chiapas, ya investido como presidente.En el acto, Sabines y Calderón se elogiaron mutuamente y cerraron el pacto de su alianza:“Entendemos que usted encarna la pieza angular del orden constitucional y que el gobierno de Chiapas debe tener una relación basada en el respeto y en la construcción de acuerdos que beneficien a México y a nuestro estado”, apuntó Sabines Guerrero.Pero tres días después arribó López Obrador a Chiapas.Encabezó en el Polifórum Mesoamericano un evento con no menos de 5 mil simpatizantes, sin embargo, la expectativa era si se reuniría con Sabines.Más tarde la oficina de prensa difundió un escueto boletín en que se destacaba una gráfica en la que aparecían juntos Sabines y López Obrador. Ambos llevaban camisas amarrillas. La imagen refleja rostros parcos, adustos. Uno con la mirada perdida al aire y el otro observando fijamente a su interlocutor.De esta manera Sabines se mimetiza según el escenario político.Emulando a su antecesor Pablo Salazar y su relación con Vicente Fox, Sabines busca el acercamiento con Calderón, quien en Chiapas no alcanzó más de 215 mil votos en julio pasado, por debajo del priista Roberto Madrazo y muy lejos de López Obrador.
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