Ricardo Alemán
Hasta anoche nadie podía asegurar y/o descartar si fue un accidente o un atentado la caída del avión en la que perdieron la vida Juan Camilo Mouriño y José Luis Santiago Vasconcelos, entre otros servidores públicos.
Ni expertos en materia aérea y menos especialistas en la lucha contra la criminalidad podían validar hipótesis alguna sobre las causas del posible accidente o descartar especulaciones sobre un eventual atentado. ¿Por qué?
Porque si bien todos debemos esperar el resultado de las indagatorias que deberán hacer las autoridades federales y capitalinas, también debemos recordar que el gobierno de Felipe Calderón sostiene una guerra frontal contra el crimen organizado y el narcotráfico, que a través de las narcomantas han lanzado amenazas incluso al propio Presidente, quien en su mensaje de condolencia, y sin asegurar si se trató de un accidente o un atentado, advirtió que su gobierno “no se doblegará”.
Pero más allá de que las investigaciones esclarezcan la tragedia —de que se localicen las cajas negras de la aeronave, que podrán determinar si se trató de un accidente o un atentado—, la pérdida trágica del número dos del gobierno y uno de sus hombres fuertes para la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico es el más severo golpe a la gestión de Calderón.
El Presidente pierde no sólo a uno de sus mejores amigos y colaboradores, sino a una pieza fundamental de su gabinete. Por eso la pérdida de Juan Camilo Mouriño y de José Luis Santiago Vasconcelos obligará a Calderón a un reacomodo emergente en su equipo. Por lo pronto, anoche mismo el Presidente convocó al gabinete de seguridad —que encabezaba el propio Mouriño— no sólo para dar cauce a las investigaciones respectivas, sino para definir las líneas estratégicas a seguir para los reacomodos en el gabinete.
A partir de los reacomodos que determinará el presidente Calderón ante el fallecimiento de Mouriño, se espera que hoy mismo sea designado al nuevo encargado del despacho de Gobernación. En días recientes se había hablado como posibles sustitutos de Mouriño —ante un eventual cambio— de la secretaria de Educación Pública, Josefina Vázquez Mota; del secretario particular del Presidente, César Nava; y del director del IMSS, Juan Molinar Horcasitas.
Sin embargo, puede quedar desplazado todo esquema previsto hasta antes de la tragedia de la tarde de ayer, de la muerte de Mouriño y de Santiago Vasconcelos, y sobre todo ante la eventualidad de que pudiera haberse tratado de un atentado. Y es que el de la Secretaría de Gobernación es no sólo el cargo número dos del gobierno mexicano, sino que por lo regular se trata del hombre más cercano al mandatario en turno. El titular de Gobernación es el hombre de mayor confianza, que comparte el proyecto porque construyó el proyecto.
¿Quién ocupará ese cargo? ¿Quién será el nuevo número dos del presidente Calderón? ¿Quién construyó el proyecto y lo continuará desde la casona de Covián? El que resulte al final de cuentas designado como sucesor de Mouriño, a querer o no, modificará las formas, pero no los objetivos del gobierno de Calderón, para quien, según dijo en el hangar presidencial —al dar a conocer de manera oficial lo ocurrido—, la tragedia no cambiará su proyecto. Por eso otros no descartan a Germán Martínez, hoy presidente del PAN.
Sí, hasta anoche y posiblemente en muchas horas nadie podrá determinar las causas de la tragedia; nadie podrá defender la hipótesis del accidente o la teoría del atentado. Pero nadie puede olvidar que por lo menos en dos ocasiones que se saben de manera pública, manos criminales atentaron o pretendieron atentar contra José Luis Santiago Vasconcelos, uno de los hombres del gobierno de Calderón más importantes en la lucha contra el narcotráfico, uno de los que más conocía del combate a la criminalidad y que era llamado a encabezar un fuerte viraje de la estrategia de la lucha contra el narcotráfico.
Por lo pronto, anoche se supo que luego de la tragedia se ordenó a todo el gobierno federal intensificar el mantenimiento de aviones y helicópteros de las secretarías de Estado, de las propias aeronaves presidenciales, pero también estrechar la vigilancia en torno a sus esquemas de seguridad.
Se debe recordar que hacia el final del gobierno de Vicente Fox, también en forma poco clara —a pesar de las versiones oficiales—, se precipitó rumbo al estado de México el helicóptero en el que viajaba el entonces secretario de Seguridad Pública federal, Ramón Martín Huerta, cuya nave oficialmente cayó debido a una falla mecánica.
