Por Enrique Cisneros Luján
El año pasado el peso mexicano estuvo a 10 por dólar, ahora está a 15. Esto significa que si con 30 pesos podíamos comprar tres mercancías equis, ahora con la misma cantidad nos alcanza sólo para dos. Y no sería tan grave si en el país se produjera mucho de lo que consumimos, pero como los presidentes neoliberales, educados en universidades gringas decidieron enchufarnos a las políticas que les mandó el FMI y el Banco Mundial, nos convirtieron en un país maquilador y casi todo lo compramos en Estados Unidos…empezando por los alimentos.
Sin embargo, la devaluación no sólo es económica, sino moral, humana y ética. Antes, los gobiernos le temían a una devaluación pues eso generaba protestas, inconformidades, ahora pueden devaluar el 50 % y no pasa nada. La devaluación del mexicano como ciudadano parece ir aparejada a la devaluación de la moneda.
Vaya, es tal la devaluación del mexicano que ya ni le importa que los gringos ganen en futbol, todo se toma como un mal inevitable que hay que soportar. Es tal la devaluación de muchos mexicanos, que sabiendo del robo que significa el Fobaproa, con un endeudamiento de casi 50 años, o de cómo se les han entregado a los banqueros los ahorros de millones de trabajadores con las Afore´s, y pocos se preocupan por ello.
Y esa devaluación no sólo es entre la gente con poca información académica. Miles de maestros que se suponen son ilustrados, se devalúan al servirle a Elba Esther Gordillo para hacer fraudes, inclusive se devalúan tanto que se prestan como golpeadores para agradar “a la maestra”.
El país está devaluado a nivel internacional. Antes había cierta capacidad de negociación política con los gringos pues México mantenía un cierto grado de dignidad al no prestarse a todos los juegos de los países poderosos. Ahora, el gobierno espurio mexicano se arrastra ante los gringos para que le den limosnas y lo tomen en cuenta.
No hay ética ni honestidad al no indignarse con agandalles como el de los funcionarios electorales del IFE que se trataron de aumentar sus abultados salarios en un 39 % y que tuvieron que recular, más que por la presión popular, porque fueron balconeados por los medios de comunicación.
Basta prender la televisión en los canales de Televisa y TV Azteca para palpar el grado de devaluación moral que han generado en el pueblo mexicano. Telenovelas hechas para espectadores idiotas, mismas que de ninguna manera van a ver los poderosos, sino que están hechas para pobres que lloran ante personajes que no se parecen a ellos, escenificando historias de cenicientas que se “superan” al ascender en la escala social y económica.
Viene el natalicio de un Benito Juárez devaluado, que ya ni siquiera se le recordará el 21 de marzo, sino que ahora será el 16, que es lunes, mientras las fiestas religiosas, esas si se respetan (valga la redundancia), religiosamente. ¿O van a pasar la conmemoración del viernes “santo”, al lunes? El estado laico mexicano está devaluado ante las declaraciones políticas, de cualquier magnate religioso.
Y así podemos seguir, observando una devaluación permanente, como esa donde en los medios de comunicación comerciales pregonan que para que la droga no llegue a los hijos hay que hacer una guerra, donde la mayoría de los que mueren, de los dos bandos, son de los de abajo; no mueren los magnates y lo peor es que en los últimos 4 años se ha duplicado el consumo de drogas entre los devaluados mexicanos…. sobre todo jóvenes y muchos, casi niños.
Sólo el pueblo puede acabar con esa devaluación económica pero también humana y moral. Todo está en que se decida a organizarse y decir ¡basta! Que se arriesgue a recuperar su capacidad de ser un verdadero ser humano (nuevamente, valga la redundancia).
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