domingo, noviembre 26, 2006

Juguetes

Felipe Garrido

Ayer en la noche me despertó mi hermanito, que estaba llorando. No era un berrinche, como cuando se cae o no quiere comer o le quito sus juguetes. También mamá oyó ese llanto como de animal, como de perro, como de quién sabe qué. Me gustan sus carros y su máscara de luchador. La abuela me dijo métete a la cama que mañana tienes escuela. Es azul brillante, con unos relámpagos de fuego a los lados. Papá envolvió a mi hermano en una cobija y lo sacó en brazos. Luego oí que se fueron en el coche. Amaneció con sol, una mañana hermosa; mis papás no habían regresado. Se amarra por atrás y nunca, nunca me deja agarrarla. Yo me vestí para ir a la escuela y quise pedirle a la abuela una taza de café con leche, pero no me hizo caso; estaba en su cuarto, rezando. En eso entró papá, solo. No vas a ir a la escuela, me dijo, y le vi cara de que había estado llorando. No quise preguntarle nada. Fui al cajón de mi hermano, tomé la máscara y me asomé al espejo.

No hay comentarios.: