viernes, diciembre 18, 2009

La muerte del jaguar mexicano

Rosario Manzanos


MEXICO, D.F., 17 de diciembre.- En gravísimo peligro de extinción se encuentra este altivo, bello y fuerte animal, venerado en el mundo prehispánico. Destacados especialistas llaman a las autoridades para su protección, pero no hay respuesta. Lo peor del caso es que el crimen contra el más grande felino latinoamericano se comete hasta sin razón alguna, para regalos de hueso o piel a quinceañeras.

Es el más grande de los felinos de Latinoamérica y el tercero del mundo. El jaguar, dios para las culturas prehispánicas y símbolo de un poderío que ha impactado hasta al mercado automotriz, está por desaparecer si las autoridades gubernamentales no ponen un alto a su matanza.

En una misiva enviada el 24 de noviembre a Juan Rafael Elvira Quesada, secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) por el doctor Rodrigo Medellín, investigador de la UNAM y organizador del simposio internacional El jaguar en el siglo XXI: La perspectiva continental llevado a cabo del 9 al 12 del mes pasado en la ciudad de Mérida, Yucatán, apunta:

“Los científicos de todos los países del área de distribución del jaguar coincidimos en señalar que una de las causas más severas de mortalidad de jaguares es la cacería directa de animales, ya sea porque han causado algún conflicto al matar ganado, para vender la piel o los colmillos, como trofeos o simplemente porque se les cruzó en el camino.

“Reiteramos nuestro compromiso para continuar trabajando en beneficio del jaguar a pesar de las condiciones adversas de disponibilidad de fondos y apoyo de instituciones de gobierno para lograrlo, pero es momento de exigir a las autoridades ambientales competentes, en particular a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), que tomen cartas definitivas en el asunto para detener la matanza de jaguares.”

Por su parte, el doctor Gerardo Ceballos, también investigador de la UNAM y organizador del Quinto simposio el jaguar mexicano en el siglo XXI realizado del 29 de noviembre al 2 de diciembre en Cuernavaca, Morelos, sentencia:

“En estos tiempos en los que se analiza con tanta atención el calentamiento global, hay que entender que la posible desaparición de una especie como el jaguar sería algo gravísimo.”

Fray Bernardino de Sagahún describe al jaguar (Panthera onca) en su Historia general de las cosas de la Nueva España:

“Dicen es príncipe y señor de los otros animales. Tiene muy larga vista, aunque haga muy obscuro y aunque haga niebla ve las cosas muy pequeñas; cuando ve al cazador con su arco y saetas no huye sino siéntase, mirando hacia él, sin ponerse detrás de alguna cosa ni arrimarse a nada...”

Y de ser el más poderoso de los felinos latinoamericanos, ahora, según dice el doctor en ciencias Rodrigo Medellín, es cazado por causar algunos problemas con ganaderos, por la afición a la cacería ilegal y por obtener su piel, cráneo, patas o colmillos. Incluso dice que se sabe que sólo por moda algunas quinceañeras piden a sus padres los colmillos del carnívoro, y que algunos presuntos narcos los matan para demostrar que pueden acabar con el más imponente de los felinos de México.

El ganador del Premio Rolex 2009, Premio Volskwagen 2009 y responsable de la publicación del libro El jaguar en el nuevo milenio, coeditado por el Fondo de Cultura Económica y la Wildlife Conservation Society, es contundente:

“Si el secretario no responde a nuestra carta, tendremos que tomar medidas más fuertes para denunciar que de seguir así las cosas, en 25 años no habrá un solo jaguar más en México.”

Por su parte, el doctor Gerado Ceballos apunta:

“En México tenemos el sistema más completo de investigación del jaguar en el mundo. Lo tenemos en el Laboratorio de Ecología y Conservación de Fauna Silvestre del Instituto de Ecología de la UNAM, que yo presido y en donde mis estudiantes trabajan incansablemente. Poseemos radios especiales que se les colocan a los jaguares y así se les puede monitorear vía satélite. Es un proyecto muy caro subsidiado por empresas privadas, como Telmex y Telcel. Cada radio nos cuesta cerca de 6 mil dólares.

“Cada año atrapamos de cuatro a seis, les ponemos sus collares, los seguimos y, gracias a eso, por ejemplo, sabemos cuántos jaguares hay en la reserva de Calakmul en Campeche y cómo se mueven.

“Dieta, ecología y organización de foros de información, los científicos trabajamos, pero no tenemos posibilidad para frenar la cacería ilegal. Hemos trabajado duramente para denunciar tráfico y otras cuestiones, pero hay que movilizar al gobierno, son pocas las autoridades que nos apoyan, con excepción de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas.

“Los jaguares son indicadores de la salud de nuestro medio ambiente; al desaparecer señalan que hay graves problemas para el ser humano. Son la parte más alta de toda una cadena ecológica, acabas con el de arriba y afectas todo. Y no sólo eso, al cazar a animales de los que se alimenta el jaguar, como venados, coatíes o pecaries, afectas todo. Entre lo que hemos encontrado en el censo que estamos llevando a cabo entre Baja California y Yucatán –más de 12 sitios de Sonora hasta Yucatán–, sabemos que hay aproximadamente 4 mil jaguares en el país.”

La mayor parte de la población –dice– se encuentra en la Península de Yucatán, con más de 2 mil ejemplares, además hay noticias de que los jaguares pueden estar en Guerrero, Nayarit y es probable que en Puebla, el Estado de México e Hidalgo.

“A principio del siglo XX había 20 mil animales, ahora hay una pérdida sustancial y la mayor ha ocurrido en las últimas tres o cuatro décadas. En el año 2000 o 2001 la Profepa decomisó 23 pieles. 23 jaguares abarcarían un territorio de 100 mil hectáreas. Sabemos que se matan más de 100 jaguares al año. Por ello hacemos un llamado enérgico a las autoridades para mantener la biodiversidad animal del país.

“Sabemos que preservar al jaguar implica la salvación para mantener los servicios ambientales que obtenemos simplemente con el buen funcionamiento de la naturaleza, y al deteriorarse se pierde el bienestar del ser humano. Por cuestiones directas, por cuestiones de combate a la pobreza extrema, se tendría que hacer un esfuerzo para mantener las selvas del país, por no deforestar, para permitir así que las diferentes especies puedan seguir viviendo.”


La Declaración de Mérida

La carta enviada por Rodrigo Medellín al secretario de la Profepa dice:

“Resalta el hecho de que aún quedan probablemente más de 15 mil jaguares y que Brasil por sí solo contiene más de la mitad de la población mundial. En México existe una población estimada de 4 mil jaguares, con poblaciones en las costas del Pacífico y del Golfo, y las de mayor tamaño están en la Península de Yucatán, Oaxaca y Chiapas.

“Cada jaguar es importante. Asimismo, estamos invitando a toda la población de Latinoamérica a sumarse a los esfuerzos por conservar al jaguar y sus presas, y promover el mensaje de la importancia de conservarlos como una especie clave para la biodiversidad y como un símbolo de la fuerza, el orgullo y el poder de todos los pueblos de América.”

Junto con la carta se anexó la llamada Declaración de Mérida, suscrita por 28 expertos de 13 países, donde se apunta:

“El jaguar se encuentra en la lista de especies en peligro de extinción de prácticamente todos los países del continente como resultado de una tasa de deforestación elevada, serios conflictos con la población local, pero de manera más urgente, la cacería directa de jaguares y sus presas.”

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