José Gil Olmos
MÉXICO D.F., 7 de julio (apro).- La derrota del priista Eviel Pérez Magaña el domingo pasado es más bien el fracaso del gobernador Ulises Ruiz, quien intentaba mantenerse detrás del poder para encubrir la deuda de 14 mil millones de pesos pagaderos a 30 años que deja al próximo gobernante. También en su intento de mostrarse como el mejor operador electoral del PRI para la elección presidencial del 2012 y evadir su responsabilidad de la muerte de 26 personas por razones políticas hubo en su gobierno.
Hoy, con la derrota a cuestas, Ulises Ruiz deja estos pendientes y muchos otros muchos más que difícilmente se pueden negociar con el próximo gobernador de la alianza PRD-PRN-PT-Convergencia, Gabino Cue, quien tiene la responsabilidad de responder a las enormes expectativas de cambio que los oaxaqueños le dieron con su voto, principalmente los de justicia y poner fin a la impunidad.
Los pendientes de Ulises que no pueden negociarse son, particularmente, los relacionados con violaciones a los derechos humanos. Durante su administración, abusó de organizaciones sociales, campesinas, indígenas, políticas y sindicales al punto de crear un conflicto político social en el 2006, cuando fueron detenidas 500 personas por su participación en el movimiento de la APPO.
Otro de los pendientes innegociables, por el que tiene que responder, es la riqueza inexplicable en la que han incurrido sus familiares, entre ellos su esposa, María de Lourdes Salinas, quienes se han hecho de múltiples propiedades, entre ellas el hospital en la Ciudad de México SEDNA, en el que se invirtieron 2 mil 500 millones de pesos.
Uno más que no puede ser moneda de cambio es el uso discrecional que hicieron con los recursos público, sobre todo el círculo más cercano de amigos, como el diputado Héctor Pablo Ramírez Puga, quien, de acuerdo con publicaciones locales como el semanario El Correo, pago a su propio periódico El Extra de Oaxaca millones de pesos cuando era el director de Comunicación Social del gobierno del estado.
Ulises Ruiz y su grupo hicieron uso discrecional del gobierno para fines propios y ejercieron el poder de una manera impune y despótica, incurriendo incluso en acciones extralegales como la creación de grupos parapoliciacos que actuaron bajo las órdenes de sus allegados Rito Bulmaro Salinas, Heliodoro Díaz, Lino Salinas y Jorge Franco a quienes se responsabiliza de haber sacado a delincuentes de las cárceles y reclutado policías preparados en Israel para formar los comandos que asesinaron a lideres sociales en el conflicto del 2006.
También el gobernador y sus allegados incurrieron en el espionaje telefónico en contra de sus adversarios políticos, algunos de ellos de su propio partido como el expresidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado, Raúl Bolaños Cacho, y el exdirigente estatal priista, Juan Díaz Pimentel, quienes interpusieron demandas ante la Procuraduría General de la República, que aún están siendo investigadas.
Un pendiente mas son las obras públicas como las ciudades administrativas y legislativas que fueron criticadas porque fueron construidas sin consulta pública y sin transparencia en los millonarios gastos que fueron financiados de la deuda de 6 mil millones de pesos, financiada en esquemas de bursatilización que en 30 años llegaría a 14 mil millones de pesos.
En fin, Ulises Ruiz deja endeudados a los de por si pobres oaxaqueños para las próximas tres décadas, mientras que él y el grupo con el que mal gobernó el estado en los últimos seis años se enriqueció de manera escandalosa.
Por esta lista de pendientes Ulises Ruiz y su grupo ya no era un elemento que pudiera sumar fuerzas a las intensiones del PRI de regresar a la presidencia de la República en el 2012. Por el contrario, se había convertido en un verdadero lastre que nadie quería tener. A partir de la derrota del pasado domingo, nadie en el PRI quiere tener relación con él: Su mala fama, su historia de corrupción, autoritarismo, despotismo y de traicionero lo aleja de cualquiera.
Desde ahora, se cruzan apuestas para ver en qué momento es sometido a juicios de orden penal por el dinero que se llevo del erario público y las muertes violentas de los oaxaqueños.
Algunos de estos pendientes son los que heredara sin que lo quiera el próximo gobernador Gabino Cué, y a cada uno de ellos tendrá que atender pues son parte de los reclamos por los que los ciudadanos oaxaqueños votaron el domingo 4 de julio en contra de lo que representa Ulises Ruiz, un gobierno y un partido faccioso que forjaron una de las etapas más violentas, retrógradas, corruptas y dictatoriales de Oaxaca.
