Robert Weissman Ahora mismo, representantes de los gobiernos del mundo están reunidos en Bali, Indonesia, para negociar acuerdos internacionales con el objetivo de detener el avance del cambio climático. Necesariamente, estas negociaciones girarán en torno a asuntos técnicos y difíciles de comprender. ¿Qué objetivos se deberían determinar para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero? ¿Qué países se deberían adherir a esos objetivos? ¿Debería haber un comercio de derechos de emisiones?, y si es así, ¿cómo funcionaría ese sistema de comercio? ¿Qué mecanismos financieros se establecerán para ayudar a los países en desarrollo en su transición a métodos de producción más limpios y a superar sus tecnologías contaminantes? ¿Habrá mecanismos especiales establecidos para proteger los bosques? ¿Cómo se deberían alterar las reglas de comercio globales? Etc., etc., etc., El mundo necesita desesperadamente que estas negociaciones tengan éxito, para que se establezcan objetivos sobre emisiones con base científica, y para que los principios de justicia social den forma a la asignación de derechos, deberes y obligaciones financieras necesarias para evitar una catástrofe climática. Y cualquier progreso que se consiga en Bali, mejor. Pero también necesitamos algo más, algo que seguramente precederá a los acuerdos globales y a los compromisos serios necesarios para llevar a cabo la enorme reorganización económica y social que está forzando la amenaza del calentamiento global -y otras catástrofes ecológicas en curso-. Ese algo más es una amplia comprensión pública de cómo funciona el sistema. No sólo lo importante que es cambiar las bombillas tradicionales por bombillas de bajo consumo o la importancia de reciclar, aunque esto sea vital, sino también saber cómo el sistema actual de fabricación, transporte, venta, compra, uso y desecho de las cosas está destrozando el planeta. Si pretendemos salvarnos del calentamiento global, tendremos que hacer las cosas de una manera diferente. Y aquí es donde entra La Historia de las Cosas. "La Historia de las Cosas, explicada por Anni Leonard" es un atractivo corto que explica la "economía de los materiales" en 20 minutos llenos de diversión. Si, llenos de diversión. Está producido por Free Range Studios, que desarrolló "The Meatrix" -un corto animado sobre la producción industrial de animales de granja que está entre los usos más inteligentes de las tecnologías de Internet para divulgar un mensaje políticamente progresista -La historia de las Cosas presenta a la maravillosa Annie Leonard, divertidas artes gráficas, mucho humor, y un análisis complicado presentado en un tono conversacional fácil de comprender. Puedes verlo entero en "storyofstuff.com". Tendrás que ver el corto para disfrutar del humor -no es fácil combinar la animación con un tema tan serio. Pero garantizo sonrisas incluso para los más serios. Los temas esenciales de la Historia de las Cosas son: 1. El mundo está tropezando con los límites impuestos por los recursos. "Estamos agotando los recursos. Estamos usando demasiadas cosas. Bueno, ya sé que esto es difícil de escuchar, pero es la verdad y tenemos que enfrentarnos a ello. Sólo en las tres últimas décadas hemos consumido una tercera parte de las reservas naturales del mundo. Han desaparecido. Estamos talando y explotando y transportando y destrozando todo tan rápido que estamos socavando la capacidad del planeta para sustentar la vida." 2. La globalización corporativa está basada en la externalización de los costes -haciendo que otros y no las compañías que fabrican cosas paguen los costes medioambientales y humanos de la producción. "El otro día estuve pensando en esto. Iba caminando al trabajo y quería escuchar las noticias, así que entré en esta tienda a comprar una radio. Encontré una pequeña verde muy linda por 4 dólares y 99 centavos. Cuando estaba esperando mi turno para pagar la radio me preguntaba cómo es posible que 4,99 dólares representaran el coste de hacer esta radio y ponerla en mis manos. El metal seguro que se extrajo en Sudáfrica, el petróleo se extrajo probablemente en Irak, quizás el plástico se produjo en China y lo más seguro es que el aparato lo montara un chico de 15 años en alguna maquiladora en Méjico. 