martes, febrero 19, 2008

Bonito Jalisco

Julio Hernández López
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx

Generoso como es (semanalmente tiene clases particulares de Biblia en la casa de gobierno, acompañado de sus principales colaboradores), el representante del cardenal Juan Sandoval en la tierra, es decir, el panista Emilio González Márquez, tuvo a bien repartir universalmente culpas por un caso que ha levantado gran enojo en aquella región, la muerte de un niño de ocho años que el 25 de enero pasado cayó en aguas contaminadas del tramo del río Santiago en el municipio tapatío de El Salto (específicamente en la colonia de bajo interés social irónicamente llamada Bonito Jalisco): Todos somos responsables, sentenció el gobernador formal de Jalisco durante una especie de Sermón de la Burocracia en el que mencionó la raíz “sistémica” de problemas como el sucedido con el menor Miguel Ángel López Rocha, quien falleció, luego de 19 días de estar en coma, a causa de intoxicación por metales pesados que corren en las aguas del citado río. El pequeño había caído accidentalmente al Santiago, donde múltiples empresas descargan sus desechos químicos, y murió al tener en su cuerpo 400 veces más del volumen de arsénico médicamente aceptable.

¿Qué hizo, anunció o cuando menos prometió el gobernador panista que forma parte de la corriente política que ha puesto a gente sin experiencia, pero con compromiso partidista o yunquista, en las oficinas federales del medio ambiente y que en los estados y municipios aprueba contaminación empresarial salvaje, construcción de casas minúsculas para gente pobre a orillas de aguas venenosas y negocios al por mayor a cuenta de la explotación de la naturaleza en general y de los humanos en particular? “Un niño falleció –discurseó el profeta Emilio– y la primer pregunta que hacemos todos es ¿quién es responsable?, ¿quién va a dar la cara por la muerte de Miguel Ángel?, ¿a quién le aplicamos el peso de la ley?, ¿quién es responsable de que 80 por ciento de las aguas de Jalisco estén contaminadas?, ¿quién es responsable de la pobreza de nuestra gente, que obliga en muchos casos a construir vivienda ahí, donde no es prudente? Lo que queda claro es que hay una víctima, Miguel Ángel y su familia, y la pregunta es, ¿quién no tiene responsabilidad?, ¿quién puede decir que no tiene una parte de responsabilidad en este suceso?” (esta corresponsable columna no está en condiciones de asegurar si el mensaje del apóstol Emilio fue difundido en Televisa con cargo a los arreglos por decenas de millones de dólares que anualmente entrega el jalisciense a la empresa electrónica para que cuide y difunda su imagen pública).

Lo cierto es que el bíblico Emilio quiso lavarse políticamente las manos en esas aguas envenenadas que son la síntesis de largos años de malos gobiernos panistas en aquella entidad. Su actitud, y sus palabras, muestran lo que ha sido la larga pesadilla blanquiazul en Jalisco: políticos de poca monta que, aprovechando el terrible descrédito del priísmo corrupto, llegan a cargos públicos para desplegar desde allí conductas de altanería, despotismo o, como en el caso, de presuntas iluminaciones religiosas predicantes.

El propio Felipe Calderón ha sufrido de cerca el terrible estilo de los egresados de la Universidad Panista de Bonito Jalisco (uPANbOJAL). El cavernario Francisco Ramírez Acuña creyó posible trasladar al ámbito nacional las glorias represivas y desdeñosas de la crítica que le habían hecho globalifóbicamente famoso y hubo de botarlo de Bucareli –con todo y la deuda de juego, deuda de honor, de haber sido quien le había “destapado” como candidato presidencial panista–, para acomodar allí a un promotor empresarial de chistes gallegos (especializado en temas energéticos, cuyas rutinas de lucro son muy aplaudidas en el club íntimo La dizque Presidencia). Otro jalisciense de mérito, el llamado Caballo Negro, resiste, sin embargo, las directísimas indirectas con que un michoacano lo quiere bajar de la montadura charra. Alberto Cárdenas Jiménez ha sido desplazado de las negociaciones con las organizaciones campesinas que impugnan las aplicaciones del apartado agropecuario del tratado comercial de América del Norte, pero ni así quiere darse por enterado. Ayer, por ejemplo, como si nada, se apareció en la capital jalisciense para anunciar dineros públicos para agricultores de la entidad, junto al piadoso Emilio que reparte culpas con la esperanza equívoca de que a ellos, Ramírez Acuña, Cárdenas Jiménez y el propio González Márquez, les toque de a menos en el terreno juicio final. Bonito Jalisco.

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