MÉXICO D.F., 7 de julio (apro).- La derrota del priista Eviel Pérez Magaña el domingo pasado es más bien el fracaso del gobernador Ulises Ruiz, quien intentaba mantenerse detrás del poder para encubrir la deuda de 14 mil millones de pesos pagaderos a 30 años que deja al próximo gobernante. También en su intento de mostrarse como el mejor operador electoral del PRI para la elección presidencial del 2012 y evadir su responsabilidad de la muerte de 26 personas por razones políticas hubo en su gobierno.
Hoy, con la derrota a cuestas, Ulises Ruiz deja estos pendientes y muchos otros muchos más que difícilmente se pueden negociar con el próximo gobernador de la alianza PRD-PRN-PT-Convergencia, Gabino Cue, quien tiene la responsabilidad de responder a las enormes expectativas de cambio que los oaxaqueños le dieron con su voto, principalmente los de justicia y poner fin a la impunidad.
Los pendientes de Ulises que no pueden negociarse son, particularmente, los relacionados con violaciones a los derechos humanos. Durante su administración, abusó de organizaciones sociales, campesinas, indígenas, políticas y sindicales al punto de crear un conflicto político social en el 2006, cuando fueron detenidas 500 personas por su participación en el movimiento de la APPO.
Otro de los pendientes innegociables, por el que tiene que responder, es la riqueza inexplicable en la que han incurrido sus familiares, entre ellos su esposa, María de Lourdes Salinas, quienes se han hecho de múltiples propiedades, entre ellas el hospital en la Ciudad de México SEDNA, en el que se invirtieron 2 mil 500 millones de pesos.
Uno más que no puede ser moneda de cambio es el uso discrecional que hicieron con los recursos público, sobre todo el círculo más cercano de amigos, como el diputado Héctor Pablo Ramírez Puga, quien, de acuerdo con publicaciones locales como el semanario El Correo, pago a su propio periódico El Extra de Oaxaca millones de pesos cuando era el director de Comunicación Social del gobierno del estado.
Ulises Ruiz y su grupo hicieron uso discrecional del gobierno para fines propios y ejercieron el poder de una manera impune y despótica, incurriendo incluso en acciones extralegales como la creación de grupos parapoliciacos que actuaron bajo las órdenes de sus allegados Rito Bulmaro Salinas, Heliodoro Díaz, Lino Salinas y Jorge Franco a quienes se responsabiliza de haber sacado a delincuentes de las cárceles y reclutado policías preparados en Israel para formar los comandos que asesinaron a lideres sociales en el conflicto del 2006.
También el gobernador y sus allegados incurrieron en el espionaje telefónico en contra de sus adversarios políticos, algunos de ellos de su propio partido como el expresidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado, Raúl Bolaños Cacho, y el exdirigente estatal priista, Juan Díaz Pimentel, quienes interpusieron demandas ante la Procuraduría General de la República, que aún están siendo investigadas.
Un pendiente mas son las obras públicas como las ciudades administrativas y legislativas que fueron criticadas porque fueron construidas sin consulta pública y sin transparencia en los millonarios gastos que fueron financiados de la deuda de 6 mil millones de pesos, financiada en esquemas de bursatilización que en 30 años llegaría a 14 mil millones de pesos.
En fin, Ulises Ruiz deja endeudados a los de por si pobres oaxaqueños para las próximas tres décadas, mientras que él y el grupo con el que mal gobernó el estado en los últimos seis años se enriqueció de manera escandalosa.
Por esta lista de pendientes Ulises Ruiz y su grupo ya no era un elemento que pudiera sumar fuerzas a las intensiones del PRI de regresar a la presidencia de la República en el 2012. Por el contrario, se había convertido en un verdadero lastre que nadie quería tener. A partir de la derrota del pasado domingo, nadie en el PRI quiere tener relación con él: Su mala fama, su historia de corrupción, autoritarismo, despotismo y de traicionero lo aleja de cualquiera.
Desde ahora, se cruzan apuestas para ver en qué momento es sometido a juicios de orden penal por el dinero que se llevo del erario público y las muertes violentas de los oaxaqueños.
Algunos de estos pendientes son los que heredara sin que lo quiera el próximo gobernador Gabino Cué, y a cada uno de ellos tendrá que atender pues son parte de los reclamos por los que los ciudadanos oaxaqueños votaron el domingo 4 de julio en contra de lo que representa Ulises Ruiz, un gobierno y un partido faccioso que forjaron una de las etapas más violentas, retrógradas, corruptas y dictatoriales de Oaxaca.
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