Evocar a Xochimilco a nuestro pensamiento como uno de los lugares que aún conservan su riqueza por sus tradiciones, así como por sus flores, es una sensación tan dulce como la de la vainilla que emana desde la flor del heliotropo. Sin embargo, cuando uno se adentra a las profundidades de este lugar encuentra factores que la condicionan y la convierten en una práctica de necesidad.
Xochimilco, lugar de las flores , se caracteriza por la presencia de chinampas, pequeña superficie de suelo en medio de los canales, que permiten el cultivo de flores y hortalizas. Por lo mismo, la cuenca sur del Valle de México pretende (entre otras actividades) sustentar parte de sus ingresos económicos gracias a la producción de hortalizas o bien, plantas de ornato, las cuales se distinguen por su naturalidad y belleza.
La cuestión ahora radica en la situación precaria y descuidada de esta zona. Hoy la producción de flores ya no se realiza de manera tradicional. Los comerciantes venden –o más bien revenden– las flores hasta tres o cuatro veces su precio original. En el Tradicional Mercado de las Flores la mayoría de los vendedores ya no siembran sus flores, prefieren comprarlas afuera de Xochimilco.
El contexto en el que se ven inmersas estas personas no sólo tiene que ver con un aspecto estético y de atracción hacia Xochimilco, es un factor que trasciende lo social y económico. María de la Soledad Ruiz , comerciante floral comenta: “Sí, soy originaria de este lugar, mis papás y abuelos también, pero estoy aquí –vendiendo flores– desde hace ocho años realmente por necesidad”.
Si bien, 90% de su totalidad aseguró que fueron sus padres quienes les enseñaron a trabajar y sembrar las flores, pero que por razones de economizar tiempo y cantidad han olvidado estas prácticas clásicas. Actualmente se ha dejado a un lado esa característica propia de sembrarlas en las chinampas. Y en cambio se las trae desde Cuernavaca o el Mercado de la Merced o bien, hasta del Mercado de Jamaica. Por tanto, más de la mitad de las flores no son autóctonas de la zona xochimilca.
La situación es similar para los vendedores de verduras a las afueras del mercado. Por ejemplo, el comerciante de verduras, Miguel Ángel Iglesias aseveró que esta temporada, al ser del elote, sus cultivos dependen totalmente de las lluvias, es decir, son sólo de temporal. Además, él y su familia prefieren utilizar abonos naturales a los artificiales porque “así crecen mejor, saben más ricos y a la gente le gustan más”, afirmó.
Sin embargo, el problema es que él y su familia no pueden sobrevivir sólo con los ingresos del maíz, y por eso Miguel tiene que trabajar como albañil por las tardes. Esto nos habla acerca de la precaria situación económica de los partícipes de este mercado, quienes confirman que varios de ellos están aquí no por complacencia, sino por necesidad.
La familia Cabello Martínez –una de las más importantes y reconocidas en pueblo de San Luis Tlaxialtemalco– proporcionaron los siguientes datos: Rubén Cabello, hijo mayor de la familia expuso que hoy en día la semilla del cempazúchitl es todo un negocio extranjero, el cual inevitablemente está afectando al sector productor mexicano, como es su caso. Si bien la semilla de esta flor se tiene que importar de los Estados Unidos para poder sembrarla.
“El problema –comenta– es que la semilla la modifican de tal manera que sí, crece con una apariencia bella, mas no dura y no da semilla para que se vuelva a sembrar, lo que provoca que tengamos que volver a comprar las semillas para poder cultivarlas”. Entonces, labrar plantas de ornato significa menor trabajo pero mayor problema para que dure.
Por un lado, Rubén y Martín Cabello son ejemplo de que en generaciones más contemporáneas, la tradicional forma de cultivar y sembrar flores sigue siendo importante. Uno se puede percatar de que, naturalmente, les importa seguir preservando y defendiendo su cultura ancestral, mas ya no juega un papel esencial en su modo de vida como lo es para su padre.
Por el otro lado, para don Rubén Cabello, padre de la familia, se dedica en cuerpo y alma a trabajar su chinampa ya que obtiene beneficios de la naturaleza, no sólo aplicando mínimas cantidades de abono para evitar que sean semillas transgénicas, y por el impacto benéfico que tienen en la salud.
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