Hasta anoche nadie podía asegurar y/o descartar si fue un accidente o un atentado la caída del avión en la que perdieron la vida Juan Camilo Mouriño y José Luis Santiago Vasconcelos, entre otros servidores públicos.
Ni expertos en materia aérea y menos especialistas en la lucha contra la criminalidad podían validar hipótesis alguna sobre las causas del posible accidente o descartar especulaciones sobre un eventual atentado. ¿Por qué?
Porque si bien todos debemos esperar el resultado de las indagatorias que deberán hacer las autoridades federales y capitalinas, también debemos recordar que el gobierno de Felipe Calderón sostiene una guerra frontal contra el crimen organizado y el narcotráfico, que a través de las narcomantas han lanzado amenazas incluso al propio Presidente, quien en su mensaje de condolencia, y sin asegurar si se trató de un accidente o un atentado, advirtió que su gobierno “no se doblegará”.
Pero más allá de que las investigaciones esclarezcan la tragedia —de que se localicen las cajas negras de la aeronave, que podrán determinar si se trató de un accidente o un atentado—, la pérdida trágica del número dos del gobierno y uno de sus hombres fuertes para la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico es el más severo golpe a la gestión de Calderón.
El Presidente pierde no sólo a uno de sus mejores amigos y colaboradores, sino a una pieza fundamental de su gabinete. Por eso la pérdida de Juan Camilo Mouriño y de José Luis Santiago Vasconcelos obligará a Calderón a un reacomodo emergente en su equipo. Por lo pronto, anoche mismo el Presidente convocó al gabinete de seguridad —que encabezaba el propio Mouriño— no sólo para dar cauce a las investigaciones respectivas, sino para definir las líneas estratégicas a seguir para los reacomodos en el gabinete.
A partir de los reacomodos que determinará el presidente Calderón ante el fallecimiento de Mouriño, se espera que hoy mismo sea designado al nuevo encargado del despacho de Gobernación. En días recientes se había hablado como posibles sustitutos de Mouriño —ante un eventual cambio— de la secretaria de Educación Pública, Josefina Vázquez Mota; del secretario particular del Presidente, César Nava; y del director del IMSS, Juan Molinar Horcasitas.
Sin embargo, puede quedar desplazado todo esquema previsto hasta antes de la tragedia de la tarde de ayer, de la muerte de Mouriño y de Santiago Vasconcelos, y sobre todo ante la eventualidad de que pudiera haberse tratado de un atentado. Y es que el de la Secretaría de Gobernación es no sólo el cargo número dos del gobierno mexicano, sino que por lo regular se trata del hombre más cercano al mandatario en turno. El titular de Gobernación es el hombre de mayor confianza, que comparte el proyecto porque construyó el proyecto.
¿Quién ocupará ese cargo? ¿Quién será el nuevo número dos del presidente Calderón? ¿Quién construyó el proyecto y lo continuará desde la casona de Covián? El que resulte al final de cuentas designado como sucesor de Mouriño, a querer o no, modificará las formas, pero no los objetivos del gobierno de Calderón, para quien, según dijo en el hangar presidencial —al dar a conocer de manera oficial lo ocurrido—, la tragedia no cambiará su proyecto. Por eso otros no descartan a Germán Martínez, hoy presidente del PAN.
Sí, hasta anoche y posiblemente en muchas horas nadie podrá determinar las causas de la tragedia; nadie podrá defender la hipótesis del accidente o la teoría del atentado. Pero nadie puede olvidar que por lo menos en dos ocasiones que se saben de manera pública, manos criminales atentaron o pretendieron atentar contra José Luis Santiago Vasconcelos, uno de los hombres del gobierno de Calderón más importantes en la lucha contra el narcotráfico, uno de los que más conocía del combate a la criminalidad y que era llamado a encabezar un fuerte viraje de la estrategia de la lucha contra el narcotráfico.
Por lo pronto, anoche se supo que luego de la tragedia se ordenó a todo el gobierno federal intensificar el mantenimiento de aviones y helicópteros de las secretarías de Estado, de las propias aeronaves presidenciales, pero también estrechar la vigilancia en torno a sus esquemas de seguridad.
Se debe recordar que hacia el final del gobierno de Vicente Fox, también en forma poco clara —a pesar de las versiones oficiales—, se precipitó rumbo al estado de México el helicóptero en el que viajaba el entonces secretario de Seguridad Pública federal, Ramón Martín Huerta, cuya nave oficialmente cayó debido a una falla mecánica.
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