4,99 dólares ni siquiera llegan para pagar el alquiler del trozo de estantería que ocupaba hasta que yo llegué, y mucho menos pagan parte de la nómina del empleado que me ayudó a elegirla, o los múltiples viajes por el océano y por carretera que hicieron sus piezas. Así es como me di cuenta de que yo no pagaba el aparato de radio." "¿Quien lo hizo? La gente que perdió sus recursos naturales, los trabajadores de las fábricas, aquellos que enfermaron por la contaminación de la fabrica, y los empleados de los comercios sin seguridad social." 3. La economía corporativa descansa en la creación de necesidades artificiales, "la flecha dorada del consumo." "¿Te has preguntado alguna vez porque los tacones de los zapatos de mujer cambian y son anchos un año, estrechos el otro, anchos al otro, y al siguiente de nuevo estrechos? No es porque exista un debate sobre qué estructura de tacón es más saludable para los pies femeninos. Es porque si llevas tacones anchos el año que toca tacones estrechos estás mostrando a todo el mundo que no has contribuido a la flecha recientemente, así que no eres tan valioso como esa persona a tu lado que sí lleva tacones estrechos. Lo hacen para que sigas comprando zapatos nuevos." 4. Las cosas pueden ser diferentes. Y deben ser diferentes. "Lo que de verdad tenemos que tirar es esta vieja mentalidad del desperdicio. Existe una nueva escuela de pensamiento sobre esto y está basada en la sostenibilidad y la igualdad: Química Verde, Desecho Nulo, Producción de Ciclo Cerrado, Energía Renovable, Economías Locales. Algunas personas dicen que no es realista, que es idealista y que no puede funcionar. Pero yo digo que los que no son realistas son aquellos que quieren continuar por el viejo camino. Eso es soñar. Recuerda que ese sistema no se creó a sí mismo. No es como la gravedad con la que tenemos que vivir. Fueron las personas las que lo crearon. Y nosotros también somos personas. Así que creemos algo nuevo." Si te preocupa que estas afirmaciones sean muy generalizadas, visita la página web. Tiene pruebas que las apoyan y una amplia selección de enlaces a otras fuentes y materiales adicionales. ¿Está La Historia de las Cosas predicando a los ya convertidos? No. (Aunque ten en cuenta que, como dice un amigo, hay una razón y un fundamento para que el cura predique a su congregación cada semana, refuerza, profundiza y sostiene los compromisos y el entendimiento) La Historia de las Cosas es algo que puedes mostrar a cualquiera (o pedir a cualquiera que lo vea en el ordenador). Es persuasivo pero no es un sermón. Es sofisticado pero no esotérico. Su tono es ligero pero su contenido es serio. Está narrado por la imparable Annie Leonard, con pasión pero sin pretensiones. Annie, que es una antigua compañera y una buena amiga, menciona de pasada, al principio de La Historia de las Cosas, que ha dedicado 10 años a viajar por el mundo y explorar cómo se hacen y se tiran las cosas. Esto no es suficiente siquiera para comenzar a explicar su experiencia de primera mano. No hay mucha gente que salga corriendo de un aeropuerto internacional para visitar los vertederos. Annie lo hace. En sus viajes a tres docenas de países ha visitado vertederos, se ha infiltrado en fábricas contaminantes, ha trabajado con personas que viven de rebuscar en los vertederos y ha recibido amenazas de muerte por su trabajo de investigación. Su conocimiento de la violencia externalizada por la economía de consumo de las corporaciones viene de una observación y experiencia directas. La Historia de las Cosas es un corto que trata sobre un proceso muy grande. Échale un vistazo y anima a otros a que lo vean. Para que negociaciones como las de Bali tengan éxito necesitamos que mucha más gente interiorice el mensaje de La Historia de las Cosas y se movilice, como dice Annie, para crear algo nuevo. Robert Weissman es editor del Multinational Monitor, ubicado en Washington, D.C. y director de Essential Action . (c) Robert Weissman |
“México es paradisíaco e indudablemente infernal”, le escribe Malcolm Lowry a Jonathan Cape. A un amigo le confiesa: “México es el sitio más apartado de Dios en el que uno pueda encontrarse si se padece alguna forma de congoja; es una especie de Moloch que se alimenta de almas sufrientes”. JV.
viernes, enero 04, 2008
La historia de las cosas
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