domingo, septiembre 14, 2008

"¡MEXICANOS AL GRITO DE GUERRA!"...

Luz del Carmen Abascal Olascoaga

Al grito de la guerra de los que todos los días luchamos a favor de la vida, en defensa de los más débiles, y en la construcción de oportunidades para cada uno de ellos. En esa guerra callada y silenciosa, pero no por ello menos cruenta, del trabajo bien hecho, de la superación personal, del combate a la pobreza, a la delincuencia… “¡Mexicanos al grito de guerra, el acero aprestad y el bridón!”.

¡Mexicanos al grito de guerra!... Porque, en efecto, estamos en una guerra. La vida es una batalla continua, y no sólo me refiero a la lucha contra el narcotráfico, contra la delincuencia, o el estira y afloja político y partidista, sino a la lucha interna que cada ser humano tiene que librar para ser cada día mejor persona. Es una pelea constante contra sus egoísmos, sus inseguridades, sus defectos…

"¡PATRIA!, ¡PATRIA!, TUS HIJOS TE JURAN EXHALAR EN TUS ARAS SU ALIENTO"

Si tú, mexicano, logras vencerte a ti mismo, si logras dar lo mejor, si logras exhalar en sus aras tu aliento, en aras de la victoria de la patria, aún en contra de tus pasiones y de tus deseos; y si sumamos esos esfuerzos… “¡Un laurel para ti de victoria!”, ¡alcanzaremos la victoria tan deseada, sobre la corrupción, la impunidad, la inseguridad, la cultura de la muerte.

México, mi patria, está gravemente herido… Y tú, ¿eres de los que todo el día critican lo que los demás hicieron mal? ¿De los que están dispuestos a abandonarlo todo, llevándote sólo el botín? ¿Eres de los que piensan sólo en sí mismos, porque pensar en los demás es demasiado complicado y requiere mucho esfuerzo? ¿Eres de los que, estando en una posición privilegiada de poder, lo tomas todo para ti, y le quitas al que menos tiene?

¿Eres de los que se dejan sobornar para echarle un peso más a su bolsillo? ¿De los que alimentan la corrupción, dando o recibiendo mordida? ¿De los que pasan de largo cuando ven a un hermano mendigando, sin siquiera regalarle, no 50 centavos, sino una palmada en el hombro? ¿De los que creen que nuestra historia es de héroes y villanos, donde los villanos son los héroes y viceversa?

Si eres de esos, entonces no mereces llamarte mexicano, porque el verdadero mexicano es un soldado incorruptible, que lucha desde su trinchera: desde el puesto de carnitas, o desde la silla de mando, da igual.

"PIENSA, ¡OH PATRIA QUERIDA!, QUE EL CIELO UN SOLDADO EN CADA HIJO TE DIO"

El verdadero mexicano es el que no puede estar tranquilo cuando ve a sus hermanos carcomidos por la droga, cuando ve a su gente masacrada por la violencia, cuando ve a sus hijos asesinados desde pequeños. Es el que hace algo para cambiar todo eso, el que presta su huella digital y su firma cada elección; el que, cuando ve a un compañero caído, le ayuda a levantarse, aunque tenga que cargar peso muerto.

El verdadero mexicano no es el que da el grito cada 15 de septiembre, sino el que puede mirar nuestra bandera de frente, con orgullo y con honor, y decir con la frente muy en alto: “Por ti, patria, yo he desgastado mi vida; para servir a mi gente, que eres tú; para curar a mis heridos, que también son tú; para traer justicia al desvalido, ¡que también es mi patria!”.

El verdadero mexicano es el que comprende que la independencia tuvo un inicio, pero que también tuvo un final; un final que se vió coronado con laureles gracias a la unión de un puñado de mexicanos… Un final que rara vez se celebra, pero que es tanto o más glorioso que el inicio… porque solemos empezar las cosas, ¡pero qué difícil nos es terminarlas!

El verdadero mexicano es el que presta sus manos para la reconstrucción de su patria, sin buscar culpables, pero proponiendo soluciones. Es el que trabaja incansable y desinteresadamente por su “México lindo y querido”; el que, en años venideros, merecerá esos versos de nuestro himno nacional: “¡Un recuerdo para ellos de gloria!... ¡Un sepulcro para ellos de honor!”.

Querido lector, cuando escuchas nuestro bellísimo Himno Nacional en un partido de futbol, la piel se te enchina y cantas a todo pulmón, con emoción y respeto. La melodía y las palabras te hablan de victoria, y eso es lo que tú esperas para tu selección: que ganen el partido, que ganen las eliminatorias, ¡que ganen el mundial!

Hoy, tú y yo somos seleccionados, y las palabras perennes de nuestro Himno Nacional cobran aún más fuerza y más sentido. Empecemos ya, este 15 de septiembre, ¡hagamos patria! Empieza por ti, por tu familia, por tus amistades, y así, ve abriendo tu ámbito de influencia. ¡Vence la corrupción que hay en ti, el egoísmo, la decidia! “Y los ecos sonoros resuenen con las voces de ¡Unión! ¡Libertad!”.

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